Sin City: Cine Negro Revitalizado © J.P.Bango
Pues sí, esta vez dio en el clavo.
Sin City es una película densa, insuperable a nivel formal y transgresora en el plano narrativo que bebe tanto del cine de Tarantino (desde Pulp Fiction a Kill Bill), como del film noir decadente y justiciero que acabara arrinconando al subgénero en las turbias marismas de la autocomplacencia. Reúne buena parte de las constantes temáticas y arquetipos que durante años definieron al Cine Negro: ambiente criminal, sexo, corrupción política y religiosa,
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permisibilidad policial, guetos sin ley, antihéroes asesinos, policías honestos, prostitutas conspiradoras, traición sin límite, venganzas brutales, mercenarios sin modales, perdedores con cara de serlo, villanos resentidos, psicópatas invencibles...; y la mayoría de sus localizaciones geográficas: el bar de striptease, la habitación sórdida, la granja maldita, las carreteras perdidas, los barrotes de la celda, el bosque petrificado, el callejón sin salida... Abusa de la voz en off y la convierte en su marca de identidad más reconocible (en especial, si se disfruta de un doblaje tan adecuado como ofrece su versión española); hace lo propio con la estética a la que debe su existencia y la transforma en una experiencia visual subyugadora, atractiva, ineludible, sólo comparable a la que en su día posibilitara la existencia de El gabinete del Dr. Caligari, Tron, Dick Traicy o Sky Captain y el Mundo del Mañana; pero si en éstas lo que predominaba era el ornamento técnico sobre la narración, en Sin City ambos enunciados se integran de forma sinérgica, elevando la calificación global de toda la cinta, haciendo de su visionado una experiencia imprescindible, de su resultado final: una de las películas más originales de los últimos tiempos.
Situado en la ciudad atemporal de Basin City (aunque en realidad buena parte de sus soluciones argumentales tienen lugar en una estancia campestre de ascendencia inmoral), la película entrecruza tres historias que actúan como eje central a las que se suma un prólogo y epílogo recurrentes protagonizado por un singular asesino a sueldo. Así, a lo largo y ancho de Sin City nos vamos a encontrar con a) un policía íntegro cuyo último compromiso con la emponzoñada sociedad que lo remunera es salvar a una pequeña niña de la salvaje agresión concebida –con siniestra inquina- por el sádico hijo de un poderoso político... b) con un ex presidiario deforme, enérgico y enamoradizo que tratará de vengar a toda costa (y caiga quien caiga) el asesinato de una joven que le había proporcionado una auténtica noche de amor y c) con una prostituta aficionada a las armas automáticas y con su amante nihilista, un asesino con principios que acaba de cambiar su cara, en alianza para recuperar el control de un gueto tras la muerte de un corrupto policía. A pesar que los diferentes segmentos podrían traducirse en una cierta irregularidad, Sin City no se resiente -en absoluto- de su propuesta fraccionada, y asume su condición de película coral inclasificable con una gran aptitud, dejando todo el sustrato de credibilidad a los actores (el casting es excepcional y el trabajo del mismo: brillante) y los periodos de pausa y relax, al
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humor negro que sólo de vez en cuando (en especial, el protagonizado por los parlamentos de una cabeza cercenada) aflora en un entramado, por lo demás, visceral y terriblemente insano.
Se dan cabida en su argumento: redenciones financiadas por la honestidad, decapitaciones a granel teñidas de blanco y amarillo, violencia filmada con especial saña, sexo contextual de naturaleza falsamente misógina, femme fatales aficionadas a los látigos... Fragmentos de Cine Negro, en fin, que el guionista de la siempre reivindicable Robocop 2 (autor de las novelas gráficas que sirven de inspiración y storyboard a esta cinta) utiliza para hacer de esta ciudad del pecado... la extraordinaria película que muchos se esperaban. Yo, menos terrenal que de costumbre, no dudo en calificarla como una de las películas más impactantes, contundentes y atrevidas que he tenido por suerte presenciar en los últimos años. Una obra que no sólo me reconcilia con el cine del inefable Robert Rodríguez sino que me hace pensar seriamente en la posibilidad de acercarme, con una intención más aviesa que la simple consulta enciclopédica, al universo creativo de este Frank Miller (que, por cierto, tiene un cameo eclesiástico ciertamente singular). Lo más destacado: que sea capaz de convertir su virtuosismo técnico en material cinématográfico de primera generación con semejante competencia y capacidad; el regreso a la actualidad cinéfila de uno de los grandes iconos del cine de acción en su modalidad de culto: Powers Boothe. Lo menos destacado: que una secuela precipitada de aires autoevocadores de al traste con la entusiasta colección de sensaciones que deja el primer visionado de este magnífico film de Robert Rodríguez. Clasificación: 9,5
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Citación bibliográfica: BANGO, J.P. (2005). "Sin City: Cine Negro Revitalizado". [Fecha de publicación: Agosto de 2005] [artículo en línea]. El Cronicón Cinéfilo [url:http://es.geocities.com/johnnybango/sincity.pdf]
© J.P. Bango, 2005 © Fotos de sus respectivos propietarios.
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