Suzy Castor

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6 / Especial: Intervencionismo y Transnacionales en América Latina

Suzy Castor Exiliada por más de treinta años en México, Suzy Castor salió de Haití víctima de la cruel dictadura de los Duvalier. Tras la caída de Baby Doc, regresó a su país natal y

El Hispano, octubre de 2005

sufrió la intimidación durante el segundo gobierno de Aristide quien llegó a incendiar su casa. No obstante, esta historiadora de expresión serena, que plantea con

elocuencia que “no se puede rehacer la historia, tenemos que entenderla para poder avanzar”, tiene la convicción de que “ha llegado el momento de refundar Haití”.

“Los haitianos tenemos que refundar Haití” Esther Taboada

Por José-Christian Páez A mediados de septiembre viajó a España para recibir el IV Premio Juan María Bandrés que la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) le otorgó. Suzy Castor es una de las intelectuales más importantes de Haití y del Caribe, destacando por su compromiso por la defensa de los derechos humanos y la solidaridad con los refugiados, los inmigrantes y los más humildes de la sociedad. Fue miembro juez del Tribunal Permanente de los Pueblos junto a otras personalidades como Eduardo Galeano y Fabiola Letelier. ¿Qué está ocurriendo hoy en Haití? Hay una tensión y un ambiente reivindicativo que está aumentando los niveles de conflicto e inestabilidad. Se hace visible hoy porque hay una multiplicidad de actores que hasta ahora eran invisibles. No es que no existían, sino que estaban invisibles y que, hasta la caída de Duvalier, no participaban en la escena política, me refiero a los campesinos. Piden ser considerados como hombres porque uno de los lemas en Haití es “todos los hombres son hombres”. ¿Cómo reaccionan las clases dominantes? Hay una pérdida de control de las clases tradicionales. El Ejército ya fue legalmente disuelto, la iglesia Católica, que tradicionalmente ejercía un poder de control, está muy debilitada, mientras que los sectores de la oligarquía cada vez están más reducidos porque la crisis también los golpea y reduce cada vez más su poder. ¿Qué causas distingue en esta crisis? El país produce cada vez menos y naturalmente mantiene y hasta eleva su consumo. Hasta ahora no hay ningún esfuerzo, ninguna señal de algún flujo de capital que pudiera reavivar la economía de la producción. Esta desintegración económica se ha hecho general y golpea a todos los sectores sociales. ¿Incluyendo a la burguesía? La burguesía tradicional está desplazada de Haití. La clase media está arruinada y la vida de los sectores populares que tradicionalmente era baja alcanza niveles más infrahumanos. Resulta de esta situación una constante degradación del sistema lo que limita enormemente cualquier alcance de las medidas económicas, susceptibles de adoptar para la modernización. ¿Ha contribuido la ayuda de la OEA y de la ONU a la recuperación de la normalidad en Haití? Las tropas de la ONU impidieron que se estableciera el caos que había planificado Aristide al dejar el poder. Se tiende, poco a poco, a normalizar la situación haitiana, pero de lo que se trata es que los ciudadanos vayan recuperando su autonomía de

Suzy Castor es Diplomada en Ciencias Sociales por la Escuela Normal Superior de Haití (1958) y doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Perseguida por la dictadura de los Duvalier, durante más de treinta años vivió refugiada en México. Entre 1968 y 1986 fue profesora de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. En esa misma universidad creó el Centro de Estudios del Caribe en la Facultad de Ciencias Políticas (1972) y fundó la revista especializada Caribe Contemporáneo (1976). Ha publicado seis libros, entre los que destacan La intervención norteamericana en Haití y sus consecuencias (1978), Migración y relaciones internacionales. El caso haitiano-dominicano (1987). Cuando Bay Doc fue derrocado, regresó a Haití junto a su marido y fundaron el Centro de Investigaciones y de Formación Económica y Social para el Desarrollo (CRESFED). Gerard Pierre Charles, quien estaba propuesto para el Premio Nobel de la Paz, falleció el 11 de octubre de 2004, en La Habana. Además de Castor, le sobreviven sus hijos Garard, Daniel y Tania, todos nacidos y nacionalizados mexicanos. decisión, su autonomía de acción y su soberanía. También tendrán que asumir su papel de participar, de tener una acción solidaria en el desarrollo material, financiero y de los recursos humanos. Ha sido eficaz entonces la ayuda externa El factor internacional está tomando en Haití una dimensión muy aplastante. No se llega a saber los límites de un país independiente. Al estar asegurado en un 60% el presupuesto nacional debido a la ayuda externa, el poder de decisión de Haití está muy mermado. En este sentido, vemos que

se ha llegado a un punto de intromisión que constituye una situación de violencia en sí que puede ser muy explosiva. Haití es un país donde no hay una guerra, pero sin embargo, el país está destrozado como si estuviera en guerra. ¿Cómo se explica que Aristide, siendo un sacerdote comprometido con la teología de la liberación se transformara, durante su segundo mandato, en un dictador cruel? Cuando regresó, apareció su naturaleza: su amor por el dinero y el poder. Quizás quienes están interesados en biografías y en

análisis podrían investigar a este pequeño sacerdote que se presentaba como el representante de los pobres, pero que ya entonces tenía estas características porque las personas no cambian. Aristide pareciera poseer una gran capacidad de disimulación. ¿Intervino Estados Unidos en su caída? Durante todos esos días de lucha, el sostén de Aristide fueron los norteamericanos. En los primeros días de enero de 2004, cuando ya se daba cada vez más la oposición en contra de su gobierno y se afianzaba un encuentro de la sociedad civil con los partidos políticos, Colin Powell llamó tres veces diciendo que Aristide debía quedarse hasta febrero de 2006, y tres veces desde Haití se le contestó que se iba a combatir hasta que Aristide se fuera. ¿Por qué tanto interés de los Estados Unidos? Hasta diecisiete colaboradores de Aristide están en la cárcel en los EEUU, condenados por su participación en la droga. ¿Aristide no sabía? ¿Usted cree que los norteamericanos no tienen pruebas de que Aristide estaba metido en el negocio? Hay algunos que “hablaron” cómo el dinero de la droga se lo daban a Aristide. Sin embargo, él está en África del Sur, nadie lo ha acusado. Haití es una de las plataformas importantes del paso de la droga hacia los otros países, también el contrabando y especulaciones de toda clase, que deforman la economía. Usted sufrió directamente su perversidad Los chimères (las milicias de Aristide) quemaron mi casa. Mi centro de trabajo lo quemaron pieza por pieza y destruyeron todo. Aristide pensó que mi esposo y yo nos iríamos. Tres días después, regresé sobre las cenizas de mi casa, en un intento de reivindicación simbólica. Porque si nos vamos ¿quién se queda? El mío no es un optimismo beato, creo en el futuro de este país. ¿Qué importancia tienen las elecciones de noviembre? El gobierno que asuma en febrero de 2006 tendrá legitimidad, y otra cosa que es muy importante para Haití (para otros países quizás no es nada): se ha firmado un pacto de gobernabilidad entre los partidos políticos por el cual acuerdan que cualquier partido que suba al poder va a reconocer el derecho a la oposición del otro. Este es un paso muy grande para nosotros porque hasta ahora el que asumía al poder reconocía a los otros como adversarios que había que eliminar. Habiendo tantas carencias, ¿en qué basa su optimismo? En 1803, en plena esclavitud, con Francia poderosa, con el sistema esclavista en su apogeo, ¿usted cree que si los esclavos

El Hispano, octubre de 2005

hubiesen pensado en todo lo que no tenían habrían realizado la independencia? Tenemos que avanzar decididos a realizar algo. Podemos aceptar la solidaridad de los otros pero sabiendo que hay cosas que sólo podemos hacer nosotros. La indignación de hoy hay que transformarla en algo positivo y convertirla en fuerza para la lucha. ¿Por qué insiste en mirar ese pasado? Porque nos encontramos en la misma situación de entonces, ahora tenemos que refundar esta nación. Entonces hay que emprender tres tareas en tres direcciones: modernizar la política, establecer un sistema de participación que haga posible la ciudadanía para todos y modernizar la economía. Porque un país que no produce es un país que no existe. ¿Cómo puede existir un país cuando la mayor parte de su presupuesto depende de la ayuda internacional? ¿Cuando ni siquiera es capaz de producir para satisfacer las necesidades esenciales de sus habitantes? Estos tres puntos constituyen la condition sine qua non para cualquier cambio. Otros países los han aplicado en etapas diferentes y en condiciones diferentes, mientras que en Haití no tenemos otra alternativa que empeñarnos en realizar estos tres

¿Usted cree que los norteamericanos no tienen pruebas de que Aristide estaba metido en el negocio? Hay algunos que “hablaron” cómo el dinero de la droga se lo daban a Aristide. Sin embargo, él está en África del Sur, nadie lo ha acusado. Haití es una de las plataformas importantes del paso de la droga hacia los otros países

Especial: Intervencionismo y Transnacionales en América Latina / 7

Soldados norteamericanos patrullan las calles de Puerto Príncipe.

Un manifestante con la imagen de Aristide durante la revuelta de 2004.

puntos a la vez y al mismo tiempo. Lo que hace más compleja la situación es que todavía lo tenemos que hacer en las circunstancias de una presencia extranjera.

Un soldado de las Naciones Unidas en la capital de Haití.

Enclavado en el Caribe, Haití es un pequeño país insular con un PIB de 3 mil 900 millones de dólares, una tasa de desnutrición que bordea el 50% y un índice de alfabetismo cercano al 51%. Su historia se remonta a 1804, cuando los ejércitos de esclavos dirigidos por Toussaint L’Overture y Jean-Jacques Dessalines derrotaron a las tropas napoleónicas y proclamaron la República Independiente de Haití. Constituyó la primera independencia de la colonizada América Latina y el primer territorio que abolió la esclavitud. Sin embargo, la Francia que en 1789 había proclamado al mundo la “libertad, igualdad y fraternidad” exigió el pago de una enorme indemnización en favor de los que habían sido dueños de esclavos y plantaciones. Haití tuvo que destinar hasta el 60% de los ingresos públicos durante muchos años para pagar esa deuda y ser reconocida como nación. Invadida por los Estados Unidos en 1915, la llegada de JeanBertrand Aristide en 1995 también se reconoce como intervención norteamericana. Durante el gobierno de Aristide, Estados Unidos exigió que Haití bajara las tasas de importación del arroz. De este modo, la producción subsidiada (más barata) de los norteamericanos transformó a Haití en el quinto importador del arroz estadounidense, al tiempo que arruinó económicamente a los cultivadores haitianos. Desde febrero de 2004, mes en el que un golpe de Estado derrocó el segundo gobierno de Aristide, la Misión de Estabilización de Naciones Unidas para Haití (Minustah) intenta mantener el orden con 3,000 efectivos. Su misión ahora es garantizar que las elecciones de noviembre de 2005, se realicen con normalidad.

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