Y De Repente...

1.Que raro! Me siento extraña. Realmente cansada, y a la vez, tan harta de descansar. No hay ninguna luz, nada que no me permita cerrar los ojos y seguir durmiendo. Pero… hay algo que no me encaja. No quiero dormir, no quiero cerrar de nuevo los ojos, porque, aunque solo vea oscuridad, la prefiero al infierno que siento cuando cierro mis ojos. No puedo dejar de pensar en ello: Mi cuerpo ardiendo de calor, mis ojos llorando por el humo y mi garganta, quemada, no podía emitir sonidos. Eso era lo que sentía al cerrar mis ojos. Esa pesadilla, tan real, tan fuerte. Que me hacía gritar con todas mis fuerzas, aunque dentro de ella mi grito quedaba ahogado en mi garganta. Mi angustia aumentaba y no podía parar de templar. Era tan real. Lo veía tan real, que solo el hecho de cerrar los ojos por cansancio, me ponía alerta, me hacía cambiar de posición e intentar no volver a cerrarlos mas que para pestañear. Crash! Boom!Bang! Que es eso? Que pasa? Todo seguía oscuro, sin la más mínima luz. Pero se movía todo. Temblaba como un terremoto. Y yo, aun tumbada,. No podía moverme. El pánico se apoderó de mí. ¿ Cuanto tiempo había estado allí? ¿Cuánto tiempo había permanecido allí quieta, sin poder moverme, sin poder salir, ni ver la luz del sol? ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última pesadilla? ¿ O no había sido una pesadilla? Era tan real! Plofff! Un golpe seco demasiado cerca de mi cabeza como para empezar a preocuparme de verdad. Pero que me había pasado? Por que no me había intentado mover hasta ahora? Bueno, estaba bien, a excepción de la pesadilla reiterativa, estaba relativamente bien. Nada me molestaba, ni tenía ningún malestar. Estaba simplemente bien. Pero, ¿Por qué no podía recordar cuanto tiempo había estado allí metida? Y algo que empezaba realmente a preocuparme, mucho más que el hecho de que todo se moviera sobre y debajo de mí, era, ¿ donde estaba? La verdad es que la preocupación que tenía era como una montaña rusa. Mis sensaciones aumentaban y disminuían. Era como si por una parte mi cuerpo hubiera dejado de luchar, de importarle que es lo que sucedía fuera de aquel lugar. Pero a la vez mi cabeza no paraba de dar vueltas ante la posibilidad de.. Escapar? Un crujido seguido de una presión en mis pies me hizo reaccionar. Aun no veía nada, pero no podía seguir parada sin hacer nada. Mis pies estaban hundidos en algo pastoso, pero sentía como podía levantarlos algo masa que mis brazos. Traté de bajar lo mas que pude y ver si por el lado de los pies podría salir “Escapar!”. La masa que se había acumulado en los pies empezaba a subir y ya me llegaba por la cintura. Trate de bajar más, hasta que prácticamente todo mi cuerpo estaba lleno de esa masa extraña, húmeda y pesada. Era barro! Ahora me daba cuenta, era barro lo que se estaba colando por mis piernas y empezaba peligrosamente a llenar todo el espacio que tenía. Creo que ahora si que no me quedaba mas remedio que salir o…. Con el brazo derecho trate de ver hasta donde podría llegar. Bajé todo lo que puede, hasta casi tapar mi cabeza con aquel barro. Mi mano se alzó mas de lo que esperaba. Pero seguía hundida, creo que estaba hundida en la tierra!

Dios mío! Me acababa de dar cuenta de donde estaba. El pánico recorrió mi espina dorsal como un gran latigazo espeluznante. Estaba enterrada!!!! Dios me habían enterrado viva! No puede ser. Como ha sucedido? No recuerdo nada. Crash... La parte donde había estado mi cabeza, unos centímetros mas arriba de donde la tenía ahora, cedió. Oí como la madera se partía y empezaba a entrar rápidamente aquel barro espeso. No tenía que perder más tiempo. No importaba como había llegado allí, lo mejor sería tratar de salir y ya vería después. Cada vez estaba mas hundida en el barro. La cabeza apenas se mantenía sobre la parte limpia, pero ya no había mucho espacio para poder respirar. Tenía que salir ya! Coloqué mis manos sobre la parte superior y la fui deslizando hasta encontrar la parte que había cedido. Era estrecha, pero creo que podría pasar fácilmente. Cogí aire, hundí la cabeza en el barro y me impulsé todo lo que pude con los pies hacia arriba, hacia donde esperaba fuera la salida. Comencé a asustarme de verdad, cuando entre por el hueco hecho en la madera y traté de levantarme. Esperaba que la medida de mi cuerpo fuera suficiente para poder salir. Pero prácticamente estaba toda estirada y no notaba que disminuyera la presión. Levante los brazos, recordando la de veces que me habían dicho que siendo tan pequeña nunca llegaba a los estantes superiores de la cocina, y recé porque al menos una de mis manos notara aire, notara algo que no fuese barro. Pero tenía tanta suerte. Levanté mis brazos todo lo que pude, pero solo notaba más y más tierra a mi alrededor. Levanté las piernas y saqué todo mi cuerpo por el hueco. Me puse sobre la caja que había sido mi refugio y me di un nuevo impulso. Pero nada parecía ser suficiente para llegar a fuera. Y lo pero es que parecía que me hundía más. El barro me cubría completamente. Ya no me quedaban fuerzas. No estaba cansada, Era simplemente que mi cuerpo estaba cansado de luchar, de seguir. No reaccionaba como siempre lo había hecho. Yo tenía mucha energía. Solía hacer algo de deporte. Me gustaba correr por el bosque o jugar algún que otro partidillo al baloncesto o al voley. Pero parecía que mi cuerpo ya no recordaba su resistencia. Todo empezó a hundirse. Cayeron de repente sobre mí una cantidad increíble de barro. Pero parecía menos espeso. Trate de empujar el barro con las manos y impulsarme un poco más con las pocas fuerzas que me quedaban. De repente noté una brisa de aire fresco en mi mano izquierda. No podía creerlo. Al poco tiempo mis dos manos unidas echaban el barro hacia abajo y luego volvían a subir para volver a impulsarme un poquito más. Por fin mi cabeza salió a la superficie. Noté el aire frío en la cara. Aire frío, de invierno. Estaba lloviendo. Salí por completo con un último impulso. Y me dejé caer a un lado. Exhausta. 2.Una luz me despertó. La habían dirigido directamente hacia mi cara. Deslumbrándome.

-¿ Y tu de donde has salido? Era la voz de un hombre. Parecía mayor, y con acento del este. Pero no podría asegurarlo, porque aquella maldita luz me estaba dejando ciega. - Le importaría quitar esa luz de mi cara, me estas dejando ciega!!! No me importaba donde estaba, ni porque estaba allí, solo quería descansar un poco. El esfuerzo que acababa de hacer había sido grande y no me apetecía levantarme, aun estando empapada y llena de barro. El hombre retrocedió rápido. No esperaba una respuesta tan contundente. Trató de enfocar la luz hacia un lado, para no deslumbrarme, pero a la vez poder verme. Pude ver su cara por primera vez. Tenía una expresión rara. Al principio no supe que era lo que quería expresar. Luego gritó: QUE……………???????????? Su grito me dejó paralizada. ¿ Aquel hombre gritó al verme? Por que? No dijo más. Salió corriendo. Me quedé perpleja. ¿ Que había sucedido? ¿Por qué había salido corriendo aquel hombre? Nada parecía mal a mi alrededor. No había nadie más. No había pasado nada. Pero la cara del hombre cruzó por mi mente, ¿ había gritado por mí? La verdad es que no me importaba. Ese era su problema. Allá él….Seguía cansada. Pero sabía no debería quedarme mucho más tiempo allí. Por si a aquel hombre loco de la linterna le daba por volver. Así que me levante, con algo de esfuerzo, apoyándome contra un árbol y mire alrededor. Lo que vi me dejó petrificada. Esta vez el shock era fuerte. Mis piernas temblaron y acabé cayendo al suelo de rodillas. Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi garganta emitió un chillido capaz de levantar a cualquiera: - NOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! No podía dejar de mirar, pero a la vez no veía nada. Las lágrimas me nublaban la vista. Justo delante del hoyo del que acababa de salir había una piedra. No! No era una piedra! Era una Lápida! Dios! Acabo de salir de una tumba! De mi propia tumba! No podía parar de llorar. Mi cabeza daba vueltas: ¿ Como, porque, cuando, que había pasado? A pesar de no tener la respuesta a ninguna de esas preguntas, no me importaba. Esas preguntas no me importaban, por que realmente lo que quería saber era : Quien era? NO lo recordaba! No sabía quien era y eso me importaba mas que donde había estado o que me había pasado. No recordaba nada, ni mi nombre, ni de donde era, ni mi familia, nada! Traté de calmarme. Mi mente no quería controlarse, no podía controlarse. No había ni un recuerdo en mí. Pero ¿ no acababa de recordar que hacía deporte todos los días? Pensé de nuevo….. Nada! Cuando mis lagrimas dejaron de salir, traté de enfocar la vista en la lápida que tenía enfrente. No se veía bien, aun no había amanecido, pero no quedaría mucho. La lápida era muy simple. Tenía dos bonitas flores unidas por los tallos y en medio un nombre: Kyra Nada más. Ni fecha, ni apellido ni un triste recuerdo de alguien,¿habría muerto sola? Mire alrededor. Realmente estaba en un cementerio. Había varios pasillos que daban a otros tantos. Estos pasillos bordeaban tumbas y mausoleos. Parecían muy

antiguos. Casi de otra época. La mañana había traído un poco de niebla y apenas se veía mucho mas lejos que un par de metros. No quería moverme de allí. De mi tumba. De la única pista de quien era. Pero no estaba muerta, estaba viva. Y si esa tumba no era la mía, simplemente me habían metido allí, pero ¿ quien? Y ¿Por qué? Lo único que podía hacer era intentar recordar algo, lo más mínimo. Pero, por más que lo intentaba no recordaba nada. El nombre de kyra tampoco me decía nada. podía ser mi nombre o no. Empecé a temblar. Esta vez de frío. Era invierno. Por lo menos así se sentía. Y yo apenas llevaba un vestido roto, mojado y sucio. De repente sentí ….