040860 Teorico 11

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Historia de los Sistemas Económicos

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Teórico Nº 11, 19/06/07

Cátedra: Rieznik Profesor: Daniel Sierra Unidad VI - La historia como presente ¿adonde vamos? – Crisis mundial en el umbral del siglo XXI

Profesor: Hoy vamos a ver el tema de la situación económica mundial en referencia a plantear si existe un fenómeno de reforzamiento del capitalismo, a partir de la llamada crisis del socialismo real, del derrumbe de los ex Estados obreros y que dio origen al planteamiento de la globalización, o si , se está planteando, al revés, una situación que demuestra que la crisis que expresó la primera guerra mundial, la crisis del ’30 y la Segunda Guerra, es el fenómeno definitivo de agotamiento estructural del capitalismo. Y que este fenómeno de los últimos treinta años expresa una profundización de ese cuadro de destrucción y, por lo tanto, la inauguración de una crisis de orden estratégico. Como hemos señalado a lo largo del cuatrimestre una crisis capitalista debemos verla en el contexto internacional, para ver las características globales que pueda desenvolver y básicamente como un proceso que expresa un cuadro de superproducción, y de caída desde el punto de vista de la producción y de destrucción de fuerzas materiales a escala, ya sea de una economía particular o mundial. Obviamente esto implica ver el tema siempre desde la unidad de la economía mundial porque la teoría que plantea la versión de que no hay un proceso de derrumbe del capitalismo, sino, de fortalecimiento, que sería la teoría de la globalización, y que es la que tiene mayor cantidad de adeptos desde el punto de vista de los análisis académicos y hasta políticos, habla del triunfo del “campo capitalista” versus el llamado “campo socialista”. Y, por lo tanto, esto es parte de una visión metodológica de dividir en campos la realidad que se abrió a partir de la Revolución Rusa lo que implica, por ejemplo, el triunfo del capitalismo sobre la forma de producción que desenvuelven los Estados obreros. Implicaría el triunfo completo de la restauración capitalista en los Estados obreros, que se han degenerado y hoy están en un proceso de Estados restauracionistas.

2 Y esta realidad no se ha verificado porque no existe un fenómeno que muestre que a aquella realidad ha abierto un proceso de restauración capitalista triunfante en forma completa, en ninguna de las áreas que han caído a partir de la crisis del muro de Berlín. Plantear, por lo tanto, algo que en realidad no existió, porque estas economías están en un estado de tránsito y en una realidad medio sui generis, pero que en ningún caso han impuesto en forma abierta tipos de relaciones basadas en un salario, una explotación específica, un montón de conquistas arrebatadas, etc. De hecho la propia emergencia de Estados obreros a partir de la revolución de 1917 no es la expresión de algo dual sino la expresión de la maduración del capitalismo en su grado máximo de estancamiento, de descomposición y de crisis. Es el planteamiento de los fenómenos que abre la etapa del imperialismo, de crisis revolucionarias, de guerras, de procesos de enfrentamientos brutales entre un sector y otro de imperialismo, esta realidad, que es producto de una visión única nos debería llevar a considerar, que una visión separada carece de un sustento. Por lo tanto, esta segunda visión, de ver la cuestión desde una unidad de la economía mundial, como una realidad de carácter internacional, es la que adoptamos desde la cátedra. Y vemos al fenómeno de la globalización como una manera ideológica de ocultar el proceso antes descrito. Ahora, el fenómeno que plantearía la primera de las teorías, parte de señalar que lo que implicado la caída del llamado “socialismo real” es la aparición de un fenómeno sin límite de progreso del capital, es decir, abre el planteamiento de que el capitalismo abría reabierto una revolución democrática, en vez de haberse agotado en términos del planteamiento de un agotamiento del régimen capitalista, presenta la variante contraria. Y al plantear eso, presenta también, a lo que denomina globalización como el fin del progreso social y junto con eso va a haber toda una seria de planteamientos ideológicos y políticos, tanto por los sectores que lo apoyan como por los que dicen también enfrentarlo, pero que implicaría una adaptación al fin definitivo de la evolución de la humanidad. En este planteamiento, que es una forma de oculta una crisis muy aguda y estructural del capitalismo, se presenta la idea de una nuevo orden internacional, es decir, que parte de reconocer que hay una crisis de orden mundial estructural. Ese orden que se habría agotado y dio paso a este nuevo y último orden internacional, con la globalización, es el fin de los procesos de acuerdo e integración en materia económica y política, que surgen en la posguerra. Y en esta nueva realidad, la del último cuarto de siglo, ese fenómeno que se ha abierto implica la conformación de una gran burguesía mundial, ajena ya a ataduras nacionales por el desarrollo de grandes capitales

3 financieros. La cual se ha colocado por encima de los propios Estados y ha superado los procesos de enfrenamientos nacionales, es decir, como que se ha liberado, esa nueva burguesía, que son grandes grupos económicos que intervienen a escala internacional, de la propia atadura a sus Estados y, por lo tanto, al no estar atados a esos Estados, ha disuelto la posibilidad de arbitraje de esos Estados, los grandes capitales y las masas. Lo cual plantea una segunda realidad, que es el hecho de que prácticamente existe una necesidad de adaptación a esa realidad, porque no existe, de parte de las masas y de las luchas económico-reivindicativas, ninguna posibilidad de obtener ninguna solución porque es un contexto frente al cual las entidades políticas nacionales prácticamente no pueden resolver nada. Como que los Estados se van disolviendo y, por lo tanto, la política mundial va quedando cada vez más en manos de grandes grupos económicos que superan esas contradicciones nacionales. Y al superar esas contradicciones nacionales se va estableciendo un orden de evolución económica más pacífico. Se eliminaría así las posibilidades de conflictos entre un Estado y otro y habría un crecimiento sin límites a escala mundial. Es decir, es la teoría que la gran concentración de capital en manos del capital monopólico, en vez de agudizar las contradicciones, las va a limitar. Y esta forma de considerar al capitalismo no es algo nuevo sino que esta consideración ya fue planteada por la socialdemocracia y fue uno de los elementos por lo cual consideraban que una política de intervención reformista, e incluso de no atacar al imperialismo, a diferencia de lo que se plantea desde las posiciones del leninismo, era una forma de generar las condiciones materiales para que en un determinado momento se diera vuelta la situación prácticamente en forma incruenta. Porque, cuando menos eran los grupos que dominaban la economía, menores iban a ser los procesos de enfrentamiento y de crisis. Entonces, la primera teoría es una teoría de orden, de equilibrio y que elimina la etapa abierta en 1917 por la Revolución Rusa, aún cuando no haya ningún elemento histórico que demuestre que el capitalismo se haya podido instaurar en forma definitiva en ninguno de esos países que hoy son parte de ese proceso de restauración y de integración al nuevo orden económico mundial. Es una concepción que tiene por objeto presentar que no solo no hay contradicciones sino que se ha abierto el mejor de los mundos, un cuadro de desarrollo que el socialismo no pudo resolver y, por lo tanto, eliminar el planteamiento de la revolución mundial. Esta es la idea fundamental que da origen a la tan conocida teoría de la globalización.

4 Nosotros le vamos a contraponer la idea que acá lo que en realidad se desenvuelve es una crisis de conjunto, no solo de la economía capitalista sino de los regímenes burocratizados. Peor, hay una serie de elementos de la realidad concreta actual que muestran que el planteamiento de que hemos llegado al fin del desenvolvimiento de la historia en base al triunfo del capitalismo, carece de todo tipo de sostenimiento objetivo y que se trata de un planteamiento político e ideológico. La primera cuestión, es que este proceso de triunfo del capital frente a la revolución le tiene que dar un mayor peso a la potencia más importante que es EE.UU. o por lo menos al conjunto de los capitales que provienen de esa principal potencia y la realidad, a más de veinte años de inaugurada la tesis de la globalización, es que la situación por la que atraviesa el centro del capitalismo mundial es de un derrumbe económico que preanuncia no tránsitos pacíficos, y la realidad de Irak es un ejemplo, sino cataclismos económicos, políticos y sociales cada vez más agudos. EE.UU cuenta con el déficit fiscal más alto de todos los países del mundo, supera los 400.000 millones de dólares, lo cual es en sí mismo una “bomba atómica”. Tiene la mayor deuda externa y sufre un proceso de estancamiento económico y de desvalorización de su economía de características brutales. En segundo lugar, mirando alrededor, lo que podríamos llamar sus aliados en esta nueva burguesía que se está formando, vemos que se encuentran con características más o menos similares. La economía japonesa está estancada hace más o menos quince años, hay un proceso de progreso económico cero de la economía europea, es decir, de conjunto, aunque la forma en que se expresa la crisis es distinta y aún cuando puede haber realidades económicas que crecen en detrimentos de otras que se estancan y, por lo tanto, no se puede hablar de una crisis uniforme como la del ’29, hay un contexto general en donde el PBI mundial en vez de crecer se estanca y decrece. Por lo tanto, este fenómeno de una realidad que abre paso a un progreso económico sin límite es refutado por la propia realidad que lo contradice. Pero además, como consecuencia de esta situación, a diferencia de lo que significaría un progreso de esta naturaleza a escala de eliminar los enfrentamientos nacionales, lo que se ha constituido como una realidad internacional es la constitución de bloques regionales de competencia. Bloques en los cuales cada sector imperialista, unido o separado, trata de armar bloques de competencia regionales en contra de sus competidores. Desde la conformación de la Comunidad Económica Europea hasta la conformación de los tratados que hace EE.UU con Mexico y Canadá, la idea del ALCA, la conformación de entidades sucedáneas, pero bajo dominio de uno u otro sector del imperialismo, como el

5 MERCOSUR, que actúan como fuente de aprovisionamiento en función de sus necesidades mercantiles y comerciales. Es decir, la realidad que se abre contradictoriamente al planteo de un progreso sin límites del capital y sin contradicciones, es que se abroquelan más sectores, más fuertemente, en una guerra que es comercial, económica y generalizada y que amenaza con grandes procesos de derrumbe internacional ante el hecho de que uno pudiera imponerse sobre el otro y por lo cuál son procesos que anticipan guerras y enfrentamientos. Y efectivamente, esto se ve también a escala de la economía más desenvuelta a nivel internacional, porque lo que a tomado el capital como un elemento constante y progresivo, para poder salir de las crisis de sobre producción, es extender la realidad del capitalismo más allá de su propia realidad, es decir, extender el crédito más allá de la posibilidad de ser absorbido por el mercado y extender, sobre la base de eso y del endeudamiento de empresas y de personas, el consumo más allá de lo que efectivamente podía hacerlo el mercado. Y al hacerlo en forma constante fue generando condiciones de derrumbe, de crisis, de estancamiento, decadencias económica y deflaciones, y al mismo tiempo, ha generado situaciones de enorme conflictividad y enfrentamiento. Esta realidad ha ido agotando cada una de esas salidas y entonces, en sí mismo, esto se puede observar en cada una de las propias economías imperialistas, porque la salida de este cuadro general de situación es la necesaria destrucción de fuerzas productivas materiales, que incluye también a importantes bloques de capital. Esto es lo que permitió, de alguna manera, el progreso, tanto después de la crisis del ’30 como después del fenómeno de la segunda posguerra, y es que se reactiva un proceso económico sobre la base de la acción destructiva precedente. Entonces, por ejemplo, solamente en EE.UU. la desaparición de un par de grandes empresas implica la desaparición de un capital similar a la deuda externa de varios países latinoamericanos, es decir, es un derrumbe económico de características históricas. La Worldcom, que cayó hace un par de años, tenía un activo de 110.000 de dólares, es decir, prácticamente la deuda externa de Argentina. Son procesos de derrumbes muy agudos que produce la desaparición de bancos enteros. Un fenómeno generalizado que va planteando la posibilidad, no de acuerdo ni de estructuras más o menos adecuadas a una tránsito pacifico, sino, al revés, grandes y muy agudos fenómenos de enfrentamientos. En segundo lugar, esa realidad no solo va a afectar a los países capitalistas más avanzados sino que efectivamente genera una cuadro de cataclismo para el conjunto de la economía mundial. Un ejemplo de eso es la

6 desaparición de las economías emergentes, es decir, a partir del proceso de estancamiento industrial de los ’70 en adelante, comenzaron a aparecer toda una serie de mercados que emergían y que podía absorber, como consecuencia de toda una serie de mecanismos, como los que también se produjeron en Argentina a fines de la década del ’70, capitales y producción industrial sobrante, no solamente para el fenómeno de la especulación financiera sino también para volcar producción industrial sobrante. El ejemplo fundamental de esto eran los llamados “tigres asiáticos”, países como Corea, Tailandia, etc, van a producir un fenómeno de desenvolvimiento económico que mostraban que aún en un capitalismo atrasado, en un cuadro de integración en la economía mundial a fin con el imperialismo y con el capital, se podía progresar y salir de economías subdesarrollada, a ser países centro de la economía mundial. Pero en 1997 esa experiencia de lo países asiáticos entró en una crisis descomunal y produjo una de las bancarrotas económicas internacionales que llevó a una fenómeno de expansión de la crisis capitalista de una manera más aguda. O sea, que de conjunto, la variantes económicas que se expresan muestran que la teoría de la globalización no se expresa en la realidad. Desde el punto de vista político esa realidad tampoco ha mostrado un progreso desde el punto de vista de las realidades políticas y del orden vigentes ni en los países capitalistas avanzados ni en el resto del mundo. Desde el punto de vista de los países supuestamente integrados al mercado capitalista, después de la caída del muro de Berlín, la situación en realidad a generado un cuadro de caos. Porque la forma en la cual se ha establecido ese progreso, de integrarse al mercado capitalista, fue eliminando los elementos con los cuales contaban esos Estados obreros para poder defenderse de las presiones y de la injerencia de ese capital, particularmente, el control del comercio exterior y la nacionalización de la banca. El ingreso, en ese contexto, de esos países, a provocado un orden económico completamente anárquico en un proceso en el cual esas viejas burocracias, ahora restauracionistas, buscan utilizar el Estado como un elemento para convertirse ellas misma en sectores que se capitalicen para poder actuar en una nueva realidad, y al mismo tiempo, la necesidad de impactar sobre las necesidades sociales de las masas, que no eran solamente las de la realidad normal del conjunto de la economía mundial, sino, aquellas que habían participado de una de las principales revoluciones obreras a escala internacional. Es decir, que tenían que atacar condiciones sobre la base de una imposición que implicara descomposición económica y social, barbarie, etc.

7 Y lo mismo ocurre a escala de los países centrales en donde todo el fenómeno de desenvolvimiento a partir de la crisis plantea el reforzamiento arbitrario de parte del Estado para poder llevar un montón de políticas, que no solamente incluyen a las naciones oprimidas, sino, en primer lugar a la propia población de los países europeos, EE.UU., o Japón. La desaparición de las economías de los Estados obreros implica, en un cuadro sobreproducción económica, crear un fenómeno de mayor sobreproducción. Porque se produce la incorporación, en un momento en el cual el 50% de la producción siderurgica de los países capitalista avanzados esta sobregirada, esta por encima de lo que la demanda mundial puede absorber, objetivamente produce un fenómeno de hipersobreproducción mundial. Al punto, incluso, de que el desmenbramiento generalizado de lo que era la ex URSS no se produce de una manera explosiva porque hay una política del mismo imperialismo de evitar ese proceso de desintegración, lo cual es una contradicción con el triunfo del capitalismo sobre los Estados obreros. Porque en un cuadro en el cual se han agotado los continentes para poder incorporar al mercado y en un cuadro de sobreproducción mundial, la restauración del capital sobre lo Estados que habían sido expropiados al capitalismo, implica, o debería haber implicado, un efecto parecido, desde el punto de vista histórico, al descubrimiento de América o al de al colonización en la segunda revolución industrial. Esta sería la única variante que permitiría un fenómeno de crecimiento y desahogo en un contexto de agotamiento económico a escala mundial. Este fenómeno, sin embargo, cuesta que avance porque las contradicciones que produce son económicas, políticas y militarmente explosivas. Por ejemplo, si aquella parte de la producción que existe en regiones que formaban parte de la ex URSS, que no son interesantes para el mercado mundial, no vuelcan al mercado mundial, producen un estallido y una explosión brutal de esas economías, por ejemplo, aquellas que produzca alimentos que no interesan al mercado mundial. Aquellas partes que produzcan gas, petróleo y elementos a fines a las necesidades de desenvolvimientos de las economías imperialistas serán alentadas a integrarse a esa economía mundial, y a su vez, eso va a provocar, desde el punto de vista político, un fenómeno de enfrentamientos al interior de esas realidades políticas para ver como se integran a esa economía mundial que acepta su producto. En concreto, esto implicará que regiones como Chechenia, producto de la necesidad del imperialismo por integrarlas se va a alimentar la tendencia a que esa región se secesione del resto y actúe en forma independiente. Se integre en función de que su producto es buscado en el mercado

8 mundial y busque enfrentarse con la estructura política, en este caso de la Federación Rusa, que va a ser lo imposible por aplastar a esa tendencia porque se quedaría sin el negocio y sin el proceso de integración bajo su control. Eso produce un fenómeno de enfrentamientos nacionales, de guerras y de crisis también al interior de los países que están en un proceso de restauración a escala de crear problemas de orden internacional. Como, por ejemplo, la guerra de la OTAN en Yugoslavia, que plantea guerras de procuración de parte del imperialismo para ver como genera las condiciones para avanzar en ese proceso de restauración, que supuestamente sobre la base de la derrota del socialismo real, tendría que haber avanzado sin crisis, sin enfrentamientos agudos. Al revés de esto, el proceso se da a través de crisis muy agudas porque esto implica el proceso de incorporar o echar, integrar o disolver, en forma profunda a sectores enteros de la economía mundial que antes estaban en algún marco económico y político integrados. Por ejemplo, en el caso de la economía de la ex URSS, el grado de desarrollo técnico y científico de la producción en muchos aspectos era infinitamente más alto que algunas ramas de la propia producción japonesa o de EE.UU. Pero la producción de automóviles o de industrias vinculadas a la producción aeroespacial, etc, carecen de todo sentido al ser incorporadas en un mercado abarrotado, por lo tanto, implica que esas áreas desaparezcan por completo y lejos de generar un fenómeno de integración genera un fenómeno de crisis, enfrentamientos, de desarticulación de ramas enteras de la producción. En el mismo sentido, este contexto general, implica una conculcación más profunda de las condiciones económicas de los países atrasados y eso se verifica con la aparición a fines de la década del ’80 del proceso de endeudamiento internacional con todos los resultados y fenómenos que nosotros bien conocemos. Es decir, en principio, el fenómeno planteado con la restauración de un nuevo orden internacionales, en vez de mostrar el agotamiento de la realidad abierta con la revolución de 1917, en realidad muestra el agotamiento del propio régimen capitalista. Hoy hay un proceso en el cual la deuda del conjunto de los países atrasados tiene características irresolubles, donde el proceso económico a llevado a un cuadro de pauperización enorme de la masas,

aparte de la extranjerización enorme de la

economía. Entonces, al partir de la economía mundial en su conjunto, lo que está expresando esta crisis mundial en los últimos treinta años, a partir de la crisis del ’70, es que es una crisis conjunta del capitalismo mundial, del imperialismo y de los Estados obreros

9 degenerados y se da de esa manera, primero, porque los países del llamado campo socialista son la expresión de ese proceso general que les da origen, y en segundo lugar, porque las burocracias de estos Estados, desde muy tempranamente estaban vinculadas a la economía internacional en un punto de subordinación al imperialismo mundial. Ese proceso se da por elementos políticos y económicos, es la integración de la URSS a la Sociedad de la Naciones, después la adhesión a los pactos que se producen en la segunda posguerra; la distribución de áreas de influencia; el planteo de la coexistencia pacífica; la integración a la carta de las Naciones Unidas; los pactos a partir de allí con el imperialismo mundial, como los de Helsinki u otros, que va armando un proceso de reconocimiento y de interrelación de la burocracia estalinista con el imperialismo mundial, partiendo del reconocimiento del derecho internacional como valedero para las relaciones entre las naciones, es decir, partiendo del reconocimiento del libre cambio, de la propiedad privada, del sostenimiento de la política y de la legalidad capitalista a escala internacional. Ese proceso, además, esta ligado a la idea de que se podía desenvolver una sociedad, basada en un Estado obrero y el socialismo, en el cuadro de una división ajena a una expansión internacional de la revolución, es decir, la idea de que se pudiera desenvolver el socialismo en una economía nacional, que las peculiaridades nacionales de la URSS le iban a permitir, por sus recursos y la capacidad de su población, etc, desenvolver el socialismo. Esa teoría es la que desenvuelve la burocracia estalinista a partir de 1924 en adelante y que se expresó en la entrega de la revolución en Alemania, en China y los distintos fenómenos que vimos a lo largo del cuatrimestre, que plantearon después de la Segunda Guerra, una política de coexistencia pacífica e implicaban, al mismo tiempo, un cuadro de endeudamiento, para resolver el estancamiento de su desarrollo económico, de parte de los Estados obreros respecto del imperialismo. Es decir, que en un contexto progresivo, cuando estamos llegando a la década del ’70 existe un entrelazamiento muy agudo entre la economía armada por la burocracia estalinista en los Estados obreros, subordinada alas imposiciones planteadas por el capital a escala mundial. Cosa que por un lado era inevitable y que por otro lado tiene que ver con este proceso de integración que lleva adelante la burocracia como parte de lo que históricamente representa, es decir, que como mediadora, para resolver sus intereses particulares de prebendas materiales y sociales, entre el Estado obrero y el imperialismo, necesitaba, necesariamente, ir avanzando hacia un proceso de restauración capitalista. Esto es lo que efectivamente plantea Trotsky en La revolución traicionada y analiza, en 1936, cómo el fenómeno que se está dando en la URSS

10 necesariamente lleva al fenómeno de la restauración capitalista. Y, él plantea que es necesario, contra esa situación, que se presente un agudo proceso de desarrollo de la revolución y en primer lugar lo plantea como cuestión que tenía que estallar necesariamente en China, y al analizar el proceso de la restauración capitalista como tendencia de parte de la burocracia soviética en la URSS, analiza y proyecta de que la revolución se juegue en lo que después fue la Revolución China. Pero en un proceso que efectivamente planteaba para la burocracia la necesidad de entrelazarse, para su propia sobrevivencia, con el capitalismo y el imperialismo mundial. Es decir, que el fenómeno del socialismo en un solo país versus el planteo de la extensión de la revolución, eran dos cuestiones absolutamente estratégicas y que también dominaron buena parte de las discusiones y de los planteos generales de todos los sectores políticos hasta el día de hoy. Hoy, por ejemplo, una de las discusiones que está planteada a partir de las entidades económicas y políticas que surgen después de esta crisis, es cuál es el carácter de los Estados que existen en el ex campo “socialista”. En la medida en que avanzar en el proceso de restauración capitalista implica producir un efecto brutal, que plantearía la posibilidad de estallidos sociales y políticos enormes, una parte importante todavía de las economías que antes formaban parte de la ex URSS mantiene porciones de la economía en manos del Estado. Y, por lo tanto, toda una serie de científicos y sectores políticos plantean que en el viejo bloque soviético siguen existiendo Estados obreros porque sigue existiendo una economía estatal y no existen, a pesar del ingreso o el progreso de la relación capitalista, todavía no se ha

desmontado el proceso de

conformación de una economía estatal armada a partir de la revolución. Eso, obviamente que tiene una conclusión política sobre si uno defiendo o no defiende esas bases económicas y, por lo tanto, plantear que el fenómeno de intervención en ese punto partiría de seguir considerando que esos son Estados obreros, presenta como problema el hechos de que quienes dirigen ese Estado tiene una política cada vez más consciente y ya imposible de desconsiderar, de desenvolver sobre la base de la explotación del Estado, una fuente de acumulación propia para armar una burguesía que no existe y que estaría representada por los viejos burócratas y restaurar así el capitalismo en los ex Estados obreros. O sea, que estamos frente a Estados que tienen una política, aún con una economía que por una serie de razones sigue siendo de orden estatal en mucho rubros, de restauración del capital y utiliza ese Estado para producir un fenómeno de acumulación de capital que les permita transformarse en una clase capitalista real. Pero

11 todavía eso no ocurrió, porque avanzar sobre esa realidad implicaría provocar fenómenos de desintegración económica de las masas que realimentaría otra vez un proceso de revolución social. Y acá viene otra vez la contradicción entre el triunfo o no triunfo de la restauración capitalista. Lo mismo ocurre en un economía que hoy a parece como un gran eje de la economía mundial que es la economía China. Si en la economía China se hubiera impuesto un proceso de restauración capitalista profundo y terminal, cientos de millones de trabajadores tendrían que haber sido expulsados de las fábricas y de los campos, de los recursos económicos más elementales, de las posibilidades de acceder a gastos sociales, educación y salud y esto hubiera provocado un fenómeno de crisis y rebelión social, que hoy existe en China como una realidad, pero, que todavía, justamente por esa situación, no se ha producido. Hoy el fenómeno de ocupación capitalista de China no supera el 10 o el 15% de su mercado interno, vuelve a ser el fenómeno de ocupar una tercera parte del mercado mundial un problema que todavía no está resuelto de parte del mercado mundial. Porque ir en ese sentido implica un fenómeno, no de orden, sino, de crear un cuadro de catástrofe política y social de proporciones que puede alterar el llamado nuevo orden mundial, que no es tal de una manera definitiva. Es decir, que en realidad, al analizar el proceso de caída del muro de Berlín nosotros partimos de señalar, que con todo lo contradictorio que es, no fue una derrota sino que fue un triunfo de las masas, y esto ha generado todo tipo de discusiones porque implicó el derrumbe conjunto del imperialismo y de la burocracia estalinista a manos de las masas más allá de la conciencia política que de es proceso las propias masas pudieron haber tenido al momento en que avanzaron en el derrumbe del muro de Berlín. Esto implicó la caída de esa política de convergencia y armó una nueva realidad llena de contradicciones y en donde, en realidad, la unificación Alemana implicó integrar al principal proletariado europeo a un proceso de crisis y revoluciones junto con el resto del proletariado alemán. Es decir, un fenómeno general que abre un proceso, no de orden y progreso, no un proceso de estancamiento de los levantamientos y crisis sociales, sino, de revolución desde el punto de vista político y social. De esta manera, la crisis que se abre en el ’70 implica no el cierre de una etapa sino la confirmación de una etapa abierta en 1917. Porque, a treinta años de desenvuelto el proceso de la globalización, la realidad es que los problemas que estaban planteados para ser resueltos por un nuevo orden mundial, lejos de haberse resuelto, se han agudizado muchísimo más.

12 Y esto tiene que ver con el hecho de que el proceso de expansión de crédito y de expansión productiva después de la destrucción de la Segunda Guerra, a fines de la década del ’60, entra en un proceso de estancamiento definitivo. Hay un cuadro de nueva crisis de sobreproducción, de déficit comercial de parte de EE.UU. y que lleva a producir la devaluación de dólar, que había sido impuesto a partir de 1944 como un patrón de valorización internacional en lugar de las reservas en oro, y por lo tanto, atar a toda la economía mundial a los vaivenes, a favor o en contra, del desarrollo económico que tuviera EE.UU. que, además, pone en crisis el orden de control institucional que se abre después de la Segunda Guerra Mundial. Después de esta guerra, por efecto, por un lado, de la ocupación militar y económica de EE.UU. del resto del mundo, se produce la reconstitución del capitalismo en base a la intervención y la inversión norteamericana. Ese proceso siguió con la constitución de organismo internacionales que actuaban en función de regular esa nueva economía mundial, en una política de coexistencia con la burocracia soviética, de parte del sector del imperialismo más importante y ganancioso después de la Segunda Guerra, que son la declaración del FMI, del Banco Mundial, de organismo de control de precios, es decir, una política que en función de tomar las enseñanzas de los procesos anteriores se planteaba tener un desenvolvimiento económico y político internacional, dirigido, organizado, controlado y en progreso. El primero, frente a la crisis de sobreproducción que estalla a finales de los ’60, en violar todas esas instituciones y ordenanzas es el propio imperialismo norteamericano, con la devaluación del dólar, lo que implica la disolución del papel de control monetario de parte del FMI, con la desaparición, después, de la relación entre el dólar y el oro y, por lo tanto, evitando la convertibilidad de las monedas que tenían el resto de las naciones del mundo a un valor más o menos ordenado. Y, por lo tanto, lejos de ser un factor de apertura de un nuevo orden internacional, en esa crisis, el propio imperialismo norteamericano fue un factor de desastre de ese orden económico y político internacional abierto a partir de la Segunda Guerra. La crisis que se produce con la devaluación del dólar a partir de 1967 y el fin de la convertibilidad del dólar con el oro a partir del gobierno de Nixon produce la desintegración de esta estructura económica internacional, se desvalorizan las economías internacionales y provoca la crisis energética y del petróleo de 1973 en adelante. Termina con la época en la cual los productores de petróleo pueden producir a bajo costo, para alimentar, por ejemplo, ese proceso económico nuevo que se abre después de la destrucción económica de la posguerra, porque, deberían producir cada

13 vez más para obtener cada vez menos, porque, la moneda internacional en la cual se comercia es el dólar y motiva el ascenso de precios del petróleo. Comienza a darse un fenómeno de agotamiento de la economía europea que justamente depende de las compras que hace en el mercado mundial de petróleo. Este fenómeno que abre la crisis del petróleo y la crisis energética lleva también a un cuadro de estancamiento de las economías periféricas y es esta época la del fin definitivo de toda idea de desarrollo de una industria de sustitución de importaciones. Porque comprar los insumos, comprar la energía, en un contexto generalizado de crecimiento de los precios, implica la imposibilidad absoluta de desenvolverlo. Comienza a darse la aparición, en las metrópolis, de un montón de capitales que no encuentran donde ser invertidos y de productos manufacturados que no encuentran donde ser vendidos y esto provoca el fenómeno de la especulación financiera, es decir, promueve el fenómeno de la colonización sobre la base de la expansión el crédito de una manera histórica como nunca antes se había desenvuelto. Y esto se establece a partir de un acuerdo internacional en 1975 en la ciudad suiza de Basilea, donde el conjunto de los bancos centrales del mundo establecen una política común de salida a esa crisis de sobreproducción. Y este sería el comienzo de este nuevo orden mundial que ordenaría el desarrollo económico sin conflictos ni problemas. Ese acuerdo lo que establece es que van a ser los bancos centrales de cada uno de los países los que absorban los posibles fenómenos de crisis y endeudamiento fueran públicos o privados y a partir de ese momento se desenvuelve una furiosa política de especulación financiera internacional, porque son los tesoros nacionales los que va a dar cuenta de los sostenimientos de las deudas, sean estas estatales o privadas. Y al final de ese proceso de acuerdo y de ese cuadro general que estamos mencionando es que se desenvuelve todo el contexto global que lleva, a las naciones latinoamericanas en particular, a una proceso generalizado de endeudamiento público y privado. Después vamos a ver que en el caso de Argentina eso fue coronado con la conformación, en el medio de la dictadura militar, del plan económico de Martínez de Hoz. Entonces, en este período, lo que en realidad sucede, es un fenómeno de desenvolvimiento inaudito de capital ficticio que, sin embargo, requiere de un proceso constante de valorización que está cada vez más lejos de la producción económica real. Entonces, cada vez más se depende de la burbujas financieras y de los mercados emergentes que se puedan crear y cada vez más se asienta en realidades económicas absolutamente volátiles. Es la aparición de lo que se conoce como mercados emergentes, de los cuales uno de ellos fue la Argentina con toda

14 la política de convertibilidad iniciada con Martínez de Hoz y que después van a continuar todos los gobiernos constitucionales que sigan a la dictadura militar hasta el proceso de la crisis de Duhalde después de la rebelión de 2001. De esta manera y a partir de esta situación se produce una realidad sistemática de derrumbes económicos y ya a partir de esta extensión con impacto particular, no solamente en los países periféricos, sino también en los países centrales. En el ’94 se produce la crisis del “tequila”, que para que no se produzca un derrumbe generalizado de la economía norteamericana, obliga a la intervención del FMI, del Banco Mundial y del imperialismo yanqui para rescatar a la economía mexicana. No por una cuestión de necesidad de sus intereses histórico sino porque producía un cuadro de derrumbe económico en el centro del imperialismo. Pegado a esto están los levantamientos de zonas pobres en EE.UU., como por ejemplo, en Los Angeles cuando hubo un levantamiento sobre todo de la población negra contra las políticas de ajuste, y llevó a que los diarios económicos norteamericanos digan de que había que parar el ajuste para calmar a la gente pero que si paraban el ajuste se creaba una situación más complicada entonces había que esperar a que se calmara la gente para seguir con el ajuste. Es decir, no había una formula para salir de un cuadro de estancamiento económico que no fuera atacar las condiciones de vida de los trabajadores. Por lo tanto, en países como EE.UU. un porcentaje enorme de la clase obrera, que si tiene acceso al trabajo y a un salario, está por debajo de los niveles de pobreza y forma parte de por lo menos 1/3 de la clase obrera norteamericana, es decir, que el impacto de esta crisis también tiene centro en los países imperialistas. Y es lo que ocurre con el derrumbe de las economías europeas que apelan, para poder salir de esto, a obtener más supebeneficios a través de la explotación de los sectores marginales de la población europea vinculada, por ejemplo, a la inmigración. Y tenemos los levantamientos juveniles de Francia como un ejemplo reciente. Después del “efecto tequila” van a seguir toda una serie de estallidos económicos como: la caída de los “tigres asiáticos” en 1997; el de Rusia en 1998, esta explosión económica implicó una crisis económica fundamentalmente en Europa, porque los principales países europeos tenían enormes inversiones, adelantados con respecto al imperialismo norteamericano, en lo que iba a ser el proceso de reconstrucción del capitalismo en la ex URSS. Y al producirse un derrumbe financiero, por la conformación de un Estado totalmente pirata, que no tenía ninguna garantía en los negocios económicos que se desenvolvían en su propio interior, tuvieron que ser rescatados por el Banco Mundial, el

15 FMI y generó un contexto general de mayor explosión en la crisis financiera internacional; en 1999 le toca a Brasil; y a partir del 2000 se produce un derrumbe generalizado en América Latina y en particular en Argentina. Y en este contexto, la únicas variantes posibles, para salir de la crisis, que comienza desde fines del ’67 y que todavía perdura es ir a toda las contratendencias para acabar con la caída de la tasa de ganancia que planteó ya Marx en el capital 150 años atrás. Y lo fundamental de esas contratendencia es ir a un proceso de ataques de las condiciones de salario, de ocupación y de vida de las masas, cuando el fenómeno general de extender el crédito y sobresaturar el consumo entra en un proceso de crisis. Y en el ámbito de las naciones es profundizar la explotación de las naciones atrasadas y en ese punto es que nos encontramos ahora. En el terreno del ataque a las condiciones de vida de las masas este nuevo orden mundial, lo que provocó, es la generalización de la flexibilidad laboral y de la precarización del trabajo e implica, efectivamente, dar condiciones al capital de sobreexplotación que le permitan salir de la crisis. Este fenómeno, tiene que ver con que una crisis mundial de semejante envergadura obliga a desgigantizar la economía y a reducir la producción hasta el límite, y obliga a procesar la desaparición de sectores enteros del capital. Es decir, obliga a que se desenvuelva una política de estancamiento, de deflación económica, de desocupación masiva y de llevar la producción por debajo de los límites tradicionales de comercialización, salvo para los grandes grupos que logren dominar ese proceso y por lo tanto autorescatarse. Esto es una política, con respecto a las masas a nivel mundial, de guerra civil y no sólo en los países en los cuales se quiere rescatar el capital, que implicaría dejar a quinientos trabajadores chinos desocupados, sino, a escala internacional. Esto es la distribución regresiva del ingreso y la desaparición del verso de redistribución del ingreso en forma progresiva, es la aparición de un 1/3 de la población mundial sobreviviendo con márgenes infrahumanos. Y es el fenómeno de una polarización cada vez mayor entre la producción social y el disfrute de lo que esa producción social produce. Porque, los que defienden este nuevo orden, la llamada globalización, dicen que lo que se ha producido es un mundialización de la economía y de la producción a escala internacional, es el fin de la gigantización, es decir, de grandes unidades de producción, muchas de ellas concentradas en los países centrales, pasas a ser pequeña unidades de producción distribuidas por todo el mundo buscando las mejores condiciones de explotación de la manos de obra, las mejores condiciones fiscales que plantee cada Estado para la instauración de esas empresas, las

16 mejores condiciones para imponer convenios comerciales en función de establecer o no establecer un inversión industrial en determinado país. Se terceriza la producción para achicar costos, etc. Y la propia política de chantaje a los Estados nacionales de que sino se dan mejores condiciones esa parte de la producción va irse a otro lugar. La aparición de esta situación, de una tercerización mundial, es la expresión de la precarización del trabajo a escala de cada país pero que implica acciones de fuerza de parte del gran capital contra las masas e incluso contra los sectores o variantes del capitalismo con las cuales se enfrenta comercialmente. Y en el caso de los trabajadores, esta economía no concentrada en grandes unidades de producción, sino, que se va distribuyendo de acuerdo a las mejores condiciones que le presente cada mercado, implica atacar, en primer lugar, a las clases obreras de los países centrales, no de los países tercer mundistas, variante de la cual ya no se hablaría más porque estamos en una única economía mundial, sino, de atacar principalmente a la clase obrera que más organizada está, que más peso económico tiene y que mejores salarios y condiciones de trabajo ha conquistado. Es la conformación, por ejemplo, de producir una parte de un automóvil en Taiwán, establece la posibilidad de amenazar a los trabajadores norteamericanos con el despido, la reducción salarial o la precarización. Y en el conjunto general de esta realidad que ha ido armando de barbarie, pero con esta expresión de una salida económica general, los sectores que corresponde a las organizaciones sindicales o políticas, muchas de ellas vinculadas al movimiento obrero, la gran mayoría de esas direcciones han planteado que hay que aceptar esa situación porque como hay un cuadro general de grandes capitales, que superan la propia intervención del Estado, sino se aceptan esos procesos que plantea la globalización quedamos excluidos y si quedamos excluidos se van a otro lado. Y desaparece entonces la conformación de la lucha de clase y aparece el concepto del excluido y el incluido. Al incluido en las condiciones de flexibilidad laboral y de precarización económica que plantea la globalización y el excluido es sostenido por las ONG, el tercer Estado, en el mundo del fin del trabajo, que sería los que de alguna manera, armando una enorme red de mano de obra sobrante, serían sostenidos, no por el Estado ni por la economía privada sino por la conformación mercantil de la caridad. Es decir, hay un amplísimo número de la población mundial que no va a ser integrada en esta realidad económica y, por lo tanto, tendrá que ser sostenida por asociaciones civiles, entidades de bien público, fundaciones, etc., que se dedicarán a sostener a este sector de los excluidos. Y los que están incluidos tendrán que bancársela y aceptar que hay un contexto general, por lo

17 menos de cierto progreso, en referencia a los demás. Por lo tanto, la gran expresión desde el punto de vista político y social de la globalización, es hacer pasar el fin de las condiciones económicas y reivindicativas que obtuvo la clase obrera mundial en los últimos cincuenta, sesenta años, y en particular aquello que el capitalismo tuvo que dar después de la Segunda Guerra Mundial, terminar con el llamado Estado de bienestar, que no era nada del otro mundo pero que implicaba una política de parte del Estado de dar una salida a la crisis que se había abierto con las masas como consecuencia de la barbarie de la guerra. Este proceso de volver atrás y de comenzar un ataque a las condiciones de la fuerza de trabajo, de contratendenciar la caída de la tasa de ganancia yendo contra el salario y la ocupación, hay otras no, pero fundamentalmente la idea es que las masas que aportan el 2% del costo empresario sean las que entreguen el conjunto de las soluciones sobre la base de su superexplotación. Y este proceso comenzó en primer lugar en los países imperialistas. Y quienes lo expresaron desde el punto de vista político fueron Thatcher y Reegan y luego ese fenómeno fue instalado en los países de la periferia en forma generalizada. La segunda cuestión, es que, para desenvolver un proceso de salvataje de estos capitales sobrantes e hiperconcentrados se ha ido a un fenómeno de especulación financiera de características también históricas. Y la contracara, la robótica, que era a lo mejor la expresión de este nuevo mundo, de la tercera revolución industrial, con nuevas formas de producción absolutamente mecanizadas, que iban a sacar a la clase obrera de las fábricas y convertirla en excluidos y que solamente iban a estar incluidos aquellos que formaban parte de un fenómeno de educación que tuviera que ver con esta tercera revolución industrial. Esto implica, en realidad, que se acaba con la producción robótica en forma generalizada, porque a diferencia de un obrero, un robot requiere una determinada cantidad de insumos que no se puede modificar. A partir de la necesidad de atacar profundamente a las condiciones de trabajo, la flexibilización laboral, a un robot no se lo puede flexibilizar y, por lo tanto, comienza un proceso general de desactivación de la economía robótica. Y empieza, otra vez, haber un proceso importante de incorporación de mano de obra en la producción de todas las fábricas del mundo, en particular en aquellas que desenvolvieron el modo de trabajo llamado toyotista. Y el fenómeno de robotización en Japón a retrocedido enormemente, mucho más en Europa y en EE.UU. Hay que avanzar en un proceso que contratendencie la caída de la tasa de ganancia y eso implica aumentar la cantidad de plusvalor que se le puede sacar a la fuerza viva de trabajo, porque lo otro implica aumentar en forma sistemática y

18 permanente el peso del capital fijo. Si bien puede aumentar la plusvalía relativa y así la capacidad de competencia, como es una economía internacional, a escala del capitalismo mundial esa economía cada vez produce menos beneficios para el capitalista. Por lo tanto, lo que se produce, junto con el ataque de las condiciones de vida de las masas, es un fenómeno de expansión enorme de la inversión especulativa y del desarrollo de grandes capitales y grandes inversiones de capital ficticio que requieren de un ataque mayor a esas condiciones, además de una incorporación general de las economías de los Estados al servicio de valorizar esas inversiones. Entonces, el tema no es solamente el del endeudamiento externo, que implica quitarles a las economías endeudadas riqueza producida real, sino, de generar un mecanismo constante de explotación económica. Y es el mecanismo que genera la deuda externa la cual nunca termina de ser pagada bajo ninguna circunstancia y establece condiciones sistemáticas de expoliación económica que van abriendo paso a la privatización de la economía. Este proceso de privatización, ahora los que estamos acá podemos ver el resultado con cierta sorna, pero cuando comenzó hace más o menos veinticinco años existía un consenso generalizado de que el fenómeno de entregar lo que eran recursos fundamentales del Estado y, no solamente eso, sino áreas enteras de la vida social de la población a recursos privados. Esto, se decía, que iba a implicar un progreso y se lo decía sobre la base de la barbarie que implicaba el derrumbe económico de la economía de los “treinta gloriosos” y el fin de la economía de la posguerra. Entonces, lo que aparece como necesidad es, de parte del capital, en un contexto de crisis, de convertir en negocio lo que hasta ese momento era un servicio en términos que en general usaba la población. Hacer una negocio de aquello que era una acción del Estado para mejorar la economía de la población, de aquello que era un derecho o una conquista. La idea era transformar todo lo que no es negocio a un negocio rentable para recuperar la caída sistemática de la tasa de ganancia. Hacer rentable hasta lo que nunca se pensó que iba a ser así. Y esto implicó grandes procesos que ofrecen, a nivel mundial, no elementos de equilibrios sino de crisis. El primero de ellos es la privatización de una conquista, después de la Segunda Guerra, que se fue expandiendo a nivel mundial, como consecuencia de encontrar una salida por parte del imperialismo a las rebeliones y planteos de la población, y es el tema de la seguridad social. El primer gran elemento de privatización es entregar la seguridad social al negocio del capital, que no tiene nada que ver con la acción productiva. En este caso el capital se queda con un salario

19 indirecto, con un ahorro, con un capital del trabajador, es la aparición de la jubilación privada a nivel global y el constante proceso de desmantelamiento de las jubilaciones estatales o incluso de los gastos sociales de parte del Estado. Y, por lo tanto, se generan las condiciones que retrotraen a las condiciones de vida de la población a los niveles de setenta años atrás y si los niveles de ochenta-setenta años atrás provocaron la revolución de 1917, la crisis de 1929, la revolución China, etc, esto lo va a volver a provocar, es decir, el fenómeno de la globalización es la vuelta atrás a los orígenes del capitalismo en referencia a la relación que tiene el capital con las masas y los países imperialista con el resto de los países del mundo. Segunda cuestión, establecer un proceso general de desaparición de las masas en el ámbito de la educación pública y se ha transformado la educación en un ámbito de negociación de todo orden. No solo para convertir a la educación en un elemento de negocio privado sino para transformar a la educación en lo que siempre fue la educación, es decir, en un elemento que imponga una relación entre el trabajador y el capital en función de reproducir la necesidad del capitalista de manera indisoluble. Por ejemplo, el hecho de que, por supuesto que está al margen del proceso que tiene que ver con la universidad en el sentido que a la universidad hay que simplemente ubicarla en función de los grandes negocios que están planteados con las grandes empresas, para absorber la producción científica como un elemento de lucro. Pero para la educación en general, lo que implica, es generar una condición en donde la escuela que salió del ámbito de la realidad económica que estaba planteada inicialmente, esté solamente referida a que el excluido obtenga un lugar para poder producir. Entonces, una de las discusiones que hay en la educación mundial es que esta realidad nueva que ha creado masas de excluidos brutales, establezca un mecanismo que los permita incluir, y para que los permita incluir, la educación debe estar en función de la evolución y los cambios que plantea la globalización. Es decir, tiene que meter a quien estudia en las condiciones económicas que rigen en la actualidad y no la formación universal desde la escuela primaria hasta la universidad que planteaba la educación anteriormente. Por ejemplo, ahora la cuestión es como, desde el punto de vista de esta realidad, desde la primaria hasta la universidad se estudia en función de las necesidades que plantea el mercado y la realidad económica capitalista. Desde el médico hasta el pibe que sale del EGB. Por eso es que tiene que haber una interrelación entre la empresa, la economía y la educación para que se establezcan, como dicen incluso las “leyes de educación superior” argentinas: conocimientos productivos sociales básicos. Como los únicos que establecen

20 cuales son los “conocimientos productivos sociales básicos” son aquellos que tiene el manejo básico de la economía, es decir, los empresarios, los que establecen cual va a ser la orientación de esa educación son los empresarios. Y, entonces, se imponen las pasantías, etc. Esta realidad de una integración económica privatista de la educación implica, no un subsidio, sino, una integración en el peso que tienen los grandes grupos económicos en las masas de características brutales, porque, son los que establecen la orientación y son los que establecen quién aprueba y quién no, aún cuando exista una formulación de orden estatal formal sobre el tema de la educación. Si, ese progreso es una formación sistemática, constante, barata y sin límite de mano de obra, no solamente barata, sino, muy sumisa porque aprueba el que aprueba con todos los cánones de esa integración entre educación y la economía. Otro fenómeno es el de la ocupación del conjunto de los recursos fundamentales de los países atrasados, y entonces el tema de la deuda externa no fue algo en sí mismo sino que fue el negocio de quedarse con los activos con los cuales las economías periféricas establecían la posibilidad de obtener aquellos créditos. El caso de Argentina es típico porque a partir de 1976, lo que es el proceso de la globalización, arma salidas económicas basadas en la manipulación monetaria, en la especulación financiera y en la expansión del crédito. Eso fue la conformación del plan económico de la dictadura hasta ahora, y primero se produjo el fenómeno de endeudamiento y después, sobre la base de una deuda que no tenía otra realidad que la del proceso de desequilibrio económico que todos ustedes conocen, se produjo el fenómeno de la especulación sobre esa misma deuda. Por ejemplo, la expansión monetaria a partir de colocar en el mercado bonos de la deuda externa que se vendían para financiar un Estado que estaba endeudado. Esos bonos, que eran comprados en el mercado mundial por los mismo que habían hecho el negocio adentro, afuera no valían nada pero ingresados a la Argentina valían el 100% de su valor nominal, por lo tanto, la privatización por parte de grandes grupos económicos internacionales, que se quedan con el petróleo, la energía, las comunicaciones, el transporte, etc, de naciones enteras, se hizo sobre la base de ninguna inversión sino sobre la base de entregar a cambio títulos desvalorizados de una deuda que había formado parte de la salida económica de la crisis de los ’70 de ese mismo sector del gran capital. Es decir, eso es lo que genera en la llamadas economías emergentes, no solo que se hundan rápidamente sino un proceso de polarización social que tiende a crear situaciones de enfrentamientos económicos y sociales inevitables. Y esto es lo que produjo finalmente la política de la deuda externa y de la convertibilidad en Argentina y

21 produjo el levantamiento de 2001, que no se puede explicar en el contexto general del triunfo de la globalización sino como la expresión contundente de que las contradicciones que abre la crisis capitalista son de alcances muy profundo y replantean constantemente todo aquello que se abre con el agotamiento del capital. Tercera o cuarta cosa, esto profundiza el enfrentamiento entre la naciones imperialistas, porque ahora más que nunca, en un contexto de agotamiento y de derrumbe, es la apropiación de los recursos económicos fundamentales, como el petróleo y de los negocios más rentables, lo que permite o no la subsistencia del cuadro general de una economía capitalista. EE.UU, en ese sentido, ha encontrado recientemente una salida en el desenvolvimiento y la conquista China como uno de los centros de la expansión económica internacional y entonces cuando se habla del tema que a Argentina o a tal país le va bien, se dice que crece a tasas chinas. Ahora ese proceso de crecimiento económico se ha basado a través de hacer de la economía China un especie de gran plataforma de exportación e importación y, por lo tanto, de enorme endeudamiento de toda esa economía, en un momento en el cual todavía, justamente por lo que implicaría convertir a los cientos de millones de trabajadores chinos en desocupados, como eso todavía no se ha podido hacer todavía sino en forma marginal se ha producido la conformación de esa economía de exportación e importación. Pero esa economía, en condiciones de mejor rentabilidad de lo que ofrece la producción con la mano de obra europea o norteamericana, ha provocado de parte de inversiones norteamericanas un endeudamiento enorme de parte de la economía y del Estado chino y un proceso de saturación de los mercados a partir de la exportación de esa economía a escala internacional. Lo que ha provocado también crisis en economías capitalistas, sobre todo europeas. Es decir, que lo que ahora es un proceso de reconstitución económica y de salida está creando las condiciones para un estallido general, a su vez, ese proceso ha aumentado una serie de importaciones a esa economía de exportación e importación, que es una especie de economía armada como el plan de convertibilidad de Cavallo, se ha creado un gran superávit que se utiliza para hacer compras a países, sobre todo, europeos y Japón, que establece el hecho de que si esa economía entraría en un cierto grado de enfriamiento provocaría un cuadro de crisis general en la economía ya castigada de Europa y de Japón. Es decir, que la economía internacional está en una especie de equilibrio inestable y, por lo tanto, lo que hoy aparece como la gran salida China está convirtiéndose en una lucha encarnizada entre los diversos sectores del

22 imperialismo mundial para ver hacia donde va ese proceso de la economía armada por el imperialismo norteamericano en su ensamble con la economía China. Y esto tiene que ver con el hecho de que el contexto general de inversiones, por ejemplo en EE.UU. tiene que ver con un fenómeno de inversiones extranjeras sobre todo europeas y japonesas, que van a tomar los títulos de la deuda norteamericana que es la más alta del mundo, o a la especulación inmobiliaria, o a inversiones que se hacen en la economía norteaméricana porque las condiciones son favorables para un montón de capitales que no encuentran, por ejemplo, dentro de la economía china un lugar como para poder intervenir al mismo nivel que EE.UU.. Si se quebrara todo ese entramado que involucra a todos estos países imperialistas, el fluir de capitales que establece una salida al agotamiento económico, al déficit fiscal norteamericano, a la deuda externa norteamericana, provocaría el derrumbe de la economía yanqui y ese proceso generaría, otra vez, una crisis financiera internacional superior a la de 1930. Es decir, que estamos en un contexto mundial en el que se han profundizado las condiciones para el avance de las crisis, las revoluciones, las guerras y los procesos de enfrentamiento a escala internacional. Y esto lo está expresando con claridad el problema que hay en torno a Medio Oriente y el fenómeno que está planteado en toda la guerra que desenvolvió el imperialismo y la OTAN, llevando adelante esa política a partir de la invasión de Afganistán, de Irak, la posible invasión de Irán, etc, etc, y que es todo un gran cordón, además, para intervenir sobre la economía China y para intervenir sobre lo que queda de la Federación Rusa. Esta situación, por lo tanto, cancela la idea de que estamos en presencia de un proceso de estabilidad política y económica internacional y demuestra la falsedad del cuadro teórico que se ha armado en estos últmos veinticinco años sobre el “fin de la ideologías” y el “fin de la historia”. Y se reabre el problema de la revolución y la contrarrevolución como uno de los problemas sustanciales que está viviendo la sociedad actual. Por último, la situación que está planteada en la propia realidad presente de la Argentina, demuestra que el proceso que se ha abierto es profundamente agudo y convulsivo y que efectivamente lo que ocurrió en el 2001 es la rebelión, el agotamiento de las fuerzas productivas en el contexto de desocupación, precarización laboral, endeudamiento y extranjerización de la economía nacional, es decir, procesos de esquilmar al conjunto de los sectores, no solamente de la clase obrera, como lo expresó el fenómeno de expropiación de los ahorros de la clase media y del derrumbe del plan de convertibilidad. Y esto no es solamente la expresión de un momento porque el

23 fenómeno que se vivió en el 2001 es pequeño y reducido en comparación con lo que vivieron todos los sectores sociales de la Argentina desde hace veinte, veinticinco años atrás. El proceso de desocupación, de destrucción de las condiciones salariales, de precarización laboral, y de flexibilidad tenían una extensión más atrás en el tiempo muy superior a la que se pudo haber vivido solamente alrededor de la crisis del plan de convertibilidad en 2001. En primer lugar, ese proceso se abre en Argentina con la privatización de las grandes empresas del Estado y que implicó desocupación masiva de la población y que tuvo sus primera expresiones de rebelión social con los levantamientos en el sur y en el norte del país, en el ’95 y en el ’96, en contra de las privatizaciones y que fueron los primeros piquetes. Y en el caso de las clase medias los procesos sistemáticos de expropiación que sufrió la población desde el punto de vista de los planes Bonex, etc. Y que estalla a principios del nuevo milenio como una expresión de que este orden mundial en Argentina y todas partes del mundo está armando un estallido global de características históricas Todo esto replantea en forma más aguda aquello que se abrió en 1914, con la definición de parte de Lenin, del dilema que se había abierto en la época del imperialismo que es el de la revolución y la contrarrevolución, lo cual pone más que nunca a la hora del día como se puede producir a escala no solamente de una nación, la crisis de los Estados obreros demuestra que eso es imposible, sino a escala general, un proceso de liberación nacional y social a escala de todo el mundo. Está planteado esto más específicamente que nunca y, por lo tanto, el planteamiento de que esta es una realidad que no solo no termina sino que se agudiza como consecuencia de estas enormes contradicciones que están, en primer lugar, en el centro de los países capitalistas centrales y que crean condiciones insostenibles en el resto de los países del mundo. Se hace cada vez más profunda la polarización entre los obtienen la mayoría de la producción mundial y aquellos que la producen. Según las últimas mediciones de las Naciones Unidas el 95% de la producción mundial está concentrada en los dos primeros quintos de la población mundial y lo tres quintos restantes reciben el otro 5% de la producción mundial restante. Como ustedes saben las estadísticas son promedio y son mentirosas y al interior de cada uno de los quintos más ricos en realidad hay una concentración mucho más aguda y en el caso de la pobreza lo mismo. Es decir, se está produciendo un fenómeno que agudiza el cuadro de barbarie a nivel internacional y en esta situación está claro que estamos en un cuadro de crisis capitalista mundial pero eso no quiere decir que se resuelva por sí misma sino que para que se resuelva tiene que haber un proceso de maduración de este

24 momento de parte del conjunto que recibe las consecuencias de esta enorme descomposición económica, que esencialmente son los seres humanos que producen o quieren hacerlo, es decir, está planteado más que nunca, no el fin de las ideologías, no el fin de las contradicciones, no el fin del socialismo sino la necesidad de abrir paso a la extinción de este régimen cada vez más brutal sobre la base de la apertura de una nueva realidad social. Y esta es un poco la conclusión a la que nosotros llegamos luego del desarrollo que dimos a lo largo de la materia. Bueno hoy llegamos hasta acá.

Desgrabado por D.B.

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