Comentario de “LA TRAGEDIA DELOS COMUNES” (GARRET HARDIN) Analizar “la tragedia de los comunes”, nos lleva a pensar si realmente los problemas de derecho de propiedad nos dé resultados alentadores en el momento que estos estén bien definidos y con cero costos de negociación. Los bienes comunes ha sido un fenómeno “premisa” de nuestra existencia desde nuestros antepasados era la forma más saludable de sobrevivir de la población y sin embargo no era una TRAGEDIA existen múltiples factores que han dado lugar a la necesidad de redefinir los derechos de propiedad de normar, de legislar, porque cada vez este mundo se muestra más complejo y a la vez cambiante. Sin embargo, por ejemplo varias empresas tienen derechos conjuntos de uso de un determinado activo, sobre el cual ninguna de ellas tiene el derecho de excluir a los demás copropietarios. Del mismo modo, la tragedia de los anticomunes sería un ejemplo de derechos de propiedad mal definidos por la razón opuesta: varias empresas tienen derechos conjuntos de exclusión sobre un determinado activo, pero ninguna
de
ellas
tiene
derechos
exclusivos
de
uso.
Creo que los bienes que no tienen dueño pertenecen a todos entonces todos sentirán derechos sobre ellos y lo explotarán hasta agotar su capacidad productiva y mejor aún si esa explotación repercute en terceros y no en ellos mismos. La naturaleza del ser humano es la de satisfacer sus necesidades por una sola razón que es la de supervivencia, dejando a un lado quizás, las demandas actuales que la sociedad nos exige en lo referente a la interacción del mismo y el medio ambiente en el que habita. Ahora, pienso que ciertamente, la tasa de crecimiento que se multiplica de forma vertiginosa es la evidencia que la población agota los recursos de un mundo que nos ofrece recursos finitos.
La contaminación también es parte de la “tragedia de los recursos comunes” Puesto que yo como parte de mi formación ambientalista trato de analizar si realmente la naturaleza es un
elemento estático e
independiente sobre el que el Hombre sólo es capaz de infringir un ilegítimo daño. Todos y cada uno de los seres que habitan y han habitado el planeta han modificado su entorno, nada permanece igual, todo cambia, el orden es dinámico. Esa es la lógica de la vida, no se puede negar, además es parte del proceso y desarrollo de un medio en el que nos contrariamos
porque
luchamos
contra
la
contaminación
pero
disfrutamos de lo que ella trae y nos es difícil privarnos.; mientras tanto el medio se degrada y lo seguirá haciendo, y todos padecemos costes y externalidades negativas. Es probable que los actos de arrojar desechos químicos, radioactivos o térmicos en el agua; gases nocivos o peligrosos en el aire; anuncios y señales perturbadoras y desagradables en el panorama nos traigan consecuencias funestas, pero son las consecuencias de una población más densa, en la que abundan las grandes industrias y el derecho de contaminar el medio ambiente solo sea para la élite burguesa dueñas de inmensas fábricas e industrias que contaminan de forma desmedida nuestro entorno. Paúl Goodman habla desde un punto de vista moderno cuando dice: "Nada bueno ha salido del sentimiento de culpa, ni inteligencia, ni política, ni compasión. Los que sienten culpa no prestan atención al objeto, sino solamente a sí mismos, y ni siquiera a sus propios intereses, lo que podría tener sentido, sino
a
sus
ansiedades". En
nuestro
País
estamos
lejos
de
la
idea
de
un
espacio
ecológicamente aceptable al paso que vamos, donde hay leyes y normas
que regulan la contaminación pero se practica otra visión
acerca de la problemática ambiental y que dista significativamente de los criterios, principios y leyes de la economía de mercado. De forma indirecta siempre se han establecido de alguna manera impuestos por nuestro proceso natural de contaminación, recojo de basura, impuestos vehiculares, impuestos en la agricultura, etc. El problema es no haber tenido una Gestión ambiental sostenible en el tiempo que garantice nuestros recursos agotables en el transcurso del tiempo. Por último pienso que estos problemas por lo menos en nuestro país resultan ser muy álgidos, complejos y no existen soluciones viables en corto tiempo sino más bien en un largo plazo, debemos garantizarle a nuestras próximas generaciones un país donde exista rendimiento futuros de nuestros recursos, para eso creo que debemos incidir en la educación de nuestros hijos, cambiando su mentalidad, formar
hombres
productivos
y
conscientes,
desarraigando
la
inmoralidad y el egoísmo.
Patricia Castillo Ràez