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Las obsesiones son esas cosas que no sabes que las tienes hasta que es demasiado tarde, o jamás te das cuenta, solamente pasa una vida haciendo lo mismo y esa era la vida que llevaba, esa era un simple día entre los demás, no sabía en qué momento habia empezado su obsesión, no sabía por qué las chicas, o eso era lo que creía. En su juventud habia estado solo, siempre solo, siempre deseando y odiando, el día en que conoció a su primer victima simplemente no se pudo controlar, era hermosa… una sexy castaña, no vio nada más, solo ese color de cabello y la textura, le recordaba a la de la mujer que lo habia abandonado y sin darse cuenta esa era su mayor obsesión. Al empezar a hablar con aquella castaña quedo fascinado, una cena, una salida y entonces llego el momento de la verdad, una noche la invito a su casa y sin saber que hacia un momento después era demasiado tarde. La ultima castaña que se habia encontrado. – Claire Dijo el nombre en voz alta saboreando cada silaba, ella era su mayor deseo, era hermosa, tenía el cuerpo de una diosa, pero su cabello… ese cabello era el que le volvía loco, una niña rica, si eso era ella asi que tenía mucho tiempo para arreglar ese cabello, la habia visto varias veces en la peluquería, asi que sabía de antemano lo bien que su cuidaba, sabía a qué horas salia y llegaba, a qué horas entraba a trabajar y casualidades de la vida “El internet” sabía que ese dia era su cumpleaños, su vigésimo primer cumpleaños y lo que más le excitaba era que iba a ser su vigésimo primer victima… su pequeña Claire iba a disfrutar su bello dia. Habia pensado como hacer de ella su víctima, no sabía si hacer lo mismo que a las otras muchachas, pero por ser su cumpleaños iba a ser especial, cada uno tiene trofeos, para el claro está, era el cabello, asi que habia sacado un pequeño mechón de los que tenía en el cuarto exclusivo para estas ocasiones tan especiales – Después de la primera vez habia aprendido que necesitaba un lugar para jugar con sus chicas, no podia ser descuidado – Hizo un pequeño moño con un cordón rosa, el rosa era de dulzura… cada una era dulce a su manera… cada una habia dejado un bello recuerdo en su piel. Dejar la caja no fue complicado, lo complicado seria ir por ella, esperaba que no hiciera fiesta por este bello dia aunque sería especial, si estaba tomada seria más fácil, pero le encantaba cuando estaban despiertas, asi que rezaba para que no tomara nada esta noche. El dia fue largo, esperando, siempre esperando, viendo como llegaba a la oficina sin poder tocarla, sin poder cogerla del cabello y jalarlo un poco para escuchar sus gritos… solo era cuestión de tiempo para poder tenerla solo para él. Esa noche ella habia llegado sola, una gran sonrisa se dibujó en su rostro; los días anteriores se habia dado cuenta de cómo podia entrar en su casa, siempre dejaba la ventana de la puerta a medio cerrar y eso le hacía más sencillo todo, al ver que estaba en su cuarto con cuidado entra en la casa, la ventana era un poco alta, pero no le importaba, era tanto el deseo de estar con esa castaña que simplemente entro en la casa como pudo sin hacer mayor ruido, llevaba una maleta con varios implementos, iba a hacer la mejor noche de su vida.

Subiendo las escaleras empezo a sacar el trapo que llevaba impregnado con cloroformo, era el más importante esta noche, el resto solo eran pequeñas cosas que se podia sacar más adelante. Se esconde detrás de la puerta escuchando cada uno de los sonidos que habia en la habitación, no podia decir cuánto habia pasado cuando escucho pasos que se acercaban, asi que solo se alejó un poco para poder hacer lo necesario cuando saliera del cuarto, al ver que pasa por su lado solo se acerca por la espalda y le pasa el brazo por el cuello, le pone el trapo en la cara para poder ahogarla y ese iba a ser la perfecta noche… – Feliz cumpleaños mi hermosa Claire