Jesús María-La Angélica
Noticias de la Angélica
Año 4 Número10 Mayo 2005
Una nueva etapa La Iglesia de Saint Nizier nos recibió con su sobria serenidad la mañana siguiente de la elección del nuevo Papa. Al comenzar la misa el celebrante dijo sencillamente: Benedicto XVI nos pide que recemos por él, y eso es lo que vamos a hacer. Todavia frescos en el recuerdo los funerales de Juan Pablo II, el desafio parecia ser el de convertir en realidad la imagen de paz y reconciliación que durante esas tres horas preciosas reflejó la Plaza de San Pedro. Esos Tiempos nuevos con acentos del profeta Isaías en los que “el lobo y el cordero pacerán juntos”. Algunos días antes, la comunidad parroquial de Saint Nizier había ofrecido un espectáculo para festejar los 700 años de la reconstrucción del edificio; “El Constructor”, un poco a la manera de los antiguos autosacramentales pero renovado con las riquezas de las nuevas tecnologías. En su trama, el perdón de Claudina aparecía como el núcleo de la reconstrucción, a la vez, del corazón del hombre y de la Iglesia.
Porque todo va unido, y los tiempos que corren dejando a veces poco espacio a la esperanza, nos piden un nuevo compromiso con el anuncio vivo del Evengelio. Como lo hizo Claudina. Sobre sus huellas, y abrevando en la fuente viva de su experiencia de Jesús, la realidad nos llama a una nueva conversión. Conversión que será auténtica si se refleja en una transformación del mundo que nos rodea. La figura de Juan Pablo II nos mostró durante los días del duelo romano y universal que esa transformación es posible. Es hora entonces de proseguir la marcha pidiendo la gracia del Espíritu para cambiar el corazón, y para abrirnos a esta nueva etapa de la Iglesia, con un pastor que quiere contar con el sostén de su pueblo.
Sumario • Una nueva etapa, en un mundo nuevo • Los tiempos de Claudina • Tiempos modernos...y posmodernos • Reconciliación, misericordia, servicio y testimonio. • Para hacer la unidad. • En este año eucarístico.
Jardin de La Angélica en primavera.
Frente a un mundo nuevo Los cambios de siglo no se dan en un instante ni a golpes de calendario. Este siglo XXI no ha sido la excepción. Y si los comienzos parecieron ser de muerte entre atentados y guerra, los días que acaban de transcurrir nos han mostrado el rostro de un Pascua esperanzada. No es nuevo hablar de la globalización, de esa formidable reducción de las dimensiones de tiempo y espacio que la tecnología ha hecho posible y que ha venido a modificar profundamente nuestras existencias en lo cotidiano y sobre todo las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la humanidad. Esas modificaciones son muchas veces ambiguas. El progreso y la rápida circulación de bienes no siempre se traduce en un aumento de dignidad y de sentido, pero también es cierto que permiten el acceso a culturas y modos de pensar diferentes, que una cantidad de bienes útiles y necesarios llegan a manos de muchos. Todo esto nos anima a avanzar por el camino que nos había señalado Vaticano II, discernir los signos de los tiempos “esos fenómenos que por su generalización y frecuencia caracterizan una época y por cuyo medio se expresan las necesidades y las aspiraciones de la humanidad presente”-según el decir de M-D Chenu al evocar ese concepto. Descubrir en los signos de los tiempos las trazas de Dios, Discernir los signos de los tiempos, descubrir en ellos la traza de Dios, señor de la HisSeñor de la Historia toria, he aqui una tarea a cumplir siguiendo el camino de Claudina.
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En tiempos de Claudina... Un siglo nuevo y diferente estaba naciendo, sus comienzos tampoco fueron muy gloriosos si nos detenemos sobre el terror y las guerras que siguieron a la Revolución. Y todavía otro fenómeno que se gestaba al ritmo de la máquina de vapor vendría a aportar su cuota de injusticia y miseria: la Revolución Industrial. Todo esto se sentía en Lyon donde la industria de la seda se veia apremiada por la competencia que creaban los telares ingleses capaces de producir buenas telas a costos inferiores. Una respuesta facil era la de hacer producir más rápido y bajar el costo comprimiendo el salario. También entre los canuts, los roles familiares se modificaban al ritmo de las exigen-
cias de la Fabrique Lyonnaise, la mujer tenía que ayudar a su marido dirigiendo la pequeña empresa familiar; cocina y orden de la casa, gobierno de los aprendices a cargo, visitas a los negociantes para recibir el hilo de seda que los telares tenían que transformar y porque no, reparar los hilos que se rompian sin interrumpir el trabajo, remunerado por pieza tejida. Nuevos tiempos, fuentes de miseria o prosperidad. Claudina tuvo ante sí varias opciones para hacerles frente, y su opción fue clara, su testimonio del amor del Padre pasaría por la formación de las obreras y de las jóvenes que los tiempos nuevos requerían, bien instruídas y formadas en la virtud.
En Lyon la industria de la seda se veia apremiada por la competencia.
Tiempos modernos... No , no fueron tiempos fáciles los de Claudina. El medio obrero de los canuts que con su trabajo alimentaba la sedería y con ella el prestigio de Lyon, conocia profundas transformaciones. Los canuts que vivían en condiciones de gran pobreza se ayudaban a través de cajas de socorros mutuos, pero hacia 1830 la sociedad del ‘Devoir Mutuel” se constituía en un medio capaz de poner límites a los abusos de ciertos patrones. Según la opinión de algun historiador, esta asociación despertó la conciencia de los obreros a la noción de clase. (De aquella noche en
Pierres Plantées...p.410). La revuelta de 1831fue solo el preludio de una agitación que crecía en los espíritus. La obtención de una tarifa para los tejidos y la promesa de respetarla no bastaron para acallar la inquietud. La transformación en curso sobrepasaba el espacio económico. Los obreros querían ser tenidos en cuenta. Era cuestión de una nueva estructura social en la cual los canuts buscaban ser reconocidos como miembros plenos de la sociedad.
La revuelta de 1831 fue solo el preludio de una agitación creciente
...y tiempos posmodernos Aunque las cartas estén repartidas de manera diferente, el juego de poder y economía se prolonga en este comienzo del siglo XXI. La lucha por el bienestar y el reconocimiento ha sobrepasado las fronteras nacionales y el innegable crecimiento económico experimentado en el último siglo deriva en el abismo que separa la realidad Norte-Sur. Con una paradoja añadida, la riqueza no ha traido de por sí la felicidad y mientras unos claman por lo indispensable, los otros buscan entre la niebla del individualismo y el placer , el sentido de la abundancia que no sacia.
El tiempo y el espacio reducidos, la multiplicación de una tecnología siempre llena de promesas no sirve de por sí para saciar la sed que anida en el corazón humano. Sed del amor gratuito que ennoblece. “Si conocieras el don de Dios...”; las palabra de Jesús a la Samaritana son hoy de tanta actualidad como la angustia de Claudina frente a la realidad de los que no lo conocen o viven en las fronteras de lo humano. Sentido y solidaridad son los desafíos de la hora presente y se reflejan en la pregunta planteada desde el orígen “¿Qué has hecho de tu hermano?
La abundancia de una tecnología llena de promesas no sirve de por si para saciar la sed del corazón humano
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Misericordia y reconciliación... Los tristes episodios del Terror habrian sin duda predispuesto a Claudina a vivir en el temor las revueltas lionesas. Sin embargo, nos dice la historia, (Pos. p 590) la comunidad rezaba y confiaba en Dios y en María. La inquietud estalló en 1830 sin afectar demasiado la colina deFourvière. Y cuando en 1831 las tropas obligadas a retirarse por los revoltosos volvieron a la ciudad encontraron el camino sembrado de medallas e invocaciones, muestra elocuente de la fe y el espíritu pacificador que se vivía en Lyon. Paulina Jaricot no era ajena a ese movimiento, por lo que es lógico suponer que era también el sentimiento de Claudina y su comunidad. Una carta a su sobrina Emma del 22 de julio de 1833 nos deja saber que frente a los disturbios que afectaban el comercio de la seda, ella supo mantener la calma, cuando los
obreros vienen a reclamar a su puerta los atiende amablemente: “se presentaron cortesmente, los recibimos del mismo modo...”(Pos p.347) y más adelante “ya comprendes que nosotras permanecemos neutrales...si nos pagan más no lo rechazamos, si no nos aumentan no decimos palabra. Más aún, durante la revolución de 1834, (Pos p. 596) cuando los insurrectos venian a requisar el pan, la sopa y el vino, Claudina daba con largueza y rezaba para que el Señor los iluminara y perdonara. Ninguna señal de agitación que pudiera desviarla del camino que se había trazado, perdón, testimonio de misericordia y entrega absoluta al Señor, único capaz de asegurar la paz de los corazones. Era su manera particular de “buscar el bienestar de los suyos” y de darle un sentido.
Los disturbios no apartaban a Claudina de su decisión de ser testigo de misericordia
Servicio y testimonio... Y de toda esa nueva situación social, en apariencia tan llena de sombras, Claudina supo hacer la materia con la cual transformaría su entorno. En efecto, durante la Revolución Industrial, el trabajo infantil constituyó sin duda, una de las lacras mas pesadas. Algo de eso ocurría también en Lyon y sus alrededores, en las llamadas “fábricasconventos”, nunca ocurrió en la casa de Claudina. Hoy nos sublevaría la idea de pensar en niñas que antes de los diez años hacen su turno de taller, con una tarea asignada para su tiempo de trabajo; a fin de sostenerse y prepararse un porvenir; y sin embargo esa es la materia con la que ella lleva adelante su programa de educación,
forma en el amor y la virtud, y sobre todo las hace felices. No hay épocas ni estructuras sociales malas para testimoniar del amor del Padre cuando el empeño está regido por el seguimiento fiel de Jesucristo. Siempre es posible devolver a la persona su dignidad por atropellada que esté, cuando el anuncio de la buena noticia se hace a través de una fe vivida en profundidad y de un auténtico servicio. No es una expresión beata la que nos ofrece el Evangelio “Busquen el Reino de Dios y su justicia y lo demás se dará por añadidura”. Por el contrario quizás esa fue la fuerza renovadora de Claudina.
... para construir la unidad Nuestro mundo “globalizado” encierra también múltiples desafíos; pero ¿cómo podemos inspirarnos en el ejemplo de Claudina cuando ella vivió hace doscientos años y esto se trata de un fenómeno nuevo y esencialmente actual?. Es cierto que es una realidad nueva, y que algunas de sus realizaciones no corresponden en nada a los criterios del Evangelio. Pero una reflexión equilibrada no puede negar que hay también en ella algunos rastros de la presencia de Dios, y no es extraño porque para nuestra fe cristiana, Dios es un “Dios para nosotros”, y no un Dios que se ha retirado del mundo. En efecto la globalización encierra una
llamada a lo universal, a la unidad de la humanidad, y esto es la más pura historia de salvación, anunciada por los profetas. Por eso es importnte construirla no desde la óptica de “señoresclavo”, sino desde una mirada de “hermano a hermano”. Ser más responsable, más servicial de los pobres, más respetuoso del ambiente, menos adorador de la riqueza y el consumo. Otros tantos desafíos que abre a nuestro tiempo el tema de la “globalización”. Y allí el ejemplo de Claudina sigue siendo de actualidad.
Construir la unidad desde una óptica de “hermanohermano” y no de “señoresclavo”
Jesús María-La Angélica
2, Place de Fourvière 69005, Lyon France Teléfono : (0033)4 78 25 32 02 E-mail:
[email protected]
Después de las celebraciones del 3 de febrero, tanto con las jóvenes de la Residencia como con la Familia Jesús-María, la primavera viene marcada por al paso de numerosas visitas en La Angélica, ex-alumnos y amigos de España y México, sacerdotes venidos de Irlanda y también gente de Lyon. En estos primeros días de mayo se inaugura en Fourvière la restauración de la casa de Paulina Jaricot. Con este motivo se han multiplicado las visitas de obispos y sacerdotes venidos de todo el mundo, y amigos de Jesús María, que se acercan también a visitar a Claudina.
¡Qué bueno es Dios!
La Palabra nos enseña que ese pan y ese vino son el cuerpo y la sangre de Cristo, pobre y rechazado, que se entrega en la Cruz
En este año eucarístico... El Papa ha comenzado su ministerio recordándonos que la Iglesia se encuentra en pleno año eucarístico y es justamente en esa presencia del Señor en medio de su pueblo donde podemos encontrar la raíz de la unidad que buscamos en un mundo que sufre y se enfrenta. La eucaristia en principio se hace de pan y de vino, que no están ahi solo para ser contemplados sino para ser comidos y bebidos.Su sola presencia nos remite a las realidades del hambre y la sed presentes en toda vida humana, pero radicalmente hirientes cuando afectan de modo permanente la vida de los hombres. La Palabra nos enseña que ese pan y ese vino son también el cuerpo y la sangre de Cristo, que hecho pobre y rechazado por los constructores se ofrece en su Pasión y se entrega en la Cruz por la salvación de todos, y cada vez que la celebramos la proclamamos como el misterio de nuestra fe. Y el hecho de celebrarla hasta que “El vuelva...” nos recuerda que es en ella que se construye día a día el misterio del Reino, puesto que todos estamos llamados a sentarnos un día en el banquete universal, cuando definitivamente todos sean uno y no haya sino “un solo rebaño bajo un solo pastor”. Los exégetas nos dicen a menudo que el relato del lavatorio de los pies reemplaza en Juan el relato eucarístico. En todo caso, la ofrenda de Jesús que decide quedarse en pan y vino resulta magníficamente explicada en su gesto de humilde servicio, porque la eucaristía nos anima a construir un mundo de realciones basado en el respeto del otro, en la acogida al hermano; hoy decimos en la puesta en marcha de estructuras de justicia. Es cierto que la Eucaristía construye la comunidad, por eso ella nos llama a ser los agentes de una globalización solidaria en la que cada hombre pueda ser reconocido con su originalidad y su cultura, reconocido en su dignidad de sujeto co-responsable de sí mismo y de los otros y no como un sujeto de la asistencia de los que disponen de todo. Y en este programa pueden bien reconocerse los amigos de Claudina. En plena industrialización ella supo dar dignidad con los elementos que la época le proporcionaba, los signos de los tiempos nos hablan hoy de nuevas necesidades y de nuevos problemas. Hoy como ayer, la educación es una via privilegiada. En estos tiempos de globalización, el banquete del Reino aparece como el paradigma lógico. El Papa Benedicto acaba de llamar a la Iglesia toda a ponerse en camino para sacar a los hombres del desierto y llevarlos al lugar de la Vida, que es la amistad del Hijo de Dios que puede darla en plenitud. Visto así, el programa de Claudina es de una sorprendente actualidad.