UN COMPROMISO POR LA PACHAMAMA De las mujeres y los hombres de las montañas de Araure Declaración de Cerro Pelón – 24 de abril de 2009 A las niñas y niños; a los adolescentes; a las mujeres y los hombres adultos; a los vientos que huyen de la nada; a los ríos, hacedores de rúas profundas; a los árboles, testigos mudos y copas libertinas; a las abejas y hormigas; a las golondrinas y sus nubes, andarinas del cielo; al viejo búho; al águila; al caballo y la rana; a Rocinante y Palomo; a la mantis religiosa que engulle vida por la vida; al feroz león y al manso asno; a la rápida colibrí y al lento morrocoy; a la veloz liebre y al pícaro zorro; en fin a los seres vivos, nuestros hermanos; a los de ayer vida hoy tierra; a los que aún no vinieron, esto declaramos: Que juntamos voluntades y querencias, tristezas y recuerdos, pesares y alegrías para redescubrir y rescatar en esos sentimientos al resto del humano que yace dormido en nuestra alma ingenua. Que nos juntamos en la tierra, en el aire, en el agua, con el crepúsculo y el cardenalito arisco, los venidos de las montañas, los extraviados entre cafetales, para encontrarnos ¡Y nos encontramos!: …para construir, cual columna de coliseo, fuerte, indestructible, un solo cuerpo con todos los cuerpos que huelen a tierra, andariegos de mil caminos, arrieros de esperanzas. …para hurgar en el tiempo y recuperar, del ya pasado, nuestra historia perdida entre la modernidad. …para reinventar nuestra hechura de materia y espíritu, desdoblada por el afán desmedido de la ganancia fácil. …para recordar a todos que al destruir a la Pachamama nos destruimos a nosotros mismos. …para jurar que: Creemos en ti vida. Creemos en la agroecología, la ciencia subversiva Creemos en nosotros, condición para creer. Creemos en la naturaleza, madre de todos. Creemos en el aire, en el calor, en las estrellas. Creemos en los pájaros negros, rojos, multicolores. Creemos en la danza de la corocora al compás del silencio. Creemos que los peces caen del cielo, como lo cree el llanero que pisa en Camaguán los esteros. Creemos que el yocoyoco cura la culebrilla. Creemos en el rezo que espanta los gusanos del maizal. Creemos en el duende que hacía reír con sus morisquetas al niño que éramos. Creemos en la tertulia de las ranas y los grillos contándose de noche los chismes del día.
Creemos en la cigarra que se esconde muchos años a ensayar su único canto. Creemos en la Mantis y el zángano, machos que entregan su vida amando a su hembra. Creemos tanto en el día como en la noche misma: son fieles, leales, nunca se esconden aunque se huyen. Creemos en la quijotesca tarea del Hombre Árbol de Araure, Gonzalito: quiere preñar de vida toda la tierra con sólo sus manos. Creemos en la mujer, dadora de vida, compañera, éxtasis y tranquilidad, confidente y amiga Creemos en nuestros hijos como en los de toda la tierra. Creemos en la amistad y en los amigos. Creemos en la embriaguez del ebrio, en su sonrisa ingenua y sus ojos de culebra. Creemos en nosotros, seres de la montaña; hombre, mujer, niña, niño, campesinos y campesinas. Creemos en nuestro negro escupitajo de chimó que pinta quimeras marrones en la tierra. Creemos en nuestro olor hechura de horas de caminata y de trabajo. Creemos en el Dios Revolucionario, guía y luz de la esperanza, de la lucha del pueblo, de la utopía, de los sueños. Creemos en los amores de Bolívar y Sucre, de Bolívar y Manuela. Creemos en la cordura del loco y en la locura del cuerdo. Creemos, con el poeta, en los Poderes Creadores del Pueblo. Creemos en nuestras equivocaciones madre de los aciertos. Creemos que el día del amor es hoy como lo fue ayer. Creemos en el miedo y en la valentía de los hombres: creemos en los hombres. Creemos en las verdades construidas desde las síntesis humanas. Creemos en la memoria de los pueblos aunque esté callada. En fin juramos convertir nuestro aliento en simiente eterno. Juramos respetar a la Pachamama y sus hijos como nuestra madre y hermanos Juramos reencarnar María Lionza y Curupira, protectores de las matas y los animales silvestres, la paz, el amor y el agua Juramos volvernos montaña Juramos convertirnos en productores agua, oxígeno y vida Juramos engendrar, aún desde el alma yerta de nuestros antepasados, el espíritu del hombre nuevo. Si no cumplimos mataremos a la Pachamama y moriremos con ella. Y seguiremos creyendo, es nuestra esencia. En las montañas de Araure, tierra de los Boraure, a los 24 días del mes de abril de 2009.