A Dios Rogando (1).pdf

  • Uploaded by: caridad garcia
  • 0
  • 0
  • April 2020
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View A Dios Rogando (1).pdf as PDF for free.

More details

  • Words: 17,546
  • Pages: 121
A Dios rogando Pensemos en la oración

Mariangel Rengifo Alvarez

1ª edición ISBN: Impreso Editado

Dedicatoria A mis amores A la constancia

INTRODUCCIÓN A Dios rogando, dice el refrán y yo me declaro fanática de los refranes. Los refranes, son maravillosos, reflexivos, ácidos, graciosos… Los refranes, son una parte importante de nuestras tradiciones, de nuestra herencia… Y dicen los biólogos, que los seres humanos tienen dos tipos de herencia, la biológica y las tradiciones. La herencia biológica, está contenida en nuestros genes, en nuestros 23 pares de cromosomas. Son todos los caracteres, propios de nuestra especie, nuestra raza, nuestro sexo y por supuesto los caracteres de la familia. Claro está, que cada uno de nosotros tiene una combinación única y especial de estos caracteres, que nos hace inconfundibles, se sabe que somos Homo sapiens, de tal raza y apenas nace uno, le comienzan a señalar, que tiene los ojos de la madre, las cejas de la tía, los pies de la abuela y así… Y evidentemente, uno se

parece a su familia, pero no es un clon, somos únicos. La herencia tradicional, cultural incluye muchos aspectos de nuestra vida, la comida, la música, el vestuario, los dichos, los refranes y pare de contar. La herencia tradicional, es muy fuerte, si te preguntan algún cicatrizante, respondes sábila. Si tienes gripe y estas con malestar terrible, te provoca es limonada caliente, sopita, como la que te hacían de niño, cuando enfermabas. Cuando uno está enfermo, una pastilla con agua no le pasa, sientes que quedas atorado, en cambio con la limonada, te pasa y te cura más rápido. Cada quien con sus costumbres. En resumen, como decía mi abuela margariteña, ¡el que con veneno lo crían, veneno es su comía! La herencia tradicional, es fruto de la sabiduría popular, de la experiencia acumulada de los pueblos, que generalmente se heredan por trasmisión vocal, desde la infancia. Un importante

aspecto, elemento de la cultura popular, son los refranes. No vayas a pensar, que este texto, es para hablar de los refranes… ¡No mijito! Es más ambicioso, más audaz, este texto, es para que pensemos en la oración. A Dios rogando y con el mazo dando; pide y recibirás; al que toca puertas, alguna le abren; al que madruga, Dios le ayuda; Dios provee; Dios aprieta pero no ahoga. Cuando Dios no viene, manda al hijo. Son refranes que poseen un trasfondo de oración, nos invitan a pensar en la oración. La tradición de la oración, es por una transmisión viva, a nosotros desde la primera infancia, desde nuestros primeros días, se nos enseña a orar. Las madres, de los recién nacidos, guían la mano del niño, hasta el pecho, y dicen a los abuelos, tíos, “está pidiendo la bendición”… Orar, es una tradición de fe, es una contemplación, una reflexión nuestra, que conserva y graba en el corazón, en la mente y el alma las experiencias espirituales… Padres,

abuelos, maestros, los mayores, nos enseñan a orar y nos narran los encuentros de fe que han tenido, los milagros que han vivido… Así cada familia, tiene memoria de dichas experiencias. Te contare una experiencia familiar, retornábamos de un viaje en los llanos al sur del Guárico, específicamente de Los Hileros. Un sitio bellísimo, te puedes bañar, en las aguas que vienen del rio Orinoco, hay gran variedad de aves, vegetación, los mangos son dulcitos y abundantes, un paraíso pues. Debes llevar tu carpa o dormir en chinchorro, cocinar a leña, una cosa, para aventureros audaces, amantes de la naturaleza. Además, el viaje es largo, muy largo, carretera, casi toda de tierra. Es inhóspito hoy día, imagina hace más de treinta años, pura soledad, no te cruzas a nadie en el camino. Todo iba fino, en nuestro viaje, pero nuestro carro, empezó a fallar y se apagaba, así que decidimos retornar antes de lo previsto y de día. Ojo,

al llano, no se acostumbra viajar de día por el sol, mejor es de noche. En fin, viene ese carro, con 5 niños y 2 adultos, (incluida una mujer) y aquel carro que rodaba 100 metros y se apagaba… Todos nosotros, los infantes, rezando, mamá nos hacía rezar, papá desesperado, asustado, imagínate, van 4 horas en eso, apenas avanzábamos. No pasaba nadie, nada, en esa inmensa llanura, con un sol ardiente y nubes de arena, nosotros varados. De repente, se divisa un carro, una camioneta nueva del año (el nuestro tenía como 10 años) y se detiene junto a nosotros. Se baja el chofer y de una vez, le dice a mi papa, ¡amigo, yo sé que tiene su carro! Tuve uno igual, y en cada viaje por el llano me pasaba lo mismo. El hombre se acercó, sacó el filtro de la gasolina, lo limpió y dijo “esa es la arena llanera, tapa el filtro de gasolina y tremenda falla” enseñó a papá a limpiarlo y listo, arrancamos y cero falla.

¿Qué vamos a decir? Un milagro, es un milagro, que en la inmensidad del llano solitario, te cruces con alguien y que ese alguien, sea experto, en el problema mecánico que tienes, ¡es un milagro! Gracias a Dios Seguramente, en tu familia, hay historias como estas, ¿no? ¿Estás seguro? ¿Respuesta definitiva? Vamos a decir como la palabra, pregunta a los más ancianos y te lo dirán, te contarán los prodigios, las historias de la misericordia y la divina providencia. Te tocará seguirlas contando a otros. Todos tenemos, al menos un momento en nuestras vidas, en que nuestra oración, fue una comunicación efectiva con Dios, nos ha escuchado y actuado, proporcionando su misericordia, haciendo un milagro. No te vayas a confundir, pensando que esto, es un registro anecdótico de experiencias familiares y personales ¡No chico! Era no más un cuentico corto, para

hacerte recordar las cosas buenas, la misericordia que Dios, ha tenido con vos Tampoco, este texto, es un recetario o instructivo para que nuestra oración poderosa, vaya de milagros en milagros. Si ya te viste, visualizaste, obrando prodigios, tipo mover montañas, caminar sobre el agua, curar el cáncer, el chicungunya, el zika, o curando los vicios de tus hijos, demás familiares y amigos (y haciendo mucho real con los donativos), frénate, detente, este texto, no te llevara a eso. Me consolaría mucho, si nos anima a desear la conversión, el milagro moral. Que nos exhorte, a seguir a Dios. De panita (entre amigos) te digo, que no soy experta, pero soy optimista y audaz. Esto de la oración, me viene dando vueltas en la cabeza y claro, tenía que hacer algo. Son reflexiones sencillas, en un lenguaje medio técnico y súper coloquial, enmarcado todo, en el sublime magisterio de la iglesia, que aunque no es seguido por los siete mil millones y pico de personas,

que habitan el planeta, si lo valoran y respetan. Te repito, no soy experta, aquí no vais a encontrar todo lo grande, amplio y sublime, de los aspectos de la oración, ¡Ni que estuviera loca o enferma! Soy audaz, muy audaz, pero tengo momentos de cordura. Me pasaría, como al hombre aquel, que intentaba escribir el tratado sobre la Santísima Trinidad, una obra que contendría todooo lo referente a la Trinidad, algo extraordinario, excelso, nunca visto y que conlleva (entre otras cosas) mucho trabajo de investigación… En medio de aquella empresa, sale el hombre aquel, a dar un paseo por el mar, para relajarse, desconectarse un momento y allí vio un niño, que había hecho un pequeño hoyo en la arena y le echaba agua. Al hombre, le llamó la atención y preguntó al niño ¿qué haces?, el niño respondió, meteré toda el agua del mar, en este hoyo… ¡Imposible! Dijo el hombre… El niño, lo miró fríamente y le preguntó

¿Y tú puedes meter a la Santísima Trinidad, en un libro? Tranquilos, la Santísima Trinidad, inspiró al hombre y aunque no escribió un tratado, realizó las más hermosas reflexiones dedicadas al Dios, Uno y Trino. Admito, de una vez, que en mi oración, muchas veces, me siento como la hormiga que toca la puerta de un gigante. El gigante es su pana, la quiere muchísimo, la ama, a pesar de ser tan insignificante. Pero además, esta hormiga, toca a su puerta, porque quiere hablarle, visitarle, estar un rato con él, ella también lo ama, lo quiere, desde su pequeñez y con su poca capacidad de amar. Esta hormiga, es muy dispersa, está locata (peor que loca) y si pasa otra hormiga, un pulgón o una brizna de paja, se distrae con eso y deja de tocar la puerta, pasa el rato distraída, en vez de procurar hablar, con el amado gigante. Y de mi fe ¡ni te cuento! no tengo, el grano de mostaza, ni llego al grano de polen, mi fe es intermitente inconstante,

inconspicua…Así que mi principal motivación, es buscar adentrarme en la oración, lograr una humilde e incesante conversación con Dios, que tanto me ama… La oración, esta importante acción, rutinaria, tradicional, experimental, vivencial… Presente en todo tipo de culturas y religiones. La oración, un apoyo, un escape, una fuerza, en nuestras vidas… Querido, espero que estas breves palabras acerca de la oración, sus tipos, motivos, ejemplos y demás, te empujen, motiven, consuelen y te sean útiles en tu oración cotidiana. Sería genial, que partieras desde aquí, y siguieras escudriñando y conociendo las maravillosas obras de los teólogo expertos, desde los antiguos padres a los modernos. De pana, espero que lo disfrutes, que valga tu tiempo y tus reales.

LA DEFINICIÓN Lo que unos llamamos rezar y otros llaman orar, se refiere generalmente, a la misma cosa (ya sabes que el uso que damos al idioma, no es del todo exacto). Por definición, la oración, es el acto de comunicarse con Dios, para expresar las emociones personales… Etimológicamente, la oración se refiere a una expresión oral, pero sabemos que no siempre es así, usamos la mente o el cuerpo entero… Otras definiciones de la oración, más íntimas y personales (algunas de santos) son románticas y hermosas. La oración, es la relación viviente y personal (de tú a tú), con Dios vivo y verdadero; La oración, es el impulso del corazón, una mirada sencilla al cielo, desde la amarga prueba o desde la dulce alegría; La oración, es nuestra alma elevada a Dios; La oración, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre; La oración, es la relación de los hijos, con su padre infinitamente

bueno; La oración, es un don, que lleva a una alianza y da la comunión entre Dios y el hombre; La oración, es la máquina dispensadora de la vida eterna; La oración, nos permite acercarnos, relacionarnos, con Dios; La oración, es la respiración del alma. El hombre, el ser humano generalmente, ora por ser un necesitado, un limitado, en medio de un planeta, un universo poderoso, inconmensurable. A nuestro alrededor existen muchas fuerzas poderosas e impredecibles (volcanes, terremotos, inundaciones…) No somos capaces, de controlar la naturaleza y aún ni siquiera, nuestro cuerpo, a favor. Ciertamente, hemos acomodado mucho este planeta, hemos creado un montón de peretos, (cosas) para hacernos la vida más fácil, pero falta… Es tan consiente, la naturaleza humana de su realidad débil e insignificante, que el fenómeno es el ateísmo, no la religiosidad. A lo largo de la historia, con todos los

avances tecnológicos el número de ateos en el mundo, no se ha incrementado con los siglos, sigue alrededor del 20%, ¡pa que vos veais! Claro está, que el deber ser, lo apropiado de la oración, no debe ser el temor, sino el amor. Uno no disfruta conversar con alguien a quien teme, es algo que evita. Ahora, cuando hay amor es distinto… El que ama, siempre quiere hablar con el amado. Los enamorados no paran de hablar, les cuesta mucho despedirse (se despiden más que un borracho), ninguno quiere irse, es gracioso verles, no quieren separarse. Los niños pequeños, hablan y hablan a sus padres (que apenas entienden sus balbuceos) y cuando llegan del colegio, cuentan todo, hablan sin parar, a sus queridos padres. Y los amigos, los panas, esos viven pegados al teléfono, enviándose mensajes, imágenes, videos, cualquier cosa que ven en la calle o en la red, enseguida se la cuentan al amigo. Pues la oración, es hablar con Dios que te ama. Y mientras más te comunicas con

Dios, más le conoces. Dios, está siempre a tu alrededor y te quiere bendecir. ¿Cómo se yo que Dios te ama? Gua, ¡porque me ama! Me ama, así como soy (y créeme no es fácil) Si Dios me ama, es que Dios ama a cada hombre, tal como es, sin pedir nada a cambio. Chico, si no hay más que fijarse un poco en vos, se ve, que Dios Padre te ha creado, bonito, simpático, (no eres perfecto) mejor aún, eres único. Dios nos ama y Cristo Jesús se hizo hombre, se anonado así mismo, vino a este planeta a mostrarnos, cómo es el amor, el amor es donarse, sin reservas, darlo todo, dio su vida por ti y por mí. Y Dios Espíritu Santo, nos colma de regalos, de dones para tener vida, vida en abundancia…

ANALIZANDO LOS MOTIVOS Desde su nacimiento, el hombre, es invitado al diálogo, a la comunicación con Dios, esto concluyó, el Concilio Vaticano Segundo (la papaupa de todas las convenciones, reuniones, congresos y afines que reformó la iglesia el siglo pasado) Las razones, motivos o causas por las cuales oramos, decidimos, hacemos un esfuerzo mental y físico de entrar en conversación, en contacto, con Dios, son muy diversos. Oramos para pedir, oramos para dar gracias, oramos para ofrecer, oramos por conversión, oramos por intercesión, también para alabar, y muchas más. Tranquilo, no te aceleres en aprenderlas o analizarlas de una, vayamos piano, piano (poco a poco)… La oración de petición, es la oración del necesitado, del desesperado, del ansioso. Dicen, que el 70% de las personas, ora para pedir. En la oración de petición, podemos pedir, reclamar, llamar, gritar,

implorar e incluso luchar, en la oración. Hablamos con Dios y pedimos ayuda, salud, empleo, seguridad, un carro, una casa, un hijo, un novio rico, millonario y generoso (recuerda que no es igual rico, que millonario…) pedimos, lo que según nosotros necesitamos. Pedimos, lo que es bueno para nos o nuestros seres queridos. Pedimos, ¿lo que merecemos? En la oración de acción de gracias, entramos en un dialogo con Dios, en el cual, por un momento, un instante, dejamos de quejarnos, dejamos de dirigir nuestro mundo y el de nuestros seres queridos y finalmente agradecemos a Dios, por lo que tenemos, lo que nos ha dado. La acción de gracias, caracteriza la oración eucarística, (que llamamos misa) la obra de salvación y todo acontecimiento o necesidad, se puede ofrecer como acción de gracias. Agradecemos la vida, los ojos para ver, los pies para andar, nuestros brazos para abrazar, un corazón para amar. También,

agradecemos por la familia, los panas, el trabajo, la comida, el carro. Y cuando hacemos una oración de alabanza, decimos: ¡Dios, te botaste! ¡sos perfecto, no te pelas!(equivocas) que buena la vida que me das, que súper es mi trabajo, mi familia es genial, mis amigos son cool, (chéveres) que fino que llovió, este planeta te quedó precioso, me encanta el trabajo que me diste, ¡y ese novio! ¡No chico, es la horma de mi zapato!... En la oración de adoración, hay una actitud del hombre, que se reconoce criatura ante su creador y exulta la grandeza de Dios, omnipotente y salvador. La oración de alabanza, reconoce de la manera más directa, que Dios es Dios, le da gloria no por lo que hace, sino por lo que es. Dicen los expertos teólogos y escritoristas, que cuando una persona hace una oración de acción de gracias o una oración de adoración, de alabanza, Dios en su santo cielo, manda a callar a sus angelitos, esos

que le rodean en la eternidad diciendo siempre, santo, santo, santo… A esos angelitos lindos, de todas las razas, que baten sus alitas sin cesar, Dios les dice ¡Silencio, paren por favor!, déjenme oír a mi hijo, está diciendo algo bueno de mí, ha parado de criticar y contradecir mi obra, su historia por un momento, déjenme oír de su boca, de su mente, palabras dulces para mi… Quieren significar con esta imagen, que estas formas de oración son muy preciadas para Dios. Hay una palabra que dice, Ni los cielos de los cielos pueden contener a Dios, más en el humilde y abatido que se estremece por sus palabras, pone sus ojos… La forma de oración más generosa y desinteresada, es la oración de intercesión, porque no lo hacemos por interés propio, es por y para otros. La intercesión, es una oración de petición, que se parece a la oración de Jesús, que siempre pedía para otros.

La oración de intercesión, está presente en la biblia, desde Abraham. Recuerda, cuando Abraham intercedió de forma insistente, para que no fueran destruidas las ciudades de Sodoma y Gomorra, donde reinaba el mal. Los hijos adoptivos de Dios, ejercen su papel de sacerdocio universal, de interceder por otros, ya que papá Dios, es Padre Nuestro (lo dijo Jesucristo) y además Dios quiere que todos sus hijos se salven, que todos lleguen al pleno conocimiento de la verdad y claro está, que todos seamos felices por siempre. Interceder por otro, es salirte de ti mismo por un ratito, es frenar nuestro egoísmo, tener empatía (ponerse en las patas, dijo un niño) de otro, que sufre y necesita como vos. Otra forma hermosa de oración, es la de ofrecimiento, muestra humildad, sencillez, generosidad, poniendo a los pies del Señor, las cuatro cosas que hemos hecho bien en tantos días de vida.

Entregar en sus manos, las cuatro oportunidades que aprovechamos de hacer el bien (y no mencionar las otras dos mil oportunidades, que despreciamos). Ofrecer a Dios los logros, los éxitos, las obras de piedad, misericordia, generosidad, que pudiéramos hacer a otros, con la confianza que Dios lo acepta y lo hace florecer… La oración de conversión, es la forma más valiente y crucial de oración. La oración de conversión, es el milagro moral. Conversión, es una palabra hermosa, que no usamos mucho, lamentablemente. Convertirse, es cambiar de vida, dejar el mal, portarte bien. Convertirse, es volver a Dios. Convertirse, es dejar de robar, mentir. Convertirse, es amar, primero a ti mismo, como eres y quitarte esa careta, esa máscara de arrogante, de súper niño, de rico, ¡qué sé yo! Convertirte, es reconocer que estas equivocado, ¡te habéis pelao! la vida no viene del dinero, de la rumba, ni del poder…

La vida, la felicidad, está en amar y ser amado y Dios te amó primero, te creo bonito, sencillo, inteligente y con un corazón poderoso, que no deja de latir. Por si fuera poco, Dios mismo se encarnó, se hizo hombre, Jesucristo, vino a este planeta a proclamar el amor que nos tiene, a dar la vida, por todos los equivocados, que buscan la vida donde no está. Además, tenemos el Espíritu Santo (con dones de sabiduría e inteligencia, consejo y fortaleza, ciencia y piedad, temor del Señor) que Dios da, a los que lo aman. ¡Ojalá! podamos convertirnos, dejar de luchar solos, por nuestras vidas y descansar en Dios, como un niño en brazos de su madre… Cuando nos ponemos en oración, los motivos, las intenciones de nuestro diálogo con Dios son variados y los vamos exponiendo o pasando de uno a otro sin hacer separación. Como cuando conversamos con los amigos, que pasamos de un tema a otro sin pausa, ni

introducción. Como dicen en el oriente venezolano, pasamos de gallo a casabe con facilidad… Antes de cambiar, de pasar a otra cosa, quiero hablar de un súper motor (al menos para la mayoría) que motiva a la oración ferviente, la calamidad. Nada redimensiona más la vida, que una calamidad, una inundación devastadora, un demoledor terremoto, un voraz incendio, la guerra. Frente a ello, nuestra oración es humilde, necesitada y todo excepto la vida misma, es vanidad. En la calamidad, podemos aprovechar a unirnos con Dios y experimentar que sólo Dios basta. En un terremoto, si se desploma tu casa, lo único que importa, es que tu gente está viva. Si te persiguen y te toca huir con una maleta, no quieres llevar tus bienes, tu oro, tu tv, sólo te importa salvar la vida y que Dios te acompañe y el Espíritu Santo, les mantenga a ti y tu familia unidos y sabes, que pase lo que

pase, nos veremos en el cielo, al fin y al cabo, la patria es el cielo. Un superviviente, de la segunda guerra mundial, que fue capturado por sus enemigos, encarcelado y torturado por mucho tiempo, contaba que todo ese tiempo no estaba sólo, sentía la presencia de Jesús y oraba constantemente, nunca entró en pánico y en Dios, esperaba su liberación. Una vez libre, contaba, que se había convertido en una especie de héroe, era acechado por periodistas, paparazzi y gente todo el día, para que hablara de su experiencia y reconocía avergonzado, que libre, no alcanzaba a orar una hora siquiera… La calamidad, es una oportunidad, de pasar a la fe, de fiarnos de Dios. A veces, nos resistimos, revelamos, y separamos de Dios por una calamidad, porque las cosas no son como queremos.

AL MOMENTO DE LA ORACIÓN Cuando una persona, se dispone a orar, necesita recogimiento, silencio, soledad interior y una actitud corporal apropiada para rezar. A lo mejor te parece tonto, pero se necesita un poco de esto, para entrar en oración. Pasa, que nuestro fascinante cerebro, genera ideas y pensamientos sin parar y el hecho de centrarse en una sola idea, le cuesta un mundo. La loca de la casa (la mente) va y viene sin parar de una idea a otra. Igual ocurre con nuestro cuerpo, no se está quieto, no para de moverse. En cuanto a la actitud corporal, puedes por ejemplo, sentado recto, pies en el piso, juntar las manos o colocarlas sobre las piernas… Otro ejemplo, sentado recto, haciendo cruz con los brazos y movimientos de vaivén. También, puedes probar, la postura ascética que es estar postrado como humillándose, se ponen de rodillas sentados sobre los talones y con los brazos en el suelo y la frente sobre las manos.

Lo que se busca, con una buena postura, es que tu cuerpo se quede quieto en una posición, pero es difícil... Tratas de quedarte quieto, sin moverte y sientes que te pican plagas, hormigas, ¡yo que sé! tienes que rascarte, moverte, o si no, te da sueño… ¡Te reto a intentarlo! prueba con una fácil, sentado, cruza los brazos, cierras los ojos y ponte a rezar ¡NO TE MUEVAS! Me cuentas, cuanto tiempo pasaste sin moverte… Esperamos por fe, que Dios envíe su Espíritu Santo y no movernos, durante la oración… En algunas creencias, entrenan a la gente para no moverse, pasan a todos los interesados, en aprender a orar, a meditar, a una habitación bonita, sobria, donde no hay elementos distractores, silenciosa. Preferiblemente, todos vestidos iguales o sobriamente (para evitar distracción) nada de perfumes fuertes, ni accesorios llamativos. Se sienta, cada quien con su cojín, les invitan a tomar una postura

corporal apropiada, sin moverse, con los ojos cerrados y ¡arrancan pues! En la habitación, hay un entrenador encargado esta full atento de cada uno, que no se mueva y les amonesta de ser así. Otros más extremos, tienen una caña larga y al que ve con un movimiento pequeño, así sea las cejas, le pega con la caña. Te quedas quieto, aunque sea para que no te peguen…

HABLEMOS DE LOS TIPOS DE ORACIÓN En cuanto a los tipos de oración, hay dos tipos verbal o vocal y la mental. De la oración verbal o vocal tenemos muchos ejemplos, padrenuestro, avemaría, credo, ángel de la guarda, la salve, y muchas más. La oración mental, es propia de la meditación y la contemplación. Ahora, pensemos un momento en la oración vocal. Es la criticada, subvalorada y generalmente mal hecha, oración vocal (verbal) que principalmente busca centrarnos, concentrarnos, aislarnos. Busca hacer que la loca de la casa, se aquiete, se ubique, en una sola idea… La oración vocal, busca que tu mente y tu cuerpo se concentren en el diálogo con Dios, partiendo de oraciones santas y sabias de forma repetitiva. No se trata de repetir mecánicamente fórmulas de oración, sino de adquirir la costumbre, de orar asiduamente.

En la iglesia católica y otras más, esperamos que sea Dios, quien envíe su Espíritu Santo y podamos concentrarnos fervorosamente, en el padrenuestro, el avemaría, el credo, gloria y otras oraciones litánicas. Que al recitar estas oraciones, las repitamos como masticándolas, como digiriendo estas palabras en nuestro interior, de una forma contemplativa, despacio, que cada verso de la oración, vaya al ritmo de tu corazón… Algunos monjes usan la letanía: Jesús hijo de David, ten piedad de mí que soy un (pobre) pecador. El día entero, repitiendo esto, al ritmo de los latidos de su corazón. La oración vocal, está hecha para esto, pero nosotros, nosotros… Un ejemplo, que ocurre en el mundo tropical, sencillo y silvestre, al rezar el Santo Rosario… Vas a un novenario (nueve días de oración del santo rosario, por los difuntos) y van rezando uno a uno, Padre Nuestro, Avemaría. ¡Rapidísimo! ni

vocalizan, es difícil de seguir el paso, te lo repito, no abren la boca, ni respiran, rezan tan rápido, que es difícil alcanzarlos vocalmente, imagina seguirlos con tu corazón. Un momento estresante de oración, todos terminan jadeando, sin aire, como si hubieras corrido ¡un maratón! Y claro, al final, todos contentos, porque se terminó rapidito y te puedes poner a chismear con los familiares y amigos que nunca ves y bueno están allí. Lógicamente, hay muchos que se burlan, de esta repetición veloz de palabras, que nadie entiende… Imagina, el siglo pasado, había países donde la religión era prohibida. Había países, donde era legal, pero hablada en latín. Había muchas personas analfabetas o la gente era tan pobre, que no podían pagar una biblia, no tenían una biblia. Para hacer frente a estas realidades, la gente sólo se apoyaba en el rosario. El rosario, era la oración de los más pobres y pequeños. Se dice que el rosario surgió

en la época medieval en occidente y se desarrolló en sustitución popular de la liturgia de las horas. Sus 150, Avemarías, eran figura de los 150, salmos de la escritura. El libro de Los Salmos contiene, todos los motivos posibles de oración. Los salmos alimentan y expresan la oración del pueblo de Dios, como una asamblea. En los salmos, hay una oración, que une lo individual y lo comunitario, contienen el recuerdo del pasado y llegan hasta la consumación, del plan de salvación de Dios. Es un libro, en el que la palabra de Dios, se convierte en oración. Claro está, los salmos están hechos, en un lenguaje poético, rebuscado, precioso, perfecto, que la mayoría de nosotros no maneja y es difícil de memorizar. Entonces, en esa época de oscuridad y miseria, los ignorantes, los pobres, los pequeños, rezaban el rosario y pedían a Jesús, llevara esa oración a Dios.

Confiaban que Dios, iba a descifrar, en esas oraciones vocales, los sentimientos y necesidades de su corazón. Todos rezaban con las mismas palabras, decían lo mismo, pero cada quien con sus motivos... El método de oración del rosario, era una tradición vocal, de dominio público, para niños, jóvenes, adultos y ancianos, es muy difícil encontrar un escrito antiguo (tipo diario personal o de anécdotas) que te describa la forma de rezar el rosario, antes de dormir rezamos todos el rosario, camino a la escuela, rezamos el rosario, no describen lo que hicieron. El rosario, no sólo se rezaba en forma comunitaria, sino durante el trabajo, el arado, la cocina, la limpieza y de una forma que cada verso de la oración, iba al ritmo de tu corazón, respira, expira, con cada verso de la oración. Y eso les bastaba, les salvaba. ¡Que fino! poder rezar así, con toda esa fe, con tanta convicción.

En nuestra acelerada época, sentimos que no tenemos tiempo. Cuidamos mucho el tiempo y desperdiciamos mucho el tiempo, en el tráfico por ejemplo, en las colas de bancos, supermercados, esperando que comience la reunión, o esperando que lleguen el médico, el abogado, el otro. Todo ese tiempo, lo podríamos redimensionar orando... Santa Teresita del Niño Jesús, rezaba el rosario camino a la escuela, contaba con los dedos, siempre llevaba las manos en los bolsillos. Hay una palabra, que dice, orad incesantemente. Te digo, ¡orar sin parar! ¿Para qué orar? ¿Cuál es el caso, la cosa, la broma o cuestión, para que yo viva en oración? Te reitero panita, 2 motivos, primero eres un necesitado y segundo, Dios es todopoderoso. ¿Necesitado? ¡Ni que fuera indigente o pobre! (Dirás vos), necesitado de nada yo tengo carro, real, casa, un yate, apartamento en Margarita (la isla) y pronto

alquilaré en New York, a mí no me falta nada, real tengo yo… Bueno, no hablo de vos hablo de los que son de mi especie Homo sapiens (todos los individuos de esta especie, son necesitados). Necesitan, aire para respirar; agua para beber, bañarse, cocinar, limpiar; alimento para tener energía; salud, que no está garantizada; un suelo, donde apoyarse; gravedad, que los mantenga fijos al piso y les dé tonicidad muscular; luz, para poder ver; un sonido, para poder oír; necesitan el sol, para que se active la vitamina D; necesitan, motivos para reír; fortaleza, para luchar; esperanza, para seguir adelante; amar y sentirse amados; hablar y alguien que te hable; protección, de tanto malvado loco, que sólo viven para hacer guerra, acabar con el planeta y otras muuuchas necesidades que les inspiran a orar … Y Dios, bueno chico, Dios es nuestro padre (dijo Jesucristo) y uno con su papá, tiene que hablar diario, le debes la vida, el

ser. Mientras tengamos vida, tendremos deuda con quien nos dio la vida (aunque sea, mándale un mensaje de texto diario). Bueno, si pa ti, Dios no es tu padre, no lo sientes así, igual puedes hablar con El, obviamente, es todopoderoso (de pana no creerás, que tanta perfección en la naturaleza, es producto de la independiente evolución de las moléculas) Dicen, los sociólogos expertos, que el fenómeno es el ateísmo, no la religiosidad. Repito, que con tantos años y tecnologías el número de ateos, no se ha incrementado porcentualmente. Entonces, si uno conoce, sabe de alguien, que es todopoderoso, habla directo con El, busca la manera de contactarlo. Como es de esperarse, los poderosos, tienen un montón de gente alrededor y uno no llega directo a ellos, a lo mejor empiezas el contacto con el portero de su edificio, luego el portero, te presenta a la cachifa, (empleada) esta te lleva donde la secretaria, la secretaria, te presenta con la

asistente, que le dice un día al guardaespaldas, que te deje hablar con el Don. Así pasa con la oración (si ya se, es una barbarie de ejemplo). Siempre se recomienda, comenzar con la oración vocal. La oración vocal, nos mete en onda con Dios. La oración de meditación, es una búsqueda, del plan de Dios, de su acción en nuestras vidas, usando la ayuda de un libro, la biblia de preferencia, se meditan las lecturas, reflexionando, confrontando la palabra con uno mismo. Es una reflexión orante, que incluye, el pensamiento la emoción, la imaginación. Más adelante, haremos eso con unas parábolas del evangelio. La oración de contemplación, es el culmen, es el hablar tu a tu. Querido, puedes alcanzar la contemplación, si la buscas con humildad. La humildad, es necesaria para entrar en la oración. Y no se necesitan palabras, excelsas para hablar con Dios.

La oración contemplativa, es difícil, no imposible, es un don, un regalo para aquellos que buscan a Dios con sincero corazón. La oración contemplativa, trata de la amistad con Dios, que tanto nos ama, es una mirada de fe, un silencioso amor. Otros teólogos dividen las formas de oración, de forma distinta, ellos hablan de la oración de fortaleza, oración del corazón y oración de la mente. Esta clasificación, se basa más en las intenciones y el estado moral del orante… Según ellos, la oración de fortaleza, es aquella que surge de una persona cuando está débil, cuando se reconoce pecadora, sin fe, es la oración de una persona sedienta, que quiere cambiar. La oración del corazón, es aquella que mira a Dios con humildad, desde su pequeñez. La oración de la mente, examina a la persona, viene de su aridez, de sentir que nadie le escucha, nadie le sacia y es allí cuando Dios lo invita a subir más alto, más cerca de Él.

REZANDO SOLO O ACOMPAÑADO Dice también, la palabra de Jesús, buen pastor, que la oración es eficaz si se hace con fe y si te reúnes con 2 o 3, con la asamblea, con la iglesia, más rápido es concedida. En la comunión de los santos, las peticiones se escuchan y conceden. Reza con los santos, recuerda que San Pablo, tan generoso y buena gente el tipo, llama santos, a los miembros de la asamblea, a sus hermanos de la iglesia, (Y tiene otras expresiones semejantes, para referirse a ellos). En medio de la calamidad, pide la compañía y oración de tus hermanos. Todos los necesitamos, solos podemos poco. Recuerda el momento aquel, en que Jesús, necesitó ayuda para cargar la cruz. Tú pide ayuda y ayuda al necesitado. Dios les escuchará. Para mí, rezar reunidos hace presente que Dios, es padre Nuestro. El mejor servicio, que hacemos unos por otros, es rezar.

Orar, es la mejor ayuda, y la puedes dar aunque no tengas dinero, tiempo, o estés muy lejos. Orar los unos por los otros, nos mantiene, unidos al Señor y entre nosotros. Tantas veces, que emprendemos proyectos, acciones o estamos en situaciones difíciles, sin miedo, con optimismo, es porque hay un pueblo, que con su oración constante, te sostiene. La oración en secreto, parece contradecir la anterior, pero recuerda que cada necesidad, es distinta, cada calamidad, es distinta. La oración en secreto es humildad, su carácter secreto, privado, sin publicidad, es muy útil para nos. Se trata, de evitar vanagloriarnos. Estuve toda la mañana, con el ministerio de la oración; yo soy quien reza, el rosario en la parroquia, a diario, no dormí rezando por fulano y así… La oración en secreto, es sin público, sin testigos, sin pantalla. Nadie debe saber, que rezas el rosario, en el bus de camino al trabajo, o si vas recitando un salmo en tu

mente, al caminar por la calle y menos se sabrá, si te levantas por la noche, a pedir misericordia por tus pecados o los de tus seres queridos. Es la oración, entre Dios y tú, solo a solo, es María al pie de la cruz rezando silenciosa, es Jesús en el huerto de los olivos, es Pedro mirando los ojos de Jesús y caminando sobre las aguas. Es la conversación de Dios y su creatura, mejor dicho, su hijo predilecto.

EL EVANGELIO Con la intrepidez que me caracteriza, me atrevo hoy a citar algunas reflexiones, acerca de la oración, que encontré en el evangelio. El papa Francisco, ha dicho que es buenísimo leer a diario el evangelio, porque son las palabras de Jesús, lo que escucharon, vieron y vivieron los apóstoles. Agarra ese consejo panita. La palabra evangelio, significa buena nueva, es usada desde la antigüedad, los griegos la usaban, para citar las buenas noticias cotidianas. En el Antiguo Testamento, los hebreos tenían una palabra, para las buenas noticias personales y públicas, y la palabra evangelio, hacía referencia a la buena nueva, para la salvación. A partir del Siglo II, la palabra evangelio, comenzó a designar la relación escrita, entre la vida y la enseñanza de Jesús, sol de justicia. Además, continúo significando la buena nueva de la salvación y del reino de Dios, en Cristo.

El evangelio, primero fue predicado y luego por voluntad de Dios, nos lo transmitieron en escritos, para que fuera base y columna de nuestra fe. Jesús, es el mensajero de la buena nueva, de la buena noticia, desde el día su nacimiento (recuerda los pastores, los Reyes Magos) y la palabra evangelio también, se usa para denotar a Jesús. Los evangelios, son cuatro libros contenidos en la biblia, que describen, algunos hechos de la vida de Jesús, príncipe de paz, y sus catequesis más importantes, son un presente invaluable para el mundo cristiano y para la sociedad humana. En el antiguo testamento, el profeta Ezequiel tiene una visión del carro de Dios y sus cuatro seres, Águila, Hombre, León y Toro. La tradición cristiana, hizo de ellos, símbolo de los cuatro evangelios Juan, Marcos, Mateo y Lucas. El evangelio de San Juan, es llamado del águila, porque su evangelio comienza con

la Santísima Trinidad, sus escritos son muy elevados, full teología. San Juan, fue hijo de Zebedeo, hermano de Santiago, el discípulo pana de Jesús, el esperado de las naciones. San Juan, es el único apóstol testigo de la crucifixión, no fue mártir y murió de vejez. Dicen que en la ancianidad, cuando le pedían que hablara de su experiencia, de lo que había visto y oído del Señor, sólo decía “Ámense los unos a los otros, como yo les he amado”. Y claro, la gente ya cansada, un día le piden, que diga algo más, que eche otro cuento y les responde: Eso, es lo que le he visto hacer… San Mateo, este hombre, estaría muy rayado y despreciado en su comunidad, era el cobrador de impuestos, un judíoarameo, que trabajaba, para los romanos invasores ¡qué horror!… Ya sabes, que se encontró con Cristo Jesús y se convirtió, dejó de cobrar impuestos, devolvió lo robado y más… se le reconoce con la figura de hombre, porque su evangelio

comienza con el árbol genealógico de Jesús, el mesías. Al evangelio de Marcos, le atribuyen la figura del león porque su evangelio comienza con San Juan Bautista, predicando en el Jordán donde habitan las fieras. Dicen que Marcos, traducía la predicación de Pedro, era su discípulo, luego anduvo con San Pablo. A San Lucas, se le compara con el toro, porque su evangelio comienza hablando de un sacrificio. Habla del sacerdocio también, es el iluminado. Lucas, era un médico griego y es el evangelio de los pobres y pecadores, dado que sus escritos, están llenos de misericordia. No fue testigo, pero tranquilo, dicen, que este médico de cuerpo y alma basó su evangelio, en testimonios fidelísimos, incluido el de la Virgen Madre. Los clientes fijos (propios) del evangelio, son los pequeños, los pecadores, los malvados locos e incluso los paganos, hablando claro, los pobres. Se dice, que el

sentimiento de necesitados, les predispone a escucharlo y además les hace percibir, la compasión divina, que el evangelio contiene. La mayoría de las veces, Jesús en el evangelio, se dirige a los pobres. Recuerda que Jesús, es pobre, nació en un pesebre, rodeado de animales, era de un pueblo pobre y así… Según el diccionario, hay muchos significados de la palabra pobre, (del latin pauper, -eris) es un adjetivo que se usa en masculino y femenino, para describir a quien no tiene lo necesario para vivir; Es una persona, que tiene poco dinero; Es un ser, escaso o incompleto; Es uno, que causa pena o tristeza; Un individuo, que tiene poco valor; Uno, que es pacífico y tranquilo… En la cotidianidad, la pobreza, es algo que aterra, asquea. Se rechaza y se asocia la pobreza, a una persona de mal gusto, flojo y sin ambición. También, se asocia la pobreza, a la suciedad, enfermedad, poca

inteligencia. Un pobre, es una persona, con pocos derechos, estima y valor social. La inmensa mayoría de las personas, prefiere hacerle favores, a un rico (después se los cobrará) prestarle a uno con dinero (ya le pagará) Invitar a un rico a su casa (para que luego, le invite a la suya). Al rico, hay que atenderlo primero y bien, el pobre que espere, otra hora… Un pobre, es un necesitado, que no puede retribuir, por eso nadie lo quiere cerca… Viendo así la cosa ¿En qué pensaba Jesús al hacerse pobre?... Pensaba muchas cosas, pensaba en tener amigos sinceros, pensaba en el amor que Dios tiene a cada hombre, por ser un hombre (y no por sus bienes) pensaba ir y venir sin preocupaciones (mientras más cosas tienes, más preocupaciones te llueven) pensaba, que no se puede amar una cosa temporal, y pensaba que un hombre vestido, no puede luchar contra un hombre desnudo, lo agarran por la ropa, ¡y pal suelo! Por eso, el evangelio nos invita, a despojarnos del

apego a las riquezas, para que no perdamos la pelea… Jesús, luz increada, con su ejemplo (de hombre pobre, trabajador, que ganaba el sustento diario) nos invita a descubrir, que la verdadera dignidad, excelencia y lo súper súper de un hombre, radica, en sus virtudes, en sus méritos, en su moral y este patrimonio, cualquier persona, cualquier criatura, ¡todo bichito de uña pues!, lo puede alcanzar Las respuestas, que se esperan del evangelio de Jesús, son la penitencia y la fe. Que el hombre se arrepienta de sus malas acciones y viva confiando en Dios… La penitencia, hablar de la penitencia, del sacramento de la reconciliación, debe dar para 80 libros gordos. La evolución que ha tenido, la penitencia, como sacramento, a través de los siglos, las dudas y críticas que genera… Te diré dos palabritas, la penitencia, es entrar en la conversión, es un cambio de

actitud, que proviene de un corazón arrepentido, por haber despreciado el amor de Dios y al prójimo, su más preciada creación. ¡No te olvidéis! hay dos afectados, Dios y el prójimo. Siempre espera Dios, nuestro retorno a casa para ser felices. La fe, es la puerta que conduce nuestra alma, hacia los divinos misterios. Dicen, los antiguos padres, que nuestra alma tiene dos ojos espirituales, cada uno con su visión. Imagínalo, por un ojo vemos la gloria de Dios en su creación. Árboles, animales, montañas, ríos, lagos, océanos, toda la naturaleza pues y en los seres humanos. Podemos, por ese ojo, apreciar, lo bien que ha hecho todo, a nuestro prójimo, la sabiduría que derramó en cada uno, la divina providencia, los ángeles que nos acompañan… Y por el otro ojo, contemplamos la gloria, la santa naturaleza de Dios, los misterios del

Espíritu y se abre nuestra inteligencia a la fe (¡guao!) Bueno panita, me llama la atención cada una de estas formas de orar, presentes en los evangelios, la mayoría son de oración vocal (cópiate la que más te acomode) el ciego de Jericó, la viuda, el amigo importuno, Pedro que se hunde, el Padre Nuestro, Jesús en el huerto, la higuera estéril… Vamos a echar coco, piano, piano.

El de Jericó El ciego de Jericó, un suceso real, reflejado en el evangelio… Fíjate en la fe y la oración del tipo…Estaba echado en el suelo, pidiendo limosna. El día entero lo pasaba así, despertaba, ¿tendría casa? ¿Dónde desayunaba, almorzaba, cenaba, usaba el baño? ¿Quién le asistía en sus necesidades básicas y fundamentales?

Recuerda, que en esa época, la gente decía, que toda enfermedad era fruto del pecado (aún algunos lo piensan) Entonces claro, este ciego era un malvado y despreciable pecador, ¡un bichito!, ¿Qué haría para tener tal castigo? Estaba allí en el suelo, en plena calle, llevando, sol, agua y seguramente, malos tratos… Imagina su vida, su precaria vida, a orillas del camino, sin trabajar, sin amigos, sin esposa, sin hijos, su vida no vale nada, más solo que un perro… El ciego, escucha, de un tal Jesús, que ha hecho milagros. Tiene días, meses, escuchando hablar de un hombre, llamado Jesús, que hace maravillas, muchos milagros. Y pensaría, desearía y necesitaría, entrar en esa lista de los milagros de Jesús... Pues llega el día, Jesús pasa por ahí, el ciego se da cuenta, por lo que dice la gente, se entera de la cosa y comienza a pegar gritos, ¡Jesús hijo de David, ten

piedad de mí!, repite esta frase sin cesar, cada vez más fuerte. Jesucristo pasa cerca de él, pero sigue de largo… El hombre se percata, que Jesús se aleja, su oportunidad se aleja y en vez de rendirse, grita más fuerte, con desesperación, ¡Jesús hijo de David, ten piedad de mí! Cuando Jesús está, a cierta distancia, lo manda a buscar, pide que lo traigan. Se le acerca, una persona al ciego y le dice, ánimo, que el maestro te llama, el ciego se levanta rápido y según dice el evangelista, deja el manto… Aquí, me fijo yo, deja el manto. El manto, de un judío pobre, es su seguridad. Se sienta sobre el manto, todo el día. Por las noches, se cobija con el manto. También, con el manto, se cubre del sol, en el día, en el guarda el dinero y sus cuatro cosas. Un pobre sin manto, es muy miserable, no tiene nada…

Pues este tipo (hombre) tiene tal fe, que pide sin desmayar, que deja su seguridad, su manto para ir donde este Jesús. Cuando Dios, llamó a Abraham, el padre de la fe, también le pidió que dejara todo, su tierra y su parentela… Bueno, el ciego sin manto llega a Jesús, que de nuevo lo prueba, preguntándole ¿qué quieres que haga por ti? Aquí digo yo, ¿que más va a querer? VER, no vino a pedirte un carro, una casa, real, ¡no! El tipo ta ciego sólo quiere veeeer. Jesús, no sólo reta al ciego, sino a todos, y les pregunta ¿porque está ciego este? ¿Quién pecó, él o sus padres? Todo mundo queda Cayetano (en silencio), nadie dijo nada… Jesús les dice pa que veais, que yo soy Dios, les digo, ni por uno, ni por lo otro, está ciego, para que se vea la gloria de Dios y le devuelve la vista… Por esto, se arma un tronco de lío, nunca nadie había devuelto la vista a un ciego de

nacimiento y menos hacer milagros en sábado. Al ex ciego, le llevan al templo, lo interrogan, también a sus padres, no quieren asumir el poder de Jesús. Le preguntan al neo vidente ¿cómo es Jesús? Les da detalles y finalmente (ya medio molesto) les dice ¡si quieren los llevo donde Jesús!, para que le pregunten lo que quieran y les haga un milagro…Esa gente bravísima casi lo linchan… Dirás, este cuento chino, no tiene que ver conmigo, yo no estoy ciego, tengo visión 20/20 (te felicito) Pero resulta que, el ciego de Jericó, es un hombre, con sufrimientos, infeliz, preocupado, limitado, necesitado. El ciego de Jericó, es un hombre que tiene problemas, como nosotros. Además, es un hombre, que no se rinde, que tiene esperanza, que busca lo que necesita, hasta que lo encuentra. Este hombre, se parece mucho a nosotros… Este ciego, sufría mucho, porque se decía, si uno tenía algo malo, como una

enfermedad, era fruto de su maldad, un pecado y decía ¡nací ciego! ¿Qué pecado cometí en el vientre materno, para que me viniera esta cosa?… No entendía la historia de su vida, y en esto también, nos parecemos a él… Siempre ante los acontecimientos de la vida decimos, ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué soy gordo o flaco? ¿Por qué soy feo, pobre? ¿Por qué murió mi padre, mi hijo?, ¿Por qué?… Y nos responde Jesús, Señor de la historia, para que veas la gloria de Dios, para que clames a mí, como el ciego, yo haré milagros en tu vida. Siempre paso cerca de ti, si me llamas, si me gritas, me detendré e iluminaré tu vida, tu historia… Imitemos la oración del ciego, su actitud valiente y decidida para seguir a Jesús, aunque le mandaban a callar, aunque les estorbaba, aunque Jesús le pasaba de largo, no se rindió, hasta conseguir lo que anhelaba su corazón… Este hombre esperó, contra toda esperanza, nadie, había

hecho ver a un ciego de nacimiento… Este hombre dejó su seguridad, para alcanzar su necesidad, este hombre confió en el poder de Jesús, nuestro salvador, aun cuando sólo le conocía de oídas… Imitemos su oración ¡Jesús hijo de David, ten piedad de mí!, ¡Jesús hijo de David, ten piedad de mí!, ¡Jesús hijo de David, ten piedad de mí!... Jesús se detendrá y dirá, ¿Qué quieres que haga por ti? La viuda Esta es una parábola, que dicen los teólogos nos dio Jesús, para enseñarnos que era necesario orar, sin desanimarse. Se trata de una viuda, bueno chico las pobres viudas, imagínate, en esa época las mujeres no estudiaban, no trabajaban, ¡no heredaban! dependían totalmente del marido. Una mujer viuda, quedaba a merced de los hombres de la familia del marido, lo que ellos quisieran darle, dependía económica y financieramente de ellos. En algunos casos si se podía, retornaban a su casa paterna, porque de

pana una mujer viuda tenía poca o nula independencia. Esta pobre mujer quedó viuda y afortunadamente, la familia del marido es justa y generosa con ella, le dan una tierra. Es maravilloso, podría trabajarla, arrendarla, hacer un rancho allí y más… Peeeero como la felicidad del pobre nunca es completa, viene un malandro a robarle la tierra, ¿tú has visto? El malandro, sabe que es una mujer sola, sin marido que la defienda, seguramente con unos años encima. Siempre, se aprovechan los malvados cobardes, esos que andan pensando que la felicidad y la vida, vienen de tener muchas cosas. Nada, la mujer se arma de valor y decide demandar al malandro (ladrón) ¡Que le devuelva su broma! Irá a juicio, porque ella tiene derechos, para eso es la ley. No te alegres mucho, al pensar en su valentía y en que se resolverá todo rápido porque la mujer tiene razón. No, allí la

cosa empeora… el juez que le ha tocado, es un rolo (pedazo) de corrupto y flojo, de esos que nunca trabajan, siempre aplazando la audiencia y mientras tanto, la viuda en la calle y el malandro disfrutando la tierra (que vaina más actual, digo yo.) Me imagino al malandro, súper confiado de que se quedaría con la tierra, sabe que la viuda demandó y también sabe que el juez, es un tronco de corrupto. Ese malandro, sembró en la tierra de la viuda, construyó un rancho y hasta la cerca puso. Metió la tubería de agua, le puso electricidad e instaló un wi fi. Estaría tan confiado en su maldad, que seguro hasta compró unas matas de coco, para sembrarlas… La viuda en cuestión, pasaría cada vez por su tierra, contemplando a la distancia al malandro y sus obras. Ella, no se achicopala, no se raja, no se rinde, exige su derecho. La mujer esta pilas, e insiste con el juez. Prácticamente perseguía al juez, iba a pedir justicia, en la mañana, por

las tardes, donde sabía que estaba el tipo comiendo, le llegaba, ¡hazme justicia sobre mi tierra! decía. Por todos lados que iba el juez, se encontraba esta mujer. Fue tanta la persecución y en todo momento, que el juez corrupto dice, yo no temo a Dios ni a los malandros, ¡pero este chinche, me lo quito ya! Se sentó en su tribunal, leyó los documentos respectivos, analizo el caso y dictó sentencia. Le devuelve la tierra a la doña. ¡El malandro perdió pues! Y además, comprobó lo que dice el refrán, ¿qué dice? Bueno, que cuando uno no se apega a la ley, la ley le pega a uno. Y claro a la doña, le quedaron las cosas buenas que había en la tierra: la siembra, la cerca, el rancho, el wi fi y las matas de coco aquellas… Recuerda panita, que esta parábola salió de la boca de Jesús, y los apóstoles nos la transmitieron, con las esperanza de que nos aprovechemos de ella, Jesucristo te devolverá tu tierra, serás feliz.

Ahora dirás tú, seguiré esta táctica si tengo problemas con jueces, o con tierras. Un cuento más, que no tiene que ver con vos y tus complicadísimos problemas… Yo tampoco tengo tierra y Dios me libre de los jueces… Espera, Si tengo una tierra, también tú, una tierra invadida, casi expropiada por un montón de malandros ¡Nuestro corazón! Al principio de nuestra vida, nuestro corazón, era una tierra llena de alegría, ilusiones, optimismo, amor. Sonreíamos a todos, parecíamos una mañana de pascua, todo el tiempo. Con el paso de los años, aparece el sufrimiento, sino lo vences, te amargas, te frustras. Aquella tierra, buena se llena de odios, iras, miedos, desesperanza, amarguras, egoísmos, idolatrías, ¡puros malandros pues! Instalados y apoderados, piensan que nunca saldrán de allí. Y les damos la razón pensando, que lo que nos ha sucedido… lo que me ha pasado… la

gente es tan mala, no se puede confiar, amar a ninguno…. Ánimo ¡Jesús, es el justo juez! Sacará todos esos malandros de nuestra tierra, los echará fuera, dejará el pasado atrás (donde pertenece) hará justicia y nos devolverá la tierra de nuestro corazón. Pero tenemos que rezar, pedir justicia. Jesús, Rey de Justicia, no quiero vivir sólo para hacer juicios, devuélveme mi tierra. Jesús, amado de mi alma, no soy perfecto, ayúdame a amar a los demás como son, devuélveme mi tierra. Jesús, auxilio de los pecadores, no puedo cambiar mi pasado, ayúdame a entrar en mi historia, devuélveme mi tierra… El amigo inoportuno Otro caso que aparece en el evangelio es este, el amigo importuno. Ya sabéis, el que tiene un amigo, tiene un tesoro (dijo Jesucristo) vamos a ponerla en contexto, yo me imagino todo, como buena latina

me gusta y uso el realismo, actualizo y demás... Érase una vez, dos panas que habitaban en el mismo barrio (de esos barrios peligrosos donde matan con ligas). Un pana, es un auténtico amigo que te conoce, sabe tus cuatro cosas buenas y el cerro de tus defectos y aun así, permanece a tu lado, llueva, truene o relampagueé. Un amigo, un pana, es alguien afín a ti, con muchas cosas en común, que te acompaña en lo bueno y en lo malo. Un pana, un amigo, NO es un compinche. Un compinche, es un cómplice, alguien con quien cometiste un delito o fechoría (eso me dijo el diccionario). Aja, sigo poniendo en el contexto la amistad, dicen que un amigo es un familiar, que tú escoges para acompañarte en el camino de la vida. Y dijo Jesús, que el que encuentra un amigo, encuentra un tesoro. No lo busques perfecto, búscalo amigo.

En medio de la noche, cuando ni los malandros salen, tocan a la puerta de un rancho, -Panita, panitaaaa - repite Yeison una y otra vez mientras continua tocando Desde el rancho, se oye una voz adormilada que responde - ¿Qué jue? ¿Qué pasa? ¿Quién es? (Esta tan dormido, que no reconoce la voz del pana) -Soy yo, Yeison -y le explica- panita, chamo, necesito una harina, -¿Qué? ¿Harina?-responde el otro aun dormido- ¡carajo Yeison! ¿Quién va a comer arepa a esta hora? toy dormido, la mujer y los carajitos también. Si me pongo a buscar la harina los despierto... Es que el rancho, del pana de Yeison es de una pieza, su chinchorro está cerca de la puerta y para llegar donde está la comida, debe pasar encima de sus niños, que duermen en colchonetas por todos lados.

-No jombre Yeison-continua diciendo el pana- ven cuando amanezca, o sino yo te la llevo a las cinco, tempranito te llevo esa harina -replica el amigo para no levantarse-. - Chamo- insiste Yeison- es que me llego una gente al rancho, los primos de Maracaibo, Yorman con los hijos, muertos de hambre, andan con el carro malo, doce horas de carretera y no tengo harina… -¡Verdura! -Dice el pana- no hay otra opción, hay que levantarse y darle la harina... Mientras se levanta, el pana piensa ¡con razón viene el Yeison a molestar a esta hora! ¡Con razón salió del rancho! Le justifica pensando, pobrecito Yeison, primero el susto de que le llega el primo, todo acontecido, segundo, que no tiene harina y tercero, tener que salir a esa hora a ver si lo agarran los malandros y le pegan, porque robarlo no, no tiene nada que puedan robarle…

Gracias a Dios, el Yeison, tiene ese amigo, ese hermano…A los amigos no se les deja morir. El pana tuvo que pararse, buscar la harina, pasar entre los carajitos, que se despertaron y luego abrir la puerta del rancho, porque las ventanas están selladas, con tela anti mosquitos… Era su deber, su obligación, para con el Yeison, y más sabiendo, que el primo Yorman, que nos trató de maravilla, cuando fuimos a su casa en Maracaibo, estaba en semejante aprieto. El Yeison, sabe que tiene un amigo, que a pesar de lo inoportuna de su petición, no quedaría con las manos vacías. Él tiene fe en su amigo, que a pesar de la hora, de las circunstancias, su petición será escuchada, su situación tendrá remedio, solución. Fíjate, esta parábola la dijo Jesús para ti y para mí. Jesús, quiere que seamos como el yeison, que ante la necesidad, acudas con fe, a la casa de tu amigo. Tu amigo fiel, acude a Cristo Jesús…

Nuestro Señor y salvador, es un amigo fiel, amigo que nunca falla, que no te dejará marchar con las manos vacías. No te fallaré, nos dice Jesús, confía, ven a mí, en medio de la noche, en la oscuridad de la vida, en lo absurdo, ven conmigo, no te fallaré… Que así sea panita, que podamos cada día, tocar las puertas del cielo, diciendo a Jesús, panita, panitaaaaa, y Jesús, el verbo encarnado, que siempre está atento, despierto, no fallará. Animo, Cristo Jesús nos invita a cultivar su amistad.

El padre nuestro Bueno, la cuarta es la de la suerte (dicen), Aquí esta otra oración, el Padre Nuestro y te digo sinceramente querido lector, que es muy difícil escribir, comentar, semejante perfección de oración, mucho más cuando he podido leer las exégesis, de las que ha sido objeto por autores que van desde los primeros padres del cristianismo, hasta los

más modernos teólogos, te los recomiendo a todos. De pana, te recomiendo leer todo lo que podáis, conoce tu fe, conoce tu Dios, tantas verdades que permanecen ocultas por nuestra desidia. Tristemente conocemos más las historias y estadísticas de un deporte, de un artista y así, mientras desconocemos nuestra fe, hablamos de lo que no conocemos y no conocemos por desidia… Volviendo a esta oración, que ha salido de la boca, del unigénito de Dios padre todopoderoso, en el padre nuestro, es Jesús quien nos enseña a orar. Bueno para que no digas, que no dije, lo actualizaré, ¡más nada! Padre Nuestro que estas en el cielo Empieza con el abba, papá, papi de TODOS (también, de los malandros) y habita en toda situación de paz, amor, felicidad. Vos sabéis, que el cielo, es una situación no solo ubicación.

Santificado sea tu nombre. Cómo los ángeles, los Santos y habitantes celestes, damos Gloria a Dios que todo lo ha hecho bueno y bonito. Venga a nosotros tu reino. Que vivamos como reyes, en el amor, libres de los vicios y la esclavitud del pecado. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Que mande Dios y no nosotros. Si te fijas, estos cuatro primeros versos son dirigidos al cielo, de dónde salió nuestra alma y a donde debe retornar. Hablamos con nuestro Padre, papá, nuestra gran ayuda, alabando su nombre, pidiendo que se instaure su real majestad, su plan de salvación para cada hombre…

En los tres versos que siguen, volvemos a la tierra y pedimos por nuestras necesidades. Pedimos la ayuda, para retornar definitivamente al cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Encomienda el presente, a la divina providencia. Pedir hoy es prudencia (si tenemos todo, de una vez, desperdiciamos) justicia (es injusto darte todo ya) y humildad (pedir a diario, nos hace conscientes, de nuestra necesidad). El pan, es figura de toda necesidad terrena. También, es figura del sacramento eucarístico y de la palabra de Dios. Perdona nuestras ofensas como nosotros, Perdonamos a los que nos ofenden No existe creatura perfecta, todos erramos, todos pecamos. Necesitamos el perdón y damos el perdón. Ya perdoné, please papá, perdóname.

No nos dejes caer en tentación Pedimos a Dios, no me quites la tentación, ayúdame a vencerla, dame la fuerza para vencerla, que siempre, pueda elegirte a ti papá y al camino del bien. Y líbranos del mal. Amén Cuídame de los peligros, de tanto malvado loco. Cuídame de mí mismo, de mis concupiscencias, de mi tendencia al mal… Cristo Jesús, es el mejor hermano que jamás pensamos tener, es el amado de nuestra alma, es el amor. Fíjate que cuchitura, Jesús es el unigénito de Dios Padre. Un Padre, que ha tenido a bien adoptarnos, hacernos hijos suyos. Jesús, nos dice, háblenle, díganle papá, alábenle, abandónense, a su voluntad, a su plan de salvación y pídanle todo lo necesario. Nos invita a poner la vida, el presente y el futuro en manos de Dios, en manos de papá.

Pedro Y como no hay quinto malo, te digo cópiate de la oración de Pedro. Pedro, siempre Pedro, él es único y a la vez, tiene algo de cada uno de nosotros. Cuando lees el evangelio, parece que Pedro, siempre mete la pata (se equivoca) En muchas escenas, queda rayado (mal parado) por su peculiar carácter, por sus ocurrencias. A veces, parece que Pedro no pega una y no sabe nada… Más no te equivoques, ni desconcentres, porque a este hombre sencillo y metepatas, le fue revelada la verdad más grande y esperada, el secreto Mesiánico. Fue Pedro, el que dijo a Jesús, Tú eres el Cristo, el hijo de Dios vivo; tú tienes palabras de vida eterna, ¿donde más vamos a ir? A través de Pedro, habló el Espíritu Santo, confirmando, la filiación de Jesús con Dios. Bueno, un día cualquiera, llegó el momento de partir y claro todos a la barca. No sé tú, pero yo tengo profundo respeto a los mares, lagos, charcos grandes y ríos, es

decir que si voy en un bote, barco, lancha, ferry, el titanic o un crucero, yo voy mosca (atenta). Imagínate, si voy cruzando la fosa de cariaco, en un tapaito, ¡voy pilas pues! Este no es el caso de Pedro, el navegando está relajado, sumamente confiado, debemos recordar que era pescador. Fíjate, su grado de relax que se queda dormido, en una barca (que ni butaca tiene). Pedro, está acostumbrado al vaivén de las olas, a la sinuosidad del agua, seguro se sentiría arrullado, por las aguas… De repente, las aguas incrementan su agite, se hacen olas más altas, se forma una tempestad… Es tanto el agite de las aguas, que sus compañeros empiezan a gritar, entre una cosa y otra, este viejo pescador se despierta. Despierta, en medio de la tempestad, todos los demás discípulos están aterrados y hacen maniobras para que no se hunda el barco. En la plenitud de esta situación terrible, Pedro debe espabilarse, pasa del

relax al terror, en pocos segundos. Todos haciendo aguas, para permanecer a flote. En medio de la tormenta, todos miraban las aguas, para no caer presa, de una ola traicionera, y de repente en el mar, aparece una figura, como un hombre sobre las aguas, ¡Es un fantasma! (grito alguien) ¡No chico! la histeria colectiva, todos gritan desesperados y se mueven sin control, tropezando unos con otros, dentro del bote. Uno de ellos, sigue contemplando fijamente, la figura que se acerca - y diceno es un fantasma, es el maestro… ¿Queeeeee? dice Pedro, ¿el maestro? Y hace una de las típicas cosas suyas… Pedro grita: Maestro, si sos vos, mándame ir donde ti. Y como efectivamente, era Jesús caminando sobre las aguas, lo llama, dice a Pedro ¡ven! Y Pedro, se lanza al agua y camina hacia Jesús, ¡que fino! El hombre que hace segundos estaba aterrado, ahora camina emocionado y feliz sobre las aguas.

Pedro, va sobre las aguas, mirando el rostro de Jesús, de repente vuelve en sí, reacciona, mira hacia abajo, mira su humanidad, mira sus pies, mira el agua y ahí, comienza a hundirse… ¡Qué cosa! mientras Pedro, veía a Jesús, mientras seguía, el llamado de Jesús, Pedro, caminaba sobre las aguas y en cuanto se miró, sus limitaciones, su humanidad, comenzó a hundirse… Nos han hecho, un inmenso favor al incluir este evento en los evangelios, una inmensa llamada de alerta. Mirando a Cristo Jesús, podrás caminar sobre las aguas, podrás caminar en la adversidad, en la calamidad, vencerás… Esto nos quiso decir el evangelista. NO te mires a ti mismo, no mires las probabilidades, las estadísticas, la historia, no te lleves por la experiencia de otros, que no han logrado algo. NO te mires a ti mismo, ni a tus miedos, debilidades, limitaciones. Mira a Jesús, él

es la piedra angular, quien se apoya en el no fracasa. Sigue a Cristo Jesús, funda tu esperanza en su poder, su fidelidad, su amor. Solo la fe, hace y puede que pensemos tan alto, esto lo dijo la primera beata llanera, la Madre Candelaria. Tengamos nuestra fe, nuestra esperanza, apoyada en Cristo y caminaremos sobre todas las aguas.

La higuera Venía Jesús, muerto de hambre, en compañía de sus discípulos, vio una mata de higos y claro está, se alegró ¡ya voy a matar el hambre! Pensó. ¿Qué pasó? Pasó, que nada que ver, ni que comer, en esa mata. Nada, esa mata era puras hojas, le dice Jesús a la mata, ¡te fregaste! si yo no comí de tus frutos, nadie más lo hará… Al día siguiente, pasan de nuevo por ahí, Jesús con sus discípulos y la mata estaba

seca, desde la raíz. Los discípulos, que se percatan de todo, se quedan patidifusos y le dicen ¡la mata se secó!… Responde Jesús, cuando uno ora, lo hace con fe, creyendo que lo ha conseguido, sin ninguna duda. Hay varias versiones de este hecho, en los evangelios, uno dice que fue de mañana, otro que al atardecer, pero sabemos que no es lo importante. Lo importante es la fe, contundente de Jesús, sin dudas, sin cortapisas. Mira su petición, cristalizada. Pide con la certeza de que su petición, ya fue concedida… Nos invita a orar de esta manera, sabiendo, teniendo nuestra petición, como un hecho, realizado. Es evidente, en la oración de Jesús, su señorío, su afinidad con Dios, se siente hijo de Dios, es un niño que pide a su padre algo necesario, ¿podría el padre negárselo? NO Si eres bautizado, también eres hijo de Dios. A través del bautismo, Dios nos ha adoptado, es un hecho legal, hay un acta,

un rito, unos testigos. Somos hijos de Dios, tenemos un padre en el cielo, que nos ama y espera correspondamos a este amor. Pero pasa, que la separación que tenemos entre religión y vida, es inmensa… En nuestra cotidianidad, no valoramos esta filiación. Al despertar, buen día Papá del cielo, aquí chico apurado salgo al trabajo… En el trabajo, en nombre de Dios haré esto o aquello… Con el favor de Dios, esta comida quedará sabrosa…Gracias papá, por esta vida, la comida, la familia y estoy pendiente de la cisterna de agua, please allana los caminos para que hoy, me vendan agua… Vivir, tú a tú, constante con tu padre del cielo… No me refiero a la creciente moda, tipo farisea, de invocar a Dios en público para que piensen que somos buenos, y el resto del tiempo nos comunicamos es por juicios y chismes (que según algunos sociólogos, es una forma de comunicación)

A veces, somos como bacterias, comenzamos hablando de Dios, dando gracias y al cabo de unos minutos, maldiciones, vulgaridades, juicios, vanidades… Las bacterias, usan la misma abertura para comer y defecar… Un cristiano de los primeros siglos, Cirilo de Jerusalén, santo, catequista, cuyos escritos están colmados de sabiduría, enseñaba, que al momento de hablar con Dios, siguiéramos una sencilla fórmula, comenzar dando Gloria a Dios, agradece a Dios, el bien que te ha hecho, bendícelo, alábalo. Segundo, acúsate a ti mismo (seguramente tienes algún defecto, pecado) y si a tanto llega tu sabiduría, di algo que edifique a la asamblea… Para no echar a perder tanto, lo que construimos con la oración, tenemos que agregar a nuestra lista de peticiones, poner en función a los centinelas de nuestra lengua (dientes y labios) para no ser bacterianos. Y ojo, no andemos tirando

por delante a papá Dios, en nuestras inconsistencias. Queridos estemos pendientes de papá y pidamos con fe, todas las cosas necesarias.

María Pensemos en María, la madre del Señor Jesús. Bueno, hay que empezar, buscando sus palabras en el evangelio. Y en eso, uno se da cuenta, que su vida fue tan sencilla y perdida en Dios, que apenas puede decirse algo de ella. Creemos, en la veracidad del evangelio, que no tiene problema alguno, en exponer a quien sea, al pobre Pedro, a Jesús cuando se puso bravo, cuando lloró, entre otras cosas, más de esta mujer, nos ha legado, puntuales palabras y muchos hechos. Según los evangelios el Ángel Gabriel, anuncio a María, la encarnación del hijo de Dios, ella responde con el fíat, el sí de María. A mí, me gusta mucho, la

traducción en nuestro idioma, que responde “He aquí la esclava del Señor”. Según el diccionario, esclavo, viene del latin esclavus. Es una persona, que no es libre, que está bajo el dominio de otro, perdiendo la capacidad de disponer de sí mismo. María, es la esclava. Y en la vida real, un esclavo, es un ser vivo nulo, de tu propiedad, con quien no tienes ninguna obligación y todos los derechos. No es un empleado, apoyado, por un marco legal y un protector sindicato. No hay lugar, para derechos civiles, ni humanos, es un esclavo… Ojalá, solo hubieran esclavos de Dios, en este planeta. Ser y tener un esclavo es ilegal, en el mundo entero, pero se consiguen… María, hace de la oración, una forma de vida, se ve en el evangelio, cuando sale presurosa a servir a su prima Isabel, una doña, en el sexto mes de gestación. También, se evidencia en la fiesta del matrimonio, que no tenía vino, no solo

intercede por ellos, sino que nos dijo “Hagan, todo lo que él les diga”, refiriéndose a Jesús. Y el Magníficat, es la oración, que recita esta mujer pobre y humilde, un canto a Dios, que actúa salvando al hombre. A Dios, que mira con agrado, a los pequeños. Es una oración llena de nombres, una oración que resume, el plan de salvación de Dios, para la humanidad. Porque María, tiene un gran corazón, donde cabemos todos. En la Santísima Trinidad, María, es la hija del padre, es la madre del Hijo y es la esposa del Espíritu Santo. Con ese currículo, uno se imagina, que estaría como la nata sobre la leche ¡pos no! Esta esclava, entra callada y con humildad, en todo el sufrimiento, que el Señor, permite para su vida, su historia María, sufrió la pena que consterna a José por su embarazo; El parto, en la desolación, en la miseria; La persecución, de su primogénito recién nacido; La fuga,

a una tierra extranjera; La preocupación, del niño perdido tres días; El desconcierto, del hijo evangelizando por doquier; La persecución, a Jesucristo; El horror, de la captura de Jesús; El tormento, de la múltiple tortura; Su agonía, por la agonía de Jesús, porque mientras Jesús, estaba moribundo, el alma de María, estaba atravesada; La privación de Dios, cuando los cielos se cerraron al morir Jesús y los tres días de angustia, mientras su niño estaba muerto. Y vos que sos madre, sabéis que no exagero. Y vos que sos hijo, sabéis que no exagero. Porque para una madre, su hijo es siempre un niño. Para una madre, el cuerpo del hijo es su cuerpo. Para una madre, la sangre del hijo, vale más que su sangre. La vida del hijo, es más valiosa, que su propia vida. En el evangelio, no aparece esa doña resistiéndose !En ningún lado! Muchos de nosotros, nos habríamos, halado de los pelos, con los guardias, les habríamos

insultado, agredido. Nosotros, habríamos encerrado a Jesús, para que no saliera de la casa y lo atraparan. Un laxante, le habría dado yo, para que se quedara en casa. Habríamos gritado, por la calle, tras Jesús ¿Por qué? ¿Por qué? Mi hijo no es un malandro ¿Por qué le hacen esto? Habríamos organizado, una protesta con los discípulos, los vecinos, con los que había sanado, habríamos luchado con uñas y dientes para evitar su muerte. ¡Ultimadamente chico! nos habrían matado con Jesús. Más, esta esclava María, entra callada y con humildad, en todo el sufrimiento, que el Señor, permitió para su vida, su historia. Hemos recibido a Cristo, porque María acepto y vivió 33 años de llanto amargo. ¿Sabía María, que su hijo Jesús, era el Mesías?, SI. ¿Sabía María, que el Mesías, sufriría mucho? Si, así estaba profetizado. Aun así ¿Sufrió María, por los tormentos de Jesús?, indudable y rotundo Si ¿y por qué? Porque así son las madres

La oración callada de María, la hizo valiente, para afrontar tanto dolor, ella es la esclava del Señor, confió en Dios, a pesar de los muchos pesares. Y al final, vio a su hijo glorioso, resucitado, a la diestra de Dios padre. Ahora, intercede por todos los que siguen con sincero corazón, a Dios uno y trino. No es muy común, esta oración de María, esta ofrenda a Dios, tan humilde, fiel y desinteresada. Dicen los expertos, que esta oración se alcanza, cuando el alma está llena de gracia. Cuando la persona, tiene el corazón inflamado, su cuerpo casto y el pensamiento honesto. Afortunadamente para nosotros, en la historia humana, existen otros esclavos del Señor. Sólo María, dio a luz a Cristo, verbo encarnado. Más muchos cristianos, se postran como esclavos, a los pies de Jesús, y le ofrecen todo su ser, sin pedir nada a cambio. Su vida, es toda oración, toda ofrenda a Dios.

Jesús La ultima y quizás la más importante, la forma de rezar de Jesús a Dios. La forma de orar de Dios a Dios, del hijo Salvador al padre Creador. Una oración entre los que comparten la misma naturaleza, la oración de Jesús en el huerto. Pa mí, de panita y todo, la oración de Jesús en el huerto es el máximo, la tapa del frasco, el culmen, todos los adjetivos calificativos, superlativos juntos, aplican para esta oración. Vamos hasta allá, era de noche, en la ciudad de Jerusalén… Jesús estaba solo, en medio de un huerto de olivos, y este hombre no es tonto, sabe que lo buscan sus enemigos, para matarlo, sabe que llegó su hora… Imagina su terror, un hombre que sabe, que caerá en manos de sus enemigos, un hombre que sabe, que pronto será capturado, torturado, ultrajado, asesinado…

Este hombre no arranca la moto y se va… No planifica una resistencia con sus amigos, ni siquiera coge un palo para defenderse, este hombre ora… Y en su oración ¿qué pide? ¡Manda un rayo y extermínalos! ¡Confúndelos, que no me encuentren! Dios que aunque sea… ¡les duela la barriga! No dice nada de eso. Padre (dice este hombre) que se haga tu voluntad y no la mía. Lee bien, Padre que se haga tu voluntad y no la mía. No lo que yo quiero, no lo que me provoca, me place, me gusta, me acomoda… La oración de Jesús, es una oración mental, contemplativa. No hay fórmulas aprendidas en esta oración, le sale del alma… Contempla a Dios, cara a cara en su oración. Está en medio del silencio, puesto de rodillas, solo, sin distracciones… Todo su ser abandonado, concentrado, centrado, en este diálogo con Dios… Fíjate, como dice el evangelio, si puedes apartar, este cáliz de mí, que no me toque esta calamidad,

este sufrimiento… Pero Padre, que se haga tu voluntad y no la mía… Tengo miedo, sudo gotas de sangre, por el terror, pero, que se haga tu voluntad y no la mía. Y se hizo la voluntad de Dios… Jesús, tenía miedo, sabía, que iba a ser entregado en manos de sus enemigos, que iba a ser azotado… Cuarenta latigazos, con ese látigo romano que tenía tres cordeles y cada cordel terminaba con una especie de uña de metal, que desgarraba la piel… Sabía Jesús, que sería abandonado de sus panas que sería, insultado, humillado, vejado… Lo sabe, porque ya el profeta Isaías, había escrito acerca del siervo de Yahveh. Jesús es el siervo, que se ofrece en expiación de nuestras culpas, el inocente por los culpables y su oración es, Padre que se haga tu voluntad y no la mía… Jesús sabía, que sería abandonado de sus panas, que le despojarían hasta de su ropa. Que le expondrían en la cruz, todo

desnudo… ¡Qué cosa! Cuantas de nosotras, empeñadas en ser sexys, andando por el mundo, medias desnudas o desnudas y media. Y a este hombre, a muchos hombres y mujeres, hasta a niños, les despojan a diario, con violencia, de sus vestidos… Cristo Jesús, ora incesantemente, toda la noche. No se duerme, no se distrae. Padre, que se haga tu voluntad y no la mía. Que diferente este hombre a mí, que diferente a nosotros (¿?) Ante cualquier calamidad gritamos ¿por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Dónde está Dios? ¡Dios no existe! O nuestra oración siempre es pidiendo, que se cumpla nuestro plan, pedimos a Dios nos dé la salud, carro, casa, dinero, hijos (no más de 2 y uno de cada sexo, please) que no me enferme, que no me roben, que no falte el alimento, que no haga calor, que llueva, pero pal monte porque en el pueblo, se arma un lio…

Rezamos como el ciego, la viuda, el amigo inoportuno, insistentemente y en comunidad (varios pues) y arrancamos a Dios muchas cosas, bienes materiales, dinero, empleo… Hay quienes ayunan y parten la noche con la oración para obtener ciertas cosas. Ofrecemos a los santos flores, velas, velas por doquier y todo lo cumplimos, ojo, si ellos nos cumplen primero… El amor, se demuestra con la obediencia, por eso la oración de Jesús ¿cómo es? Papá, que se haga tu voluntad, que se haga tu voluntad y no la mía. Jesús, dice esto insistentemente… Es la oración de un hijo obediente, a su padre amado. Esa lamentablemente, no es nuestra oración. Jesús confió en su padre, sufrió muchísimo, más que nadie… Y Dios le resucitó de entre los muertos. Solo él ha retornado de entre los muertos y ha sido elevado al cielo… Si quieres acercarte a Dios, tu fe será probada. Dios, no dice que nada te pasará, que te dará en abundancia,

ni los mosquitos te picaran… Dice la palabra, el viaje es tormentoso más el puerto está seguro, Dios te ama. La oración de Jesús, es la oración de un adulto, un adulto en la fe. Dice San Pablo, a sus hermanos que tienen poca fe, que son como niños, sólo les toca leche, alimento de niños, un adulto, no come, no vive como un niño. Un niño pedirá a Dios insistentemente, sin razonar su petición, solo pide y pide… Es muy difícil explicar a un niño pequeño, cuando no puedes complacerlo, no entiende nada. Cuando todo va bien, es fácil seguir a Dios. Cuando tienes todo lo que quieres, tus sueños se hacen realidad, cuando la vidita está hecha, dices que Dios es maravilloso. Y tu oración constante, es que todo siga bien y jamás te toque la calamidad. Dijo una monja, que muchos cristianos de hoy, son perfectos judíos del antiguo testamento… Siempre están preguntando a

Dios ¿Por qué? y pidiendo rayos y truenos para sus enemigos… Un adulto en la fe, reza, espera, confía en Dios… Aunque su petición no sea escuchada, sabe que el plan de Dios es superior, sabe que Dios todo lo hace bien y lo ama, se fía de Dios. Un adulto en la fe, jamás le pedirá a Dios que cambie su historia. Un adulto en la fe, dirá como Job… Ya sabes la historia de Job, un tipo que tenía todo, y era fiel a Dios... Dice la palabra, que el demonio, a quien le encanta el chisme y la controversia, empezó a meter la puya (la intriga) a Dios, diciendo que Job se portaba bien, porque tenía de todo, ¡es mantequilla (fácil) la vida de ese Job!, tiene real, familia, amigos, salud. Te apuesto, dijo el demonio, que si queda en la pelazón (miseria) y enfermo, se volverá ateo o se cambia de religión, o se vuelve un tremendo malandro, matagente (decía el demonio) y Dios seguro de su chicuelo, le

permite que se meta con Job, pero que no lo mate… En fin, la fe de Job fue probada, perdió todos sus bienes, perdió sus hijos, hasta sarna le dio… Su confianza en Dios, no decayó y superada la prueba, Dios le bendijo en abundancia. Siempre en la calamidad, Job mantuvo su confianza en el amor de Dios, en el plan supremo de Dios y decía este hombre, el Señor me lo dio, el Señor me lo quito, bendito sea el Señor… Quiero que recuerdes que Job, no es hijo único en el sentido, de su fe, de su fidelidad, al amor de Dios, la biblia está llena de personas como Job, más aun la historia de la humanidad, está llena de personas como Job… Lo que pasa, es que si alguien sale desnudo o hace una barbarie, le dan full publicidad, se hace famoso rapidito. En cambio, llevar una vida honesta y decente, es aburrido… Te echaré un cuento, a ver si me explico mejor, Santa Teresa de Ávila, era una mujer muy culta, teóloga, de carácter

fuerte, valiente y muy empeñado… Un día, iba sola en su carrito viejo, de noche, por un camino oscuro, ella orando… De pronto, comienza a llover, ella sigue orando… Repentinamente, el carrito, hace un ruido horrible y se apaga… ¡Señor! ¿Porque me haces esto? (Dice ella) Dios responde, Así trato yo, a mis amigos… Ella le replica, ¡Señor, con razón tienes tan pocos amigos! Que se haga tu voluntad Señor, y no la mía, al fin y al cabo tu eres Dios, me amas y solo permitirás lo mejor para mí…Ah y tranquilos que Teresa, solo se mojó un poco con la lluvia y ¡el carro arrancó!

LA ORACION ¿UN ARMA? Muchos teólogos dicen, que la oración no es un don, no es un regalo. Dicen que La oración, es un arma de combate, que tú quieres adquirir. Té haces violencia te esfuerzas, al despertar, de madrugada para rezar, al quedarte quieto en la oración, al ayunar por una causa… Tú con la oración ferviente, arrancarás a Dios lo que pidas. Santa Mónica, rezó durante años, por la conversión de su hijo, San Agustín, que dejó de vivir la vida loca y llegó a ser uno de los grandes teólogos de la iglesia (la oración, dio fruto) La oración, es un acto difícil de realizar. Por ejemplo, empezamos con nuestra valiente resolución, tenemos fe y decidimos, lo siguiente, voy a orar mentalmente 10 minutos diarios. Eso es bastante, ya que el día tiene 1440, minutos… Paciencia, no juzguéis, hay que empezar de a poco, además, esos 10 minutos serán

de contemplación y no vamos a contar el tiempo de oración vocal (de las oraciones aprendidas). Ta listo, comenzaremos como San Cirilo dijo, alabando a Dios, y recordaremos todo lo bueno que nos ha dado a nosotros, a la familia, a los panas y luego pediremos perdón por nuestras culpas, luego pediremos, intercederemos… Arrancamos, pero estamos tan dispersos en nuestra mente, que es difícil seguir una sola idea… Gracias Dios, por estar con vida, por mis ojos, mis manos. Estamos orando, pero intercalamos repetidamente la agenda del día, cuando termine, debo comprar tal cosa, luego ir a casa de fulana, después me toca… Dios gracias, por todo el bien que me has hecho, por este nuevo día… Sigues en oración, de repente, suena el teléfono, lo oyes, ¿será que contesto? No, yo estoy orando, que conteste otro… Alguien más responde y tu (que sigues orando) piensas ¿quién será?, ¿qué

quiere?, y así pasan los 10 minutos (lo sabes porque has visto varias veces el reloj) al terminar, preguntas ¿quién llamo? Uno que estaba equivocado, te responde alguien… Lógicamente, una oración así, no pasa del techo y nada, nosotros esperamos resultados extraordinarios. Paciencia, poco a poco, lograremos centrarnos, nuestra mente, se calmará y descansará en la oración. Eso sí, debemos ser realistas y críticos. En ocasiones, nos parecemos al estudiante, que repasa la lección, media hora antes y dice que estudió. Orad incesantemente, dice la escritura. Yo recé tres padrenuestros, por la sanación de fulano, y claro, luego vistes 4 horas de televisión, con contenido sexual y/o violento, pero tú ya rezaste. Le ofrecí 10 velas a la Virgen por su salud y luego te fuiste a chismear con la vecina, por dos horas y juzgaron a los 1500, habitantes del barrio, tu rezaste…

Queremos que papá Dios nos escuche, pero no le entregamos el corazón, menos el alma o la mente. Ora continuamente, el que une la oración a las obras y las obras a la oración. Querido, Dios y los habitantes celestes no necesitan velas, padrenuestros, procesiones de rodillas o tú sin fin de promesas… Si haces esas cosas, con el corazón postrado ante Dios, está muy bien. Pero si las haces, para salir de la rutina o para pasar el rato… Dios sólo quiere amarte y los habitantes celestes, sólo quieren que llegues al cielo también. Se trata de vivir como hijos de Dios. Un vegetariano, no vende carne; Un alcohólico en remisión, en tratamiento, no busca trabajo en un bar; y al chivo no lo ponemos a cuidar el jardín… Si quieres acercarte a Dios, que te escuche y ayude, no andes full time con el diablo…

Otra cosa, que nos pasa con la oración, con esta arma, es no saber usarla…No sabemos pedir lo que nos conviene, pedimos a papá Dios, un carro, una casa, un viaje… Y ¿el Espíritu Santo? ¿La castidad? ¿No decir mentiras? Madres que rezan, ayunan, para que el hijo no viaje, no beba, tenga una novia, deje a los amigotes… Ora para que Dios le de sabiduría a tu hijo, el discernimiento, la santidad… Pide lo máximo, lo eterno, lo atemporal. ¡Mosca con lo que haceis! La oración es un arma, con la que podemos vencer batallas y ganar la salvación eterna, no la uses para tu comodidad temporal. La oración, es un arma muy poderosa, es como una bazuca o misil que puede acabar con un tanque de guerra y la quieres usar, para pelar una mandarina… Alguno dirá, mi oración no llega a misil, pero sé que Dios me escucha, me concede, lo que necesito, lo que pido… Mi oración, no es una bazuca, es más como un cuchillo

eléctrico… igual pierdes panita, no se pelan mandarinas, con un cuchillo eléctrico. Hagamos, un uso apropiado de la oración… Hay un apotegma (dicho breve y sentencioso) de los padres (monjes) del desierto, cuenta de un monje que vivía en una pequeña isla, rodeada de un lago. Su superior, que habitaba en un desierto lejano, iba a visitarlo de tiempo en tiempo y le encontraba rezando, orando. Al cabo de diez años, llega el superior y el monje estaba felicísimo. Estaba muy feliz, y le cuenta el motivo de su alegría, después de una década de oración, había logrado, cruzar el lago, caminando… ¡Hijo, haz perdido el tiempo! dice el superior, el lanchero por 10 centavos te habría cruzado… No usemos esta arma poderosa, en pequeñeces… La oración con fe, es extraordinariamente poderosa, ya dijo Jesús que si nuestra fe tuviera el tamaño,

de un grano de mostaza (es como un mini frijol) moveríamos montañas… La humildad, colabora en la eficacia de nuestra oración. Si cuando queremos sugerir o pedir algo a los hombres poderosos, lo hacemos con humildad y reverencia, con cuanta mayor humildad, hemos de suplicar al Señor de todas las cosas. Fíjate en Jesús, pide con humildad, Padre si puedes… Jesús Cristo, nuestro salvador, tiene una oración, con toda humildad y devoción. Sepamos, que seremos escuchados, no por hablar mucho, sino por la pureza de nuestro corazón, por nuestras lágrimas. Se nos invita por eso, a una oración breve y pura. A menos que, nuestra oración se prolongue por un afecto inspirado por la gracia divina. Debemos tener claro, que Dios no tiene que escucharnos, ni hacer nuestra voluntad, es nuestro Padre, no nos debe nada. Los hijos estamos en deuda con los padres, no al revés.

Recuerda que, si hacemos lo de siempre, obtendremos lo de siempre, te invito a variar a cambiar, a hacer todo lo posible, para acercarte a Dios, que te ama y siempre te espera.

BUSCANDO LAS FUENTES Cuando uno quiere encontrar la verdad, el centro y raíz de un asunto no puede andar por las ramas, se va a cansar y no hallará nada… Por eso tú y yo debemos ir a las fuentes a las raíces para adelantar efectivamente en la oración… ¿Estas decidido? y quieres saber, ¿cuáles son las fuentes, orígenes o raíces de la oración? Fuentes, donde podemos acudir, para que nuestra oración sea más ferviente, humilde y constante, ¡te la tengo! El catecismo (de la iglesia católica) nos hecha el cuento y asevera, que si nos acercamos a ellas obtendremos una mejor relación de amor con Dios. Son estas fuentes la palabra, la liturgia y la fe. Cuando dice palabra, claro está, que se refiere a la palabra de Dios, a la biblia. Ya sabes que la biblia, tiene un interesante origen y además, es un libro de libros (es

decir, un libro que está formado, por muchos libros). Según los filólogos, que son los especialistas en las ciencias de una lengua, de un idioma, bueno según ellos, la biblia, es el libro más perfecto del mundo, por la sincronía y comunión que existe entre los libros que lo forman, ni que decir desde el punto de vista literario, sus figuras rimas y demás… ¡Es una joya de libro! Para nosotros, es el libro de la vida, que contiene verdades reveladas, de la historia de la salvación, y nos asegura un dicho “A Dios hablamos, cuando oramos, a Dios escuchamos, cuando leemos su palabra”. En una ocasión dijo Jesús, unigénito de Dios, escudriñen las escrituras, porque ellas hablan de mí. Entonces, si aspiramos conocer a Jesús, hombre celeste y su obra, lo que nos dejó dicho (tipo el padre nuestro) acudamos a las escrituras. En la palabra, encontraremos las oraciones, frases, para acercarnos a Dios;

hallaremos consuelo, al leer acerca de las victorias de los justos, frente a sus enemigos; se fortalecerá la esperanza, al leer los prodigios que el Señor ha obrado y así… También, entra o vale como palabra, los escritos que nos induzcan o se refieran a las cosas santas, que nos ayuden a mejorar y nos acerquen a Dios y la santidad. Por supuesto, te recomiendo que busques libros o escritos de gente formada, que conozcan más que tú y con un léxico, un vocabulario que se adapte a tu nivel, poco a poco iras avanzando. Alguno dirá, que esos escritos son muy pesados, y no entiende nada…No te rindas, busca la que más te acomode. Hay de todos los sabores y colores, para todos los gustos pues. La liturgia, es la segunda fuente. La liturgia, consiste, en un conjunto de prácticas y ritos para rendir culto a Dios. En ella hay un montón de símbolos,

signos, música, pinturas, iconos, entre otros. También, están las flores, luces, velas, cuadros, música, vestiduras, posturas corporales, espacios de silencio, a veces oscuridad, fuego, agua, y demás nos anuncian y actualizan en las obras que Dios ha hecho para salvarnos, nos muestran la obra y el amor inmenso que Dios, tiene al hombre desde siempre. Los símbolos y signos de la liturgia, han cosechado muchos enemigos, a veces, se les asocia con la idolatría de imágenes… Todo, tiene su razón de ser y su justificación histórica. Por ejemplo, recuerda que durante siglos, fueron pocas las personas que sabían leer, escribir y que la misa no era en lengua vernácula, era en latín y claro está, muchos quedaban perdidos. A todos esos perdidos, les ayudaba la liturgia, si en la iglesia, ponen un nacimiento o un Cristo crucificado, sabes que celebran así hablen en chino…

Afortunadamente para nosotros, vivimos en una época donde la gran mayoría sabe leer y escribir (con errores, pero sabemos) tenemos una biblia o más en casa, la liturgia es en lengua vernácula, muchos tienen el catecismo o han ido al catecismo, ni que decir del internet, es decir, que si queremos saber algo, sólo buscamos y ya. No pienses, que todo fue malo, en las épocas pasadas, cuando no había internet y la gente iba a la iglesia, que tenía esa la liturgia en una lengua extraña y no sabían, ni entendían, nadita. Es en entonces, cuando comenzaron a surgir hermosas obras de arte, que describían pasajes bíblicos y así educaban, de esta época tenemos y valoramos hasta el día de hoy, esculturas, cuadros, iconos de invaluable belleza y valor catequético, Dios siempre ayudando pues y acercando al hombre. ¿Y ahora que somos letrados debemos despreciar todo ese arte, botarlo, sacarlo de las iglesias, enterrarlo? no creo…

En mi insignificante opinión, son invaluables desde el punto de vista histórico para la humanidad, para la iglesia, ni que decir de su valor como arte… Los signos de luz, flores y demás siempre, siempre ayudan al pueblo, al carácter de la celebración, solemne, de penitencia, de espera. Cierto, que a veces hubo exageración, y de allí se agarraron algunos, para acusar idolatría… De pana, que no sabemos o el papel de locos, lo hacemos muy bien… Seguro, que si se aplica una encuesta, encontramos más idolatría, al celular, la televisión, el internet, al marido, al dinero, al placer, que a las imágenes de los santos… Ojalá, tuviéramos celo por la liturgia, estemos atentos y nos apoyemos en ella para guiarnos en la oración. Y se entra en la oración, por la puerta estrecha de la fe. Recuerda, que esta frase

es de la cultura oriental, estrecho no significa lo mismo, allá que acá. La puerta estrecha, no es angosta, es bajita. Entonces, para entrar por la puerta estrecha, no hay que ser flaco, hay que agacharse, hacerse pequeño, entrar con humildad, dejar el orgullo, y confiar en Dios. Cuando nuestro corazón esté decidido, aprenderá a orar en la fe. Tendrá esa adhesión filial a Dios. Siempre con la esperanza puesta en Dios, que ha derramado su amor en nuestros corazones, eso nos hace amarnos y amar a los otros. Todos tenemos fe, la mayoría una fe, incipiente e intermitente… Por eso siempre decimos, Señor aumenta mi fe. Para ayudarnos a aumentar nuestra fe, están el ayuno y la misericordia. El ayuno, es la abstinencia de comida, que se hace por devoción. El ayuno, es el alma de la oración, no es morirte de hambre, tranquilo panita. Aquí hay unas ideas,

puedes un día desayunar, no almorzar y luego cenar, ofreciendo esta privación para entrar en la voluntad de Dios. Ojo, no tienes que abstenerte sólo de comida ¿Tienes muchos años, estas flacucho o enfermo para ayunar? Tranquilo, puedes ayunar del televisor, el celular, la telenovela o de algún alimento que te guste mucho, si tu intención es sincera, Dios te inspirará. Eso sí, todo ayuno debe ser en privado, sin show, entre Dios y tú. La misericordia, es la virtud de compadecerse de otros y es una gran ayuda para la oración, nosotros que pedimos algo al Señor y esperamos su respuesta favorable. Demos también, una respuesta favorable, a aquel que nos pide. Así como estamos, con la mirada fija, en las manos del Señor, esperando su misericordia, también nuestros hermanos que pasan necesidad, esperan que tengamos piedad de ellos y remediemos su situación. Compadécete del otro, tan

pronto como quieras, que Dios se compadezca de ti.

A DIOS ROGANDO El refrán dice, a Dios rogando y con el mazo dando, pero es la primera parte de este verso, A Dios rogando, lo que capta mi atención, es una invitación constante, perenne, un propósito de vida, un objetivo, una meta, vivir, a Dios rogando… No temáis, no se trata de volvernos monjes (malo no es) se trata de romper una vez por todas, ese divorcio entre religión y vida. No temas, la comunión entre religión y vida, nos ayudará, mejor dicho nos hará, reconocer nuestra dignidad de personas, de hijos amados de Dios. Es maravilloso, que independientemente, de nuestro físico, nacionalidad, idioma, condición social, edad, sexo, deporte favorito, grado de instrucción, gusto musical… Somos valiosos y amados de Dios.

San Juan de la Cruz, sólo habla del amor de Dios, tiene unos poemas preciosos, donde narra cómo su alma descansó, al encontrarse con este amor, se hizo totalmente libre, ya no tenía que andar con caretas, aparentando ser otro, para que la gente lo quisiera, ya no tenía temor al mal que podrían causarle otros. Decía, el mal se devora a sí mismo y así desaparece. El amor, debe llenar nuestra vida, para que el mal, no retorne. Vivir en oración, nos llevará a encontrarnos con el amor de Dios, como San Juan de la Cruz. Dicen, que en la mesa de noche, de San Juan Pablo Segundo, siempre había un libro, de San Juan de la Cruz, hasta hizo su doctorado, acerca de él. A Dios rogando, reconoceremos nuestro valor, nuestra dignidad, que somos frágiles, que tenemos defectos, que no somos perfectos y aun así, Dios nos ama. A Dios rogando, seremos libres, sin caretas, sin mascaras. Ante Dios, no sirven

las máscaras, Él nos ve y nos ama como somos y por ser sus hijos. Tantas personas, que viven con caretas, máscaras, llegan el jefe, el superior, una careta. Con la mujer, otra careta, con los hijos, otra careta. Poniendo frente a todos, la careta necesaria para que nos quieran, prisioneros de nuestra afectividad, de nuestros complejos… Descubrir el amor de Dios, nos hará libres, para amarnos a nosotros mismos y llegar a amar a los demás, como son, sin chantajes, ni manipulaciones. Por vivir a espaldas de Dios, alejados de la oración, son muchas las criaturas, hijos de Dios, que andan perdidos en el mundo, no saben quiénes son, no se conocen a ellos mismos, por lo tanto, no pueden aceptarse, amarse. Y quien no se ama, no puede amar a alguien más. Tantas criaturas e hijos de Dios, atenazados, esclavizados por sus

complejos, andan por el mundo sembrando, odio, violencia… No les denuncies, ni les acuses, no puedes decir a ningún hombre su verdad, si antes no le has anunciado el amor de Cristo, esplendor del padre. Muchos de los que siembran el mal, andan totalmente perdidos, causando daño, sin tener conciencia, si la tuvieran, si lo supieran, si tuvieran mínima idea, de lo que han hecho, las lágrimas y el dolor que han causado… Por vivir a espaldas de Dios, alejados de la oración, son muchas las criaturas, hijos de Dios que no tienen vida, sino supervivencia. Viven el hoy, viven para darse gusto hoy. Comer, beber, comprar, disfrutar, hoy… La vida sin Dios, es muy efímera, la ambición, es pasarlo bien, hoy. Se vive para disfrutar, para derrochar, para gozar. No se vive como persona, sino como un ser vivo, como cualquier ser vivo de la naturaleza, que sólo se enfoca en la

supervivencia. No exploran, ni aprovechan su dimensión eterna… Una querida amiga dice, que si no eres, por lo menos religioso, eres un animal, solo vives para comer y beber… El ser humano, ha sido colocado por encima de todas las criaturas, es tridimensional, cuerpo, mente y alma (está científicamente demostrado). Cada persona, tiene un tesoro dentro de sí, que le hace eterna, cada persona, está llamada a vivir esta realidad, esta dignidad de hijo de Dios, y la vida, es mucho más seria que sólo pasarla bien… No te achicopales, si también caes en esto o en lo otro. La máxima ventaja de un ser humano, es que cada día podemos cambiar y ser mejores… Cada día al despertar, espera Dios, que sea un día de conversión para nosotros. La respuesta que Dios espera de nosotros (según Teresa de Calcuta) es que seamos

contemplativos. Que vivamos, en una oración contemplativa… Imagínate, ser contemplativos viviendo en el mundo, ser contemplativos en nuestra loca y agitada vida. Ser contemplativos, permanecer por la fe, unidos a Dios y poder sacar de su corazón, las gracias que necesitamos, para nuestra vida diaria. Querido, la batalla es dura y sólo unidos a Dios podemos perseverar y mostrar al mundo, el mensaje del amor. No se trata de hacer, sino de ser, en esta creación, un mensaje de amor. La gracia de Dios, nos ayudará en la oración, para que demos una respuesta decidida, en este combate con nosotros mismos. La oración, no es una operación psicológica, para dejar la mente en blanco. La oración, no son actitudes, ni sólo rituales, y mucho menos huir del mundo. No te rindas, insiste, no sientas que fracasó, tu oración. En la oración, siempre es necesario luchar con humildad, confianza y perseverancia.

PENSEMOS EN LA ORACIÓN La oración, el acto de comunicarse con Dios, para expresar las emociones personales, es una invitación diaria y personal (a veces comunitaria) La oración, es para que nuestra loca cabeza, deje de preocuparse por el incierto mañana o peor aún, viva pensando, en el irreparable pasado y empiece de una vez por todas a disfrutar el regalo, el presente, el hoy… Entregados con humildad, en las manos de Dios que es nuestro papá. Entregados a Jesús, el amor de tu vida, esposo de tu alma, aquel que se rebajó a sí mismo, hasta dar la vida por amor a ti. Entregados al Espíritu Santo, que solo tiene dones, regalos de amor para nosotros. Demos gracias a Dios, por todo el bien que nos ha hecho, por todo lo que nos ha dado, por elegirnos; Oremos, que Dios tenga

piedad de nosotros y no nos trate como merecen nuestros muchos pecados; Oremos por nuestros seres queridos, su bienestar, su conversión; Pidamos al Señor, la unidad de los cristianos y que la luz de Cristo llegue a todas las naciones; Oremos por las familias, que Dios, les una, las ate, enlace y nadie las destruya; Oremos por los refugiados, damnificados, por los que no tienen vivienda, ni alimento, ni vestido, ni un empleo; Oremos para que los viajeros y los secuestrados vuelvan a casa; Oremos por quienes están en las cárceles, hospitales, la guerra y los vicios; Oremos por los jóvenes, que Dios les colme de sabiduría y así, nunca opten por la violencia, el robo, la muerte. Oremos por nuestros gobernantes, que les colme el Espíritu Santo, y aprovechen su poder para ganarse el cielo; Oremos para que lleguen a buen fin, nuestras sendas y proyectos; Oremos por nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, por

nuestros enemigos, por nuestros bienhechores, que a todos les vaya bonito y sean felices… Vivamos, a Dios rogando, orad sin parar. Sé contemplativo. Dios te ama y escucha. Dios, colmará los anhelos de tu corazón. Unidos a Cristo, podemos ser sal, en la vida insípida de muchos. Unidos a Cristo, podemos ser luz, para los que están ciegos. Unidos a Cristo, podemos fermentar, la vida de otros. Unidos a Cristo, podemos seguir el camino a la felicidad y hacer que otros lo sigan. Y no con violencia, sino con amor, paciencia, sin juicios. La oración nos invita, nos lleva, a ser como un niño pequeño, en brazos de su madre, que la contempla, mientras se siente seguro, confiado, sereno, sólo espera los cuidados y cariño de su madre. Orar es permanecer, en el regazo de Dios padre, sabiendo que todo sucede para nuestro bien. Dios es tu papá, Todopoderoso, te ha creado. Jesucristo, cordero inmaculado, te ha salvado. El

Espíritu Santo, te colma de dones ¿Crees que te dejarán morir de hambre? ¿Crees que permitirán, que los malvados te destruyan? ¿Qué permitirán, que andes desnudo? ¿Qué te abandonarán? Confía en Dios, descubre, que ni la muerte, ni la vida, ni lo presente, ni lo futuro, ni la altura, ni la profundidad, nos podrán separar del amor de Dios. Aunque el mundo entero y los poderes del mal, se levanten contra ti, no te vencerán. Si tu corazón pertenece a Dios, el viaje tormentoso de tu vida, terminará en un puerto seguro. Nada te puede apartar del amor de Dios, en las palmas de sus manos, lleva tatuado tu nombre y aunque una madre se olvide de su hijo de pecho, Dios no se olvida de ti. Entrega a Dios tu corazón y todo lo demás, se te dará por añadidura.

Related Documents

A Dios Rogando (1).pdf
April 2020 0
Chile 1pdf
December 2019 139
Theevravadham 1pdf
April 2020 103
Majalla Karman 1pdf
April 2020 93
Vine A Alabar A Dios
November 2019 11
Atrevete A Creerle A Dios
November 2019 17

More Documents from ""