Viaje En La Comedia

  • April 2020
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Viaje En La Comedia as PDF for free.

More details

  • Words: 17,642
  • Pages: 108
Viaje en la comedia (Antología poética 1972-2000)

Teódulo López Meléndez

Con un ensayo de Ennio Jiménez Emán

DESNUDO PRODIGIO: LA POESIA DE TEODULO LOPEZ MELENDEZ La poesía encuentra primero y busca después. Es la presa del exégesis, la cual es sin disputa una musa, pues acontece que es ella quien traduce nuestros códigos, quien ilumina nuestras propias tinieblas y nos informa sobre lo que ignorábamos haber dicho Jean Cocteau

Interpretar es profetizar Harold Bloom

Difícil es abordar y presentar en forma explicativa la poesía. Sabemos que ella se encarga de explicarse por sí misma. El exégeta o ensayista sólo puede, si acaso, pretender una aproximación, un roce, proveniente de una lectura personal de los textos de un autor, máxime si se trata de una obra como la del poeta venezolano Teódulo López Meléndez (Barquisimeto, 1945), culta, compleja, hermética. Hay que señalar que la cultura y complejidad expresiva de nuestro autor no se manifiestan en una escritura meramente conceptual, ideológica o retórica sin sustancia e imposible de penetrar. Detrás de sus textos, a veces oscuros, se suele percibir la vida, se transparenta la humanidad del poeta, se capta al hombre de carne y hueso y no esa neutra impersonalidad tan característica de la poesía de nuestro tiempo. Las claves de la misma se nos revelan con una lectura atenta, aunque no hay que olvidar, como afirmaba Montale, uno de los maestros de López Meléndez, que "nadie escribe poesía para ser entendida"; el problema es hacer que los lectores "comprendan ese quid que las palabras no pueden expresar". Espero ser yo uno de esos lectores. El poema breve, en prosa o en verso, con excepción de su primer libro Alienación itinerante, es la forma expresiva preferida por el poeta para captar y presentar visiones, emociones, sensaciones, ideas, esenciales. La escritura creativa explicativa y de largo aliento la deja el autor para su obra literaria en prosa, constituida, fundamentalmente, por textos narrativos y últimamente concretada en dos ambiciosas novelas, Selinunte (1997), y El efímero paso de la eternidad (1998), plenas de significativos hallazgos escriturales. Dichas instancias sensoriales, emotivas, intuitivas, visionarias, se cristalizan, pues, en los poemas, a través del despliegue de un conjunto de imágenes que a la vez dan cuenta precisa de la aventura existencial del sujeto poético. Sustentada en destellos y refulgencias imaginísticas, esta es una poesía que no apunta a la simple inteligencia del lector, sino, más bien, como es el caso de quien la escribe, a su capacidad imaginativa, sensible, emocional. Igualmente, poesía melódica, visual, colorística: todos estos atributos dan cuerpo a textos vivaces, bien acabados, armoniosos, lejos del formulismo meramente abstracto y conceptual, trivial o facilista que está presente, muchas veces, en la forma breve escrita en nuestro país, producto de simples elucubraciones intelectuales, sin base anímica y vivencial profundas. Su poesía aúna y resuelve la imagen y la emoción con la idea, lo plástico con lo discursivo.

Así, lejos del tema social o político y del lenguaje experimental de los años sesenta incluso cultivado un tanto en la década de los setenta en Venezuela -, distanciada igualmente de las directrices poéticas de la cotidianeidad y lo coloquial asumida por cierta poesía escrita en los ochenta, la de López Meléndez estará constituida, fundamentalmente, en base a un lenguaje despejado y a una visión si se quiere esencialista y de aspiración universal sustentada en la apropiación personal de los ritmos y tonos variados, la imagen desnuda, la palabra medular de poéticas modernas como la estadounidense representada en figuras como Whitman (cuyos ecos están presentes en su primer libro, Alienación itinerante), Ungaretti, Quasimodo, Montale. El hermetismo al que hacíamos alusión al comienzo, lejos de expresar misterios ocultos, esotéricos o cabalísticos en la tradición de Hermes Trimegisto, tiene raíces en la lírica italiana del siglo XX, sustentada en los tres nombres antes aludidos. Ungaretti fue amigo de Apollinaire y estuvo bajo el influjo de Mallarmé y Valéry, a quienes tradujo y de los que asimiló su pasión por la forma y el lenguaje, tratando de buscar una palabra depurada libre de retórica y de sentimentalismo; fundó así una escritura personal donde, entre otras proposiciones, la palabra y la lengua se encuentran como centro de reflexión: "Cuando hallo en este silencio mío/una palabra/ esculpida, está en mi vida/ como un abismo". Montale fue traductor de Eliot, con quien comparte la idea y el sentimiento de la sociedad contemporánea como tierra baldía; sus despojadas imágenes están inspiradas en el paisaje estéril de su Liguria natal, en donde se sustenta esa visión alegórica del mundo como región inhóspita y desolada. Dueño de un lenguaje intimista e interiorista, "cerrado", acusa también el influjo de la "tradición hermética" mallarmeana. Quasimodo rindió tributo a la vena hermética en sus tres primeros libros para asirse luego a un simbolismo que debe mucho a los formas clásicas de los poetas griegos y latinos, de quienes hizo versiones al italiano, pasando, más tarde, a afincarse en las tradiciones míticas e históricas y en el paisaje de Sicilia, tomadas como pretexto para reflexionar, con un tono de meditación social y preocupación moral, en el sufrimiento y dolor humanos. Parte de la obra de estos poetas encaja, pues, como señalamos, dentro de la denominación de "hermetismo" y de una u otra forma todo ese bagaje cultural y los planteamientos creativos y vertientes del pensamiento aquí expuestos y asimilado por estos tres poetas, leídos por el autor venezolano en su lengua original, le han marcado de manera decisiva y han sido procesados en parte de su trabajo lírico y en su reflexión poética. Hermetismo personal, dueño de un lenguaje elíptico, alusivo, despojado, es el de López Meléndez. De esta manera, lejos de pensar en una probable deshumanización o descarnalización del poema dado su registro breve, precisamos que, más bien, se trata de captar lo esencial en el verbo expresando a través de éste una honda valoración y examen de lo humano y su existencia en relación con el tiempo, el erotismo, el lenguaje, la soledad, la muerte, temas eternos que el poeta, como diría el crítico español Pablo del Barco refiriéndose a los textos de Joao Cabral de Melo Neto, asume con " la precisión del desnudo lenguaje, cortado a pico, tan puro que es capaz de completar la frase con ausencias sin perder facultad definidora". El hecho de haber vivido en diversos países de Europa y América ha proporcionado también a su autor una visión cosmopolita de la literatura y ha nutrido de manera particular su escritura poética, dueña, como afirmamos, de raíces multiculturales donde si embargo subyace, asoman y se suelen percibir, internalizados, los ecos y atmósferas de su región nativa (Edo. Lara) expresados a través de una palabra ajena al pintoresquismo y que aspira a lo universal. El poeta, pues, es hombre nacido en tierras secas, acostumbrado a vivenciar y traer a la memoria los yermos que definieron y continúan definiendo su psiquis, en casi permanente sequía todo el año, atravesados por un escuálido pero vigoroso río, lo que traerá como consecuencia que aflore de manera constante en su escritura la presencia del desierto, las

corrientes fluviales y otros elementos de su especial topografía - como símbolos polisémicos que abarcan también estados interiores - tal como queda explicado en este fragmento de Mesticia: Nada te importa curvo cují tupida telaraña de tunas El desierto se extiende como las entrañas giradas de un lobo

("Lobo") Igualmente se presenta en muchos poemas la dualidad seco-húmedo, como expresión de la vital presencia del agua, germen nutricio un tanto ausente o pasajero, lo cual implica una reflexión sobre el inexorable paso del tiempo. En Los folios del engaño leemos: Bebamos el verano de nubes móviles, de corpúsculos que corren las ansias. Vamos, que el agua no fructificada hay que atravesarla de una vez y sin reposo.

("Solsticios") Desde su primer volumen de poesía su obra ha demostrado una coherencia y un rigor escritural innegables. Ya desde esos textos iniciales están presentes las constantes básicas de su poética: identificación situacional del sujeto lírico con los espacios fluviales y marítimos como una suerte de conjunción con la sustancia envolvente del origen; el topos regional como territorio mítico y universal; reflexión sobre los límites del lenguaje y la escritura; temática de la alteridad y del tiempo; la puesta en discurso del ceremonial de amor y el erotismo. En Alienación itinerante, López Meléndez nos pasea por un universo de ruina y desolación, por una tierra baldía donde reinan "hombres con alma de rata". El planeta es una vasta necrópolis en donde ausculta y vaticina la mente agorera y proteica del poeta. Con un tono whitmaniano, de verso largo y libre, vemos transfigurarse al yo lírico en un ego cósmico que, entre otras cosas, hace un inventario del infierno: Yo soy profeta meditabundo y triste aquí en mi tumba de naftalina y viento

Apunta con evidente sentido irónico y burlesco: Quise dictaminar mis tiempos Tomen notas escribientes maltrechos

Reclama ácidamente a los poetas que no saben reconciliares con su época, ni reflejar su tiempo: Los poetas no pasean sobre las ruinas que demarcan los espejos de los siglos

A través del verbo se anula el suceder del tiempo: El parpadear es eterno en los látigos de carne encendidos en el puño frente a espectros

.......................... Una tarde para nosotros dura mil decenios

Versos descriptivos y salpicados de imagenería apocalíptica a veces cercana al surrealismo y con una prosodia afín a la poesía beatnik. La visión final que trasuntan estas páginas resulta pesimista: el hombre dando tumbos en un erial inhóspito donde queda desterrada toda posibilidad de recuperación del paraíso, negando, incluso, la percepción instantánea de éste a través de la entrega erótica. Se transparenta, pues, la honda y radical soledad del hombre, excluido o arrancando de lo social y echado al mundo y por lo tanto extraño a él: Un aullido en silencio sobre los sordos pedestales y los escaparates desvencijados Una sombra de pergamino que repite entre las sombras...

........................... levantarán puentes de océanos perdidos las balas de algodón perfumado que manchan caminos etéreos Tráfico internacional de boberías mil gritos en busca de resonancia eterna pieles estériles de inaudibles ruidos...

............................ Maldiciones detonantes amores desvaídos Yo me defeco en el alma del mundo

............................ Voy a intoxicar a la raza humana, hombre, muérete atosigado de rayas deformadas con tumores de pus de urna vieja

............................ tú, puerco espín de la ira, sacerdote de la rebeldía, constructor de ritos para la elocuencia inútil y sin fin payaso número uno de este circo terrenal. Estrangúlate con tu lengua...

En Los folios del engaño, poemas en prosa, a través de la alquimia verbal el sujeto narrativo registra atmósferas y espacios enrarecidos, apuntando sus orígenes geológicos o planetarios, inventariando el presente, auscultando el pasado o presagiando el futuro. Valiéndose de primigenias y prodigiosas intuiciones nos devela una visión cósmica en la que asistimos al nacimiento de microuniversos y en la que el mar aparece por primera vez en su visión poética como sustancia matriz o genésica, regeneradora de la vida y del ser. La exploración de este mundo particular, en el que a ratos se percibe la impronta biográfica, implica igualmente la exploración de la raíz del lenguaje. El discurso verbal se repliega, se hace introspectivo y se pone al servicio de un buceo en la interioridad. En "Recordado sea que vino del mar" leemos: Las palabras se recogen como materia que regresa a la tierra...En la paz de mis brazos caídos pregunto a los mares si la sal es buena para devolver la fuerza a las palabras. Pregunto a la bóveda que una gaviota esmera porque me empeño en dar a las palabras potencia de linterna.

Y en otro texto del mismo libro: Se mueven los planetas atados con un hilo. Se rompen las vinculaciones y las arterias nadan en los espacios. Somos navegantes y llevamos con nosotros brújulas y escalpelos, sensores digitales encontrados en la explosión de los primeros tiempos...

("Zeta Ele 4 fue llamado el planeta") En los textos "Zeta Ele 4 fue llamado el planeta", "Solsticios" y "Cardinales", el sujeto narrativo elabora una pequeña cosmogonía verbal. En ella, los folios cubren los cuatro puntos cardinales de un planeta recién creado por dicho sujeto (o demiurgo verbal) y se funden con la textura del cosmos, que a su vez se convierte en escritura. En "Solsticios", a partir de la nada (la página en blanco) da vida, pues, a un microuniverso poético donde reinan tres guardianes del orden: Hiemal, Vernal y Astron, que cual primitivos Arcontes gnósticos (Arconte: guardián, amo o defensor de un planeta, un cielo o un eón), se les insufla vida por el encantamiento verbal de una palabra: Alalimón. En este volumen, el narrador poético habitante bien sea de un espacio genésico-uterino o terrenal-cósmico, recuerda "los tiempos de las cavilaciones, el surco en el espacio natátil", y proclama: ”Me confiero el poder de trazar itinerarios a las aguas”, declaración que tendrá implicaciones y resonancias en su temática poética posterior. En Mestas trata de fundar un lenguaje que transparente, entre otras cosas, la fuerza e impetuosidad, y a la vez el pausado ritmo de dos instancias básicas que en su interioridad psíquica y poética han modelado su ser imaginario y verbal: el río y el mar. Ya Heráclito señaló que "nadie se baña dos veces en el mismo río", remarcando el carácter mudable, fluido, de la realidad, el cual es percibido por nuestros sentidos y procesado por nuestra conciencia tras la observación de los volúmenes acuáticos. En nuestro tiempo, otro filósofo, George Santayana, afirmó que "la humanidad del hombre se aísla y libera en la vasta inhumanidad del mar". En Mestas, básicamente el substratum filosófico manejado por López Meléndez pareciera captar estas dos actitudes del ser frente a las energías que mueven las aguas fluviales o marítimas: el sujeto aislado, liberado en sus fuerzas interiores y en plena y vigilante conciencia de los cambiantes cataclismos internos y externos del ser y del mundo, buscando a la vez una fluidez semejante de su conciencia en el lenguaje, para intentar fundar un orden imaginario (en este caso verbal) donde aliviar su intemperie. Empresa ésta última a un tiempo utópica, precaria e irrisoria, ya lo sabemos, porque el hombre sólo accede, a través del lenguaje - y del arte en general - a una "miserable totalidad", aunque ese lenguaje sea, a su vez, lo único con que contamos para precisar con justa dimensión los límites de nuestro mundo. En el poema "Un silbido de silueta", el sujeto declara: Metido estoy debajo de los techos grises levantados por el hundimiento de las costas y por mis viajes al silicio empegostado al tórax de las olas.

En el poema "Víspera" imaginamos al escritor ejerciendo su oficio frente al mar, intentando descifrar sus movimientos: Oficio, palmas secas y rugido cercano. Hierbajos con sombra de mareas, busco piedras. Brillor en las escaramuzas del cuerpo. Desnudo, el gran libro en las rodillas, leo para el vuelo del coco hasta el miedo limítrofe.

Todos los poemas de la primera sección del libro están tocados por la presencia marina, al igual que muchos otros de las restantes tres secciones: "Poema desde una chimenea compartida", "En aquel lugar". Sobre su raíz fluvial el sujeto anuncia en "Vientos", primer poema de Mestas, su auténtica condición: Sé a humo negro de carne de río y de agua de fuente. Y en "Divulgo los desplazamientos del río" se oficia un ritual de extática contemplación:

Cerca, ancho el río se desplaza. Olivas frescas en el baúl de las canoas. Sobre las piedras trizas los últimos vestigios. Altar mayor, historia de las comarcas sin siembra y astillas, esparcimos en la boca de la neblina.

Para López Meléndez, como para otros poetas modernos en esta rica tradición de las modulaciones cósmicas y existenciales en el verbo: Claudel: El libro de Cristóbal Colón; Valéry: El cementerio marino; Perse: Mares; Quasimodo: Agua y tierra; Reverdy: La libertad de los mares; Pessoa: Oda marítima; Ashbery: Ríos y montañas, Derek Walcott: El mar es historia, para citar solo algunos nombres, el mundo puede suceder, acaecer, en la página. Así, en Mestas, López Meléndez está igualmente formulando una incipiente y particular reflexión sobre la poesía y el poema. En efecto, aparte de constatar como sustancia básica del libro la presencia y concurrencia de los períodos de la naturaleza a través de instancias geográficas elementales- el suceder de estaciones, ambientes acuáticos, ventosos o terrenos-, percibimos al sujeto empeñado en construir un ámbito verbal (el poema) donde protegerse o guarecerse: ”En las maletas trazos informes y en los tenderos faros, de atisbar”, buscando atrapar “un signo, al menos, en el olor de la medida humana” . El sujeto funda así su identidad con la naturaleza a través del microuniverso linguístico, explorando la raíz misma que ese lenguaje le suministra y le sugiere. En realidad, pensamos que el gran logro compositivo de estos textos poéticos de López Meléndez, descansa evidentemente en su musicalidad y en el eco que los mismos dejan en nuestra psique, memoria e imaginación, gracias a su ritmo y movimiento. Esto, como pensaba Eliot, es una de las características básicas de la poesía moderna que, alejada de la poesía rimada tradicional, tiende, gracias a esa musicalidad, a ser memorizada inconscientemente, musicalidad que, incluso, a nivel de escritura puede anteceder y dar origen a las ideas o a las imágenes. El criterio sobre la musicalidad manejado por López Meléndez, puede analogarse un tanto con el que Eliot poseía de la misma: "la sensación de la sílaba y del ritmo que penetra mucho más abajo de los niveles conscientes de pensamiento y sensación, dando vigor a cada término; hundiéndose hasta lo más primitivo y olvidado, retornando a los orígenes y trayendo algo de vuelta". De aquí que articular ese ritmo convertía la labor de ciertos poetas en algo parecido al trabajo del compositor musical. Mesticia es el libro de la desolación, del desasosiego, como ya lo define su mismo título. El estado anímico y psíquico del yo poético es casi agónico: el tono general del volumen es sombrío habitando dicho sujeto una suerte de desierto interior: Extremo mi sequía la piedad se evapora como un espejismo

("Espejismo") En su primera parte, "De cuando irrumpió en mí el desasosiego", el texto trasunta falta o carencia de amor. El sujeto es un exiliado del amor. Mañana, tarde y noche le aflige el dolor: Esta noche es un arca de naufragios ("Esta noche"); esta tarde de frío/me asesina ("Incertidumbre"); Ha comenzado:/una mariposa muerta/ la aurora ("Mariposa muerta"). En fin, el día: mi día extraño adiós

("Adiós")

Imágenes sombrías asedian al yo lírico y lo mantienen confinado en una suerte de clausura infernal: Este infierno /ronquido de las entrañas / vómito de locura ("Infierno"). Si en la primera parte del libro el estado psíquico es de desolación, en la segunda parte, "De cuando la palabra regresó en su lengua", es de momentánea liberación. Pasa así de un simbolismo del desierto (Fuego-Infierno-Muerte) al del océano (Agua-ParaísoRenacimiento) o espacio del encuentro y del origen primigenio; allí se conjunta con el añorado sujeto amado de forma y apariencia meduseas (en el doble sentido de misterioso animal marino y de gorgona que extermina): Haz del mar / un lecho / tibio y peregrino /pacífico hogar / donde nuestro rostro común / sea pájaro que se alce (Medusa 11); La paz se hizo profunda / de alta mar ("Medusa 13"); y yo la hice sisal cabuya hico / cordón umbilical / medusa/ líquido amniótico

("Medusa 5"). Se puede decir que en la primera parte o estancia del libro el yo lírico habita - y expresa en el verbo despojado de toda retórica- un lado oscuro y siniestro de la psique, un estado de autodestrucción y laceramiento interno donde permanentemente asedia el "otro", la sombra o ser oscuro que vive en nosotros de manera clandestina, y que asoma como expresión del subconsciente personal o colectivo: Una diáspora mi sombra alrededor esta oscuridad ("Regalo roto")

En el poema "Incertidumbre" declara:“No sé si sobreviviré / a la sombra / monstruo que avanza”. Imágenes que evocan- de forma interna o en su proyección externa- el aliento de un enemigo agazapado que intenta destruirlo. Habitando este estado oscuro y de pesadilla, parecen asediarlo presencias arcaicas y perversas que toman cuerpo y que amenazan con aniquilarlo: “Serpiente marina / esta noche / o la hago mi amiga / o me mata esta noche” ("Esta noche"). Los objetos circundantes de la realidad se transforman igualmente en entidades amenazantes: “Parecen cuchillos carniceros / aquí / en la soledad de la tarde / los picos de las sombras” ( "Miedo"). Esta constituye, pues, una verdadera temporada en el infierno para el sujeto poético, habitante de una tierra baldía donde boletines de luto esparcen cenizas la desolación la muerte

("Infierno") Jung en su libro Ensayos sobre psicología analítica, precisaba que "el otro dentro nuestro es en realidad otro, un hombre verdadero que, en efecto, piensa, hace, siente y desea todas las cosas despreciables y odiosas...Un hombre entero, sin embargo, sabe que su más cruel enemigo, o más aún, una multitud de enemigos no se equiparan al adversario peor, el otro yo que habita en su seno". En el primer estado mencionado, entonces, el lenguaje es un elemento desintegrador, que no unifica: El lenguaje borrasca sin códigos no se puede decir nada

("Perdido")

En la segunda parte o estancia, el sujeto lírico vive en el espacio inundado y accede a la palabra como una suerte de momentánea liberación. La entrega de la mujer o musa añorada, también le entrega la palabra. A través de la entrega de la mujer, pues, se restaura la pureza de la palabra original, fuente de inspiración y energía- aunque sea momentáneapara seguir viviendo. O también al revés: a través de la palabra poética y su fijeza se restaura la pureza de la mujer, fuente de inspiración y energía para seguir viviendo: La palabra regresó en tu lengua y se me clavó en el paladar con la fuerza de un ancla

("Ritorno") El espacio de la entrega es el ámbito inmemorial y eterno del agua (salada). Como precisa Octavio Paz en Corriente alterna: "El agua, la imagen del retorno a la era primigenia, el símbolo de la mujer y sus poderes. Agua: calma, fertilidad, conocimiento de sí mismo, pero también pérdida, una caída en la transparencia traicionera...El agua difusa, esquiva, informe. Evoca al tiempo, al amor carnal, es la marea misma - muerte y resurrección- y la entrada al mundo elemental". Se trata, entonces, a través del planteamiento central del libro, de que el sujeto lírico, a causa de una carencia o pérdida amorosa ha padecido una especie de muerte- en vida- y luego ha accedido a una momentánea catarsis liberadora a través de la posesión de la tríada mujer-palabra-agua. Pero no nos creamos muy seguros: la belleza medusea de la mujer y su posesión en la transparencia (engañosa) del agua son pura ilusión porque después prevalecerá la esencia problemática del amor. El esplendor verbal concretado en la transparencia (engañosa) del poema esconde la imposibilidad de expresar la realidad. De que se trata de una liberación pasajera se encarga de decírnoslo el propio sujeto en los poemas del "Epílogo" del libro, volviendo a retomar su acostumbrado estado interior desértico y de sequía: “la espera envejece / los territorios de nadie” ("Espiral"); y en "Exiliado": “Incorpóreo me alejo / inexistente / descomposición en el sueño hacia el mañana”, resalta de nuevo su condición fantasmagórica de habitante de las sombras. Pero, más allá de la situación personal vivida por el autor y expresada en este libro, resalta el planteamiento esencial y la creencia del poeta de que hay una realidad ambivalente: existe una imposibilidad expresiva a través de la palabra para dar cuenta de la multiplicidad del ser y de lo real, e igualmente una dificultad y una paradoja en la esencia misma del amor, tal como es experimentado en la época contemporánea, pero éstos a su vez (el estado poético y el estado amoroso) son los dos únicos elementos para la realización plena de la condición humana. Este es un leit motiv de López Meléndez a lo largo de toda su obra lírica. En "El frasco de las palabras" de Mesticia, vemos que: Las palabras neumáticas imperturbables píldoras que no curan cagajones metras silencios de hábiles embalsamadores putas inmunes a mi desasosiego

Y en otro poema, por otro lado, se nos dice: sin palabras un poeta no es hueco en el vacío gangrena

Las palabras, piensa el poeta por un lado, entes simbólicos por excelencia, no pueden dar cuenta de la plenitud del ser ni de los límites de lo real, como tampoco existe una identidad entre ellas y lo que designan. Lo que impera es una escisión y una incongruencia entre las palabras y las cosas. Esta es una de las constantes temáticas centrales y uno de los dilemas de la poesía moderna a partir del Romanticismo. Más en nuestros días cuando, como afirma Paz, se quebró definitivamente la visión analógica del mundo e impera la visión fragmentaria y relativa impuesta por la ephisteme cientificista que ha obligado al poeta a asumir un lenguaje igualmente fragmentado (Mallarmé, Pound, Paz, Ungaretti, Williams, Cummings). Pero, por otro lado, el poeta, el escritor, se aferran a él como única posibilidad para dar cuenta de nuestra experiencia en profundidad y tratar de captar e iluminar la multiplicidad de lo real. Con el soporte de la imagen, la cual es capaz de conjuntar los contrarios, el ser y la nada, el poeta se siente en capacidad de construir un cuerpo verbal donde brille la presencia del mundo, del ser y de las cosas. La misma obra poética de López Meléndez, es una muestra de la afirmación y la exaltación de los poderes de la palabra poética. El carácter contradictorio del amor en nuestro tiempo: la entrega al otro hace que uno renuncie a la propia libertad e individualidad en provecho de la ajena y en prejuicio de nuestros intereses. Su paradoja: pese a haber sido resquebrajada la moral tradicional instaurándose nuevas relaciones de pareja, muertas ciertas ideologías y creencias religiosas, perdido el tinte romántico de aquél y teñido de un "utilitarismo supervivencial" en un mundo individualista donde prevalece la "guerra de los sexos", se define como un lastre que, no obstante, sigue siendo el último refugio frente a un mundo agresivo y hostil; incluso existe una fuerte tendencia a convertirlo en una nueva religión- o un sustituto de ella al igual que la poesía-, secular, por supuesto. La autora española Helena Béjar, siguiendo las ideas del sociólogo Ulrich Beck, afirma que, "desprestigiada la política, irrecuperable el vecindario y reducida la clase a frías estadísticas, el amor se ha convertido en nuestra última creencia...aparece como el vínculo más estable para dar sentido a la identidad y por ello se transforma en una religión privada". Es a esta religión problemática a la que el poeta se rinde en un rito cotidiano no exento de cierta trascendencia. A partir de Mesticia, podríamos decir que la poesía de López Meléndez definitivamente adquiere fisonomía y voz propias, macerando y acrisolando todas las influencias líricas antes señaladas. En sus tres últimos libros el lenguaje se torna cerrado, casi críptico; por tal razón, quizás sea difícil percibir su poesía directamente y de una sola lectura. La clave final de la misma parece estar a medio camino, como dice el crítico José María Valverde, al hacer una lectura de cierta poesía oscura, entre lo "mágico" y lo "comunicativo", de ahí su hermetismo, el cual se nos revela o aclara, retomando a Valverde "por una suerte de intuición simultánea de toda su atmósfera, sin parar mientes en la conexión lógica de cada frase y al papel racional de cada objeto y nombre". En Mester, los textos, poemas breves en prosa, parecen ser escritos por un yo solitario (Un murciélago es la soledad), aislado y hastiado (El hastío me empegosta la lengua). Prevalece el vacío: "Vacuum" se llama una sección del libro, al igual que un poema, donde leemos:

“Estoy entrenado, no tener peso y el silencio en el espacio vacío del cuerpo ”.

Las dos corrientes de Mestas, la fluvial y la marítima, vuelven a aparecer, sólo que aquí parecen no fluir o estar estancadas. La imaginería acuática es básica en el texto. Mi intuición es que el sujeto narrativo se halla en una suerte de parálisis creativa, la cual será esencial para el mismo. El fluir del tiempo y del agua, pues, parecen estar interrumpidos, y el narrador poético está centrado en su oficio, mester, entregado a él en momentos de intensidad donde, a ratos, se percibe la claridad o la trascendencia: Sobre el rostro de la lluvia e ignorado se permanece en esta intensa soledad de las dos aguas, tranquilo, a merced ("Mientras, no se muere"). En este éxtasis involuntario, el sujeto parece, pues, enclaustrado, centrado en una búsqueda ascética de la escritura y abierto a la meditación interior: “Emerjo la plegaria, oscura claridad. El diálogo renace en la clausura” ("Paradoja"). La escritura es lo único que saca de la inercia al sujeto. En dicha clausura no existe apertura para el amor o el deseo: Escasa saliva en mi ojo el agua de la amante

("La guitarra se destiñe") A ratos reaparece, entonces, el deseo de trascendencia e iluminación, una iluminación opaca: Ahora sobre la luz ¿alba u ocaso? túnel semisombra ("Dogal"). Hay que aclarar que aquí es patente una ambivalencia en relación con el mar: como ente con el cual el sujeto tiende a disolverse para bucear/buscar la comunión con el origen, la reintegración con su yo más primitivo e íntimo; simultáneamente como una inmersión en el caos y la oscuridad: “Desde el amor oración de lo que sé, clara oscuridad” ("Paradoja"). El agua se transforma en otro texto en un símbolo aciago donde el sujeto, al ver reflejado su rostro, ve grabado en él, con terror, el irremisible paso del tiempo: El terror arranca en la mañana al mirarme al agua ("Las palmas de la espuma"). La sensación de estancamiento existencial, con apertura creativa experimentada por el sujeto poético en Mester, es "principalmente la del individuo inmovilizado por impulsos contrarios: sensualidad y castidad, pasión y renuncia, lo inmediato y el más allá", tomando las palabras del crítico Eugene Moretta al estudiar la obra del poeta mexicano Gilberto Owen. El libro, pues, nos "sugiere en su éxtasis ese momento de crisis existencial en el que sujeto se vuelve sobre lo ya recorrido y se cuestiona todo lo que ha dado sentido a la vida". Sólo queda, pues, volver al oficio de la escritura para tratar de dar un sentido a la existencia. Logogrifo, uno de sus libros más herméticos, constituye una suerte de enigma a descifrar, tal como lo anuncia el último texto, que lleva el título del volumen: “Indagad en la palabra / y descubrireis mi enigma”, declaración que resulta válida al abordar una lectura atenta de toda su obra poética. El poema es, pues, en este libro un enigma breve: “Las cortas dimensiones del enigma” ("Terrero"). El texto se divide en cinco secciones o estancias que igualmente pueden ser, al modo de una composición musical, cinco movimientos. El sujeto poético pasa por una serie de transformaciones interiores enfrascado en una iniciación hermético-verbal que tendrá que ver con la alquimia, con la magia, el chamanismo. A través de todo el libro se habla de metales derretidos, hierros imantados, plata viva, sal ácida, agua y fuego, materias infectadas de azufre; igualmente se nombran arcanos visores, incienso, hongo, azufre, mercurio, argamaza. Este proceso de desciframiento y despojamiento interior, de disolución del yo, se presenta a través de un lenguaje -alquimia verbal- construido por fragmentos aparentemente inconexos que reconstruyen una imagen desdibujada, pero esencial; un lenguaje que se torna hermético; el poeta juega con la paradoja, con lo interior y lo exterior, con la dualidad entre lo abstracto y lo concreto, el sujeto y el objeto, sustentados

en una escritura de versos cortados e inconclusos, de notaciones crispadas - abiertas a las tendencias adivinatorias del alma -, donde, a través del espejeo imaginístico y metafórico, el sentido se hace impreciso oscureciendo el significado del texto: Hacia cualquier parte es ninguna conmigo por dentro donde el freo y la soledad tan vasta sin adentro

("Sin adentro") Por medio de una suerte de experiencia unificadora, el sujeto percibe una revelación de la identidad personal del yo íntimo, en la que se aproxima a un "renacimiento", como un Ave Fénix: Subida frenética al abismo al intestino de fuego hacia la ceniza amarga

("Dentro") En este estado revelador también vislumbra una instantánea de la muerte: Desde la muerte la mirada cambia una palabra

("Desde la muerte") El paisaje se torna esencial: queda reducido a escuetos y desnudos versos: Largor improntitud de los cerros

("De lejanía") ......................... De entre las piedras tremedal el río fijo

("De entre las piedras") ¿Qué queda, pues, al sujeto poético en este despojamiento ascéptico e iniciático? : “La memoria perdida” ("Paupero"). El agua y su claridad, finalmente, dejan ver: lenguaje desnudo, la mente despejada, abierta a la fijeza del instante; vislumbre del conocimiento, encuentro con el ser: agua sólo burbujas

("Monda")

Finalmente, La muralla del último farol, libro escrito a finales de 1998, que puede leerse como un solo poema fragmentado en varias estancias anímicas, es un tributo a una suerte de cábala personal, donde palpamos al sujeto lírico extraviado ante una barrera misteriosa que le impide trascender más allá de ciertos límites. Y aquí pareciera que la poesía de López Meléndez está cerrando cierto círculo que arranca con sus primeros poemas y donde ya planteaba, entre otras cosas, la situación del yo extraviado en el laberinto del lenguaje. El yo, en este libro, se encuentra solo, deambulando en un oscuro e inhóspito erial, sin posibilidad de alcanzar un objeto erótico anhelado, anclado en la imposibilidad de amar: “Sólo me veo el amor íngrimo cuando esa palabra se trasnocha”

(“Cuando esa palabra se trasnocha”) Cuando nos referíamos líneas arriba a cierta cábala personal, no es que López Meléndez esté rindiendo tributo a través de este libro a la tradición cabalística, como referimos en la primera parte de este ensayo; su hermetismo radica en la alquimia verbal. Así, nuestro poeta vuelve por sus fueros temáticos, planteando así uno de los dilemas principales del poeta moderno, como ya lo habíamos señalado, y que es un leitmotiv en su poética: el drama del poder y la impotencia del lenguaje y sus implicaciones, tal como es experimentado en nuestro tiempo. El yermo psíquico del poeta en este libro ( está completamente ausente por primera vez en sus textos la presencia del agua ) describe el combate de una tragicididad ontológica que se lleva a cabo en su interior: la arena es la psique del poeta enfrentada a su obra, alejado de todo racionalismo, abierto al chisporroteo y sucesión de las imágenes. En el ensimismamiento de la mente, está, sin embargo, plegado a la conformación de una voz individual, intentando, simultáneamente, una liberación y una aniquilación del yo. El yo opulento y sensual de sus textos anteriores parece explorar aquí una nueva y extraña tierra donde, en una suerte de estado ascético, se encuentra extraviado ante “la muralla del último farol”. El dilema de la identidad y la otredad asaltan continuamente al yo lírico deparándole una situación de extrañeza. El yo sólo trasciende por medio del lenguaje y sólo por las palabras se arma el rompecabezas existencial. Las palabras brindan un ligero sosiego. Por la alquimia verbal accedemos a una iluminación de nosotros mismos, de la otredad, del erotismo: “Saberte allí con esta quietud del lenguaje en los días en este saber insignificante y doloroso de amante”

La última parte de este texto, que lleva el mismo título del libro, anuncia los rasgos distintivos de esta poética. Como en otros libros suyos estudiados, existe, pues, una ambivalencia con respecto al lenguaje. En el poema “Falta” vemos que: “Cada palabra se ha ido hacia allá peregrina la oración

en larga fila. Faltan en mí ahora como consuelo”

pero, a la vez, es nuestro único asidero para iluminar la oscuridad del ser: “Tea cirial Luz de cera mechero en la argamaza clara”

(“Por si uno de esos”) Concluida esta lectura personal, a grandes rasgos, la certeza de que este poeta, a mi parecer está ubicado, sin duda alguna, entre las voces líricas de mayor vuelo de nuestra contemporaneidad; establecida así, es, a nuestro juicio, superior a muchas de las entronizadas como sólidas e, incluso, como tutelares en el panorama de la poesía venezolana. Ennio Jiménez Emán

ALIENACIÓN ITINERANTE (1972)

Yo he ido caminando lentamente dejando pedazos de mi ser material en cada esquina. Yo vine para ser un testigo con alma de emigrante Yo llegué para enseñar a mi lengua el dolor de las manzanas. Soy esa expresión de tristeza que ninguna época sabe y es el signo de todas las épocas. Ese espacio vital que sentenciamos y sólo descubrimos nuevamente al exhumar cadáveres de jóvenes muertos. Cubierta de las ciudades de ceniza que nos oculta los cráteres enmohecidos y nos hace elevarnos en fumarolas de humo y rugir nuevamente como volcanes iracundos. Un barco que navega círculos en las cuevas de los cascos en tinieblas. Un aullido en silencio sobre los sordos pedestales y los escaparates desvencijados. Una sombra de pergamino que repite entre las sombras el eco insostenido de sus ruidos: "En los caballos gitanos de la aurora

abandoné el dolor universal de los olivos"

-----------------------------

Esto es un testamento. Lo metí en una carpeta sucia y lo llevé a viajar entre el día y la nada. Le di calles congestionadas. Se marchitó en muchas ciudades. Como aquella rosa que sobre mi cama dejó una mujer que fue mía y no sé cómo se llama. Quise dictar mis tiempos. Tomen notas escribientes maltrechos. Comencé a hablar y mis palabras no fueron entendidas. Confusas. Del idioma universal que hablan y no entienden los (hombres. "yo levanté un animal de oro para que sobre él fueran rotos los mandamientos, "yo maté dinosaurios boquiabiertos con el fémur de un ermitaño, "yo fui aquel guerrero que desholló mil cimientos, "yo fui el carpintero que templó el acero, "yo fui el genio que escribió la obra sobre el hombre y su destierro, "yo fui el que destruyó los pájaros para hacer con sus plumas la corona de mi entierro, "yo fui el único que quedó sobre la tierra, "yo inventé nuevamente la rueda el avión los trenes la mujer (los templos "yo soy dios y ahora me muero"

--------------------------------------------El mundo resurge con temor de su invariable crisis. Yo soy profeta meditabundo y triste aquí en mi tumba de naftalina y viento. Aquí está el espacio de las ansias destructivas y yo soy el (rey de los deshechos y las ruinas. Estos mundos que yo supe están disgregados a patadas. Yo quiero divertirme y juego con ellos, los moldeo, los exprimo, los inflo, los reúno en un ciclópeo cenicero y empapo sus cenizas en orines. Me gusta estar aquí. Esta cripta me ha llenado de costumbres. Este reposar es maléfico y tierno, se come la carne y ríe a carcajadas satisfecho. Voy a contratar arquitectos e ingenieros, hay que planificar construcciones, viaductos y edificios, canchas de fútbol para jugar con las cabezas de los muertos. Uno se divierte contando alfileres y estigmas las mujeres desnudas que también lo estuvieron allá afuera, los refugios antiaéreos disfrutando de explosiones de (cerebros. Aquí se tienen bulevares con raíces incorrectas, faros de gusanos tan brillantes, filas de hormigas con entorpecido tráfico y también hombres para hacer más humana la vida bajo tierra. Uno se acostumbra a la vida de la cripta. Voy a comisionar a los lagartos subterráneos impresores hacer muchas tarjetas de pálidos diseños y haré una gran fiesta con todos los muertos. ----------------------------------------------

En las profundidades de la tierra nos hacemos de tumbas y milagros. Nuestros reptiles son complacientes en extremo. Nos envuelven como ilusiones nos estrechan con formol nos entierran bisturíes afilados y sedientos nos enseñan que somos los terminantes angustiosos de los (sueños y los muertos disfrutamos nuestra condición con perfume de París y fríos de misericordia. La vida de los muertos sabe a fango, a espuma de vela consumida. Somos reyes de las extremidades, de los pensamientos invadidos, del mundo que miramos con cuencas vacías y absolutas con nuestras costillas primitivas de ser escalofriante e (irredento y nuestra risa fantasmal aún y siempre desterrada. Manos a la obra. Juntos construiremos nuestro cementerio privado y angustioso, terrible y virginal, retador de alturas y serpientes, violador de costumbres, ¡claro está!, será un cementerio terriblemente vivo.

----------------------------------------------La tristeza se me convirtió en saliva los labios se me pegan como lepra deshonrosa. Ya casi no hay nada que decir ya me repugnan los muertos y no quiero hacerlos cómplices de mis oraciones inconclusas.

No quiero hacer cánticos humanos por que me quemo la lengua con el fuego de mi rabia. Quizá se esperaba un nacimiento dicembrino pero ha surgido un homicidio truculento. No le cantemos a una mujer determinante ni a los pueblos, no cantemos. No merecen atención las desorganizadas letras incendios furibundos destructores sin amortización. Estoy cansado de vagar. He sido vivo, muerto y organizador de cementerios. Maldiciones detonantes amores desvaídos yo me defeco en el alma del mundo. Pero quizás hay de donde asirse... malditos escamoteos intelectuales, las bestias de ultratumba no razonaban. No me sirvió de nada mi pasantía infernal, bajoterrena. Ya conté esas historias burlescas. Todo esto es una historia ridícula. ¡Por qué diablos no quemo este lápiz que me muestra! No tengo nada que decir. Esto es un orgasmo interminable. Es la furia desorbitada de un hombre que está aquí. ¡Maldito sea! Yo quisiera tener algodón deshidratante para destornillar de risas las llagas infectadas. Yo quiero bañarme con tinta de periódico y revolcarme imprimiendo señales idiotas, avasallantes, burlonas, impúdicas. ¡Ustedes son los responsables!

Les voy hacer engullir los lamentables efectos que la valentía de llegar hasta aquí les ha causado. Las porquerías humanas están de sobra, para qué más muestras, hombres brillantes de planeta intoxicado constelaciones alarmantes aquella luz roja que me asombra miren con preferencia el universo risible que se come los cartílagos y provoca amar sin tapujos y sin límites. Hombre, esa es la intención de los tiempos y el espacio Hombre, bendito animal desteñido Hombre, bendita bestia apocalíptica de los tiempos futuros Hombre, yo te señalo con mi dedo alucinado Hombre, terrible hombre que lees los cuentos peregrinos, decídete a escuchar los ruidos espaciales que provocan la ausencia de los cataclismos. Y he estado escribiendo largas horas hombre, Y he estado royendo largos años, agudizar pasmoso del éter que quisiéramos engullir con frío. Los pueblos son terribles en el amanecer de la era. Los pueblos son juncos de trapo con que durmieron siglos al soñar con países de jóvenes sedientos e iracundos, dentelladas de guerreros fuertes devoradores de tiempo condenado y espasmódico comandantes de pecho atomizado en meteoritos sangrantes que (marchan al espacio, soldados hermosos y brillantes, amados. Espuma electrizada hecha de alambre con púas de trigo para conducir al mundo con testimonio y con prisa. No llega esa llamada del espacio, nos batimos exánimes con ganas de vomitar cultura e intestinos.

No suenan los benditos timbres esperados que habrían de convertir nuestra locura en paciente y laboriosa madera derretida. No me llama nadie estoy abandonado colgando de la cuerda de una campana yo no llamo a nadie mi piel está arrugada, resentida, ya no produce sonidos que se entiendan. Ya no tengo acústica en mis huesos ya mi lengua y mis dientes no bostezan alaridos de aquellos que los hacían correr a esconderse tras las (piedras. Me tienen colgado del pellejo con un gancho de saliva. No me suena aquí adentro en la cabeza una lengua martillando mi nombre plas, plas, plas, duro, hasta que me saliera por los ojos cera derretida. Voy a soltar culebras multicolores en una alfombra suave y voladora. Primero les daré de comunión mi esencia con todos los virus y microbios que son míos. Voy a intoxicar a la raza humana, hombre, muérete atosigado de rayas deformadas con tumores de pus de urna vieja. Esos dedos pequeños en forma de garbanzos están sucios. Durante dos días interminables escuché tus ruidos falsificados en mis nervios que son una computadora mentirosa. Hasta los muertos saben de electrónica. "De tu uña salía sangre resentida

"Mujer, "tú eres un golpe seco de puño sin nudillos "con toda la fuerza de los hombres del mundo "partiendo las costillas "de los sistemas planetarios "sin aire envenenado "en las constelaciones que subsisten "en los pulmones que se exprimen "en la muerte de las células cósmicas "que yo tenía guardadas en mi entraña con óxido de siglos. "Mujer, "voy a poner un anillo de Saturno en tu vagina, "a dosificar tu preñez mística”. ¡Basta ya! calla tu bocota maloliente hasta cuando vagas en busca de santificaciones extraterrenales tú, puerco espín de la ira, sacerdote de la rebeldía, constructor de ritos para la elocuencia inútil y sin fin, payaso número uno de este circo terrenal. Estrangúlate con tu lengua que los gusanos maldecirán y no se alimentarán de ti, alimento indigerible y poético. He tomado una decisión definitiva: rechazo para siempre este instrumento quemante y le echo saliva desteñida a esta purpurez que me quedó en los dedos.

LOS FOLIOS DEL ENGAÑO (1979) A Roberto, mi pequeño

RECORDADO SEA QUE VINO DEL MAR 1 La voluntad de los carbones esconde los juguetes en un sumidero en las arenas. No crascitan las plumas en medio de las piernas. Los dedos se recogen hacia las manos lenta pero inevitablemente. Las tormentas se escuchan en el cerro. Las palabras se quedan pequeñas e inútiles, murmuran y caen cansadas. Las palabras se enflaquecen como una abuela vieja. 2 Las palabras resienten las misiones que damos. Las palabras se encogen como materia que regresa a la tierra. Hay una paz de paredes quebradas. Las tortugas salen a los huertos y arrastran de sus patas las palabras. Las tortugas invaden y dan en préstamo sus caparazones de plástico y tejas. 3 En todas las tardes de todos los días yo me he sentado a esperar la paz que siempre me llega. La paz me es impuesta. La paz que me llega equivale a partida tras los caracoles y las tortugas me dejan sus caparazones cargados de especias. La paz me es impuesta. Me pregunto al caer en el seno de mis duros protectores si la paz que me han dado no equivale a pena.

4 En las tardes sentado a la espera interrogo a los mares si mis pies admitidos serían caminando hortalizas y esculpiendo manglares. En la paz de mis brazos caídos pregunto a los mares si la sal es buena para devolver la fuerza a las palabras. Pregunto a la bóveda que una gaviota esmera porque me empeño en dar a las palabras potencia de linterna. 5 Mi paso es muy lento. Los caminos los sé de memoria, pero mi costra pesa. Mi paso es tardío. Mi cabeza se bambolea con ritmo de yoyo de niño. Mi paso no cansa, carece de efecto, pero deja péndulos a mi encogimiento y da olor de insecto a mis canciones. 6 Me hago de los helechos. Unicelular es mi paz en los confines. Alguien me ha dicho de una palabra que ensalma, de una palabra que al invocarla acerca los confines y abre las ostras y anuda los tentáculos de los grandes peces. Alguien me ha dicho de esa palabra y me lanzo desde mis orillas en las tardes quietas cuando espero la paz que siempre me llega. Alguien me ha dicho y yo siempre buceo; llevo escafandra y tubos, llevo traje ligero, llevo líquenes, llevo ensalmes, llevo en mis brazos peso, membrana llevo entre los dedos. Los habitantes de la paz marina miran el cristal de mi escafandra y descubren que llevo una pecera en lugar de cara.

HE AQUI QUE ME ENCUENTRO 1 He aquí que me encuentro boca abajo en el tiempo. He aquí que me encuentro herrumbroso y blasfemo, nadando en extravagancia y mieses, con los instrumentos tensos y la tierra alegre. Heme aquí llegado, desnudo llegando, llegado descalzo y piso mis pies y mis huellas crecen. 2 Heme aquí sonámbulo caminando las cuerdas de los telégrafos. Heme aquí fundido con alcanfor y viento, riendo del momento a donde he llegado. Heme aquí rozando los vientres y metiendo migajas embarradas en leche en los picos que he abierto y en los ojos de párpados alcanforados. Heme aquí cirujano, desgarrando el momento con furia ancestral. Heme aquí en la furia de mis grandes tiempos, dominando a mi antojo las aguas y los elementos. Heme aquí en mi furia que pone las copas a barrer caminos. Heme aquí silente, mordiendo con mis encías. 3 Ausculto mis mejores gritos y los lanzo duro como grandes piedras. Hoy no es día de yo admitir nada. Me niego a conceder. Vuelvo a depredar, vuelvo a quemar con mi aliento de borracho de bencina y estiércol. Vuelvo a la furia que heredé de las grandes concentraciones de fuego. Salgo de mi cuerpo y de todos los cuerpos. Vuelvo a la rebelión y a los grandes alzamientos. Soy poseso de la ira y bajo mis pies estallan los grandes terremotos y bajo mis puños cerrados caerán los muertos y de mi lengua haré de nuevo tiras para atar y maldecir y blasfemar como le dé la real gana a mi sexo. Agarro con mis dedos y desenrollo lo único de lo que soy dueño. Heme aquí encogido e ileso. La saliva olvidé en las tuercas y apenas me mojó las vértebras. Heme aquí de narices estallantes expulsando el aire de los pulmones con toda la violencia de un cultivador de frutas y de un recolector que llena sus cestas. Heme aquí y que nadie se acerque. Voy a defender el momento lanzando coces y embistiendo. Estoy dispuesto a incendiar el pasto y a formar a mi alrededor un inmemorial círculo de fuego. Heme aquí y usaré mis cartílagos con ciclópeos movimientos. Dispuesto estoy a arrancar mi ojo y a hundir a quienes se me acerquen en la vasta repelencia de mis mucosas y en toda la mugre acumulada en mis patas insolentes que vuelven a heder con todos los malos olores que en pasado utilicé cuando hubo ladrones merodeando mis alacenas.

4 Soy dueño de mis grandes rabias. Quisieron hurtármelas, pero llegado a mi momento vuelvo a atizarlas. Anuncio hago de mis síntomas y proclama de mi enfermedad. Llevo lepra y tisis, llevo amor y vastedad, llevo los pulmones quemados y mis bronquios largan. Anuncio hago que vuelvo a arder. 5 Heme aquí que he llegado y bajo mi lengua están las hierbas. Heme aquí disfrutando mi dolor, nadie se acerque a mi pelambre de bestia. Anuncio hago que solo estoy. Prometo no buscar cobijo bajo las capas de la tierra. Me duele la cabeza. Anuncio hago de no necesitar abono. Anuncio hago de estar tan fuerte que tornar puedo en riachuelos los peñascos grandes y en trinar de salves las grandes arrugas de la naturaleza. Anuncio hago de mi solidez y de mi firmeza. Anuncio hago de haber levantado los grandes pilares y de ser vidente de los alaridos y de haber estado cuando los cadáveres se alzaron y de haberme metido en los hormigueros con mi rabia a cuestas. 6 Heme aquí silueteando espuma y regando sal y echando linimento. Soy de nuevo el gran capitán de los colmillos huecos. Heme aquí sintiendo el olor a fresco y mi cuerpo se moja con té y es follaje que la vida crece y los rumores vuelven a la selva entera y el tiempo corre en el verde de las hojas y se oyen troncos milenarios recorrer su esfera desde el ras del suelo hasta las grandes nubes cargadas de incienso. Heme aquí que he llegado a las fuentes eternas de donde nunca dejó de salir leche y esperma. Heme aquí que me hundo en la oscuridad que pasea bajo las grandes ramas. Heme aquí atando lianas a mis colmillos y dejándome atado. Anuncio hago que mi lengua es una estalactita buscando una cueva. 7 Heme aquí dueño. Heme aquí que escucho y huelo y el sabor me tienta. He aquí que tengo ventosas y me adhiero. Anuncio hago de mis poros frescos. Anuncio hago anunciando vetas. Proclama lanzo que las enredaderas llevan cuajados tridentes de todos los océanos. Anuncio hago de mi acústica túnica. He aquí que me encuentro con mi primer momento. ¡Júbilo!, he aquí que comienzo a caminar mis años.

ZETA ELE 4, FUE LLAMADO EL PLANETA 1 Dominaré las aleaciones. Rasguñaré la costra de los planetas habitados y hundiré las yemas encendidas en el plástico de sus segundas profundidades. Marcaré sus huellas digitales en mis dedos. Haré de su venida el aire evaporándose de otoño, el pico de una garza mordisqueando, un garfio asiéndose en una tabla añeja de iodo. 2 Sábana habitada de espasmos es este tiempo. Se mueven los planetas atados con un hilo. Se rompen las vinculaciones y las arterias nadan en los espacios. Somos navegantes y llevamos con nosotros brújulas y escalpelos, sensores digitales encontrados en la explosión de los primeros tiempos, polvo en los hombros, arrugas en las manos, cabello alborotado flotando incandescente. Constancia dejo sobre el rictus que deforma mi boca. 3 Los pergaminos serán lacrados y abajo se leerá la firma para los libros de récords. Por los tiempos serán simple calor hasta que ocupen espacio para los ojos mágicos de los telescopios. Cabe advertir que la roca ígnea es caprichosa. 4 ¡Ah!, los tiempos de las cavilaciones, el surco en el espacio natátil. ¡Ah!, los rostros empotrados... me recuerdan los que quedan en el planeta que habito, planeta Tierra de los mismos orígenes. El nuevo planeta recibe un nombre extraído del abecedario y se le adjunta un número para darle sabor de heredad abonada. 5 Sembraré árboles frutales y veré como las ramas cargadas se arrastran sobre el suelo. Veré en mis manos una regadera con sus múltiples emanaciones mojando las raíces y haciéndose tallo. Constancia quiero para mi lengua de la sabia amarga que circula. Asumo la responsabilidad del fundador. 6 Asumo la emisión de las constancias. Asumo la responsabilidad de las frutas que caigan y dejen ácidos los prados. Asumo la hierba chamuscada y asumo los ríos que crucen allá lejos y asumo las vertientes y asumo las sombras y el lado oscuro que deja la estrella que alumbra un solo lado de este nuevo planeta. Me confiero el poder de trazar itinerarios a las aguas y de dar el tono al verde de los campos extendidos y me proclamo dictador de las

luciérnagas. Mis facultades alcanzarán hasta ordenar los cabellos. Mis facultades serán las de abrazar los jeroglíficos tatuados en las piedras. Mis facultades llegarán hasta beber leche de los pezones volcánicos. Mis facultades serán las de mirar el ocaso en el abrupto filo de las terminaciones. Constancia dejo de mis facultades. 7 Pido para mí la separación de las arenas y la identificación de los minerales. Pido para mí la facultad de con mis manos apretar las colmenas. Pido para mí la visión del crecimiento y el cumplimiento de los ciclos. Pido para mis encías, pido para mis papilas reagrupadas, pido para mis ojos trasegados, pido para mi olfato el olor a sudor y el tacto me pide que le pida el roce del humus y mi garganta desollada quiere líquidos y gases; creo que quiere humedad de la que sale de la lengua en formación. Constancia dejo para abrir la historia y las alucinaciones engrapadas fueron para que los vientos no las esparzan. Constancia dejo que no quiero que se siembren y salgan de ellas hojas con mi heredad y mi barba. 8 Quiero que crezcan los pequeños poblados con tamarindos en las tejas. Quiero que los goterones que caigan en los patios en lluvia no horaden ni manchen ni rasguñen. Quiero que las risas estallen y los alcaravanes entonen al caer de las tardes explosiones suaves de cuerpos tendidos y las lágrimas suban y dejen los cristales sin dedos marcados. Quiero que sean las calles tan quietas y las ventanas estén siempre abiertas. Quiero los corredores sin paredes para que las miradas se encuentren. Quiero las lozas de los patios y las ramas rosadas sobre las esquinas y los pájaros picoteando almendrones, todos los quiero con sabor alegre. La responsabilidad asumo de las risas y los dientes. 9 Quiero que todos giren, quiero que se mareen y vomiten las espermas primeras y vuelva la germinación y se toquen los vellos en los pubis dispuestos. Quiero que los vellos atenacen los dedos y las coyunturas se mojen y los cartílagos se tornen memoria de aquellos escarceos. En el nuevo planeta las paredes rosadas de los grandes entierros. En el nuevo planeta las paredes mojadas de los sexos despiertos. En el nuevo planeta bebiendo acostados los verdes envases y la leche fresca. 10 En el nuevo planeta desnudo está el cuerpo. En el nuevo planeta el cuerpo se tiende. En el cuerpo desnudo germina el polen y los pétalos son de la atmósfera. En el nuevo planeta los senos alumbran y queman los labios de quien se acerca. Constancia dejo con azufre y

ron, constancia dejo con olor a quema, constancia dejo incinerando hierbas, constancia queda en el humo de mi carne yerta, constancia oculto metiendo mi rostro entre las luciérnagas. 11 Constar quiero hacer el nuevo tinte que el cansancio consta en mis retinas. Constar quiero hacer que mis labios tienen una constancia nueva. Constar pretendo sobre el sudor que mis manos llevan. Constar quiero que mis cabellos no se peinan. Constar que he olvidado los relojes debajo de una regadera. Constar que el trabajo me ha dejado huellas. Constar una tristeza y que los párpados se me cierran.

SOLSTICIOS 1 Solsticio de verano arrejuntado al vuelo. Vamos, hombre de la bolsa con pan. Vamos, alpargatero de alpargatas de murciélago. Vamos, verdoso brote de pigmentos. Vamos, ladrillero de ladrillos, calador de la cal encalada. Bebamos el verano de nubes móviles, de corpúsculos que corren las ansias. Vamos, que el agua no fructificada hay que atravesarla de una vez y sin reposo. 2 Solsticio de cruce de termómetros. Salto arriba demos que el salto abajo nos lo dan las alas. Solsticio que quiebras las luces y abres los postes tendidos por navegantes más viejos, haz las cuerdas de los fósforos y los cabezales de las llamas. 3 El pan guarda mis dedos en reposo. Tin Tón, al refregarse. Tin Tón, al darle con el balaustre de hierro colado que mis uñas colaron y que van pintadas de liquen en la bolsa que llevo colgada. Mi pan está verde. Las hormigas están verdes. Solsticio de verano verde que me manchas el rostro con truenos y mezquindad de agua. Solsticio de verano que anuncias mi postura con tus escándalos mañaneros. Solsticio gritón tumbas piedras de los cerros. 4 Vamos, aguador que no has sacado nada del verano. Vamos, haz de ti un colador proveedor de provisiones. Vamos surtidor, surte bien surtido. Chorros de mentol en los oídos, de mierda en tu ombligo cagador de lombrices, de lombrices en el hueco ballenero que te abre la cabeza. Surte al mismo verano quemador del pan podrido. Surte a tus alforjas brotadas de gusanos. Surte, para ello llevas orificios. 5 Solsticio regador de mil cabezas. La tierra se chupa mis amores y te quedan colados y en reposo diez millones de testigos. Amásalos, solsticio, en una masa negra. Juega, solsticio, con la pelota fecunda que he botado a la tierra. De una mano a otra solsticio, de un poste a otro solsticio, de un abandono a un abandono solsticio qué carajo. Alalimón, alalimón, que el solsticio se marcha jugando. Alalimón, alalimón, que la vieja muerte está en la cueva. Alalimón, alalimón.

6 Alalimón solsticio que el día se queja de largura. Astron ponedor de huevos. Astron machacante componedor de esteras. Astron del día largo que me quema. Astron alzado promovedor de alzamientos, calentador de vírgenes de piernas largas. Márchate al mismísimo infierno Vernal que este calor suda sudaderas y el hemisferio boreal tiene hundida la cabeza. 7 No ves, Vernal, que las culebras se enredan en las piernas de las muchachas nacidas del calor de la tierra. Alalimón, Vernal, que las desfloraciones sólo se suceden en el hemisferio austral. De noche, Vernal, se penetran las bulbas. De noche, Vernal, que soy un sudor y me sudo el alma y la dejo quieta y se me va la vida, Vernal, en tu día largo. Vamos, hombre de catapulta y hongos. Vamos catapulta, catapulta los huevos de Astron. Vamos, alalimón, alalimón, saca la vieja de la cueva. Baila vieja, conmigo, Astron nos da un día largo. 8 Alalimón, el puente se ha caído. Alalimón, nos jodimos sin el puente. Alalimón Astron pasa por debajo de mis brazos tendidos. Pásate a la noche austral, alalimón, que no quieres darme la oscuridad de las bases sin techo. Alalimón, la noche nos dará una bulba tejida de recuerdos. La noche, Astron, trágate una espada y estalla en vertederos de luz que no ilumine. Qué venga la oscuridad y el cambio de hemisferio: la noche habrá de ser larga. Te invito a que juguemos. Dame las manos. Pasa solsticio de verano. Alalimón, alalimón, el puente se ha caído. Abre las piernas, mira solsticio la ebriedad nacida de tubérculos. Pasa, solsticio, por debajo, el puente se ha caído. 9 Hiemal, el de la noche larga y de la cópula inacabable. Voy a elevarte a la categoría de un dios a horcajadas sobre tu noche larga. Regaré semen abundante sobre los restos esparcidos de membranas rotas que se han aprovechado de ti para desligarse de la piedad. Hiemal, el pisador, el sustentador de hembras siempre insatisfechas. Hiemal, oscuro oscurecedor, protector de las entradas y cuidador de la vida. Con la regadera regaré regando la inmensa pelota de mierda que Vernal te consignó en el sembradío de cabellos que divide los hemisferios. 10 Solsticio de invierno envuelto en sábanas sudadas. Oscuro oscurantismo del oscurecimiento que oscuramente protege todas las maldades en las escoforias, libatorios y lavatorios de mujeres entiempadas. Me siento tan solo, Hiemal, abrazado de los olores. Tan

triste estoy, Hiemal, poniendo sobre mi vientre un vaso sacado de esta vida cagante. Estuve acurrucado calentando los huevos de Astron, buscando una germinación y he aquí Hiemal que vivo tu noche cargada de mujeres que no amo. 11 Compréndeme solsticio de invierno. Entiende que mi espera a tu oscuridad, a tu noche preñada, era el simple seguimiento de mis pasos. Date cuenta que mi alforja está cuarteada, que el pan que me quedaba ya no puedo comerlo. Mira que he venido a la oscuridad enceguecido buscando paños mojados en la bondadosa hendidura para ponerlos en los bordes donde una vez tuve dedos, en el hueso tenso de mi sexo gastado, en la concavidad de los huecos cóncavos que abren ventilación a mi cerebro. 12 Hiemal, quería una noche de amor. Date cuenta de la circularidad. Comprende lo que hace posible la gran cópula hemisférica y entiende a mi sexo hambriento que quiere cubrirse de carne desfoliada de los sembradíos. Estoy triste, solsticio; entiéndelo. Una nube de murciélagos no es suficiente ya para procurar cobertura a mis pies. Quiero pan. Quiero humedad. Mira mi cara; mete tus extremidades en los poros abiertos. Huéleme Hiemal, huéleme que huelo mal. Lávame, báñame con la leche de todas las mujeres de tu noche larga. Enjuágame con la atemporalidad que se lleva su sangre marchita. 13 Pisa pisador, pisa la noche larga y tu día corto, pisa la noche corta que no me dio suficiente y el día largo que me dejó extenuado. Estoy cansado, date cuenta de mi deformidad, date cuenta de lo mucho que he andado. Mira hacia atrás, ve, constátalo, piensa que es suficiente para mí, que a cualquiera pudo pasarle lo mismo, que no soy el único. Mi locura es verde y flota tranquila. Mi amargura es clara y su recipiente grande. Mi muerte está guardada en una cueva verde. Mírala, ahí está, pisa pisé la noche y el día, saltando, pisa que piso, marcando en el suelo hemisferios con una tiza.

DESDE LAS TEJAS 1 Las tejas andan de cabeza. Las crinejas se tejen solas permitiendo bajar de las vigilias. Encontraríamos un nuevo árbol si a cada floración cortáramos con ellas. Me temo que no es práctico cercenar el árbol. 2 La carne de los insectos quemados en la pira de los lastres emite humo negriazul, me fue dicho cuando conducía las hormigas al desastre. 3 En verdad las floraciones no son nuevas. Los movimientos tienen que ver con la rotación de la tierra. Las piernas me crecieron sin que me diera cuenta. 4 El vómito que abandona mi ombligo y continúa hacia el pubis de ella es grisáceo y tiene el fervor de la materia muerta. 5 La cola de esta culebra crece en árbol y sus raíces me levantan las muelas. Sazón de tejas que abre campo a floraciones y emigra llevando mis mucosas y una certidumbre que no deja. 6 Habrá de ser un amarillo candela de una mañana cualquiera. Habrá de florear cuando la luna llene y aflore de los vientres cieno. La llanura habrá de estar cubierta de cintillos de girasoles con lengua. Habrá de ser un escalpelo que asome desde el vientre de ella. Habrá de ser ella podando los sembradíos en cuclillas de espera. Qué no arañen su vientre las cuchillas de la grama seca. 7 Los portafolios harán procesión de estrías. Han crecido en los charcos ranas negras. Mañana será temprano cuando las tejas reciban los orines de las tiendas. La procesión se hace larga como las simientes. Los portaestandartes llevan enrolladas las caravanas. Los portarrutas se crecen de almejas. Habrá de venir candela de los insectos atrapados podando la vasta siembra.

MI HIJO Y EL MAR 1 Sobre las arenas recién descubiertas quedaron vasijas. Dentro de ellas un líquido espeso. Allí puede mirarse pagando con un creciente escozor de los ojos. El humo de cada vasija únese en un solo humo, el líquido de cada vasija es el pie común de todos los humos. Es una crineja de un solo humo tejida hacia arriba que sujeta el planeta a los tiempos de la combustión y los espasmos. 2 He sido señalado como el originador de las cópulas sólo por haber ensartado folios borroneados con mis manos inexpertas. 3 Ahora vengo a las playas como veraneante y traigo conmigo a Roberto para explicarle el surco que tracé arrastrándome y tratar de describirle la crineja de humo. El me mira apenas un momento y luego me deja para jugar con la arena mojada de mar. Yo miro su pie y sonrío.

HE OSADO REMAR 1 Lo he intentado cada vez. El techo de las cavilaciones es bajo como el cielorraso de esta cueva inaudita. 2 He intentado el amor. Se me ha dicho que los peces viven en burbujas de sal. Los océanos no están dados para los animales que tenemos pulmones. 3 He osado remar. La respuesta ha caído sobre mí. Mis brazos de madera toman peso de la humedad. 4 Cuando he puesto mis labios a sorber las madrugadas se me ha dicho que está vigente la ley del paraíso sobre los frutos prohibidos. Mi lengua se venga embistiendo el lenguaje. 5 Las formas se deshacen al soplo. Se evaporan los calores del asfalto. Los túneles se tornan largos. Todo esto no es más que una mancha sin forma. 6 Convencido estoy de los hombres que andan viviendo este planeta y he andado los pasadizos secretos so pena de promover el suicidio colectivo más grande desde que los peces se engulleron mis palabras y ellos me acusaron de no respetar la ecología y de andar contaminando las aguas estancadas. 7 No tengo aletas; lo confieso. Las perdí en los sacos de arena en la era de las filtraciones.

ES PEQUEÑO ESTE CUARTO 1 No tengo interés alguno en vigilar mis años. La columna tengo arqueada de buscar el sueño. Hago ejercicios y escupo flema manchada de resinas. Exhalo cada mañana ante los vecinos que se despiertan y se van. 2 No consigo la manera de deshacerme en los finitos límites. Mucho me temo que la condena será larga. Es pequeño este cuarto. Nadie puede acusarme de exagerar la magnitud de mi presencia.

MESTAS (1986) a Daniela

VIENTOS 1 En el silencio, pequeño monstruo saltamontes de esta campiña anegada, estoy con la palabra viento. Oscuros los sentidos del exilio y altana la memoria, niño con los verdes gusanos, fermentado con las vides jugosas. Huelo a hombre que el viento esparce. 2 De humillación, los días. Sé a humo negro de carne de río y de agua de fuente. Vulnerables los cielos oscuros portan consigo dientes y uñas. Se quiebran las luces y repito al caletre los nombres. Alzo los perros a pastorear los vientos. Sin un grito se queman. 3 Los olores presiento sustituyendo la lluvia. En las costas de las tierra lejana se encabrita el agua. Misteriosos animales marchan en los ojos con que envuelvo mis pies. Cuento en respuesta las estrías en las nubes. Escribo una carta donde la palabra viento seca.

UN SILBIDO DE SILUETA 1 Rastros serpenteantes las sombrillas sobre los gritos donde se aboveda el viento. La sierpe es solitaria en la carne arenosa. Metido estoy debajo de los techos grises levantados por el hundimiento de las costas y por mis viajes al silicio empegostado al tórax de las olas. 2 Las cortinas se remueven con vagidos amoldados a las formas en los vientos del inicio. El ruido, quebranto. Oh, tormenta, escape, te miro desde el retiro de las algas y desde las formas propicias que avanzan al acantilado. 3 Las barbas crecen cobrizas de las máscaras que las nubes asumen y un dictado se abre en los frascos de colores de los viajeros de las aguas. Los leños se hacen morisquetas a los caminos de la cera y a la ringle de párpados hinchados. En la piel de la frente de las hojas juega con el viento un tallo. 4 Busco la aquiescencia cuando los dados fríos resbalan la pendiente. La sal se condensa en el cuero de licor de convento y se ensarta cual hilo sosteniendo los bordes de los belfos. Oh, horizontal ondulación, hiende el aire un silbido de silueta que se inclina cual gaviota. VISPERA 1 Oficio, palmas secas y rugido cercano. Hierbajos con sombra de mareas, busco piedras. Brillor, en las escaramuzas del cuerpo. Desnudo, el gran libro en las rodillas, leo para el vuelo del coco hasta el miedo limítrofe. 2 Barahúnda, tonsura. Descifro incrustaciones de mi cuerpo esquelético. Encuentro cosas perdidas. Es noche, memoria que me guía. Me pregunto si sumergirme ha sido cosa vana. 3

Mi medida será la suave brisa. Pasaré páginas tantas como hisopos al murmullo. Me mojaré tanto como las rocas de las aves nocturnas. Laceraré mientras la luna. No hay presagios, apenas sílabas con tallos.

POEMA DESDE UNA CHIMENEA COMPARTIDA 1 Pino, persiste de las luces intermitentes hacia las soledades. En las raíces, caracoles. Modifico la disposición de los muebles. Converso largo con los leños y los paraguas cuelgo en los chisporroteos. 2 Las maderas crujen con viejos movimientos. Las canciones, salitre. El olor, de las alfombras. Trago entero del eucalipto. Me siento a esperar los higos y oigo nombres y señalamientos. 3 Tangibles las orugas en la tabla que sigo y en las rodillas las angustias ordinarias. Las paredes con erupciones y mis encías con las dudas. Acepte hacerse humo y llene mi cuarto. Dispongo los moretones sólo surjan de mi insensatez sobre las venas. 4 Escribo sumergido de bosque. Han cambiado de grosor los granos de la tierra. Busco sonidos roncos y el tejido. Procuro una cinta de piel para sostener la espuma atada a mi frente. 5 Abrevo desayunos empanados de arena. Escribo en la lava del ombligo vertical. En los andenes recibo los olores y las pieles. De la lengua recién aprendida me bebo la botella. 6 Rinoceronte, aguas templadas de su cuerpo. Me levanto, erizado hasta la certeza. Se instaló cerca de mi chimenea dando voz a la madera. Canto la embriaguez que me queda.

APENAS VISITA 1 Nuestra imagen, retozan. Me emparento a las alas contadas. Plantas zancudas, saqueo cada memoria. Los tucanes se arrollan, la montaña muta, la ciudad te ha visto. Ha escapado el tigre a terreno tuyo. 2 Arenilla, el trasnocho. Mastico aguacate, silencio extenuante de la rama inmóvil. Mudez en los pájaros, nadie me pide saber de los cantos ni cantos existen. 3 No a los cometas de colas de sienes, no al asombro, falta. Horadó este valle, apenas visita, torneo de siembra de aceite caliente. Tiemblo, no muerde. Temprana, la noche.

VENCER SEQUIAS 1 Una esponja baña la diferencia de las horas consolando mi cuerpo los lunares suyos. Una franja de luz corren los potros sin yelmo. En mi espejo penitencia la lluvia. La sé oscura en la lana. El ansia pende de los alambres anudada en las mangas. Los toros hacen equilibrio entre los libros. 2 Raspo para olfatearla de frente a la separación coladora de ruidos. Quemo tabaco para preservarla de la arremetida de los últimos meses. Cuando la oscuridad posesiona tristemente los truenos y los gorjeos finales se hacen hojas de limón la atraigo en centelladas y la confundo de ladrillos de vencer sequías.

POR AQUI PASASTE 1 Arrojan dientes las luces del alba. Soledad de puntas, abierta. Las mallas son fijas y eviterno el trueno. Fisirrostro laso delante a las puertas. Ojos de pera, ebriedad temprana. 2 Descalzo, el monte inclina tuyos de truchas relámpago. En las cerraduras, sin huesos, duraznos. Entrapajo. De dátil el juego. Meto chazas en cada cisterna de las aguas dejadas a mí. 3 Aljibe, plumón escarbado reposa. Tintura, tinador mantiene el anhélito de tu boca-túnel. Dédalo castaña, por aquí pasaste, entresijo pulpa.

EN AQUEL LUGAR 1 Extraños los acontecimientos de la mar, ciertas las ramas de los árboles. Las aves, los albores a la tarde. 2 Vegetación, a la entrada de los vuelos. El espiral es duro como los escollos que parten la marea. 3 La espuma, donde siempre. Han enflaquecido, sí, los caparazones. Con cansancio los regreso a la mar para que vuelvan. 4 En aquel lugar morir sería largo, interminable, eterno.

ANTE EL VIAJE DEL OTOÑO 1 No hay piedad en este silencio. Veloces los grises sobre la fría sensación de los ponientes. Sobre las ramas resbala una tijera. La melancolía hace morada en los callejones de la tarde. 2 Se levantan los sudores de los miedos en el mohín de las pequeñas cajas. La nave está cargada de cuellos ahuecados y cigarras. La tristeza estampa las baldosas por las plazas. Mi voz, punteada de islas que se ensayan. 3 La luz sola se queda detrás del humo de las quemas. Superficie gana el ácido de un músico que espanta las tinieblas. Debo marcharme ahora, el otoño comienza y es de nuevo su rostro de piel fresca.

AQUELLOS INSECTOS ATORMENTADOS DEL FRIO 1 Susurra el miedo de septiembre y en las lagunas del cuello la mopa se eriza en vestigios. No se despierta con las luces de los árboles marrones cazadores de insectos atormentados del frío. Es canela el viaje de las pimpinas al regar memoria. 2 Debo retornar al patio donde crecen dibujos de barro en el lápiz. El follaje avanza mutado de cormos y recomienza en los cascos el tiempo escondido. Ahora no nos basta el otoño y abro las ventanas entre nosotros y las ráfagas.

SOMBRAS 1 Las sombras alargadas del otoño en esta roja herida de la prisa abierta. De amianto los silencios que persigo hasta la tierra entre los árboles. La mía, en el césped cosida por la lluvia. 2 Silencio, se te adosan los augurios cual calma inclinación. Sombras, de vosotras se dice en la memoria día arrodillado. En las paredes del follaje encara la caliza al duermevela. 3 Los ramajes en el centro adelantan la penumbra para la hosquedad del agua efímera. Pobre cansancio mío, habrá de alzarse a la nueva mañana.

PESADILLA AL MEDIODIA 1 Sin el tamarindo destempla solo el bahareque. El patio está limpio, la mopa del abuelo sobre la calvicie de las tunas. La carrucha se sostiene de su vagina rota. El cedro, el tórax hundido y una herida vertebral en un alambre. 2 Me espanto con los insectos y mis burbujas comparo con aquellas de las tapias. Vecinas voces ignoran mis viajes. Escapo a un cuartito de cables y pegostes. Un cristofué se distancia. 3 Las hojas diseminan mi vocación de espantapájaros. En los bordes residuos y en las vainas negror de sequedad. La diferencia, mis cabellos. En la mujer lejana me refugio de esta pesadilla al mediodía. ELLA, EN LOS REFLEJOS 1 Sobre mi brazo izquierdo una polvareda, hormigas. La luz ciega la hendidura del sol y el sombrero. Un racimo se acoda en una baraja. Caen del vino tatuajes en franjas. Sobre el edredón, nada. 2 Los ladridos me sobresaltan, no sé si el agua ha engullido los cuerpos o si se llama a los perros al festín de los lamentos. Descubro entre árboles el miedo y me yergo en la tarde de la luz que engaña. 3 Una gota se desliza sin alcanzar las letras. Me detengo a mirar los árboles de esta calina pavorosa. Vidrios, sobre el ras del suelo. Ella, en los reflejos.

MESTICIA (1996)

PERDIDO Las sílabas caen por doquier heridas El lenguaje borrasca sin códigos no se puede decir nada sin la palabra capaz de escudriñar el polvo

¡Oh! perdido

SIN PALABRAS Nadie venga a pedirme una respuesta las letras se opacaron menos una explicación sobre nada no sé nada sin palabras un poeta no es hueco en el vacío gangrena

EL FRASCO DE LAS PALABRAS Las palabras neumáticas imperturbables píldoras que no curan, cagajones metras silencios de hábiles embalsamadores putas inmunes a mi desasosiego

ENGAÑO Después de no oír lo mismo después de no ver la misma cosa se entra o se sale representación el mundo esta esfera engaño

EXTRANJERO Un cinturón de púas me ha devuelto al río Es todavía un secreto el sitio y el momento de mi identidad

LOBO Nada te importa curvo cují tórvida telaraña de tunas El desierto se extiende como las entrañas giradas de un lobo Sólo falta el grito a luna llena para completar esta hosquedad MARIPOSA MUERTA Ha comenzado: una mariposa muerta la aurora. ESTA NOCHE Esta noche es un arca de naufragios. Pesa me siento como en Ischia, vomitando tos. Igual Serpiente marina esta noche o la hago mi amiga o me mata

esta noche.

LEYENDO A MONTALE O se está vivos o se está muertos así lo dejó escrito No hay estaciones ni se estará más triste o feliz no seremos pájaros del día o de la noche No sabremos que sea saber o no saber vivir menos así lo dijo él para mí tampoco existe ya mito consolatorio CUANDO IRRUMPIO EN MI EL DESASOSIEGO Cuando irrumpió en mí el desasosiego el corazón del lenguaje se hizo agua fracaso del mundo Cuando irrumpió en mí el desasosiego

para matarme supe que nunca era bastante

LA HISTORIA En el viejo patio de mi infancia me fue contado de cuando los vientos cambiaron y las pajas de los nidos se incendiaron Yo dije: "allí estaba un palomar" "allí un tamarindo" "acá una mata de cerezos" El calor era tan fuerte que mis palabras se quemaron y mi niñez en un solo mediodía COLMENA Las marcas en la lluvia los vidrios sucios aún así las ovejas sin jaula De venas la colmena y este olor penetrante de las redes rotas La primavera fue fea las palabras

escamas de pescados descompuestos La muerte tarda

ZUMBIDO Zumban locos afuera los élitros en la trampa perdidos El ladrido de esta horrible primavera ha roto el arca El pulpo agoniza congelado en la cadena Los golpes como fusta ADIOS Al margen del canto continúo mi día extraño adiós

DONDE LA TEMPESTAD TERMINA El techo hoja de otoño como una amalgama de hojas negras De los tantos nidos orificios de azul Deja tus ojos de acero en la mesa de noche la otra orilla los pájaros donde la tempestad termina.

RITORNO La palabra regresó en tu lengua y se me clavó en el paladar con la fuerza de un ancla RIZO La palabra caía en un rizo de tus cabellos y yo trepé hasta el lenguaje

penetrándolo en tu oído

LUNARES Extendiste los brazos y tus lunares fueron témperas provocando en mí el efecto de una boca hambrienta OCÉANOS Sonreiste y el temblor de la tierra hizo vibrar tus senos más allá de una inmersión en los océanos PINTURA Corrieron por tus pies las escamas de mis presentimientos llegando hasta tu sexo cargados en el mío Los peces desnudos se hicieron filamentos en un cuadro que pintabas

MEDUSA 1 Era una medusa exhausta a la que yo debía hacer volar poniendo mi fe en sus ojos líquidos MEDUSA 2 Era una medusa dolorida de bañar toda con un remolino de su propio semen

MEDUSA 4 Era una medusa suplicante de los bálsamos de la tierra Yo los vertí todos desde mi alma transformada

MEDUSA 5 La confusión de sus cabellos al inicio del otoño era promesa y yo la hice sisal cabulla hico cordón umbilical medusa líquido amniótico dejando mi mano como una promesa MEDUSA 6 Tenía los ojos de sal la medusa especias Yo cociné en una olla de cobre las algas que habrían de atarme a ella

MEDUSA 7 Ella tenía en los ojos aguas sulfurosas de tantas inmersiones y en la piel los rastros Yo tenía unas manos deseosas una larga espina tinta todo para llenarla en mujer hasta el espasmo MEDUSA 9 Yo miré desesperado los labios suyos y el humo que la rodeaba esférico Me sentí capaz de pescar un galeón de convertir los hierros oxidados de las armas

Me sentí capaz de elevarla conmigo hasta el nudo que sostiene la historia atada de un pie Te amo, medusa, dije y su sonrisa fue un alivio una muestra preciosa de la calma MEDUSA 12 Pon tus manos en mis nalgas y devuélveme la visión alta rogaste mientras yo en cuclillas recogía mi alimento de tus pies diminutos de medusa

MEDUSA 13 La paz se hizo profunda, de alta mar Supe que estaba listo para beberme tu sexo y los secretos

DANZA Ella danzó desde la carne sin piel sobre una mano mía que la alzaba a buscar el tímpano del tiempo Mi cabeza se hacía vientre suyo y mi otro brazo cabalgaba las plantas Ella resplandecía clorofila desmayo boca que bajaba buscándome adentro LA TORTUGA AZUL Espirales la tortuga por sus manos Transparente como sus ojos caparazón que se libera

antena que se adjunta Heridas saturadas en las velas Agarré su cabeza y el secreto primigenio me hizo aullar vivo en el espacio inundado ELLA ME BESÓ SOBRE EL AZUL Ella me besó sobre el azul y las serpentinas se regaron cera derretida Un ciervo se alzó majestuoso y el cielo se hizo rosado como un tañer de tierra alborotada Ella me besó sobre el azul y un caballo al centro del espacio se encabritó como mi alma

ESPEJISMO Me exaspero verde que se pierde agua inválida dátil que no vierte Extremo mi sequía la piedad se evapora como un espejismo EXILIO Exiliado de ti minucioso me pongo tijereta celda vegetal punzón que rompe la arruga congelada Incorpóreo me alejo inexistente descomposición en el sueño hacia el mañana

PREGUNTAS ¿Sólo el canto de la pena? ¿Acaso soy filibustero sin garfio extraña palabra sin metal o no hay óxido labrado en las coyunturas de mis venas? ¿Acaso he perdido de las uñas el ruego del agua acaso de mis iris se han ido las sales cuál pez muerto hacia los laberintos? ¿Se me ha exiliado del amor como alga añeja de ciclón turbulento? ¿Fui yo culpable de omisión ante la aurora? EN TU SALIVA (1) Esta mañana he encontrado mi palabra flotando en tu saliva

antigua

EN TU SALIVA (2) Esta mañana he encontrado tu saliva flotando en mi palabra antigua EN TU SALIVA (3) Esta mañana me he encontrado flotando en tu saliva antiguo

MESTER (1997)* *Inédito. PRIMERA PARTE CATALOGO CARTA ASTRAL 1 Trazó la carta astral sobre el pecho del pájaro. Sobre la herida que colgaba del hombre el terror terroso de lo abierto. 2 Cual invierno el entrevero. Tronó, mansedumbre furiosa, ciudad piedra de río lavadero. 3 Los peces a las gargantas. Los pies, con hiervas y resinas. Las uñas destilaron algas griegas. Un velaje se inflamó en la misericordia de la vida. TERQUEDAD 1 Mi cabeza de cera el dolor humedece. Mi lengua de tridente desova la angustia. 2

Conocidas, las vejigas de los incendios, en los ganglios. Hacia la pulposa terquedad, a deshacerme.

NO HAY REMOTO PARAJE SOLEDOSO 1 Los primeros juegos del mundo lo suplantaron todo. Vertical el sonido reencarnó. 2 Se gestó el tapiz pergeñado en la isla de los mendigos. Desvelado secreto primario el sueño disolvió la terquedad de los sentidos. 3 No hay remoto paraje soledoso. En la abertura veo el silencio de las causas. EL GRITO 1 En las verjas instintivo el viento. En los hilos una mancha amarilla, soldados de peltre. 2 El grito, aldaba cayendo. Hinchazón, las muchachas que a lo lejos miraban. 3 La calle se tensó como ballesta. Fui cediendo en la apoplejía de la madrugada. PRISION 1 El disparate de los meandros hizo prisión, estoque en las costillas. Atados al miedo, los metales. Las cigarras ulularon mentol, desatino. 2 Abatí las hormigas. Quebré las bombillas a pedradas. Cuando emergí, perdido el dolor, ya no era.

EN ELLA 1

Contra la pared descascarada se corrompe el viento. En la semilla roja, el pájaro. Yo, en ella. 2 Lejos está el canto. La voz se mece de desierto. Un pie sobre la ciudad de mi cola de pez.

LA GUITARRA SE DESTIÑE 1 En las calles de su cuello la materia primera. Escasa saliva en mi ojo el agua de la amante. 2 Croan los batracios en las manos de los brujos, muertos. 3 A cincel la anemia corroe los cabrestantes de los ganglios. Los bandoneones, apenas, al dolor del oráculo. 4 Avento la piel oscurecida en frazada sobre el río. Destemplo la osamenta, mendiga. De mis cicatrices escarnio la guitarra se destiñe.

LA VETUSTEZ DEL AGUA 1 Inalámbrica, la vetustez del agua, en la ciudad se adensa. Entre los desvaríos, irrespirable, un murciélago es la soledad. 2 Membrana, entre mis brazos, la terrible confusión. Bestia no sostengo mi peso. Sorbo la mancha, la liquidez que la ciudad deja.

EL OJO DEL PEZ 1 En el fondo del río el ojo del pez se hundió en la última profundidad. Sobre el ras el puerto se hizo rojo, punto al centro. Un remolino se llevó las larvas. 2 Elemental el cuerpo cayó sobre las brasas. Limpios los siete espejos en los colores el agua hervía. Sobre las derrotas muertas la arena de los granos. 3 En la alta montaña de la madrugada el olor violeta. Caminé sobre sus venas, glaucos mis pies, expandida la serenidad como una alarma. SIMULACION 1 Se rotuló la imagen sobre los fragmentos de lo otro. De allí, astutamente descifrada. Cóncavo me moví dejando atrás. Mi mano en lo inasible. 2 La nada se despojó de su apariencia. Lo dejado de ser la ilusión restañó. La ubicación dio significado. Era todo nuevo al suplantarse. 3 Los hilos miraron las falanges. Al cortarse inanimados prosiguieron. Repetir suplanta los supuestos vacíos. VIEJO 1 Entro el vaho aceituno. Así no hay ciudades anteriores. Púrpura en las baldosas rotas. 2

No acumulo de las calientes mordeduras. Las calles y la memoria son mentiras. La similitud pasma lo efímero. 3 Llenarse mis cuencas significa vacías. Quito el parabán que ya no cuenta. Allí me quedo, viejo.

UN EXTRAÑO DOLOR 1 Síntoma, aquello lejos. Apenas en retozo mis dedos de plasma se untan. Soldadas en mis pómulos las tinieblas. 2 Un extraño dolor, huelo sauces y como yerbabuena. El hastío me empegosta la lengua. 3 Si no fuese negro diría de recuerdos. Un viento plano contra la pared se queda. De memoria, si lograra percibir la tormenta. 4 Un extraño dolor mi quietud agrede. Una insospechada tendencia presiento en las hojas. Los grandes párpados si muriera ahora.

SEGUNDA PARTE VACUUM

MADRUGADA 1 Al borde del ojo me asomo: sus escamas pairan las malvadas larvas. Extensa sin nada humana es el agua. 2 Hacia la sombra del viento a tientas escupo, asombro lame la huella en la cama. Silueta mía de plástico el sudor que exhala.

MERCURIUS 1 Cuando la agonía, las espaldas de las mujeres videntes, mercurio en las córneas. 2 He aprendido el aire. El único sudor de mis amantes, la ausencia original sobre mi piel.

EXCAVACION 1 Con lentitud los círculos se abren y el pantano. Los insectos estiran el paso. 2 Un reguero escarmienta la oscuridad y el rostro por las uñas. 3

Sólo grandes ojos de limpiar la calavera, con amoroso desprecio reducida.

SONIDOS 1 Tañen péndulos antiguos, escisiones. Veloces llagas viejas largan eructos. La ola de ripios sabe a óxidos amargos. Mi cuerpo imantado se sostiene. 2 Atraviesan laberintos de perfil los cascajos que conllevan. Se engajan las ramas y la leche se hace cuero. Caen grandes en la nuca los pedazos. 3 Mi historia es barboteada con saliva que canta y cabellos de aluminio sobre los plafones erizados de dientes no soportan. DESTINO 1 Sobre el centro olerán los travesaños y los lechos. La cal de los espejos simulará los cuerpos. El pus se hará costra en los entresijos, semen pervertido. 2 Persistirá la ciudad entre los alaridos. Buscaremos migajas del pino. Las sorpresas vendrán al encontrar el sol las anchas ancas de la bestia herida. 3 Las piedras están y habrán de ser pisadas. No es posible escabullirse hacia el gran río donde la locura se aposenta y recibe a los marcados. VACUUM 1

Largo entre los extremos, las referencias suspendidas en las lisas paredes, en otro sitio que no sé como se llama. 2 Estoy entrenado, no tener peso y el silencio en el espacio vacío del cuerpo.

AL AZAR LA CRONICA 1 En la idea del nado somnolencia, tirada por la bestia en la paja, busca aspecto la muerte. 2 Una plenitud se adensa como un cronómetro en la lengua de un caballo. 3 Pruebo con la moneda, al azar la crónica: bacallar se empegosta en la amalgama.

LECTURA EN EL ALBA 1 Astillas se insertan, malévolas aspas. La lengua, de espanto. Mi cuerpo desnudo se llaga en el alba. Cigarrones muertos cubren mi espalda. 2 Me miro a lo lejos en la escritura informe que la costra traza. El silencio es arma, envoltura oscura, hiriente en la sábana. 3 Bloqueada la entrada los muñones baten con hierro y mentol la falsedad del alba. Los signos desgarran en la muda trampa.

TERCERA PARTE SALINO

DESPRENDERME 1 A las pirañas los brazos y las mandíbulas a los viejos arbustos de los pecesluna, desprenderme. La musca brevedad. 2 Sobre las mareas cansadas, diapasón los cadáveres de los ovíparos de sangre fría. 3 En los ácidos de los monstruos marinos párpados los aros del mástil pialarán mi nombre.

ATARDECER EN LA ENSENADA 1 Cuando la ensenada, escarbar las larvas, la cera en el plexo, la mecha de insomnio. 2 Madera podrida festín de muralla temprano mi vómito la ruindad del sol, ave disecada. 3 Atardece en barro y mis ojos lejos. Mis pasos de niño la neblina poniente al furor escama.

ME QUEDA UN VIAJE A MATAR UN PAJARO 1 Un breve murmullo en el aire sin ruido en la calle ignorada, estampida de algas en un mar sin agua, trampas en las hojas marrones, escobas que pasan. 2 Me queda un viaje a matar un pájaro, en lluvia de ranas, las arterias con furia en las garras hasta la última trampa. El olvido y oscuro sin lápida y llagas. LAS PALMAS DE LA ESPUMA 1 El terror arranca en la mañana al mirarse al agua. Al volver sobre ella simplemente miedo. 2 Las palmas de la espuma oscurecen todo y el amor abstruso. DOGAL 1 Ahora sobre la luz ¿alba u ocaso? túnel semisombra. 2 ¿En que parte las gaviotas se dejaron? Tramontaré los cardinales, soberano. LAS ESPINAS DEL LAGARTO 1 En el pozo profundísimo observo la reyerta, bicéfala. En la casualidad el universo en un instante, en el destino. Si atravieso, los fragmentos.

2 Retiro la apariencia. Con las espinas del lagarto organizo la no-vida y armo el silencio.

PARADOJA 1 Desde el mar oración de lo que sé, clara oscuridad. 2 Emerjo la plegaria, oscura claridad. El diálogo renace en la clausura.

CUARTA PARTE FINIS HISTORIAE

MIENTRAS, NO SE MUERE 1 Desde el tronco el perfil de las arenas y las huellas sobre los fondos, libro. Adentro los espacios. Me lamo un dedo con la lengua cuarteada por los vientos. 2 Entró en mi boca, en la sal. Mientras, no se muere. Sobre el rostro la lluvia e ignorado se permanece, en esta intensa soledad de las dos aguas, tranquilo, a merced. BOSQUEJO DE UNA MUJER EN UNA RAMPA 1 Todavía, debajo de la piel y de las calles, en la rampa. Artejos sus vocales que se clavan. 2 Corre de emboscada en emboscada en los bosques de artemisa milenrama. 3 Bosquejos en las lajas y musgo las frases enraizadas. Moradas viejas, espolones, tajan. DESCUBRIMIENTO 1 Descubrimiento en la costradura, todo a uno, tensar un manojo de cabellos, sin linterna. 2

O censar los blancos, araña ante el insecto, sin confines las contradicciones en la inercia.

LOGOGRIFO (1999) A Roberto y Mario Romano

PRINCIPIO Imantan coágulos de tierra mis dedos en metal viscosas se congelan de este amanecer las manos secas

EN DESVELO Garfio vino rudo umbrío más adelante, más lejos en desvelo de aldea en aldea más adelante, más lejos VELOS Al azar como la fuerza del viento los velos ato en la cintura en plata viva derrotados

MERCURIO Horado los palastros y muerdo la madera en el ojo de la cerradura se concentran del misterio los arcanos visores la tempestad del hombre sobre el pecho mercurio mi paleta sacude los cimientos ruinosos y la raíz podrida MADERAMEN Debajo de la corteza los nudos de las edades leche gruesa y amarga intenta sobre mi cuerpo

DENTRO Dentro en rayas de oscuridad como escaleras Sobre el muro escalo hacia el fondo subida frenética al abismo al intestino de fuego hacia la ceniza amarga

MINEVEGE Lisa la piedra piedra es detritus las falanges vetas

los vómitos babosos escurridizos lagarto

AGÜEROS Incrustadas estalactitas las plumas en la cavidad oscura De los agüeros la lentitud de la materia el pesimismo de las formas el viaje inútil Los graznidos en el eco CENTRO Negra la vetustez en el incienso las trizas de los presagios bajo los vientos subterráneos al centro

en el árbol de copas hacia abajo

CAIDA Al vacío los metales derretidos y el grito animal materia las hojas femeninas infectadas de azufre DESDE EL OTRO LADO Sin peso los escalones de lapislázuli y los hierros imantados hacen de la muerte conocimiento de lo humano La tragedia de este día oscuro ha venido desde fuera desde el otro lado

APRENDIZAJE De las burbujas estallidos frenéticos y la frente apenas con las cejas desplegadas Con la madera hasta que mis ojos se hacen brasas y aprendo a leer este lenguaje desalmado DE LA MORDEDURA DE LAS HOJAS En las mordeduras de las hojas las colusiones se perciben de los rastros y el aliento

DE ENTRE LAS PIEDRAS De entre las piedras tremedal el río fijo se ennegrecen la mujer las callejuelas el vino DE SOLEDAD Trebeja en la inmediatez de los silencios en el zumbido del trasteo mergo DE MEMORIA De memoria tiempo no mío hongo

doblemente invisible la ranura

FORJA Forja en esta catástrofe las llagas atrapadas allá, donde sabemos las picanas de las tinieblas argamasa

SOLITUDINI Puntiagudas en el estrecho calmil vicio de amanecer huesos las soledades contravalan

PLAGA Herbajean sobre mi pecho en la mielga en cascada, en nube, en torrente en el aguapé contra la insolación aquellas luces encunetadas en lontananza COSTRADURAS En las yemas y más bastión tras murallas en el desbastador incienso en la raya vertical del ojo errante

costraduras

SIN ADENTRO Hacia cualquier parte es ninguna conmigo por dentro donde el freo y la soledad tan vasta sin adentro

DONDE Donde la luz y los árboles y los cristales y sobre la calle y apagarse TERRERO De mimbrera el minervista compone las cortas dimensiones

del enigma

ESPUERTA Tejidos los signos en cesta de duro mimbre en mis gestos agonizo la palabra SERA El equilibrio de la muerte sobre la cabeza en sera retrocesa cada noche una mano y los pasos alejan

PAUPERO Disuelto el lacerío hormiguea resuelta la memoria perdida

LA VASTEDAD La vastedad grano bajo la misericordia de los elementos destemplados sucumbe si uno mira

DESDE LA MUERTE Desde la muerte la mirada cambia una palabra

LOGOGRIFO Indagad en la palabra, y descubrireis mi enigma

LA MURALLA DEL ULTIMO FAROL (1999)*

*Inédito Cuando hallo en este silencio mío una palabra esculpida, está en mi vida como un abismo Giuseppe Ungaretti Pero se llega al término. Sabiduría de lo perecedero. Se llega. El muro o el vacío están adelante. Juan Liscano

O abismo é o muro que tenho Fernando Pessoa El lenguaje sólo comienza con el vacío; no habla ninguna plenitud, ninguna certidumbre...

Maurice Blanchot

ALMENAS

PORTALENGUA Arcilla agua lana sangre madera cal lino betún portalengua fuego negro sobre fuego blanco cáustico caliza y silicatos pelo de carneros donde no hay

EN LA INTIMIDAD DE LOS RESTOS Se trata de los átomos en estampida sin pez que los embarre a este viento de desierto escurridizo y relincho de dejarlos laderas circos collados estribos nudos ventisqueros

a la soledad de los buitres en la intimidad de los restos de esta voz desde no sé donde

MIRADA MUERTA Entre riscales amella la salida de cuero de piedra mirada muerta

COMO SI EL TIEMPO SE ACABARA Vejo estas piedras de fondo inevitable en el carcaj la vetustez la carcoma la sustancia viscosa desollada como si el tiempo se acabara

NI SIQUIERA LA CURVATURA DE LA BOVEDA No se puede de esta piedra de agujas. Implacable el destrozo la presencia perturbadora. Empozada se arrastra.

DADO QUE LAS ROBO LENTAMENTE Acaso algo. Una hemorragia tal vez esta magia triturada de columnas sin techo dado que las robo lentamente.

A HUECO A BATALLA A MEDIODIA A hueco a batalla a mediodía grazno el astro la sequía

AMALGAMA

AUSENCIA DE LA CALIZA HUMEDECIDA Oboe esta torre misma. La mujer ha olvidado trenzar en sus cabellos la amalgama. Tal vez sea caballo hiende ahí de piedras tal vez en esta sustancia mis ojos no ven ME INCLINO A CREER Suelta de alforja se me avisa la polvareda en el largor. Han visto - se me anuncia - la muralla con los ojos de otros. Hablan de una danza en cada torreón de largos seres blancos Me inclino a creer POR LA NOCHE En cuclillas el haz Así lo extenso No sé, como cortándose la mujer se desnuda

EN LAS LETRAS SIN OIR DEL VIENTO En las letras sin oír del viento a la inversa del gallo atravesado y se cambian LO QUE HA DE VENIR GRABA Por debajo como ellos previendo me hielo los ojos una ventolera en el círculo por esta tarde mis refugios pastan El sonido en la muralla antiguo lo que ha de venir graba HASTA DE NUEVO In materia advierto donde la velocidad juguetea al agua fría cerradura del plafón hasta de nuevo

sobre el hueco a sostener la oscuridad sin techo del pequeño cuerpo

CUAL ENEMIGOS DE SÍ MISMOS Sin ancho ni resguardo macizo de las otras voladizas las piedras restantes con la facilidad de la mano dejan ver la navegación estrecha la canícula aberturas los cuerpos cuál enemigos de sí mismos

ADARVES

IMPOSTAS En galeradas para subir las manos a los ladrillos ardidos salidizos de cáñamo hirviente en polvo con ellos al vacío CUAL ORUGA En tu cuerpo de anillos del pus de los cementos en las rendijas de tus uñas carnívoras con las antenas prontas a percibir mis derrames la sabia que tus heridas con ventosas sobre los guarismos de mariposa por parir ESTA NOCHE EN QUE VIGILO En marrón manchas que en el sueño. El jabón los helechos en curva los mosquiteros de metal los bordes del cerrojo

en silencio

sin alterar

las propiedades borrachas de lo oscuro gata oliendo esta noche en que vigilo

AVES INSOMNES DISPUESTAS A COMER TUS PIERNAS Los rincones el estribo los conecillos las albarranas mezclilla con la piedra gazapo en las troneras dejas las buhardas escarabajos armados el aire de la noche la paciencia de las aves insomnes dispuestas a comer tus piernas DONDE SOLO CON EL GRITO VENZO Rao tu pelaje de alzarte de los cepos los alambres y sigues donde sólo con el grito venzo DONDE CAMINAR MI PERFIL DE EXTRAÑO El corcho penetras tortuosa percutiendo el crótalo lanceolada curtiendo almojayas donde caminar mi perfil de extraño

EN EL ALFEIZAR Córvida en medio de agosto al ocaso de ventana vieja de lluvia de encofrado en el alféizar

ASPILLERAS

AUNQUE LEJOS ESTOY En aleteo me dejarás de la cal de tu presencia omnímoda cual boca

CUANDO ESA PALABRA SE TRASNOCHA Así, carrasposa y larga desdeñosa cual piedra penetrada Sólo me veo el amor íngrimo cuando esa palabra se trasnocha COMO TU Como tú de vientos sólo yo pronuncio

si llego o me devuelvo

EL SILENCIO ES TAL Nadir ni el viento con la arena las sombras no de vano tal vez El silencio es tal EN ESTA PROXIMIDAD DE OJOS QUE SE ELUDEN No puedo preguntarte en esta proximidad de ojos que se eluden No sé si sientes a ambos nos asume sin centro ni tiempo sin olfatear la incertidumbre lo que hostiga

PIEDRA TUYA No tengo de mí mismo Tal vez pero ella ahora es piedra tuya

DE COLOCARTE ENCIMA Busco la palabra de colocarte encima tal vez de música pero tú sigues acercándote emprendida ESTACION Una estación adonde sólo se llegara sumir la lengua los ojos que están a mis espaldas

VANOS LA PALIDEZ ENCRISTALADA Zodiacal desnuda hacia en cadena alucinado la palidez encristalada IMAGINACION DE LA FORMA Reverbero tal vez fogaril pendiente de la llama mariposa con aceite colocada redonda De gas como una araña

LIBRO En guarda me asomo bruñido como la piel de su aceite y la cáscara ósea de su mecha

desde este atril del telar los hilos

POR SI UNO DE ESOS Tea cirial luz de cera mechero en la argamaza dura despabilo por si uno de esos con la desesperación de la noche con la vigilia de estar solo este frío LUMINISCENTE No cambia la temperie no los grados de mi cuerpo bajo la amenaza de todo aquello mientras la sombra con cesta en la cabeza recoge la pasión de la espita casi en signo de interrogación con una sola pierna sobre el desteñido techo de la muralla tenue bajo la camiseta de los pretiles en fracaso. EN TROMPO Parece

desde su cuello como está en el blanco grisáceo un inexplicable movimiento de final en trompo

EN EL EXTREMO DONDE LA LUZ ES SANGRE En las varas en ringlera coagula de los rostros puntas ovaladas con restos de lino y mechones de vísceras Al amanecer se desliza la música de los cráneos sobre la flauta en el extremo donde la luz es sangre sin escrúpulos una barrera impide comerse los ojos

SOMBRAJO DONDE SE FINITA Libre aceite cae sobre las huellas dilapidadas donde se finita UN POCO MAS ABAJO Se debe atornillados el grosor de los muros a la intemperie de los ojos desaforados en estampida un poco más abajo REFRACCION Se refracta en estos fluidos de amanecer en esta incidencia de ángulo mimbre cuando se apaga allá y recomienza todo VISION Algunos dátiles apuntan al suelo como los senos de la pasada mujer seca sombra de día sin comenzar y el farol adivinado mortecino en aquel punto bajo mi manto de curtientes

BALBUCEO En la misma posición sin que negras la mirada fija sobre. Necesidad del forjado de la llama en la baja intensidad con que pronuncio. Cúmulos nimbos cirros estratos se intersecan donde ellas REFLEXION En los fluidos se interna y el sonido el cuadrante la reflexión sobre este plano que me queda. Con un espejo los repite en la descensión recta del astro de humores viértese abundante y aún más desnudo.

COMO PINTADO Se marcha y dejo la imitación horizontal tronera y allí está de nuevo como pintado el último farol

LA MURALLA DEL ULTIMO FAROL FALTA Cada palabra se ha ido hacia allá peregrina la oración en larga fila. Faltan en mí ahora, como consuelo. TRATO DE LEERTE Ahora que no tengo nada sólo este silencio vaciado hacia ti trato de leerte VACIO Sé de mí donde tu te yergues de saber la luz que yo ayudé a darte

TAL VEZ NO SEA No sé si de mí con tantos cinceles sobre tu corporatura

Tal vez no sea del último farol troja aljamía

DE AMANTE Saberte allí con esta quietud del lenguaje en los días en este saber insignificante y doloroso de amante IGUAL SERIAS Si yo no hubiese sido igual serías de mi vieja carretera - aquella de la infancia digo murallas y acueductos con estos signos débiles de leños de aguardiente igual serías túnel cincelado abismo siempre DE SERENIDAD QUE ESPANTA Escribo los signos por mí colocados en ese farol de serenidad que espanta

Related Documents

Viaje En La Comedia
April 2020 6
Comedia
November 2019 19
Comedia
November 2019 16
La Divina Comedia
November 2019 11