Iniciamos al caer de la tarde, como las alondras de la canción buscando retornar al nido, el cruce por los Alpes desde Torino a Grenoble. Realmente la opción de rutas secundarias, resultó nuevamente una alternativa de escenarios inolvidables, a punto tal que decidimos pasar la noche en medio de los Alpes, bastante antes de llegar a Grenoble. Lo cual resultó posible, ya que como es zona principalmente de temporada invernal, había lugar para dormir, y el alojamiento resultó el más accesible de todos. El descanso necesario, ya que estábamos bastante cansados, había mucha niebla y lluvia, en un camino angosto, cargado de curvas, puentes y túneles. La
zona
italiana
está
siendo
prepara para los juegos olímpicos de invierno del dos mil seis, por lo cual hay mucha construcción de pistas para esquiar y cosas por el estilo, que resultan atractivas de ver.
Poco después de cruzar la frontera ítalo francesa, hay unos glaciares, imagino que como aquel en el cual hace unos doce años, me parece, se encontró ese hombre de la edad de cobre1. Una parada técnico recreativa, habilitó al pasaje para tomar algunas escénicas con el glaciar de fondo y ponernos un abrigo, ya que en pleno verano hacía frío como para una camperita . . . aunque alguno haya optado por el abrigo de mamá o una toalla . . . mientras Benji saca la foto y el papá está tratando de que el franchute del bar le deje pasar al servicio sin consumición previa.
1
Ötzi, que ese es el nombre que le pusieron a la momia de 5300 años descubierta el 19 de septiembre de 1991, en perfecto estado de conservación, en los Alpes Tiroleses entre Italia y Austria. Después de muchas disputas, se determinó que el lugar de su hallazgo está a 100 metros de la frontera, adentro del territorio italiano y finalmente fue a parar al Museo Antropológico de Bolzano.