Tomo 4 - 31-33

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La Dolorosa Pasion do Nuestro Senor Jesucristo

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PROLOGO

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Lo. noche del 18 de Febrero de 1823, un amigo de lo enfermct se acerco cz su camo., donde parecia que estaba clurmiendo: sorprendido de la bella y dolorosu expresion de su semblante, se sintio elevado hczcia Dios por un rdpido movimiento del alma, y ofrecio al Padre celestial la Pczsion del Salvador, uniéndola con los padecimientos de todos los que han llevado su cruz después de El. Mientras hacia esta corta oracion, fijo un instante los ojos sobre las manos estigmatizadas de lo. monja. Esta al punto las escondio debajo de la ropa, estremeciéndose como si la hubieran herido de improviso. Sorprendido de este movimiento, le pregunto qué le habia sucedido, y la enferma le respondio de un modo esrpresivo: 034Muchas cos¤.s". Mientras él meditaba el sentido de estas palabras, Ana. Catalina sumergiose en profundo sueno, que duro un cuurto de hora. Después se sento de pronto en la camo con la vivacidad de una persona que sostiene lucha

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violenta; extendio ambos brcizos con el puno cerrado, como si

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recliazara cr, un enemigo colocado ct la. izquierda de su camo, y cn seguida ezcclamo lleno, de colera: 034(;Qué quieres tu con ese contrato de Magdc1lum?"; y continuo, con el fuego de una persona que disputa: 034Si; ese maldito, ese embustero de siempre; Satands le acrimina por el contrczto cle Magdalum, y otros ademds, y dice que ha gastado todo eso para él". Habiéndola preguntedo: 034,gQuién es el que he gostodo? dA quién hablcm asi?", ella. respondio: 034A Jesus, mi Esposo, en el monte cle los Olivos". Entonces se volvio de nuevo a la izquierda con oclemcin amenazador: 034
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valor. Espera, maldito; tu serzis encadenado, y su pie quebran-

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turd tu cabeza".

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Entonces fue interrumpido, por lu, llegado de uno tercera persona: creyeron que habia estado clelirando y se compadecieron de ella. Al dio, siguiente por la manana dijo que, la vispera, le parecio que seguia al Senor en el monte de los Olivos, des-

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pués de la institucion de la Sagrada Eucoristia; pero que en el mismo momento, habiéndose puesto una persona a mirar las llagas de sus manos con cierta especie de veneracion, le parecié esto tan monstruoso en presencio. de Jesus, que no pudo menos de esconderlas muy afligida. Conto después la. vision del monte de los Olivos, y como su relacion continuo los dias siguientes, pudieron fdcilmente agruparse las descripciones de la. Pasion que se suceclen. Pero como clurante la Cuaresma celebraba también Ana. los combates de Nuestro Senor con Satands en el desierto, tuvo que luchar contra mucltos podecimientos y muchas tentaciones; por eso en el relato de la Pasion hubo algunos vacion. Su amigo escribia lo que le habia oido asi*que regresaba. ciones particulares recogidas en época. anterior. Hablaba ordinariamente el bajo alemdn. En el estado de éxtosis, su lenguaje se purificaba con frecuencia.; sus narmciones eran uno. mezcla de sencillez infantil y de elevado. inspiracion. Su amigo escribia lo que le habia oido asi que regresaba a su casa, pues en su presencia rara vez podicz tomar algunus notes. El Senor le hu. dado lu. memoria, el celo y la fuerza de resistir a muchas penas, y por eso ha podido llevar a cabo este trabojo. El escritor tiene la concienciu. de haber hecho lo que ha podido, y pide al lector, si queda satisfecho,L la limosna de sus oraciones.

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