Un Regalo Sorpresa Es martes por la mañana. Una pareja se despierta y se alista para sus labores cotidianas. La mujer de unos 28 años se levanta de la cama, al mismo tiempo que su esposo de la misma edad. Ella se dirige al baño mientras él busca su ropa en el armario y la arroja a la cama. Después, él entra cuando ella sale de bañarse. Ahora ella es quien busca su ropa y la avienta también. Su marido sale del baño y ambos comienzan a vestirse de manera simultánea, como si fuera una coreografía mecánica. Terminando de alistarse, salen de su casa y suben al auto hacia sus respectivos trabajos. David, su esposo, deja a Jazmín, su mujer. Él se marcha. Ya en casa Jazmín le comenta a su marido que tiene ganas de salir, hacer algo. A David no le parece buena idea salir el martes; pero en cambio, cocina para Jaz su comida favorita. Disfrutando de la cena, Jaz se pone juguetona: se levanta de la silla y se sienta en las piernas de su esposo. Ella le agradece la deliciosa comida, aunque hubiera preferido salir. Entonces, Jaz comienza a hablar de su deseo de estar en un bar, algo ebria y siguiendo el ritmo de la música. Es otro día en la mañana. David y Jazmín se despiertan y se alistan como todas las mañanas. Lo hacen; sin embargo, lo que antes era una coreografía coordinada y con cierta gracia, ahora carece de esa sincronía por culpa de Jazmín: esta distraída y taciturna. David lo nota. Terminan de alistarse y salen de su casa. A mitad del trayecto, Jaz recuerda que olvidó algo y regresa a la casa. David está en el carro, esperándola. Por fin sale ella y se dirigen a sus respectivos trabajos. Ese día por la tarde, David llega a casa. Parece entusiasmado y encuentra a Jazmín arreglándose para salir. David dice que le leyó la mente, pues debido a que era su cumpleaños, tenía planes de salir a algún lado, a sacar a su bella esposa a pasear.
Jaz lo mira con remordimiento y pide disculpas, pero ya había planeado algo con sus compañeros de trabajo. David la interrumpe molesto, preguntándose cómo diablos se le ocurría, en el día de su cumpleaños, organizar algo y que además, él mismo le había avisado con anticipación de la cena, para que no planeara nada. David está levemente molesto y busca distraerse, se dirige a la cocina, busca en un cajón su delantal, pero no lo encuentra, encuentra lo que parece ser la parte de un disfraz, se queda extrañado mirando la parte del disfraz que encontró cuando escucha que repentinamente se enciende su radio despertador, va a la habitación y se acerca al radio para apagarlo pero junto a este hay algo que llama su atención: es una tarjeta con la dirección de un hotel. Enojado con la mentira de su esposa, levanta su cabeza, toma su saco, sus llaves del auto y sale de casa. Llegando al hotel, subió enfurecido a buscarla, en contra de la voluntad de la recepcionista, abrió varias puertas sin poder encontrar a Jazmín y camina en dirección al elevador. Pensativo por saber dónde estaría su esposa, abre una última puerta y se asombra al ver a su linda esposa y otra chica vestidas de sexys mucamas. Con una sonrisa pícara y de deseo, lo felicita y le dice que tiene para él una gran sorpresa. David se acerca a ellas, juntas lo toman de la corbata y él, sin poner resistencia se deja llevar a la habitación, como saboreando los próximos placeres que la noche les tendría.