Rut A 17

Ruta 17 Es una chica rubia. Muy bonita obviamente; tiene su pelo largo y lacio, brillante. Pudiera llevar una bonita diadema de colores sobre su cabeza pero no la lleva. Su piel es blanca y se adivina tersa, se ve limpia y constante. Sobre su simétrica frente pudiera caer amigablemente un fleco de cabellos dorados levemente separados pero no, no lleva fleco. Sus ojos son pequeños y brillantes; tan pequeños que no se distingue bien si son verdes o castaños. Sobre sus orejas desnudas se verían tan bien unos coquetos aretes negros pero no, no trae aretes. Su nariz es como una pequeña y sutil rampa, muy perfilada; su boca es discreta como sus ojos, de labios simétricos y rojos como fresas. Viaja en el autobús sentada a una distancia de dos asientos del conductor, va del lado de la ventanilla cerrada y al lado de ella el asiento se mira vacío. Lleva puestos unos audífonos blancos y sobre su joven regazo sostiene una bolsa amplia de la que sobresalen un cuaderno y un libro. Pudiera estar lloviendo pero no lo está. En Buenos Aires hace buen clima hasta el momento. Aunque no se puede contemplar bien su cuerpo, esto resulta innecesario ya que con el sólo hecho de mirar su cara resulta fácil adivinar el cuerpo que corresponde perfectamente a tan finas y delicadas pero hermosas facciones. Con seguridad es hermosa de pies a cabeza. Ella viene de fuera, de una provincia suburbana, más o menos lejana de la Capital Federal, vino a estudiar y tiene sólo algunos meses residiendo en la ciudad, por lo que aún conserva sus buenas costumbres y modales semirurales, hasta el momento. Es sencilla, su vestido y su muy escaso maquillaje lo confirman puesto que no necesita de parafernalia vanguardista o extravagante para lucir su beldad; una leve sonrisa que le haga hoyuelos en las mejillas y le empequeñezcan los ojos son su mejor prenda. Ella viaja en el ruta 17, que tiene varias paradas programadas. Una de ellas es en la que estás tú. Tú con tus amigos en esa esquina conversando sin tener mucho que hacer y la verdad también muy poco de qué hablar a no ser del mismo tema de siempre. Pero volvamos con la mina rubia. Ella viaja siempre del lado de la ventanilla, le encanta mirar por la ventanilla. Lamentablemente no ha tenido tanto tiempo para pasearse por la ciudad, de hecho aunque lleva poco tiempo ya se ha forjado una rutina diaria la cual incluye tomar este autobús casi a la misma hora y, aunque pasa siempre por las mismas calles y pareciera ver también la misma gente ella siempre quiere ir viendo, tiene ganas de conocer y aprender porque aunque discreta y sencilla en su interior alberga grandes sueños que un día irremediablemente verá cumplirse. El autobús en el que viaja abandona lentamente la penúltima parada antes de llegar hasta donde tú estás. Tú y tus amigos no van a M, el destino final del ruta 17 donde viaja la mina rubia, sólo van a casa de un amigo y el 17 y el 21 son las dos rutas que pasan cerca de su departamento así que esperan paciente e indiferentemente cualquiera de las dos. En el ruta 17 donde va la mina justo al fondo van dos chavales sentados platicando escandalosamente, sólo ellos dos ocupan la continua hilera de asientos que recubre el fondo del autobús. Ellos dos fueron a la misma escuela secundaria que los dos amigos con

los que estás esperando el autobús. Así que cuando el autobús llegue a la parada donde están, ellos dos subirán primero, verán al fondo a sus antiguos compañeros y se sentarán junto a ellos para platicar, después toda la gente que junto con ustedes aguardaba en la parada abordará el vehículo y empezará a ocupar los asientos vacíos. Tú por haber ido al estanquillo por un chicle justo antes de que llegara el autobús serás el último en subir, solo, y te darás cuenta de que no habrá asiento desocupado mas que el de la mina rubia con audífonos así que te sentarás a su lado nervioso y contento. Ella no te hablará, tendrás tú que ingeniártelas para hacerla hablar pero una vez que lo hagas no será difícil ni escamoso conversar con ella porque ya te lo dije, es sencilla, y muy amigable. Conversarán casual e informalmente, intercambiarán información y datos irrelevantes pero averiguarás que normalmente toma esta ruta a esta hora del día en la que por lo regular estás libre y andas por estos rumbos, sabrás donde encontrarla o al menos en qué hora y en qué lugar habrá muchas posibilidades de volverte a topar con ella. Se toparán varias veces en este mismo autobús y el resto de tu historia ya no tendré que imaginármelo por ti pues tú estarás muy ocupado haciéndola realidad. Eso pasará, aunque claro todo depende de ti, y aunque he escrito todo esto en tiempo futuro sabes que el futuro aunque parezca que sí realmente no está del todo escrito. Así que volvamos al presente para ver qué pasa. El autobús está haciendo escala en la última parada antes de llegar a la tuya cuando de repente llegan K, L y N, “amigas” de los tres o al menos conocidas. Las saludan de beso, les dicen que al igual que ustedes están libres sin mucho qué hacer, les proponen ir a comer algo para después ir a casa de una amiga donde habrá una gran fiesta. Tú las conoces y sabes realmente lo que significan sus palabras, a ti te gusta (K, L o N), te gusta solamente, no la quieres porque. . .¿cómo puedes quererla? Sabes de todos los contras que tiene que parecen rebasar sus pros pero esta oportunidad es única e irrepetible. Cuándo K, L y N se van a volver a aparecer e invitarlos a una fiesta en casa de K2? En casa de K2! Todos saben lo que pasa donde K2. Lo piensas, más bien intentas pensarlo bien pero para qué? Esta clase de “eventos afortunados” no se piensan mucho. Posiblemente no pase nada “malo” o a lo mejor sí. Pero tú sabes, sabes que ahora tienes el control, sabes que si te aplicas con (K, L o N) tendrás lo que tú quieras y es ahí cuando te empiezas a convencer de que la necesidad es urgente. Miras los apretados jeans de (K, L o N) debajo de su blusa café con brillitos dorados y convences a tus amigos. Se van con ellas. En el camino le marcarán a J para decirle porque no fueron a su depa, o tal vez mañana cuando le cuenten lo que pasó en la fiesta. Cruzan los seis la calle y justo detrás de ustedes se estaciona un autobús azul con verde que dice en letras blancas: Ruta 17. Tú caminas de espaldas sin ni siquiera darte cuenta de su presencia. La gente sube a bordo, se cierran las puertas y el conductor mete primera e intenta avanzar cuando un Corvette rojo que se acaba de pasar el alto se atraviesa de repente; iracundo, el chofer lo insulta con el claxon y es ahí cuando volteas por instinto al escuchar el potente y agudo sonido. Volteas y ves en una ventanilla del autobús a una jovencita extremadamente bonita; es rubia, con el cabello muy largo y lacio, cubriendo su limpia frente se ve un bonito fleco

que le enmarca perfectamente los pequeños, verdes y hermosos ojos, Tiene un gesto algo raro pero su rostro es tan bonito que te das cuenta de la perfección de su nariz y de su boca, adviertes que la diadema y los aretes que porta le dan ese toque tan exquisito a su belleza natural como una cereza a un pastel o un moño a la caja de un regalo. La miras embelesado cuando K te grita y te jala del brazo, alcanzas a ver de reojo como alguien se sienta a su lado. Mientras cruzas la calle con el cuello torcido alcanzas a ver también de reojo como el autobús verde con azul y letras blancas que dicen “Ruta 17” se va alejando hasta perderse en lo lejano y caminas más apresuradamente para guarecerte de la lluvia que hasta apenas hace unos momentos ha comenzado.