1x05 El Amor Una Mentira

  • October 2019
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  • Words: 1,940
  • Pages: 3
EL AMOR… UNA MENTIRA Mary Alice: No hay nadie en este mundo que no haya sucumbido alguna vez a las flechas del amor… [Susan y Mike besándose apasionadamente] Y es que el amor es tan necesario como lo es el oxígeno, ¿o es que alguien puede vivir sin amor?... [Felipe mirando de nuevo la foto, besándola y llevándola de nuevo debajo del colchón] ¡Cuántas veces habremos dicho “no me enamoró más”!.... [Lynette mirando a Tom] Pero entonces recordamos que siempre podemos encontrar el amor en el lugar más inesperado y aunque nosotros no lo estuviéramos buscando… [Lynette recordando las cenas con Rick, llorando] Aunque cuánto dolor nos provoca que nuestro amor no sea correspondido… [María mirando desde lejos a Francisco reir, se echa en la cama y llora en la almohada] Y mucho más nos duele cuando en el pasado, esa persona que ahora nos ignora, nos quería con tanta locura que hubiera hecho lo que fuera por nosotros. [Tom mira a Lynette, llorando en el cuarto de baño, sabiendo exactamente que llora por Rick, se va a la cama, coge una almohada, se la pone en la boca y grita de rabia] Mike y Susan se encontraban en la cama, desnudos, después de haberse demostrado su amor el uno al otro, pensando que la vida no le podría ir mejor y que eso no podía acabar nunca. -¿Cómo pude estar con Ian cuando en el fondo era a ti a quien te quería? –dijo Susan abrazada a Mike y echada en su pecho. -Como ves yo no puedo responder a eso, estaba demasiado ocupado en sobrevivir –sonrió Mike. -La verdad es que no hay que volver al pasado, sino vivir este amor que nos envuelve en el presente y soñar que esto no vaya a acabar nunca más. -¡Qué bonito! Refleja toda nuestra vida. -¿Verdad? Lo encontré en una bolsita de azúcar –rió Susan. -Ya decía yo, pero no te preocupes, sabes hacer cosas mejor que recitar poesías. -¿Sí? Deberás refrescarme la memoria porque la verdad es que no sé muy bien qué – mintió ella. -¿No? Ahora mismo te lo recuerdo –entonces se echó encima de ella recordando de nuevo que su amor sería eterno, o por lo menos, eso era lo que ellos pensaban en ese momento. Con Edie era diferente, sentía que la vida no le sonreía, había perdido a Carlos, su único amor verdadero en toda su vida, los demás habían sido caprichos, con Carlos era diferente, lo amaba de verdad. Sentía que cada momento que pasaba con él era una delicia, pero ahora nada era posible, más bien un anhelo, un pasado demasiado angustioso para recordarlo. La carta que le dejó a Carlos, el intento de suicido, quería dejarlo todo atrás pero, ¿cómo? Ella sabía perfectamente que aunque había perdonado a Gabrielle por quitarle a su Carlos, en el fondo de su corazón deseaba coger su coche y atropellarla, para que ella pudiera recoger los pedazos de corazón de Carlos. Y, por primera vez en todo este suceso, pensó que alguna vez podría pasar… Orson preparaba ya la barriga falsa de Bree, la de los ocho meses, así que pronto podrían acabar con esa mentira, traer de vuelta a Danielle y vivir de nuevo una vida sin mentiras. Entonces, Bree pensó en lo mucho que quería a Orson, que había cargado con ese hijo aunque no era suyo y que había vivido una mentira para que ella estuviera tranquila… ¡pensar que alguna vez en el pasado se la había pasado por la cabeza el hecho de que él podía haber matado a Alma! Ahora sabía que no, era un hombre bueno, tan bueno que ni siquiera ella, la mujer más perfecta de todo el mundo, se lo merecía. -Póntelo cariño, pronto podremos acabar con todo esto –dijo Orson-, te llevaremos a Canadá para que tengas el hijo falso y entonces podrás volver con Danielle, diremos que ya estaba harta y que quería volver a Wisteria Lane porque echaba de menos a todas sus amigas. -Siempre piensas en todo, esa es una de las cosas que más me gustan de ti. -¿Y cuál es la que más te gusta? –dijo sonriendo. -Esta –entonces le besó tiernamente, hasta que las caricias y los besos tímidos dejaron paso a la pasión.

Lynette, con una peluca postiza, ya que todo el pelo que le quedaba se lo había tenido que afeitar porque era muy débil y además le hacía más fea se miró al espejo. Vio como era una peluca buena, pero que aún así se le notaba que era falsa. Maldiciendo las consecuencias de esa terrible enfermedad se puso la que mejor le quedaba y salió a la calle, para otra sesión de quimioterapia. Su marido se encontraba en el baño, iba al trabajo, pero cuando salió ya no había nadie. Entonces pensó que si no hubiera montado una pizzería ella no habría conocido a Rick, y que si no se hubiera puesto malo lo hubiera evitado antes; pensó que en cierto modo, la había echado en brazos de Rick desde el primer momento, entonces estaba segando lo que él mismo había sembrado. Con ese pensamiento, se fue al trabajo de sus sueños, que en verdad ya no era tan deseado para él como lo era en el pasado. María se encontraba con el teléfono de la casa en la mano. Su novio, Felipe, estaba hablando con él y ya confirmaba las sospechas que ella tenía. -Lo sé mi amor, pero ahora mismo no podemos sacar a la luz nuestro romance, todo tiene que mantenerse en secreto, necesito este trabajo y Ricardo no quiere ningún escándalo en su casa, ¿qué crees que pensaría si le digo a María que la dejo por ti? No me contestes, sé que lo sabes. Hasta luego amor, tengo que colgar, voy a seguir haciendo las tareas de la casa, ahora que han llegado los nuevos, no tenemos tanto trabajo, pero debemos de seguir con lo nuestro, hasta pronto. El teléfono no volvió a emitir sonido alguno, María había confirmado todas sus sospechas y, aunque lo sabía, le dolió mucho escucharlo de primera mano. Llorando, buscó a Felipe por toda la casa hasta que lo encontró. -He escuchado tu conversación por teléfono –dijo ella, éste se quedó pálido. -Lo… lo siento mi amor… puedo explicarlo… no es lo que parece –dijo aturdido. -No sé quién es esa mujer que te ha enamorado, pero dime, ¿qué te ofrece más que yo? -Me ofrece libertad, no quiere que aparente nada, sólo quiere que sea como yo soy, cosa que tú no haces, siempre me tienes cohibido. -Amor, eso puede cambiar, lo siento mucho, sé tú mismo. Todas las decisiones que tomes las apoyaré, pero no me dejes. -Lo siento mucho, ya es demasiado tarde, no puedo enamorarme de ti ahora, porque otra está en mi corazón, lo siento. Y ahora, puedes ir a decírselo a Ricardo, él me echará y tú estarás feliz. -No quiero hacerte la vida imposible, no le diré nada. Pero tú sabrás cómo vas a esconder una cosa tan evidente. -Dormiré en el suelo de la habitación, por mí no hay problema, por lo menos hasta que encuentre otra cosa, porque tarde o temprano Ricardo sabrá que yo estoy enamorado de otra persona y me echará. -De acuerdo, entonces lo nuestro ha terminado, ¿no? -María, no puede acabar una cosa que aún no ha empezado, nuestro amor nunca fue verdadero aunque tú insististe demasiado, ahora tienes las consecuencias de tus actos, estás sola en la vida. Con ese pensamiento él se fue y ella pensó que tenía razón, que siempre iba a estar sola en la vida y que nunca iba a encontrar un amor que estuviera a su lado para siempre, ese pensamiento la trastornó tanto que sólo pudo ir a su habitación, cerrar las cortinas y llorar en silencio las consecuencias de sus actos. Gabrielle se encontraba en la cama con Víctor, éste no sólo la quería como un montón de votos, también la utilizaba como un objeto, que debía de obedecer sus órdenes. Gabrielle, para que la caída fuera más aparatosa, a todo lo decía que sí, haciendo así que pareciera que en verdad ella estaba enamoradísima de él y que haría cualquier cosa por él. -Cariño, ya sabes que hoy tenemos que ir a la cena con los Watson, recuerda que él es un importante empresario y puede hacernos ganar muchos votos –le dijo Víctor a Gabrielle. -Lo sé, los votos son muy importantes… -dijo sarcásticamente Gabrielle. -Cariño, ¿es que no confías en mi carrera política? Siempre ha sido mi sueño, llegar a gobernador, ¿es que crees que me iba a conformar con ser gobernador de Fairview? Lo siento mucho cariño, pero no te interpondrás en mi carrera política. -Por supuesto que no lo voy a hacer, deseo como tú que presentes tu elección a gobernador. -Siempre pensamos igual, ¿verdad? –dijo él abrazándola.

-Sí, siempre –dijo ella, pero después dijo para sí que los motivos eran muy distintos, ella deseaba que él presentara su elección a gobernador para poder truncar su carrera, poner fin a su matrimonio y vivir de nuevo con Carlos, su verdadero amor, al que ella misma había dejado, sin saber valorarlo. Francisco estaba en su habitación, meditando en lo mucho que necesitaba un amor, pero como él pensaba, el amor no se puede controlar, ojalá y entonces ya tendría un amor a su lado. De hecho ya lo tenía, siempre pensaba en su amor justo antes de dormir y se despertaba pensando en lo mucho que necesitaba ese amor, pero su padre no lo hubiera aprobado, el presidente de la empresa Glamour tiene que aspirar a algo mejor, y por aspirar a algo mejor se estaba quedando sin nada. Pero ese día todo cambió, cogió su teléfono móvil, buscó su número y se dispuso a llamar, cuando vio que no era el momento, que Clara seguía muy enferma y que necesitaba todo su apoyo, así que eso es lo que hizo, le dio su apoyo y se olvidó del amor. -¿Cómo te encuentras Clara? –dijo él acariciando su pelo. -Bien, gracias, aunque lo peor se lleva por dentro, ahora mismo no tengo ganas de vivir; el bebé era para mí tan real que no consigo olvidarme de él. -¿Sabes Clara? No tienes que olvidarlo, de hecho los recuerdos nunca se deben tirar, pero sí guardarlos en un rinconcito donde no nos hagan daño. -Muchas gracias por todo hermano, la verdad es que sabes cómo tratar a la gente. -Sí, hermana, de verás sé tratar a la gente –dijo mientras frotaba con sus dedos la llave que llevaba colgada de su cuello y sonrió. Mary Alice: Amor, esa palabra tan cruel que llena siempre nuestra vida de problemas… [María mirando una foto de Felipe, que guarda en el cajón cuando viene él] Aunque también nos da los momentos más felices de nuestra vida… [Mike y Susan, besándose y sonriendo] Y es que eso en realidad es el amor, tan inesperado que a veces nos pilla por sorpresa… [Edie llorando con una foto de su hijo, de Carlos y de ella, juntos] Y que nos hace llorar cuando lo tenemos… [Susan llorando de alegría abrazada a Mike] Y mucho más cuando lo perdemos… [Tom llora al ver como su mujer ya no le quiere] Dolor y felicidad, dos palabras que van de la mano cuando queremos definir el amor.[María y Felipe están los dos de espaldas en la cama. Una llora por haber perdido a su amor, el otro sonríe al ver que ya es libre de amar a quien él de verás desea]

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