Tema 6 VALORES 1 Formación, importancia, tipos Fuentes de los sistemas de valores Cambios de los valores Aún cuando el tema de los valores es considerado relativamente reciente en filosofía, los valores están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio para darles valor ha variado a través de los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio. Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo largo de la historia. Surgen con un especial significado y cambian o desaparecen en las distintas épocas. Por ejemplo, la virtud y la felicidad son valores; pero no podríamos enseñar a las personas del mundo actual a ser virtuosas según la concepción que tuvieron los griegos de la antigüedad. Es precisamente el significado social que se atribuye a los valores uno de los factores que influye para diferenciar los valores tradicionales, aquellos que guiaron a la sociedad en el pasado, generalmente referidos a costumbres culturales o principios religiosos, y los valores modernos, los que comparten las personas de la sociedad actual. 1.- ¿Qué se entiende por valor? Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad (Vásquez, 1999, p. 3). Desde un punto de vista socioeducativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social. Para Izquierdo (1998) los valores son ejes fundamentales por los que se orientan la vida humana y constituyen, a su vez, la clave del comportamiento humano.
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Referencias Frondizi, R. (1972). ¿Qué son los valores? (3a. ed.). México: FCE. Lifton, W. (1972). Trabajando con grupos. México: Limusa Wiley. Marín Ibáñez, R. (1976). Valores, objetivos y actitudes en educación. Valladolid: Miñón. Mikel de Viana (1991). Dignidad humana: Un paso más allá de los Derechos Humanos y contra el Neoesclavismo Liberal. Suplemento Cultural de Últimas Noticias, (1.230), 8-10. Prieto Figueroa, L. B. (1984). Principios generales de la educación. Caracas: Monte Avila. Rokeach, M. (1973). The nature of human values. New York: Free Press. Scheler, M. (1941) Ética. Nuevo ensayo de fundamentación de un personalismo ético (H. Rodríguez Sanz, Trad.). (1ª. ed.). Revista de Occidente, I. Schiel, T. (1991). Modernidad & Universalismo. Caracas: Universidad Central de Venezuela, UNESCO. Vásquez, E. (1999). Reflexiones sobre el valor (I). Suplemento Cultural de Últimas Noticias, (1.606), 1-3.
"Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades." (Prieto Figueroa, 1984, p. 186). Desde una perspectiva de la antropológica cultural y sociológica, un sistema de valores es un conjunto de ideas y creencias propias de una sociedad que condicionan el comportamiento humano y el sistema de normas sociales2 2.- Formación. La formación y educación de los valores no se realiza a través de contenidos teóricos sino de la comunicación personal de quien lo vivencia y traduce en experiencia vitales, creando al mismo tiempo un clima de cultivo y respeto a eso valores que constituyen al ser humano como persona. De ahí la importancia de ser y de la calidad de tanto de los padres, de los educadores y de todos los integrantes que conforman la comunidad y la sociedad. La formación y educación de los valores no es, pues una asignatura, sino un proceso que acompaña y penetra el conjunto de realidades que van configurando “el hacerse” de la persona. Esto implica la necesidad por parte de padres, educadores y de los ciudadanos de vivir ellos mismos y en sus ambientes esos valores y de educar la capacidad para percibirlos, discernimiento para elegirlos, creatividad para expresarlos, libertad y compromiso para vivenciarlos Crear una ambiente familiar que potencie y desarrolle estos valores es el medio más eficaz para la formación y transmisión de valores, teniendo siempre en cuenta cada caso y cada persona en su edad respectiva. Así en virtud de la comunicación y de la convivencia en el seno familiar, el niño descubre las normas y reglas vigentes en las relaciones sociales y el mundo de valores que aquellos conllevan. Por medio de esa comunicación va moldeando su personalidad y abriendo caminos de autorrealización en un mundo de experiencias, sentimientos y actitudes. En la convivencia familiar el niño interioriza las pautas de conducta y de comportamiento que presiden la vida social del adulto. Se puede decir que la familia sirve y actúa como campo de entrenamiento social. Ya a la edad de cinco o seis años el niño ha aprendido cómo hacer frente a los problemas de relación y a muchas de las tensiones y presiones a que se ve sometido en la vida social. Según König (1981) la formación elemental de la persona humana viene a realizarse en dos fases: o Por una parte, la “sociabilización” pretende la coordinación del individuo en el mundo de las relaciones y de los papeles sociales. o Por otra parte, la “socialización” significa la introducción del individuo en el mundo de las relaciones. El proceso de socialización en el seno de la familia constituye el medio por el que el niño descubre su propio “yo” como actor en relación con los demás. La escuela 2
HERNANDO, M.: Estrategias para educar en valores. EDITORIAL CCS. Madrid 1999 (2). Pag. 12.
afianzará y complementará esos procesos. La familia es una institución microsocial en donde se lleva a cabo el proceso de socialización y se desarrollan las relaciones y vinculaciones primarias de la persona. En ella se cobijan y transmiten los valores. La comunicación intensa al interior de la familia favorece la creación de un espacio macrocultural en el que los comportamientos, formas de relación, asignación y asunción de papeles aparecen de forma espontánea. Los valores arraigados en la unidad familiar gozan de una consistencia privilegiada. Por ello todo cambio cultural que tenga cierta profundidad debe haber penetrado en el seno familiar. 3.- Importancia. Los valores son pautas y guías de nuestra conducta. Sólo el hombre es capaz de trascender del estímulo al sentido. Las personas se interrogan constantemente acerca del significado de nosotros mismos, de lo que hace y del mundo que le rodea. Esto es un indicador de que las personas tienen necesidad de encontrar un sentido, de obrar con propósito claro, de saber a dónde se encamina y por qué razón. Una escala de valores permite elegir entre caminos alternativos. Estos (Valores) son ejes fundamentales por los que se orienta la vida humana y constituyen, a su vez, la clave del comportamiento de la persona. En el horizonte de todo comportamiento humano se halla algo que da sentido a la actuación individual y social de las personas y explica el desarrollo cultural de las comunidades humanas; esto son precisamente los valores. Sin ellos la vida carecería de sentido, la convivencia sería imposible y el ser humano perdería completamente su norte y dirección. Por eso la crisis de valores comporta una crisis de conciencia, del sentido de la vida, y de la sociedad en su conjunto (Sastre, V 1994)3. El ser humano mantiene su armonía y su estructura personal gracias a los valores que se han ido construyendo en su vida de relación con los demás y que le vinculan al resto del cuerpo social. Podemos decir entonces que, los valores son importantes porque: o Son patrones que sirven para guiar la vida los hombres. o Orientan la actividad humana en las situaciones concretas de la vida. o Mediatizan la percepción que el hombre se forma de los demás y de él mismo. Sirven de base para que el hombre juzgue su entorno. o Permite evaluar, resolver conflicto y tomar decisiones. o Permite mantener y asaltar la autoestima. o Son metas ideales que trascienden las situaciones. o Son patrones normativos y determinantes de actitudes de conductas. o El mundo de los valores constituye la puerta de entrada al mundo de la trascendencia. o El sentido trascendente de los valores fundamenta la fraternidad y solidaridad humana. o El valor siempre se refiere al ser humano pero el valor moral trasciende a su portador (IZQUIERDO, C 1998). 3
Citado por IZQUIERDO, C.: El Mundo de los Valores, PAULINAS, Caracas 1998, pag. 33
¿Desde cuáles perspectivas se aprecian los valores? La visión subjetivista considera que los valores no son reales, no valen en sí mismos, sino que son las personas quienes les otorgan un determinado valor, dependiendo del agrado o desagrado que producen. Desde esta perspectiva, los valores son subjetivos, dependen de la impresión personal del ser humano. La escuela neokantiana afirma que el valor es, ante todo, una idea. Se diferencia lo que es valioso de lo que no lo es dependiendo de las ideas o conceptos generales que comparten las personas. Algunos autores indican que "los valores no son el producto de la razón"; no tienen su origen y su fundamento en lo que nos muestran los sentidos; por lo tanto, no son concretos, no se encuentran en el mundo sensible y objetivo. Es en el pensamiento y en la mente donde los valores se aprehenden, cobran forma y significado. La escuela fenomenológica, desde una perspectiva idealista, considera que los valores son ideales y objetivos; valen independientemente de las cosas y de las estimaciones de las personas. Así, aunque todos seamos injustos, la justicia sigue teniendo valor. En cambio, los realistas afirman que los valores son reales; valores y bienes son una misma cosa. Todos los seres tienen su propio valor. En síntesis, las diversas posturas conducen a inferir dos teorías básicas acerca de los valores dependiendo de la postura del objetivismo o del subjetivismo axiológico. 3.- Clasificación de los valores No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas. Lo importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de valores éticos y valores morales. La jerarquía de valores según Scheler (1941) incluye: (a) valores de lo agradable y lo desagradable, (b) valores vitales, (c) valores espirituales: lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, valores del conocimiento puro de la verdad, y (d) valores religiosos: lo santo y lo profano. La clasificación más común discrimina valores lógicos, éticos y estéticos. También han sido agrupados en: objetivos y subjetivos (Frondizi, 1972); o en valores inferiores (económicos y afectivos), intermedios (intelectuales y estéticos) y superiores (morales y espirituales). Rokeach (1973) formuló valores instrumentales o relacionados con modos de conducta (valores morales) y valores terminales o referidos a estados deseables de existencia (paz, libertad, felicidad, bien común). La clasificación detallada que ofrece Marín Ibáñez (1976) diferencia seis grupos: (a) Valores técnicos, económicos y utilitarios; (b) Valores vitales (educación física, educación para la salud); (c) Valores estéticos (literarios, musicales, pictóricos); (d) Valores intelectuales (humanísticos, científicos, técnicos);
(e) Valores morales (individuales y sociales); y (f) Valores trascendentales (cosmovisión, filosofía, religión) (p. 53). "Tiene razón el liberalismo cuando dice que la sociedad es para el hombre y no el hombre para la sociedad, pero diciendo la mitad de la verdad escamotea la otra mitad: que el hombre que se refugia en su "interés privado" y se pone como horizonte el "bien particular" desentendiéndose del Bien Común está violando su dignidad de hombre y da la espalda a la tarea ética que le correspondería en cuanto hombre digno." (Mikel de Viana, 1991, p. 15) 4.- Fuentes de los Sistemas de Valores. Izquierdo,C (1998) explica que los valores constituyen los fundamentos de las concepciones del mundo y de la vida. Tales opciones consisten en plexos de valores jerarquizados en una determinada dirección. Forma parte esencial del carácter superior de ciertos valores su mayor duración, esto es, el poder persistir a través del tiempo, lo que se traduce en estilos de vida y comportamientos estables. Esta duración forma parte de la esencia de los valores que rigen el conjunto de la vida. “La persona tiene como correlato el mundo; y por tanto, a cada persona individual corresponde un mundo individual”. Abbagnano (1978)4. Así, el mundo social se mantiene por la dinámica de los valores de los mundos individuales. Es el hombre quien, partiendo conscientemente o inconscientemente de su concepción de la vida, atribuye valor a ciertas realidades y se le niega a otras. Con esto se indica que todo sistema de valor tiene su médula en la relación inmediata al hombre. Espontáneamente, sin que nadie se lo imponga, el hombre, llevado por su concepción de la vida y por la gama de realidades que cambian, va evolucionando en la valoración de lo que constituye su mundo, y de esta manera va estructurando su sistema de valores. Todo sistema de valores depende la visión de mundo que el hombre plantea, por ello podemos decir que el hombre influye en la sociedad cuando asume ciertos sistemas de valores que la van orientando, y a su ves se da que es también la sociedad quien forma al hombre desde esa escala de valores. Los valores reflejan la personalidad de los individuos y son expresiones del tono moral, cultura, afectivo y social marcado por la familia, escuela, las instituciones y la sociedad en que se sitúa el hombre. Una vez que estas fuentes permiten la interiorización de los valores, estos se convertirán en guías y pautas de la conducta que marcan las directrices de una conducta coherente, modélica y ejemplar5.
5.- Cambios en los valores6
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Citado por IZQUIERDO, C.: El Mundo de los Valores, PAULINAS, Caracas 1998, pag. 57. IZQUIERDO, C.: El Mundo de los Valores, pag. 62. 6 HERNANDO, M.: Estrategias para educar en valores. EDITORIAL CCS. Madrid 1999 (2). Pag. 21-24. 5
Para Hernando, M (1999) los valores son relativos, dependen de la época, el lugar y el tipo de sociedad… Cada momento histórico tiene sus propios valores, los cuales a su vez están abocados al cambio según pasa el tiempo. 7
El cambio social se caracteriza, entre otras cosas, por las transformaciones que sufre la escala de valores, hecho que a su vez marca la diferencia entre los hombres y los grupos, y a su vez los cambios de sistema de valores entran en proceso de cambio debido a las circunstancias sociales y culturales que se producen en un momento determinado. El hombre de las sociedades industriales avanzadas ha tenido que acostumbrarse al cambio acelerado y permanente en todos los aspectos que ésta ofrece. Surge, entonces, como fruto de su adaptación a la evolución vertiginosa, la cultura de lo efímero y transitorio tan diferente de lo estable y duradero de hace tan solo unas décadas. Inglehart (1991) considera que en las últimas décadas, los cambios económicos, tecnológicos y sociopolíticos han venido transformando las culturas de las sociedades industriales avanzadas de forma profunda e importante. Los incentivos que motivan a la gente al trabajo, los temas que dan lugar a conflictos políticos, las creencias religiosas de la población, sus actitudes frente al divorcio, el aborto y la homosexualidad, la importancia que conceden al hecho de tener hijos y crear familias... todo esto ha venido cambiando. Se podría incluso llegar a decir que en toda sociedad industrial avanzada está transformándose de acuerdo con lo que la gente espera de la vida. En este sentido, puede afirmarse que mediante el proceso intergeneracional del cambio en las valoraciones, se transforman las normas culturales y las políticas de la sociedad. Es decir, todos estos aspectos a los que hemos hecho referencia, evolucionan de una forma conjunta e interrelacionada, por lo que una de las características más importantes de este proceso de cambio, es el impacto recíproco que tiene lugar entre ellos. Dicho en otras palabras, la cultura produce un impacto en la economía, la sociedad y la política, como a la inversa el cambio económico y sociopolítico deja su huella en la cultura, entendiéndose como cultura un sistema de valores y conocimientos ampliamente compartidos en el seno de una sociedad trasmitidos de generación en generación. Este proceso, como es lógico, afecta a los cambios de perspectivas en la captación de valores, en el sentido de que es el hombre el que cambia sus estimaciones por unos valores en detrimento de otros. Marín Ibáñez (1993: 32) afirma: “Somos nosotros los que cambiamos estimando o realizando determinados ámbitos axíológicos con descuido y desdén de otros”. Es a partir de los cambios provocados por la Revolución Industrial, cuando el ser humano fue adaptando, de forma gradual, su estilo de vida y sus aspiraciones a las cada vez más sofisticadas tecnologías que hoy día nos permiten disfrutar de lo que se ha dado en llamar “progreso materialista”. La mayoría de los ciudadanos de los países industrializados disfrutan de unas mejores condiciones sanitarias, por lo que las expectativas de vida se han prolongado, han visto reducida considerablemente la pobreza y las comodidades sociales se han visto incrementadas significativamente.
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A pesar de los indeseados efectos negativos, tanto sociales como ecológicos, la tecnología provoca un enriquecimiento gradual y un aumento de bienes materiales en cualquier sistema económico donde el estímulo al consumo mediante la disposición de créditos está garantizado. Esta corriente materialista, ha invadido sociedades y culturas, desarrollando, de forma desmesurada, aspectos tan negativos como la codicia y el egoísmo, la ambición de consumo, el tener más y el llegar más alto, provocando a su vez la disminución de los valores no materialistas, como nos lo demuestran las noticias diarias de los medios de comunicación referentes a los casos de atentados terroristas, corrupción y escándalos financieros y políticos. El problema de los avances científicos y tecnológicos es que no han servido tanto para la mejora de la existencia humana. Es decir, la civilización actual se basa más en lo material, en una tecnología de eficacia extraordinaria, que en lo espiritual. Todo esto hace que en las sociedades occidentales prime la mentalidad de que “se es lo que se tiene o lo que se hace”, llevando consigo el empobrecimiento de los aspectos más fundamentales de la vida, como son: la identidad étnica, los valores heredados, las creencias, la religión, la dignidad personal. Es evidente que en este tipo de sociedades a las que nos estamos refiriendo, los valores tradicionales y espirituales son despreciados por la invasión de los materialistas. king y schneíder (1991: 223) afirman en el Informe del Club de Roma: “Los valores morales están siendo también erosionados porque son flagrantemente despreciados por quienes los profesan y por sociedades que se presume inspiradas por ellos. La laxitud de conductas, el egoísmo y el materialismo parecen haberlos hecho irrelevantes”. Significa todo esto que los valores tradicionales han desaparecido completamente o que no son válidos para orientar las posturas ante los nuevos desafíos de la ingeniería genética, que dicho sea de paso, tantos conflictos morales nos producen. Se puede afirmar que los valores éticos tradicionales siguen siendo válidos en la actualidad, aunque aparecen disfrazados, debido a los cambios existentes en el marco de referencia. También contribuyen al cambio la emergencia de nuevos valores que aparecen como consecuencia de los nuevos hechos que se sitúan en la perspectiva no materialista. El valor ecológico aparece como respuesta a los problemas medioambientales, el derecho a la vida ante el avance de la ingeniería genética, la solidaridad ante la dimensión de los problemas planteados a la Humanidad, etc. Inglehar (1977: 3) aporta en este sentido la siguiente reflexión sobre el tema: “Los valores de las poblaciones occidentales han ido cambiando de un énfasis abrumador sobre el bienestar material y la seguridad física, hacia un énfasis mucho mayor en la calidad de vida. Las causas e implicaciones de este cambio son complejas, pero el principio básico puede plasmarse de un modo muy simple: la gente tiende a preocuparse más por las necesidades o amenazas inmediatas que por cosas que aparecen más lejanas o no presentan visos amenazadores. Así, el deseo de belleza puede ser más o menos universal, pero la gente hambrienta muy probablemente buscará alimentos antes que
una forma de satisfacción estética, Hoy en día, un porcentaje sin precedentes de la población occidental ha sido educado bajo condiciones excepcionales de seguridad económica. La seguridad física y económica es algo que sigue siendo evaluado positivamente, pero su prioridad relativa es más baja que en el pasado”. Ante todos estos cambios parecen haberse perdido los valores que aseguraban la coherencia de la sociedad y la conformidad de sus individuos. Las causas son múltiples, una de ellas es una perdida de fe en la religión y en los valores éticos que proclama, otra la pérdida de confianza en el sistema político y en sus dirigentes, y no menos importante es la influencia ejercida por el Estado de bienestar, que a pesar de todos los beneficios sociales que aporta, parece haber deteriorado el sentido de responsabilidad y la confianza en sí mismo de muchos individuos. Estas y otras muchas circunstancias han ocasionado una indisciplina social, que se ha convertido en característica de nuestro tiempo. Resumiendo, podemos indicar que no vivimos en una sociedad carente de valores, sino en una sociedad con tantos valores que es difícil discernir, a veces, el valor del antivalor. Las personas se sienten incómodas al percibir estos síntomas, prueba evidente es que nunca, el tema de los valores, había ocasionado tantos congresos, simposiums e investigaciones, lo que a su vez nos demuestra la necesidad de un sistema de valores que proporcione una base de estabilidad a la vida de las personas y de la sociedad.