A LAS MARCHAS Quiero que te enamores de mis banderas, ahora que ya no brota: luz negra de mis versos. A veces escucho confundidos, al eco de mis pasos; intentando engañar, a las emboscadas de la vida. Me da cólera que los muertos, no se levanten a protestar contra la guerra; o que las víctimas de las quiebrapatas, prefieran quedarse a jugar golosa, mientras la desunión se transforma, en un mar de camisetas blancas. No más engaños, ni enmascarados Robin Hoods; ni más modelos obsoletos, de revoluciones importadas. La geografía política, solo la entienden los terratenientes y los buitres que pueden y saben como olfatear, a la carroña murte desde lo lejos. Amo al color verde, cuando brilla preñado de ilusiones; como las florestas que mutan sus hojas, en casamatas guerreras. No enseñemos una historia con rencores, para que no retoñe el envilecido terror. ¿Para qué tenemos que aprender a hablar, en ingles; si no nos entendemos, en nuestro idioma? No dejemos que queden impunes, los crímenes amortajados con la niebla. No enterremos como anónimos, a los colonos campesinos que araron con sus manos a la tierra. Despertemos a las piedras, para que espanten a los mercenarios. No sembremos más esquejes de dolor y sangre. Cambiemos los gritos de ¡libertad! Por los de:
¡Justicia social! Teniendo derecho a esas tierras, se cura con piedras el hambre. Héctor “El Perro Vagabundo” Cediel
[email protected] 2008-02-06