La muerte del individuo no equivale a la interrupción instantánea de todos los fenómenos que le confieren individualidad; los fenómenos vitales no cesan como el fluido eléctrico cuando se cierra el interruptor. En el individuo muerto quedan restos de vida hística y celular; es lo que se conoce como vida en el cadáver o vida residual. Los signos propios de este período se conocen desde antiguo, aunque su contribución a la resolución de la data de la muerte es muy limitada. A titulo de ejemplo pueden indicarse los siguientes: 1. La motilidad de los espermios persiste hasta las 34-36 horas post mortem. 2. La pupila puede reaccionar a la luz hasta 4 horas después de la muerte. 3. La pupila es capaz reaccionar a la instilación de la atropina y pilocarpina hasta 4 y 2 horas post mortem respectivamente. 4. PR0K0P consigue la estimulación de los músculos de la cara por el paso de una corriente de 4 V a través de unas agujas clavadas en aquéllos hasta 3 horas post rnortem. 5. Otros trabajos han ido dirigidos a la excitabilidad de las glándulas sudoríparas, transformación blástica de los linfocitos, reacciones de óxidoreducción, coagulación sanguínea, etc.