Trabajo Electiva

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Facultad de Humanidades y Artes Licenciatura en Historia Unidad Electiva de América III La guerra fría y su gravitación en América Latina

La Guerra fría, termómetro de las relaciones internacionales La coyuntura de octubre de 1962: Fiebre de misiles en Cuba

Profesor: Dr. Gustavo Guevara Alumna: Alejandra Patricia Gutiérrez Legajo Nº: G 774/0 Año 2008

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De Imperios y sombras: del Maine al Granma “El continente descoyuntado durante tres siglos por un mando que negaba el derecho del hombre al ejercicio de su razón, entró, desatendiendo o desoyendo a los ignorantes que lo habían ayudado a redimirse, en un gobierno que tenía por base la razón; la razón de todos en las cosas de todos, y no la razón universitaria de uno sobre la razón campestre de otros. El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu.” José Martí1

En Cuba, la independencia de España se conquistó en 1898, cristalizando un proceso de solidaridad nacional, un sentimiento de pertenencia criollo y la oposición a la esclavitud que constituía la fuerza de trabajo de las plantaciones azucareras, sector dinámico de la economía isleña. José Martí, el “maestro”, el “apóstol” fue el estandarte, pensador iluminado y voz del anti imperialismo, que vislumbraba que la poderosa sombra de Estados Unidos se cernía avasallante, intentando fagocitarse el territorio al que consideraban su back courtyard (patio trasero) y los recursos cubanos. “…la hora del desenfreno y la ambición, de que acaso se libre, por el predominio de lo más puro de su sangre, la América del Norte,… El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe… el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada sólo con sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece.”2

A partir de 1868 comienza la primera insurrección armada de Cuba contra la dominación colonial española, que perdura hasta 1878 y se reinicia en 1895, los esclavistas españoles comenzaron a llamar “mambises” a los patriotas en armas, utilizando la misma expresión con que los propietarios franceses en Haití identificaban a los esclavos rebeldes. “Patria es algo más que opresión, algo más que pedazos de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza”3

Martí, en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano, movilizando los recursos disponibles para llevar adelante una rebelión de masas con la fuerza necesaria para lograr una rápida victoria y que se realizara en menor tiempo que la etapa anterior de la gesta emancipadora que había fracasado. En mayo de 1895 resultó muerto en una escaramuza con tropas españolas; con su sangre y valor inmortalizó su nombre en el Panteón de los héroes revolucionarios de América Latina.

1

Extraído de http://www.ensayistas.org/antologia/XIXA/marti/index.htm, publicado originalmente en La Revista Ilustrada de Nueva York, 10 de enero de l891 2 Extraído de http://www.ensayistas.org/antologia/XIXA/marti/index.htm, publicado originalmente en La Revista Ilustrada de Nueva York, 10 de enero de l891 3 José Martí, Pensamientos sobre la patria, citado en http://www.josemarti.org

2

La explosión del acorazado USS-Maine, fue la excusa para la intervención de Estados Unidos en la guerra entre Cuba y la metrópoli, apoyando a los cubanos sublevados. Theodore Roosevelt, subsecretario de Estado, puso a la Armada en situación de alerta total. Lo que trajo como consecuencia el cambio de tutela de un imperio en decadencia por otro pujante que comenzaba a perfilarse como hegemónico en América. Para justificar la injerencia política y económica norteamericana se dictó la denominada Enmienda Platt, en 1901, que le brindaba control total sobre asuntos militares, relaciones exteriores, ”reciprocidad comercial”, garantizando la soberanía y el “buen gobierno”, asegurando la propiedad e inversiones del país del norte.

Caricatura de la época de la ocupación militar norteamericana que expresa la condición de dependencia y corrupción a la que estaba sometido el pueblo cubano. (Extraída del sitio del gobierno de la República de Cuba, www.cubagov.cu)

Mapa de Cuba4

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Fuente: Wolf, Eric, Las luchas campesinas del siglo XX, Siglo XXI editores, México, 1972, Pág. 344/5

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En el denominado Corolario Roosevelt, el 6 de diciembre de 1904 se afirmaba que Estados Unidos intervendría en cualquier asunto de importancia que afectara sus intereses en todo el mundo occidental. Desde ya expresaba que la política agresiva del nuevo imperialismo se denominaría “la política del garrote” (big stick) 5 Posteriormente se produjo la instalación de la base militar en Guantánamo, como enclave de dominación yanqui en la isla caribeña. Comencemos a prestar atención a los actores que aparecen en este estratégico escenario geo-político, porque serán protagonistas estelares en este recorrido que vamos delineando para entender el proceso que desembocará en la Revolución y la intensa trama de relaciones entretejidas entre el imperialismo yanqui, sus aliados en el interior de las burguesías nacionales y el “obsceno” apoyo a gobiernos que le eran fieles hasta el paroxismo. El azúcar ha sido la tradicional fuente de recursos económicos de la isla; el café, el tabaco o la ganadería sólo han desempeñado papeles secundarios; esto implicaba que la estructura económica (producción e industria) estaba destinada a la exportación. Lo cual fue determinando una tendencia al monocultivo, que como con lucidez predijo Martí en 1883, “un pueblo se suicida el día en que basa su subsistencia en un solo producto”.6 Al mismo tiempo se desarrolló la concentración de la propiedad en manos de las grandes empresas norteamericanas. Este proceso trajo aparejado la expropiación de los pequeños productores que debieron ofrecer su fuerza de trabajo como asalariados. La producción cubana era imprescindible para abastecer el mercado interno de los Estados Unidos. Un tratado de “reciprocidad” en 1903 daba al azúcar cubano trato preferencial, reducía los derechos sobre las importaciones norteamericanas y estimulaba las inversiones del país del norte creando mayor dependencia para Cuba. Entre 1902 y 1958 se desarrolló el período de la República neocolonial, su hito fundante fue el izamiento de la bandera cubana en el Palacio de Gobierno, con el beneplácito del gobierno norteamericano. Bajo la presidencia de Theodore Roosevelt se produjo la segunda intervención a la isla (1906/09), que llenó de dudas a los cubanos, provocó el decaimiento de su nacionalismo y como consecuencia se desarrolló una política de permisividad a la toma de decisiones desde Washington. En la coyuntura de la Primera Guerra Mundial repuntó la economía, en 1915 se celebró el primer Congreso Obrero en La Habana, que demostró la fuerza incipiente de la clase trabajadora. El movimiento estudiantil manifestaba un importante radicalismo motivado por la Reforma Universitaria de 1918 en Argentina, que adquirió proyecciones revolucionarias en la figura de Julio Antonio Mella.7 Este resurgir del ambiente político dio auge y entusiasmo a las elecciones presidenciales de 1925 donde triunfó el general Gerardo Machado quien impulsado por su ambición personal estableció una dictadura en 1927 y buscó la aprobación de Washington, llevando adelante una política de represión a los estudiantes universitarios movilizados quienes buscaban un mayor compromiso con la realidad social. Plasmado en la formación del Directorio de Estudiantes que llamaba a la población a enfrentarse y luchar contra una dictadura de corte y actitudes netamente “fascistas”. 5

Plá, Alberto, Prólogo a Historia de América Contemporánea, Centro Editor de América Latina, Pág. 8 Citado en Plá, Alberto, “Cuba en el último decenio del siglo XIX” en América Latina Siglo XX, Economía, sociedad, revolución, Caracas, 1980, Pág. 118 7 Julio Antonio Mella Mac Partland (1903-1929). Figura del movimiento revolucionario cubano en la república neocolonial. Fundador de la Federación de Estudiantes Universitarios, la Universidad popular José Martí, la Liga Antiimperialista y el Partido Comunista de Cuba. Fue asesinado en México el 10 de enero de 1929, por agentes al servicio de Gerardo Machado. www.cubagob.cu 6

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Se sucedieron una serie de acontecimientos de represión y violencia en Cuba, afectada por la caída de Wall Street de 1929; el precio del azúcar se vino a pique profundizando la crisis económica y el descontento social. La elección de Franklin D Roosevelt y su anuncio de que seguiría una política de “Buen vecino” con América Latina colmaron de expectativas a los cubanos. La llegada del emisario Benjamín Welles tuvo como misión lograr una solución jurídica y evitar una revolución en Cuba que pusiera en peligro la nueva política de no intervención de Roosevelt. En 1933 una huelga de conductores de autobús devino en una huelga general que paralizó La Habana, todas las actividades en la isla quedaron suspendidas. En septiembre se sublevaron los sargentos que se sumaron a los líderes del Directorio de estudiantes, quienes pedían la renuncia del gobierno interino de Céspedes, acusado de colaboracionista e instrumento del embajador yanqui. Los estudiantes proclamaron a Ramón Grau San Martín presidente de la República, solo duró cuatro meses, pero este gobierno revolucionario se convirtió en la expresión de la mayoría de las tensiones y aspiraciones que se habían acumulado en Cuba desde 1920. En diciembre Fulgencio Batista conspiraba contra el gobierno logrando el suficiente apoyo para obtener la dimisión de Grau. Comenzó el primer período de gobierno de Batista que culminó en 1944 y fue protagonista de un régimen dictatorial que se desarrolló entre 1952 y 1959 instaurando una política de liderazgo personalista, tan característica y repetida en la historia latinoamericana de mediados del siglo XX. Contaba con el apoyo de los monopolios norteamericanos a los que brindaba privilegios en detrimento de los pequeños comerciantes con la complicidad de los ricos propietarios nativos que le daban sustento a su gobierno reprimiendo a sangre y fuego a quienes se le oponían. “El neocolonialismo se desarrolló primero en Sudamérica, en todo un continente, y hoy empieza a hacerse notar, con intensidad creciente en África y Asia. Su forma de penetración y desarrollo tiene características distintas; una es la brutal que conocimos en el Congo. La fuerza bruta, sin consideraciones ni tapujos de ninguna especie, es su arma extrema. Hay otra más sutil que se liberan políticamente, la ligazón con las nacientes burguesías autóctonas, el desarrollo de una clase burguesa parasitaria y en estrecha alianza con los intereses metropolitanos apoyados en un cierto bienestar o desarrollo transitorio del nivel de vida de los pueblos. Hay que prestar atención a las “desinteresadas” ayudas económicas y culturales que el imperialismo otorga de por sí o a través de estados títeres mejor recibidos en ciertas partes del mundo.”8

La acción revolucionaria que desembocaría en la toma del poder en 1959 por parte de Fidel Castro, se produjo el 26 de julio de 1953, con el frustrado ataque al cuartel Moncada, sus instigadores fueron apresados. La idea original según palabras del propio Fidel: “no fue nunca nuestra intención luchar con los soldados del regimiento sino apoderarnos por sorpresa del control y de las armas, llamar al pueblo, reunir después a los militares… llamarlos a virar las armas y disparar contra los enemigos del pueblo, y no contra el pueblo”9

8 9

Guevara, Ernesto, Selección de Escritos, Ediciones Manuel Guerra, Argentina, 2007, Págs. 119/120 Castro, Fidel, La historia me absolverá, Hemisferio, Buenos Aires, 1965

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La “primavera” del pueblo cubano y la “caliente” Guerra Fría Ponemos este título parafraseando a Eric Hobsbawm en su lúcida investigación del renacer, expectativas y esperanzas de los pueblos durante las revoluciones europeas de 1848 y retomando un juego de palabras que Robert Mc Namara secretario de Defensa de Kennedy expresó en la película documental “Niebla de guerra”.10 América Latina fue protagonista y espectadora de la Revolución cubana, paradigma de de una revolución socialista, inédita,”sin calco ni copia”, como reclamaba Mariátegui, en el álgido debate intelectual de la década de 1920: “somos revolucionarios porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo…nuestra misión es explicar y demostrar a las masas que sólo la revolución socialista opondrá al avance del imperialismo una valla definitiva y verdadera.”11

Luego de salir de prisión Fidel Castro se exilió en México donde entró en contacto con el Che Guevara, desde allí planificaron el desembarco en el yate Granma en Santiago de Cuba, en la provincia de Oriente el 2 de diciembre de 1956, que culminó en el desbande y refugio en la Sierra Maestra, donde continuó la lucha con tácticas guerrilleras. El impulso revolucionario se llevó adelante en dos escenarios distintos: la vanguardia que debía llevar adelante la lucha armada y el pueblo que debía ser movilizado para obtener el poder. “Porque la guerra de guerrilla no es como se piensa una guerra minúscula, una guerra de un grupo minoritario contra un ejército poderoso, no; la guerra de guerrillas es la guerra del pueblo entero contra la opresión dominante. El guerrillero es su vanguardia armada; el ejército lo constituyen todos los habitantes de una región o de un país. Esa es la razón de su fuerza, de su triunfo, a la larga o a la corta, sobre cualquier poder que trate de oprimirlo; es decir, la base y el substratum de la guerrilla está en el pueblo.”12

En la provincia de Oriente se llevaron adelante las primeras experiencias de reparto de tierras y la creación de centros de producción para satisfacer las necesidades de los combatientes y el apoyo cada vez más incondicional de los campesinos que organizados y armados luchaban reivindicando la libertad y en pos de la reforma agraria, que le permitiera acceder a la tierra y trabajarla para ellos mismos y no seguir asistiendo al despojo de sus productos que eran recolectados por la United Fruit Company y la West Indian para consumo del imperialismo. El fuerte contenido nacionalista del gobierno de Castro no era bien visto por los Estados Unidos, que comenzaba a ver lesionados sus intereses. El imperio del norte reaccionó rompiendo relaciones con Cuba en 1961, impuso un bloqueo económico y organizó mediante operaciones secretas de la CIA, con el apoyo de un grupo de exilados cubanos, un asalto a la isla, en la Bahía de Cochinos o Playa Girón, en abril de 1961 que culminó en un estrepitoso fracaso. El Che decía “recuerden que somos una antorcha encendida”, fuego que Estados Unidos necesitaba que no se expandiera y consumiera al resto de América.

10

Niebla de guerra: 11 lecciones de vida de Robert Mc Namara, de Errol Morris, Estados Unidos, 2004 www.youtube.com 11 Mariátegui, José Carlos, “Punto de vista anti-imperialista” en Ideología y Política, Lima 1969 12 Guevara, Ernesto, “ ¿Qué es un guerrillero?”, Selección de escritos, ediciones Manuel Guerra, 2007

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“Bajo el slogan “no permitiremos otra Cuba”, se encubre la posibilidad de agresiones a mansalva, como la perpetrada contra Santo Domingo o la masacre de Panamá, y la clara advertencia de que las tropas yanquis están dispuestas a intervenir en cualquier lugar de América donde el orden establecido sea establecido sea alterado, poniendo en peligro sus intereses. Esa política cuenta con una impunidad casi absoluta; la OEA es una máscara cómoda, por desprestigiada que esté; la ONU es de una ineficiencia rayana en el ridículo o lo trágico”13

El tercer mundo, categoría que define a los países no desarrollados, surgidos de la descolonización, en realidad no estaban alineados detrás de alguna de las superpotencias. Se convirtió en el teatro de operaciones de esta contienda militar, psicológica e ideológica que redefinía y demonizaba al “otro”. A nivel internacional, la guerra fría entre las superpotencias se desarrollaba sobre todo mediante la intervención de las fuerzas armadas de los “satélites” o aliados, que recibían cuantiosos subsidios y suministros de armas. En este contexto la revolución cubana dio un giro hacia la égida soviética con el envío de una misión diplomática a Moscú, encabezada por el Che Guevara y Raúl Castro, para obtener recursos y financiamiento para continuar la lucha en América.

Lugar de emplazamiento de los misiles, detectado por aviones espías norteamericanos U2 que confirmaron la construcción de rampas y la presencia de tropas soviéticas.14

13

Guevara, Ernesto, “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”, Selección de escritos, ediciones Manuel Guerra, 2007 14 Extraído de www.historiadelsigloXX.org

7

El presidente demócrata estaba firmemente resuelto a luchar contra el comunismo y no fue casual su presencia en Berlín una vez culminada la construcción del muro, el “telón de acero” que separaba física e ideológicamente a la ciudad. Apenas accedió al poder Kennedy proyectó una Alianza para el progreso destinada a subvencionar a los países de América Latina para evitar el “contagio” de la revolución cubana y que los gobiernos llevaran adelante políticas reformistas, supervisadas y coordinadas por los organismos norteamericanos, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) que financiarían al sector público y privado. “Todo se refleja en los proyectos de la Alianza para el Progreso, que no es otra cosa que el intento imperialista de detener el desarrollo de las condiciones revolucionarias de los pueblos mediante el sistema de repartir una pequeña cantidad de sus ganancias con las clases explotadoras criollas y convertirlas en aliadas firmes contra las clases más explotadas. Es decir, suprimir las contradicciones internas del régimen capitalista hasta el máximo posible.”15

El “equilibrio del terror”, la certeza de la mutua destrucción en el caso que se produjera el “calentamiento” de la Guerra Fría, se hizo evidente con el lanzamiento del satélite Sputnik soviético al espacio sideral. Robert Mc Namara insistió en una política flexible ante el peligro inminente de una guerra nuclear que pudiera desencadenarse por pulsar “accidentalmente” el botón rojo que accionaría los cohetes que apuntaban a ambas superpotencias. En abril de 1962 se activaron misiles Júpiter instalados en Italia y Turquía en 1959, que amenazaban a la Unión Soviética. “…ellos se preocupan de una revolución a noventa millas del país imperialista y a nosotros nos preocupa un país imperialista a noventa millas de nuestra revolución”.16

El momento más álgido y crucial fue la crisis de misiles de octubre de 1962 que mantuvo en vilo a la humanidad por trece días. Cuando los aviones espías norteamericanos detectaron las rampas de misiles, Kennedy reaccionó decretando, una “cuarentena”, el bloqueo de la isla y anunciando el 22 de octubre que la Armada norteamericana impediría el paso a cualquier nave soviética que se encaminara a la isla. El mundo guardó la respiración ante la posibilidad de un incidente que llevara a la fatal escalada nuclear. La actitud racional de Kruschev y Kennedy evitó una hecatombe que hubiese tenido consecuencias desastrosas para la humanidad. Aún cuando el teatro de operaciones donde se desenvolvió esta coyuntura fue el Caribe, no debemos dejar de enmarcarla en el enfrentamiento entre Moscú y Washington. La cuestión se zanjó con un intercambio de correspondencia entre los dos líderes: “Usted ha mostrado su preocupación por el hecho de que nosotros hemos ayudado con armas a Cuba a fin de fortalecer su capacidad defensiva -sí, precisamente su «capacidad defensiva»-, porque, prescindiendo de las armas que posea, Cuba no puede compararse con los Estados Unidos. Son muy diferentes las cantidades, el potencial militar de que disponen Estados Unidos y Cuba.”

15 16

Guevara, Ernesto, La revolución latinoamericana, editorial Encuadre, Rosario, 1973, Pág. 16 Castro, Fidel La historia me absolverá, Hemisferio, 1965, Pág. 98

8

“Nuestra intención ha sido, y sigue siendo, ayudar a Cuba. Y nadie puede negar el carácter humano de nuestros motivos, que no son otros que hacer posible que Cuba viva en paz y que se desarrolle de acuerdo con los deseos de su pueblo. Usted desea mantener la seguridad de su país. Esto es comprensible, pero Cuba aspira a lo mismo. Todos los países desean mantener su propia seguridad.”17 “…los elementos claves de sus propuestas que me parecen aceptables en general, tal y como yo las entiendo son los siguientes: 1. Usted acordará eliminar estas instalaciones para armas ofensivas existentes en Cuba, bajo la observación y supervisión de las Naciones Unidas, y proceder, con adecuadas seguridades, a detener la introducción de tales instalaciones y armas en Cuba. 2. Nosotros, por nuestra parte, estaremos dispuestos —mediante el establecimiento de los adecuados acuerdos realizados a través de las Naciones Unidas para asegurar la continuidad y la puesta en marcha de esos compromisos— a lo siguiente: a) Levantar inmediatamente las medidas de cuarentena ahora en vigor; y b) Dar seguridad contra la invasión de Cuba. Confío en que otras naciones del hemisferio occidental estén dispuestas a actuar del mismo modo.”18

Este episodio tan traumático abre una nueva etapa en la guerra fría, una “distensión” en las relaciones entre ambas potencias, conciliando posiciones para mantener su hegemonía en su propio espacio. Pactando una serie de compromisos para evitar una nueva escalada de tensiones que pusieran nuevamente en peligro la paz mundial. Para mantener una línea diplomática abierta entre los distintos bloques se concertó la instalación del teléfono rojo, entre la Casa Blanca y el Kremlin, en septiembre de 1963. También se firmaron tratados para anular la proliferación de armas nucleares para evitar la mutua destrucción. Se dedicaron a contener la contestación y efervescencia de las sociedades del bloque del este, en el caso soviético; en el otro bloque se lanzaron a una confrontación suicida en Vietnam que todavía no ha cicatrizado heridas en el pueblo norteamericano.

17

Carta de Kruschev dirigida al presidente Kennedy, 26 de octubre de 1962, www.historiasigloXX.org Respuesta de John Kennedy a la carta de Kruschev , 28 de octubre de 1962, extraída de www.historiasigloXX.org 18

9

Todo es acerca del poder La coyuntura de la guerra fría expresa, significa y esconde formas de dominación y poder entre dos potencias que buscaban establecer su hegemonía en sus bloques correspondientes, colisionando dos concepciones ideológicas distintas y distantes. “Un conflicto extremo sólo puede ser resuelto por los propios implicados; en rigor sólo cada uno de ellos puede decidir por sí mismo si la alteridad del extraño representa en el conflicto concreto y actual la negación del propio modo de existencia, y en consecuencia si hay que rechazarlo o combatirlo para preservar la propia forma esencial de vida. “19

Las relaciones de poder tienen formas múltiples y se entrecruzan conformando procedimientos dispersos que son reajustados y reforzados por quienes desean hacer valer su dominación frente al grupo “dominado” que plantea su propia estrategia de resistencia. “La distinción política específica, aquella a la que pueden reconducirse todas las acciones y motivos políticos, es la distinción de amigo y enemigo.”20

La categorización y el simbolismo de conceptualizar al “otro” para redefinir y repensarse a sí mismo, fue significativo en este complejo entramado de relaciones que se produjeron desde mediados del siglo XX hasta el colapso de la Unión Soviética que no ocurrió paradójicamente porque Estados Unidos resultara vencedor en la “tensa, caliente, estresante y en última instancia pacífica guerra fría” sino por las propias contradicciones, resistencias y oposiciones surgidas en el interior del bloque del Este.

19 20

Schmitt, Carl, “El concepto de lo político”, en www.derecho.itam.mx Schmitt, Carl “El concepto de lo político”, en www.derecho.itam.mx

10

Bibliografía Aguilar, Luís, “Cuba, c.1860/1934”, en Bethell, Leslie (ed.), Historia de América Latina, Vol. 9, Cambridge University Press, Crítica, Barcelona, 1992 Castro, Fidel, La historia me absolverá, editorial Hemisferio, Buenos Aires, 1965 Domínguez, Jorge, “Cuba, c 1959/1990”, en Bethell, Leslie (ed.), Historia de América Latina, Cambridge University Press, Critica, Barcelona, 1992 Foucalt, Michel, Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones, Filosofía, Alianza Editorial/Materiales, 2005 Guevara, Ernesto, La revolución latinoamericana, Editorial Encuadre, Rosario, 2° edición 1973 Guevara Ernesto, Selección de escritos. Homenaje a 40 años de su muerte, Ediciones Manuel Guerra, Argentina, 2007 Pla, Alberto J, “Cuba en el último decenio del siglo XIX” en América Latina siglo XX, Economía, sociedad, revolución. Universidad Central de Caracas, Caracas, 1980 Schmitt, Carl,”El concepto de lo político”, en http://derecho.itam.mx/facultad/materiales/proftc/herzog/Schmitt%20%20conceptodelopoliticopdf.pdf Wolf, Eric, Cáp. VI:”Cuba”, en Las luchas campesinas del siglo XX, siglo XXI editores, México, 1972

Páginas Web consultadas www.cubagob.cu www.josemarti.org www.ensayistas.org www.wikipedia.es www.youtube.com www.historiadelsigloXX.org

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