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Detén la marcha viajero… Arriba en las perdigueras verás un pequeño grupo De mimadas casas viejas Un frontón, un campanario una iglesia de piedra un alegre y verde patio.
Unas encinas amorosas de tosca madera vieja,
Sigue adelante viajero, baja las perdigueras;
Unas calles tortuosas empedradas piedra a piedra, aunque con baches desiguales, da gloria pasar por ellas. Una fuente en cada plaza, otras en puntos cercanos; para llevar el agua, a todos los aldeanos.
Aldea se queda pobre de juventud y de anhelos. Las ciudades los acogen con dureza, aunque buen sueldo. Antes toscos labradores, pastores a bajo sueldo. Ahora son ajustadores albañiles o torneros.
Aldea fue el escenario de toda mi infancia entera; y aunque casi no he vuelto a ir, yo la añoro y pienso en ella. En sus casas, en sus calles en sus gentes y en sus tierras, Por que da amor de madre A sus hijos esta
Autor Poema: Alejandro Cepa Autores Pps: Manuel A. Pascua y Raquel J.V. Música: El Mariquelo. “Charrada