Activos corrientes Se entiende por activos corrientes aquellos activos que son susceptibles de convertirse en dinero en efectivo en un periodo inferior a un año. Ejemplo de estos activos además de caja y bancos, se tienen las inversiones a corto plazo, la cartera y los inventarios. Los activos corrientes son de gran importancia en toda empresa puesto que es con ellos que la empresa puede operar, adquirir mercancías, pagar nómina, adquirir activos fijos, y pagar sus pasivos ente otros aspectos. El activo corriente es un factor importante del capital de trabajo, toda vez que éste se determina restando el pasivo corriente al activo corriente. El capital de trabajo depende del volumen de activos corrientes que tenga la empresa. Si no se tienen activos corrientes suficientes, la empresa puede presentar dificultades de liquidez, lo cual afecta su relación con proveedores y acreedores, e incluso con los mismos socios. El activo corriente es el que determina la capacidad de pago que tiene la empresa, un aspecto tenido muy en cuenta tanto por las entidades financieras como por los proveedores. A un banco o a un proveedor le interesa más la capacidad de pago de una empresa que el monto de sus activos fijos, lo cual se debe a que al banco le interesa más que la empresa le pague a que le entregue sus activos fijos como pago por la deuda. Los Activos fijos por lo general se utilizan para respaldar las deudas, pero es el activo corriente el que debe pagar la deuda. Claro está que el activo corriente en buen parte es generado por los activos fijos, por lo que indudablemente también son importantes. Algunos activos que se consideran corrientes Caja y bancos. Naturalmente que estos son activos corrientes puesto que ya son dinero en efectivo. En este grupo no debe incluirse los CDT que se tienen en una entidad financiera puesto que estos se consideran una inversión, y no se pueden considerar efectivo hasta tanto no venza el plazo pactado, plazo que si es inferior a un año se considera activo corriente, de lo contrario será activo no corriente. Inversiones. Corresponde a los recursos que la empresa ha invertido en Títulos valores, Acciones y cuotas partes entre otros. Igual que los CDT, las inversiones se deben clasificar según el tiempo necesario para convertirlas en efectivo. Por costumbre se ha considerado que todas las inversiones se clasifican en activos corrientes y no siempre es así, toda vez que bien pueden existir inversiones que aunque sea posible convertirlas en efectivo, no es la intención de la empresa. A manera de ejemplo tenemos las acciones y/o cuotas partes, las cuales algunas empresas las adquieren con la intención de mantenerlas por tiempo indefinido lo que las lleva a convertirse en activo no corriente. Clientes. Corresponde a las deudas que los terceros tienen con al empresa. Estos terceros pueden ser los clientes (Cartera), socios, trabajadores, etc. Por lo general este rubro siempre es activo corriente puesto que la empresa no concede préstamos ni créditos a largo plazo, en especial las empresas industriales, comerciales o de servicios. No sucede lo mismo con las entidades financieras cuyo objeto social es precisamente prestar dinero a los clientes a plazos que pueden llegar inclusive a 15 años como en el caso de los préstamos para vivienda.
Inventarios. Los inventarios por obligación deben ser activos corrientes puesto que una empresa no puede darse el lujo de comprar mercancías para almacenarla durante meses o años. De hacerlo incurriría en un alto costo financiero por tener recursos inmovilizados que no generan Rentabilidad alguna. Lo ideal en el caso de los inventarios es acercarse en lo posible a lo que so conoce como inventario cero (Producción justo a tiempo). Considerar un inventario realizable a más de un mes significa tener recursos subutilizados que no sólo no generan renta sino que implica incurrir en un costo para conservar y mantener ese inventario, adicional al deterioro normal que sufre toda mercancía. Consulte: Capacidad ociosa. Comentarios adicionales A excepción de caja y bancos, cada activo debe ser analizado individualmente para poder determinar si se debe clasificar como corriente o como Activo no corriente. Se debe entender que un activo se considera corriente cuando éste se puede convertir en efectivo en un término inferior a un año, pero en el entendido que siempre de acuerdo a la voluntad de la empresa; esto quiere decir, por ejemplo, que un una inversión si bien es factible de convertirla en efectivo en un año, es probable que la empresa no esté dispuesta a prescindir de ella.
Activos no corrientes
Siguiendo con la exposición de los conceptos básicos de contabilidad, en la presente oportunidad abordaremos el tema de los activos no corrientes, tema que algunos estudiantes nos han planteado. La definición de activos no corrientes es realmente simple y sencilla, por cuanto corresponde a la definición contraria de los activos corrientes. Consulte: Activos corrientes. Recordemos que un activo corriente es aquel activo que es susceptible de convertir en dinero en efectivo en un lapso de tiempo igual o menor a un año, luego el activo no corriente es aquel activo que sólo es susceptible de convertirse en efectivo en un periodo superior a un año, en el mediano o largo plazo. Hay activos que por su naturaleza, por su destinación u objetivo, hace que sean difíciles de convertirlos en dinero en el corto plazo, de suerte que no se puede esperar liquidez de estos activos. Entre los activos no corrientes están los activos fijos como maquinaria y equipo, vehículos, construcciones y edificaciones, terrenos, etc. Igualmente dentro de los activos no corrientes tenemos los activos intangibles, las inversiones a largo plazo, y cualquier otro activo que la empresa no pueda o no quiera enajenar en el corto plazo. El activo no corriente es un elemento importante de la estructura financiera de la empresa, por cuanto este tipo de activos no sirven para respaldar la liquidez o necesidad de dinero en efectivo de la empresa en el corto plazo. En ese sentido, una empresa que tenga mayoritariamente activos no corrientes, tendrá dificultades para respaldar obligaciones en el corto plazo, puesto que se hace difícil garantizar al acreedor que se contará con el dinero suficiente para cubrir dicha obligación.
Pasivo corriente El pasivo corriente o pasivo circulante es la parte del pasivo que contiene las obligaciones a corto plazo de una empresa, es decir, las deudas y obligaciones que tienen una duración menor a un año. Por ello, también se le conoce como exigible a corto plazo. Se encuentra dentro del balance contable de una empresa y a su vez dentro del pasivo, dónde distinguimos entre pasivo corriente y pasivo no corriente, para ordenar las cuentas que afectan a la actividad económica de la empresa. En el conjunto del pasivo encontramos las deudas y obligaciones de pago que ha contraído la empresa para financiarse. Lo que diferencia al pasivo corriente del pasivo no corriente no es su naturaleza, sino el plazo que tenemos para pagar la deuda, es decir, que haremos frente a aquellas obligaciones con vencimiento no superior a un año y que se han generado dentro del ciclo normal de explotación, que tiene una duración de un año. Composición del pasivo corriente En el pasivo corriente tenemos grupos de cuentas como:
Pasivos vinculados con activos no corrientes mantenidos para la venta. Provisiones a corto plazo. Deudas a corto plazo. Deudas con empresas del grupo y asociadas a corto plazo. Acreedores comerciales y otras cuentas a pagar.
Es muy importante mantener una buena administración de los pasivos y clasificarlos adecuadamente. Siempre que se vaya a pedir financiación van a querer estudiar los saldos ya que si la empresa cuenta con elevadas obligaciones a corto plazo (un elevado pasivo corriente) y no cuenta con el suficiente flujo de efectivo o los suficientes activos corrientes para cubrir esos pasivos, con seguridad ningún acreedor o proveedor querrá financiarle ya que el riesgo de impago de las nuevas obligaciones es alto.
Pasivo no corriente El pasivo no corriente, también llamado pasivo fijo, está formado por todas aquellas deudas y obligaciones que tiene una empresa a largo plazo, es decir, las deudas cuyo vencimiento es mayor a un año y por lo tanto no deberán devolver el principal durante el año en curso, aunque si los intereses. En el balance de situación, utilizado para llevar la contabilidad de la empresa, encontramos el pasivo, y dentro del pasivo podemos diferenciar el pasivo corriente y el pasivo no corriente. Nacen de la necesidad de financiación de la empresa, necesaria para la adquisición de activos no corrientes, cancelación de bonos y redención de las acciones preferentes entre otros, entre otras cosas. Una diferencia fundamental entre el pasivo no corriente y el pasivo corriente es que con un mayor pasivo no corriente en relación al corriente, la posibilidad de negociar con los accionistas con mayor fuerza obteniendo capital de una fuente de financiación más ventajosa que si lo solicitasen a entidades bancarias. Cuando hablamos del pasivo no corriente nos referimos a créditos de financiación a largo plazo. De esta manera al diferenciar pasivo corriente (corto plazo) de pasivo no corriente (largo plazo) podemos organizar las finanzas de la empresa y de esta forma elaborar un calendario de pagos que se ajuste a las previsiones económicas y al modelo de negocio. Composición del pasivo no corriente Los elementos que constituyen el pasivo no corriente se puede diferenciar por su naturaleza:
Provisiones a largo plazo Deudas a largo plazo Deudas con empresas del grupo y asociados a largo plazo Pasivos por impuesto diferido: Periodificaciones a largo plazo
Utilización del pasivo no corriente Entre los beneficios del pasivo no corriente encontramos la liquidez que aporta a la empresa pudiendo utilizar este capital para nuevas inversiones y poder acelerar los planes de crecimiento. Desde el enfoque de la contabilidad financiera resulta indispensable crear un fondo de maniobra y para ello el activo corriente debe ser mayor que el pasivo corriente. Esto permitirá un margen de actuación en el caso de que haya desajustes en el calendario de cobros y pagos. Sin embargo, en una situación crítica, las empresas se se pueden ver obligadas a realizar un proceso de reestructuración de la deuda para poder solventar las deudas a corto plazo y evitar situaciones concursales. Esta reestructuración
supone transformar deuda en corto a deuda en largo plazo, con lo que se gana tiempo para resolver los problemas financieros de la empresa.
¿Cuáles son las razones financieras de liquidez? Las razones financieras de liquidez indican la capacidad de una empresa para cumplir con las obligaciones que se aproximan a su vencimiento en el corto plazo. Si una compañía está obteniendo préstamos por un periodo corto o hay algunas cuentas grandes que deba pagar pronto, quien la analiza querrá cerciorarse de que puede echar mano del efectivo cuando lo necesite. Los bancos y proveedores de la compañía también necesitan mantener el ojo sobre la liquidez de la empresa, ellos saben que es más probable que las empresas sin liquidez fallen y dejen de cumplir con sus deudas. ¿Qué es liquidez? Sepúlveda (p.120) define la liquidez como la facilidad con que un activo puede transformarse en dinero. La liquidez depende de dos factores: el tiempo requerido para convertir el activo en dinero y la certidumbre de no incurrir en pérdidas al efectuar la transformación, por lo tanto, el dinero es el más líquido de todos los bienes. De acuerdo con Durán (p.164), se entiende por liquidez la facilidad con que un activo puede ser transformado en dinero sin sufrir una pérdida significativa de su valor. Viene determinada, por lo general, por la naturaleza del mercado donde se negocia. Así, el más líquido de los activos es, lógicamente, la moneda o el papel moneda. Las acciones de una sociedad pueden ser más o menos líquidas según el volumen medio de negocio y el free float de la compañía (proporción del capital de la empresa que cotiza libremente en el mercado), si bien por lo general se entiende que son títulos bastante líquidos puesto que cotizan en un mercado organizado (las Bolsas de valores), donde se pueden comprar y vender con relativa facilidad. Por el contrario, un inmueble sería un ejemplo claro de valor ilíquido, pues su venta requiere de un tiempo considerable y algunas formalidades legales obligatorias. El término también se puede aplicar a una institución o a un individuo. Así, se entiende que una empresa es líquida si una gran parte de sus activos está en forma de dinero en efectivo o si se puede convertir rápidamente en dinero efectivo. Esta concepción de la liquidez ofrece una indicación sobre la capacidad de la compañía de afrontar sus compromisos a corto plazo. Si la falta de liquidez se convierte en permanente, la situación puede degenerar en la quiebra técnica de la empresa. Razones de liquidez Debido a que un precursor común de los problemas financieros y la bancarrota es una liquidez baja o decreciente, estas razones dan señales tempranas de problemas de flujo de efectivo y fracasos empresariales inminentes. Desde luego, es deseable que una compañía pueda pagar sus cuentas, de modo que es muy importante tener suficiente liquidez para las operaciones diarias. Sin embargo, los activos líquidos, como el efectivo mantenido en bancos y valores negociables, no tienen una tasa particularmente alta de rendimiento, de manera que los accionistas no querrán que la empresa haga una sobreinversión en liquidez. Las empresas tienen que equilibrar la necesidad de seguridad que
proporciona la liquidez contra los bajos rendimientos que los activos líquidos generan para los inversionistas. En el análisis financiero comúnmente se emplean las siguientes medidas básicas de liquidez: Razón de circulante o liquidez corriente Medida de liquidez que mide la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones de corto plazo, se calcula al dividir los activos corrientes (circulantes) de la empresa entre sus pasivos corrientes (circulantes), el mínimo que generalmente es considerado como aceptable es de 2 a 1, aunque puede variar dependiendo de la industria o sector económico de la firma.
Los activos circulantes incluyen el dinero que una empresa tiene en caja y en el banco, además de cualquier activo que se pueda convertir en efectivo dentro del periodo “normal” de operaciones de doce meses, como los títulos comercializables que se mantienen como inversiones de corto plazo, las cuentas por cobrar, los inventarios y los pagos anticipados. El pasivo circulante incluye cualquier obligación financiera cuyo vencimiento ocurra durante el año siguiente, como cuentas por pagar, obligaciones por pagar, la parte por vencerse de la deuda a largo plazo, otras cuentas por pagar e impuestos y salarios por pagar acumulados.
Por lo general, cuanto más alta es la liquidez corriente, mayor liquidez tiene la empresa. La cantidad de liquidez que necesita una compañía depende de varios factores, incluyendo el tamaño de la organización, su acceso a fuentes de financiamiento de corto plazo, como líneas de crédito bancario, y la volatilidad de su negocio. Por ejemplo, una tienda de comestibles cuyos ingresos son relativamente predecibles tal vez no necesite tanta liquidez como una empresa de manufactura que enfrenta cambios repentinos e inesperados en la demanda de sus productos. Cuanto más predecibles son los flujos de efectivo de una empresa, más baja es la liquidez corriente aceptable.
Prueba ácida o razón rápida Medida de liquidez que se calcula al dividir los activos corrientes (circulantes) de la empresa menos el inventario, entre sus pasivos corrientes (circulantes).
Esta razón financiera es una medición más estricta de la liquidez. Al eliminar los inventarios del activo circulante, la razón financiera reconoce que muchas veces éstos son uno de los activos circulantes menos líquidos. Los inventarios, en especial el trabajo en proceso, son muy difíciles de convertir con rapidez al valor en libros, o cerca de él. La baja liquidez del inventario generalmente se debe a dos factores primordiales: 1. muchos tipos de inventario no se pueden vender fácilmente porque son productos parcialmente terminados, artículos con una finalidad especial o algo por el estilo; y 2. el inventario se vende generalmente a crédito, lo que significa que se vuelve una cuenta por cobrar antes de convertirse en efectivo. Un problema adicional con el inventario como activo líquido es que cuando las compañías enfrentan la más apremiante necesidad de liquidez, es decir, cuando el negocio anda mal, es precisamente el momento en el que resulta más difícil convertir el inventario en efectivo por medio de su venta. La suposición fundamental de la prueba ácida, es que las cuentas por cobrar de una empresa podrán convertirse en efectivo dentro del periodo “normal” de recuperación (y con poca “reducción”) o dentro del término en el que se otorgó originalmente el crédito. Al igual que en el caso de la liquidez corriente, el nivel de la razón rápida que una empresa debe esforzarse por alcanzar depende en gran medida de la industria en la cual opera. La razón rápida ofrece una mejor medida de la liquidez integral solo cuando el inventario de la empresa no puede convertirse fácilmente en efectivo. Si el inventario es líquido, la liquidez corriente es una medida preferible para la liquidez general. Razón de efectivo Los activos más líquidos de una compañía son sus tenencias de efectivo y valores de fácil venta. Ésta es la razón por la cual los analistas también observan la razón de efectivo, que se calcula como el efectivo más los valores de corto plazo dividido entre el pasivo corriente.