Rías Gallegas
Galicia España
Contenido Introducción
1
Rías Baixas
2
Costa da Morte
27
El Golfo Ártabro
32
Las Rías Altas
41
Ocio y espectáculos
46
Datos útiles
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Reino Unido Dublin Londres
Irlanda
París
Francia Mar Cantábrico Rías Gallegas España
Océano Atlántico
Madrid Lisboa
Mar Mediterráneo
Portugal
Ceuta
Melilla
Marruecos Islas Canarias
P
Isla de Sálvora
Isla de Ons
Islas Cíes
N
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52
10
20
30
40
50 Km.
CARTOGRAFÍA: GCAR, S.L. Cardenal Silíceo, 35 Tel. 91 416 73 41 - 28002 MADRID - AÑO 1999
Introducción
Las rías han tenido un papel esencial en la historia gallega puesto que fueron lugar de acceso para otros pueblos como fenicios, celtas, romanos y codiciado territorio de normandos, ingleses y franceses, cuya huella permanece enriqueciendo la milenaria cultura gallega. El arte de trabajar la piedra, la gastronomía, las fiestas y romerías, las
La costa de la comunidad gallega presenta la singularidad geológica de que sus valles fueron invadidos por el mar. Las rocas graníticas que los componen son de las más antiguas del continente y continuos movimientos orogénicos las moldearon. En el último, hace 30 millones de años, los valles
Cangas de Morrazo
costeros se hundieron favoreciendo que las aguas marinas penetraran tierra adentro, invadiendo, con gran extensión, los valles fluviales. Así se creó una línea de costa recortada a lo largo de 1.300 kilómetros. En ella abundan las islas e islotes que son restos de las montañas sumergidas o fruto de la erosión marina sobre las diferentes rocas.
leyendas, todo refleja el carácter gallego que envuelve al viajero con su embrujo. Como fuente de vida y comunicación las rías concentran las tres cuartas partes de la población gallega, siendo de las zonas más prósperas de la comunidad.
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Rías Baixas
Ría de Vigo
Tachonadas de islas e inmensas playas se abren las Rías Baixas resaltadas por la luz del occidente. La benignidad climática y sus perfiles suaves favorecen su atractivo turístico, así como el asentamiento humano desde sus más primitivos orígenes. El arte gallego de trabajar la piedra luce en sus hórreos y cruceiros, pazos y viviendas marineras su mejor demostración. Las fiestas populares y la riqueza en tradición y leyendas del folclore gallego alcanza en ellas su máximo exponente durante el estío.
En ella no se imponen las fronteras terrestres sino que son prolongación del mar. Frente a la ría, las islas Cíes asoman como barcos varados. Son un paraíso declarado parque natural donde playas, acantilados y naturaleza son su atractivo. El puente de Rande salva esbeltamente las aguas con sus tirantes metálicos allí donde se estrecha la ría que, pareciendo tocar fin, despliega tras él la magia marítima en la ensenada de San Simón. La navegación comercial y pesquera marca el trajín de esta ría vigilada por la histórica ciudad de Baiona, asentada junto al cabo Silleiro. Su bahía, en torno a la que se ordenan sus calles más pintorescas, se abre junto a la desembocadura del río Miñor. A ella arribó La Pinta en 1493, primera carabela que tocó puerto después de la aventura del nuevo mundo. Contemplar el atardecer es motivo ineludible para visitar la fortaleza de Monte Real, hoy convertida en parador de turismo. Su colegiata del siglo XIII guarda reminiscencias románicas entre un trazado gótico que semeja una fortificación.
Vigo. Rua de Cesteiros
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Acompañan la ruta arenales blanquísimos como Santa Marta con su ermita y la Ladeira con excelentes instalaciones turísticas. Hacia el interior comarcal, entre Nigrán y Gondomar, se descubren pazos hermosos como el de Cea, del siglo XVI, el de Cadaval guardando su trazado medieval y la Torre de Touza que, aunque contemporáneo, es el más vistoso.
En Nigrán seduce el atractivo de sus playas como la frecuentada playa América y la de Patos rivalizando en belleza. En Panxón, además de su puerto pesquero, merece visita el templo Votivo do Mar, junto al que se contempla un arco visigótico del siglo VII. Las playas se suceden en el litoral hasta la cosmopolita y tradicional ciudad de Vigo. Erigida por méritos propios en el eje atlántico de la comunidad gallega, funde el gris del acero de sus industrias con el azul de las aguas marineras. Su visita arranca de la Cidade Vella (1) articulada alrededor del viejo barrio
Vigo
marinero de O Berbés (2) donde se contemplan hermosas estampas como las vendedoras de ostras del mercado de A Pedra (3). La plaza de la Constitución (4) desde sus soportales invita a bajar junto al mar entre callejas marineras y casonas blasonadas. De camino se encuentra la Colegiata de
Santa María (5) cuyo estilo neoclásico guarda el Cristo de la Victoria en el lugar donde estuvo la primitiva iglesia gótica incendiada por el pirata Drake. El paseo entre los árboles centenarios del
Puerto de Vigo
parque de Castrelos (6) descubre el pazo del mismo nombre convertido en museo municipal. En el centro moderno de la ciudad se encuentra el monte do Castro (7) con parte de la muralla y restos del antiguo castro que fue el asentamiento urbano originario. Sobre las ruinas del castillo O Penso se erigió el actual castillo de la Torre (8).
Vigo. Plaza de la Princesa
país. Entre sus labores artesanas destaca la elaboración de alfombras y tapices. En Arcade sorprende la belleza de su iglesia románica adornada por bellos capiteles. Después de dar cuenta de las ostras que afaman la población, merece visitarse el feudal castillo de Soutomaior emplazado en un agradable entorno boscoso.
Resistiendo cruzar la ría por el puente de Rande, continúa la ruta hacia el fondo de la ría. Allí espera varada al ritmo marinero y su esplendor medieval la población de Redondela. Su importancia como vía de comunicación de la ría se articuló en torno a los viaductos de ferrocarril, cuyo diseño metálico los hace únicos al ser de los pocos puentes de este tipo en el
Al norte de la ría queda Vilaboa con su vino artesanal de buen paladar. En los juncales donde desemboca el río Tuimil se localizan los restos de una antigua mina de sal explotada hasta el siglo XVIII conocida como Granxa das Salinas.
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Moaña
hundido en galeones. Pequeños pueblos como A Borna y Domaio hacen pintoresco este tramo litoral hasta llegar a Moaña, población marinera en la que destaca su iglesia románica de San Martiño del siglo XII. La última población de esta margen de la ría es Cangas. La pesca marca sus actividades, nutridas, además, por la notable afluencia turística a su playa de Rodeira. El ambiente marinero mora en sus rincones y callejuelas entre los que se localiza una atractiva colegiata del siglo XVI.
Cangas de Morrazo. Iglesia Parroquial del Coiro
Atraen la atención las vistas de la excelente obra de ingeniería del puente de Rande rodeado de bateas, junto a cuyos basamentos se supone un legendario tesoro 6
O Hío. Cruceiro
Ría de Pontevedra Comienza esta singladura en el extremo más meridional de la península do Morrazo, en las rocas del cabo Udra, batidas incansablemente por el océano. En la población de O Hío asoma la belleza románica de la portada de su iglesia y los singulares canecillos que sustentan su
tejado. Junto a ella un cruceiro muestra, en sus delicadas figuras, el arte gallego para esculpir la piedra. La vieira, mejillón y la industria conservera marcan cotidianamente a Bueu. Población cuyo crecimiento ha conservado algunas viviendas marineras tradicionales y casonas de piedra. Entre los productos locales sobresalen los juguetes hechos a mano. De su puerto parten embarcaciones rumbo a la isla de Ons, cierre natural de la ría de Pontevedra, y tentador destino para disfrutar playas excelentes, recorrer sus caminos y degustar la gastronomía del mar. La extensa playa de Agrelo acompaña el discurrir hasta
Bueu
desviarse a la iglesia de Santa María de Cela. Construcción románica conservada perfectamente con detalles exquisitos como su tímpano con la figura singular de un encapuchado rodeado de leones. En ruta las playas se suceden en belleza y extensión hasta llegar a la de Mogor. Un bello arenal donde suscitan gran interés sus petroglifos; enigmáticos grabados de la Edad del Bronce cubren tres lajas de piedra, siendo el más destacado un emblemático laberinto.
Mogor. Petroglifos y playa
Pontevedra
Santiago (1) cuyos arcos se remontan en la antigüedad más allá del camino que, pasando por la ciudad, conduce hasta la tumba del Apóstol desde tierras portuguesas. Antes de adentrarse en el casco antiguo, que concentra los rincones más atrayentes, conviene visitar las ruinas del convento de Santo Domingo (2) erigido en el siglo XIV. El renacimiento gallego tiene su mejor construcción en la basílica de Santa María (3). Toda la ciudad respira un aire compostelano como el santuario de La Peregrina (4), con su planta en forma de la concha símbolo del Camino
En Marín, puerto más importante de la ría, la vida marinera se conjuga con la presencia de la Escuela Naval Militar. Frente a él se yergue la isla de Tambo, vinculada a la fundación de Pontevedra. Entre su artesanía destacan las tallas de cantería. A caballo entre las rías de Pontevedra y Vigo el mirador de Cotorredondo ofrece excepcionales vistas de ambas antes de adentrase en la ciudad de Pontevedra. Nació Pontevedra hace dos mil años a orillas del río Lérez. Su larga historia como encrucijada de caminos y villa marinera se refleja en su casco antiguo. Una referencia obligada es el puente de 9
Pontevedra: Vista general, Santuario de la Peregrina, Plaza de A Leña
Esta última con su fuente de piedra ha servido de modelo a otras muchas desde su construcción en tiempos de Carlos V. La plaza de A Leña (7) exhibe en sus edificios el arte de los canteros de la tierra, tres de los cuales albergan los valiosos fondos del museo provincial (8); junto a uno de ellos se aloja la iglesia de San Bartolomé o Novo (9). Conviene hacer honor a la tradición y degustar en taberna o restaurante la afamada mesa pontevedresa. En las afueras, el monasterio neoclásico de
de Santiago. De estilo neoclásico y fachada curva guarda la imagen de la Virgen, patrona de la ciudad, vestida con el hábito peregrino. El paseo por sus calles traslada al ambiente de un burgo medieval. Destacan rincones de recios palacios de piedra y viviendas de pura tradición popular definiendo espacios urbanos, como las plazas O Teucro (5) y A Ferrería (6). 10
San Benitiño de Lérez alberga al santo milagroso de gran popularidad reconocida en su fiesta del 11 de julio. El viaje por esta ría, donde caminan tradición y modernidad prosigue hasta Poio. Su monasterio de San Xoán se originó en el siglo VI por obra de monjes benedictinos. Guarda un notable retablo churrigueresco, así como un bello claustro del siglo XVI cuyo silencio y verdor es adornado por el agua de una fuente barroca. Además de su importante biblioteca, acoge una escuela de mosaicos y canteros y una hospedería. Combarro sorprende al caminante con su casco urbano declarado Conjunto Histórico Artístico, donde destaca su arquitectura popular adaptada al entorno marítimo. Las callejas descienden hasta la orilla y las viviendas orientan sus espacios alrededor de una tradición marinera y campesina. La piedra predomina por todos los rincones haciendo de esta villa Combarro. Puerto pesquero
una joya arquitectónica y de sus hórreos el conjunto más pintoresco de Galicia. Cerca de Samieira se contempla la belleza cisterciense del monasterio de Armenteira situado en un retirado entorno en el monte Castrove. Un mirador a mitad de camino ofrece una panorámica visión. De nuevo en carretera, bordeando la ría, las playas se solapan hasta el puerto y playa de Raxó, cuyo conjunto se puede contemplar en altura desde el mirador de A Granxa. Las embarcaciones fondeadas en su puerto aún marisquean artesanalmente con artes de cerco. Monasterio de Poio
La espectacularidad de Sanxenxo está vinculada a su notable desarrollo turístico estival. No obstante ha sabido conservar su atmósfera marinera alrededor del antiguo barrio pescador. Un núcleo marinero atractivo es Portonovo. El tipismo de su puerto lo convierte en uno de los rincones más encantadores de las Rías Baixas. Saliendo de esta localidad en la ría se sucede una generosa naturaleza de playas de arenas finas como la de Canelas, situada antes de la punta Cabicastro, o la de Montalvo, con su excelente campo dunar. Portonovo. Playa
En la punta de A Lanzada, inicio del itsmo arenoso que vincula la península de O Grove con tierra firme, quedó la huella prehistórica con restos de una necrópolis y un castro. Junto a ellos se conserva una pared del faro erigido por fenicios o romanos. El carácter legendario del lugar lo enriquece la capilla románica de Santa María. Con claras reminiscencias precristianas tiene lugar en ella, la víspera de San Juan, la Romería da Lanzada, celebrando un rito de fecundidad denominado el Baño das Nove Ondas. A partir de la punta se despliega, mirando al Atlántico, el inmenso arenal de A Lanzada, sólo quebrado por salientes rocosas, en una sucesión de playas a cada cual más cautivadora. Cierran la ría una generosa naturaleza y playas de arenas finas como la de Canelas, situada antes de la punta Cabicastro, límite occidental de la ría de Pontevedra. Raxó
Ría de Arousa La Ensenada de O Umia O Grove con sus dunas, arenales, lagunas e islotes rocosos, es un santuario ecológico de importancia internacional, al tratarse de un refugio de avifauna de excepción.
ostra y vieira. Motivo que hace irresistible abandonar la población sin degustarlos en cualquier tasca. O Grove. Playa de A Lanzada
Protegida de los vientos del oeste se ubica la localidad de O Grove, a la entrada de esta ría, la más amplia de todas. El contrastado colorido de sus embarcaciones recibe componiendo una estampa inolvidable. Su población además del marisqueo y la pesca de bajura, vive de los cultivos en batea de mejillón,
P
A Toxa
Bieito guardando como un tesoro el pasado marinero y comercial de la villa. Los abundantes castros que la rodean fundamentan su origen comercial fenicio. Pazos notables como el de Figueroa y el barroco de Santo Tomé y casonas de traza espléndida como Os Pazos y Os Fajardo muestran el esplendor de la capital de la comarca de O Salnés. Definida por suaves paisajes donde se cultiva el vino albariño. Regala éste al paladar el exquisito sabor de uno de los caldos gallegos con mayor personalidad, merecedor de la denominación de origen Rías Baixas. Durante los primeros días de agosto Cambados celebra la Festa do Albariño en la que, entre abundantes expresiones folclóricas, se cata este vino blanco de reconocido prestigio.
Desde O Grove se accede a la turística isla de A Toxa, cuyo renombre proviene de sus aguas minero-medicinales. Las propiedades terapeúticas para la piel y vías respiratorias de sus aguas y barros, así como las sales y jabones que con ellas se elaboran han convertido la isla en una notable estación balnearia. El litoral se retuerce caprichosamente creando la recoleta ensenada do Bao. Su final coincide con Castrelo, posesión real durante el medievo y residencia de los progenitores de Alfonso VII. Cambados arracima su núcleo antiguo en torno a la plaza de Fefiñáns y la iglesia de San 14
Vilanova de Arousa remonta su origen al siglo XVI, potenciada como puerto pesquero para nutrir de pescado y ostras a Castilla. En la notable actividad de su flota destaca la singularidad de pesca con el arte bou de vara: la red remolcada mantiene su boca abierta mediante una vara trasversal. Personaje ilustre de la literatura española fue un hijo de la villa, don Vilanova de Arousa. Horreo
Ramón del Valle Inclán. Su casa natal, el Pazo do Cuadrante, se contempla entre sus callejones más típicos. La isla de Arousa, frente a Vilanova, luce un litoral jalonado por una treintena de playas paradisíacas. Restos de castros y una villa romana se diseminan por su paisaje. En la punta Quilmes se encuentra el antiguo molino de mareas de Aceñas que molía el trigo impulsado por la pleamar. De nuevo en tierra firme, sale al paso el pazo de Rial, uno de Cambados. Parador e iglesia de San Bieito
los más bellos de la comarca. Convertido en hotel, guarda su estructura de residencia señorial con las almenas del castillo sobre el que fue construido. Vilagarcía de Arousa recibe con el ajetreo de su puerto comercial y pesquero. La modernidad de su gran núcleo urbano se combina con pazos sobresalientes como el de Vista Alegre, de estilo barroco, con dos soberbios torreones enlazados por almenas. Ascender al mirador del monte Lobeira desde Vilagarcía es una oportunidad magnífica para contemplar la ría. Confinada al norte por la Serra da Barbanza, mientras que hacia mediodía la ciñe la suave geografía de la comarca de O Salnés, territorio de serpenteo del río Umia. En el mirador existe un monumento dedicado a las víctimas del mar. Carril se extiende como prolongación de Vilagarcía. Aunque, desde el siglo Vilagarcía de Arousa. Convento de Vista Alegre
pasado, su actividad comercial decreció no ocurre así con la pesca y el marisqueo principalmente de berberecho y almeja. Entre la villa y la isla de Cortegada se establecen los criaderos de marisco más ricos de la ría conocidos como Lombo da Besta. La marea baja expone las parcelas de marisqueo separadas por muros de piedra, donde los mariscadores faenan con los preciados moluscos. Poco después de abandonar esta población se localizan en el Salgueiral los petroglifos de Os Ballotes, con ciervos y dibujos circulares, realizados durante la Edad del Bronce. Donde el río Ulla se entrega mansamente a la ría se ubica Catoira. En ella se distinguen las Torres de Oeste,
el principal punto defensivo medieval de la mitra compostelana, puesto que durante siglos el río Ulla fue la entrada principal a la Tierra de Santiago o Jacobusland como la llamaron los vikingos. La Romería Vikinga de las Torres de Catoira representa, cada primer domingo de agosto, con gran humor, la invasión de los rubios vikingos que sembraron el terror en las costas gallegas entre los siglos IX al XII.
Padrón. Iglesia de Santiago y puente
Hacia el interior provincial queda Padrón, pueblo natal del Premio Nobel Camilo José Cela. Envuelto por un suave paisaje agrícola del que se obtienen los renombrados pimientos de Padrón, deliciosos con la primavera y picantes durante el estío. Villa de obligado tránsito para los peregrinos que se dirigían a Santiago por mar y lugar también codiciado por normandos, vikingos y musulmanes. Interesantes elementos arquitectónicos se descubren en su casco urbano, como la iglesia de Santiago. Bajo su altar mayor se conserva el pedrón o columna de piedra a la que fue atada la barca con los restos del Apóstol. Esta piedra cilíndrica es de origen romano y posee una inscripción al dios Júpiter. Además es de obligada visita la Casa-Museo de Rosalía de Castro situada en la carretera
Aunque un puente moderno, en las inmediaciones de Catoira, traslada a la otra orilla del Ulla conviene seguir río arriba hasta Pontecesures. El ascenso hasta el monte de Pino Manso muestra el encanto de la villa con su puente romano tajando el río. Sus arcos medievales y la ampliación estructural de principios del siglo XX siguen haciéndolo fundamental para salvar el Ulla. Un río que hace exclusiva la cocina local aportando el salmón, trucha, reo y la afamada lamprea que constituye su plato más típico. La cerámica de tradición celta es otro de sus grandes atractivos y los muebles artesanos, así como el edificio de A Factoría o Alfolí de Rentas Estancadas de Tabaco, construido por disposición de Carlos IV en 1790. 17
A Pobra do Caramiñal. Casa Grande de Aguiar
excelente muestra en los 36,75 metros de esta construcción para guardar cereal. Sus pies cerrados con piedra crean un espacio donde conservar patatas y otros productos hortícolas. La punta do Neixón, además de ser magnífico mirador de la ría, acoge dos castros de ribera de los más antiguos de Galicia.
de Arzúa. En A Matanza pasó sus últimos años la insigne escritora gallega defensora de la cultura y los valores de su tierra.
Frente a la península de Chazo, el accidente más descollante de la ría, se localiza Boiro, vinculada tradicionalmente a la pesca, marisqueo e industria conservera y a la que el turismo ha hecho crecer enormemente los últimos años.
Rianxo espera en la margen septentrional de la ría con una colorida flota pesquera y el santuario de la Virgen de Guadalupe erigido en el siglo XVIII. Una copia de la virgen cacereña es objeto de gran veneración religiosa local y motivo de fiesta popular el 8 de septiembre con una procesión marítima. El santuario se alberga en la plaza de Castelao, denominada ésta en honor del gran escritor, político y pintor cuya labor ha marcado las páginas de la historia del siglo XX.
Excelentes vistas de la ría ofrece la carretera que junto al mar conduce hasta A Pobra do Caramiñal. A su entrada se contempla la excelente portada del pazo da Mercede donde residió el ilustre escritor Valle Inclán. En el interior del núcleo se contempla la excelente arquitectura de pazos como las Torres Xunqueiras, la Casa Grande de Aguiar, pazo do Couto o las ruinas de la Torre Bermúdez, pazo renacentista que perteneció a la familia Valle Inclán y hoy acoge su
Para contemplar uno de los mayores hórreos de Galicia hay que acercarse hasta Araño. El elemento más singular de la arquitectura popular gallega tiene una 18
museo. También es digna de visitar la iglesia de Santiago do Deán cuyos elementos más antiguos se remontan al siglo XIV. El Nazareno de A Pobra es una asombrosa procesión que se celebra el tercer domingo de septiembre. Un ritual, que vincula la muerte y la resurrección, se lleva a cabo por aquellas personas que, estando cercanas a la muerte, sanaron.
numerosas islas e islotes. Entre ellas destaca la isla de Sálvora cuyo abrupto litoral es un enclave magnífico para los percebes. El archipiélago de Sagres, solar de innumerables leyendas celtas, dificulta la entrada de la ría con sus peñascos. Tierra adentro el mirador del monte do Castro, culminado por el castro de A Cidade, ofrece una vista excepcional del Parque Natural del Complejo dunar de Corrubedo y Lagunas de Carregal y Vixán, el mayor ecosistema dunar de la costa gallega y uno de los más espectaculares de la península. En la carretera hacia Gándara, próxima a Oleiros, se localiza el dolmen de Axeitos, uno de los más destacados monumentos megalíticos gallegos. Más allá del tipismo del puerto de Corrubedo, su solitario faro pone un sobresaliente final a la ría de Arousa.
Cerca del mirador del monte A Curotiña están las campas de Onza de Ouro donde, a principios de julio, se celebra el Curro das Canizadas. Durante el festejo se lleva a cabo la captura y corta de crines de caballos que durante el año viven salvajes en la Serra de Barbanza. Santa Uxía de Ribeira acoge al visitante en torno a su dinámico puerto que, auque de bajura, recibe gran parte de las capturas de atún congelado del mundo, para ser procesadas en sus factorías. Finaliza el itinerario disfrutando una sucesión asombrosa de playas con las coloridas barcas de pesca tradicionales o dornas varadas en sus arenas. Aguiño ofrece desde el cabo Falcoeiro una inmejorable visión de la boca de la ría salteada de Rianxo 19
Ría de Muros y Noia
La de Xuño es otra laguna vital para muchas aves migratorias. Un capricho natural espera en la playa de As Furnas, a la que se llega desde Xuño. Se trata de rocas horadadas conocidas como Piedras Negras que emiten impresionantes sonidos con las embestidas de pleamar.
La transparencia del agua define sus límites mediante un mosaico marinero y campesino que va de la suavidad meridional a un litoral agreste de piedra al septentrión. Abandonando las soledades del arenal de Corrubedo, al extremo de la península de O Barbanza, surgen parajes de gran interés natural como el litoral de Areas Longas, con rincones de gran interés natural como la playa y laguna de Basoñas.
La playa más renombrada de la zona es Area Maior o do Castro. Su atracción se centra en el Castro de Baroña, poblado gallego del siglo I d.C. Nosa Señora do Leite es una 20
Porto do Son. Iglesia de San Vicente
romería muy popular celebrada el lunes de Pascua en este mágico enclave, límite meridional de la ría.
pueblo marinero de Porto do Son con pintorescas callejas y sencillas viviendas enraizadas junto al mar. Sobre ella atraen la ermita da Misericordia y las excepcionales vistas de la ría al atardecer. Un buen recuerdo local lo proveen sus trabajos en cantería y metal.
Alrededor de la colina la Atalaia se fue estableciendo el
Portosín adquirió su mayor desarrollo a partir del siglo XIX con las industrias conserveras catalanas.
Noia. Casa dos Xorba 21
Noia. Iglesia de San Martiño
marcas gremiales o escudos heráldicos de los sepultados. De este camposanto, aún utilizado por los noieses, cuenta la tradición que posee tierra palestina traída por embarcaciones locales. En la villa sobresalen edificios como la casa barroca de los García de Suárez y la casa Forno de Rato presidida por dos emblemáticos blasones y la casa dos Xorba estilizada por los arcos ojivales. La arquitectura románica original de la iglesia de San Martiño destaca entre detalles góticos; en el hermoso grupo escultórico de su portada destacan las figuras de los doce apóstoles, el Pantocrátor y los Doce Ancianos. De su actividad artesanal destacan los sombreros de paja trenzada delicadamente.
Su puerto, entre encaladas casas marineras, es conocido gastronómicamente por su manera peculiar de adobar las sardinas. Entre la levedad de arenas, apenas quebrada por rocas, se llega hasta la villa de Noia, una de las paradas más interesantes del viaje. Rúas llenas de encanto y edificios de notable arquitectura demoran el paseo por su núcleo antiguo de marcado ambiente medieval. La iglesia de Santa María A Nova exhibe su estilo románico con detalles ojivales, destacando un bello tímpano policromado de la Adoración de los Magos. Sin embargo lo más sorprendente es el cementerio de Quintana dos Mortos situado junto a ella. Considerado único en España al guardar losas de sepulcros desde el siglo X, sobre las que se grabaron las
Saliendo de Noia, nada más pasar el río Tambre por el viejo Ponte Nafonso con sus veinte arcos medievales, un paisaje apacible se despliega en la orilla derecha de la ría. Aldeas gratas al descanso, playas y tranquilas bahías se suceden. En la ensenada de Bartolomé se divisan salteados los islotes donde se asentó la primigenia Noia. Antes de sobrepasar el cabo 22
Uhía se contempla la isla da Creba, poblada de múltiples leyendas, una de las cuales explica su separación de tierra firme por una gran tormenta. La llegada a Muros es anunciada por el santuario de la Virxe do Camiño. Concebido como hospital de leprosos, más tarde fue utilizado por peregrinos camino de Fisterra, lugar considerado la puerta del paraíso al ser el extremo más occidental del mundo conocido. Desde la orilla del mar ascienden las calles de Muros llenas de personalidad marinera. Abiertas entre plazas de sosegada belleza como la Pescadería Vella, lugar tradicional de venta del pescado. La piedra de su arquitectura popular abre, mediante arcos, amplios soportales para guardar los aparejos de pesca. Entre sus monumentos más destacables muestra la iglesia de San
Pedro, antigua colegiata de Santa María. Su puerta principal es originaria del siglo XII, así como los capiteles de los arcos que sustentan su nave. Entre sus fiestas destaca la romería del Carmen que, el 16 de julio, representa una batalla naval conmemorando el enfrentamiento en 1544 con la escuadra francesa. El faro situado en la punta do Louro atrae las miradas sobre este picacho casi inaccesible. En sus inmediaciones, en el altozano de Eiroa, se localizan los petroglifos de la Laxe das Rodas, con interesantes figuras circulares. La carretera sigue bordeando un paisaje cautivador, como el monte do Louro con la laguna litoral y la hermosa playa que se despliegan a su piedemonte, junto a la desembocadura del río Longarelo. Muros. Puerto pesquero
Ría de Corcubión Se tiende a modo de arco abarcando una amplia ensenada marina desde el monte Louro hasta el cabo Fisterra. De poca profundidad, con sus arenas depositadas desde hace milenios, Carnota
es el vínculo litoral entre el agreste norte y la tersura de las Rías Baixas. El arenal de Lariño y el faro de la punta Insua inician la andadura sureña de esta abierta ría.
La belleza anónima de la arquitectura popular detendrá el discurrir en la población de Lira. Su hórreo cercano a los 35 metros de longitud compite en belleza con el de la vecina población de Carnota, aunque éste se conserva en mejor estado. Perteneciente a la iglesia de Santa Columba su longitud lo convierte en uno de los mayores de Galicia. La playa de esta población se extiende alrededor de siete kilómetros con gran belleza natural y una riqueza ecológica sobresaliente para muchas aves migradoras. Culmina el arenal de Carnota en la Gándara de Caldebarcos, un rincón de naturaleza salvaje.
Corcubión
Cee es la villa más poblada de toda la zona y la más activa con sus industrias como la construcción naval de pequeño tonelaje. El antiguo barrio de la villa guarda viejas casas de piedra trabadas entre callejas estrechas como la casa do Cotón, construida en el siglo XVIII. Su tipismo lo resaltan sus hórreos, cuyo estilo apoyado sobre singulares pies cónicos se hará familiar por el norte galaico. Entre sus encuentros colectivos más populares están las ferias del ganado celebradas los segundos domingos del mes.
La playa de Quilmas da paso a la localidad de O Pindo denominada así por la sierra que lo envuelve. Los picachos graníticos de A Moa, con sus 627 metros, son su mayor altura y un paraje de singular atractivo con múltiples figuras pétreas de belleza rosada al atardecer. Sus caprichosas formas naturales se enriquecen con grabados y pinturas rupestres, así como por fortalezas legendarias desaparecidas. En la aldea seduce la tranquilidad de su pequeño puerto pesquero, abrigado en la bellísima ensenada de Ézaro.
Da fama a Corcubión su puerto, el más protegido de la ría y el más occidental de la península. De su rico pasado queda la huella en diversas casas nobles de su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico. El interés comercial y de tránsito marítimo de su puerto condujo 25
suceden al paso como el arenal de Langosteira, de una belleza salvaje. Sobre un antiguo núcleo pesquero se estableció, a modo de anfiteatro, la villa de Fisterra conservando hasta nuestros días su típica estructura. La iglesia de Santa María, aunque con muchas modificaciones, guarda su aire románico resaltado por los arcos del antiguo pórtico. En el templo se venera la talla gótica del Santo da Barba Dourada. Imagen que popularmente se afirma fue robada por un barco inglés, causando una milagrosa tempestad que la lanzó al mar y la recogieron los pescadores de la zona. La romería del Santo Cristo de Fisterra se inicia el Jueves Santo para culminar el domingo de Pascua con una representación ancestral de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Cabo de Fisterra
a su destrucción, en el siglo XVII, por tropas francesas. Ampliado en la actualidad, es vital en la captura de congrios y sardinas y en las operaciones de salvamento marítimo. Una pequeña carretera desde el pueblo conduce hasta el Castelo do Cardenal. Esta fortaleza protegió la ría junto al Castelo do Príncipe construido en Ameixenda, en la otra orilla de la ría, por orden de Carlos III.
La carretera que lleva hasta el fin del mundo conocido durante siglos finaliza en el cabo Fisterra, el Finisterrae de los romanos. Desde el faro los acantilados se precipitan hacia un mar cuajado de naufragios, de los cuales un gran causante es el Centolo de Fisterra, un islote agreste situado al occidente.
La ruta prosigue hacia el cabo de Cee contemplando los islotes de Carromeiro. El más cercano a la costa conocido como el Chico o Novo también es llamado Cementerio dos Gregos, pues cinco barcos griegos naufragaron en sus salientes a principios del siglo XX. Playas y ensenadas se 26
Costa da Morte Al noroeste de Galicia se extienden, entre el cabo Fisterra y la Punta Roncudo, las asperezas de la Costa da Morte. Los naufragios y galernas de su encrespado litoral definen un lugar donde durante muchos siglos el mundo conocido terminaba. Aunque acantilados, playas y oleajes han sido testigo de infinidad naufragios, no todas sus playas son abiertas y peligrosas, en el interior de las rías el mar reposa y la costa acoge pueblos de suave nombre y marcado ambiente marinero y campesino.
Ría de Lires Su pequeña extensión se abre junto al cabo Touriñán, la máxima longitud occidental de Galicia y del territorio penínsular español. Lires es la población cuyo núcleo se apiña al fondo de la misma. La arquitectura popular reside en sus callejas y en los hórreos que, como símbolo de la riqueza de la casa a la que pertenecen, guardan magníficamente la tradición gallega de construir con piedra.
Faro de Cabo Vilán
Ría de Camariñas Se despliega apacible cuando el arco de la península de Fisterra llega a su fin. Su aspecto recogido se limita a una geografía apenas sobresaliente marcada por la Punta da Barca en su área meridional y el perfil granítico del cabo Vilán vigilando su norte.
El renombre de la población de Muxía proviene, además de su puerto pesquero, del mítico santuario de Nosa Señora da Barca. Situado en un roquedo próximo al faro de la Punta da Barca, en él se adivina la cristianización de un lugar secularmente sagrado. Los romeros cada año, durante los cuatro días posteriores al segundo domingo de septiembre, rinden culto a la virgen e intentan mover A Pedra de Abalar. Esta es una gran losa granítica, en la actualidad rota, cuyo balanceo origina un sordo quejido atrayendo la buena suerte. Pasando bajo A Pedra dos Cadrís las enfermedades renales son sanadas. Entre las actividades
Muxía. A Pedra dos Cadrís
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más tradicionales conservadas en la localidad destaca la de secar el pescado al sol, principalmente congrios. La iglesia de Santa María, envuelta por su pequeño cementerio marinero, es una bonita joya románica. Sus calles iluminan sencillas viviendas marineras junto a casas blasonadas. Completan los atractivos locales solitarias playas y la oportunidad excelente para degustar una caldeirada o un buen pescado en alguna de sus tabernas.
contemplarlas a la puerta de sus casas encaladas moviendo los bolillos con destreza. La última visión de la ría se obtiene en el cabo Vilán. En el trágico naufragio del barco inglés The Serpent en la playa de Trece, en 1890, los vecinos de Xaviña dieron sepultura a los náufragos en un campo cercano a la playa, recibiendo desde entonces el nombre de
Las playas jalonan el litoral compitiendo en belleza como la playa de Lago o la de Area Maior. En Merexo además de su encantadora ensenada existe un conjunto de hórreos excelente. En Cereixo, junto a su pequeña iglesia de Santiago, de un sencillo románico rural, retienen la atención las Torres de Cereixo, un pazo de aspecto fortificado del siglo XVII.
Camariñas. Palilleiras
“Cementerio de los Ingleses”. La espectacularidad paisajística del lugar y el estrecho encuentro entre tierra y mar cierran la ruta.
Aunque Camariñas se sustenta de la pesca y su actividad conservera es otra tradición arraigada, la que renombra internacionalmente la localidad es el delicado trabajo de las palilleiras o mujeres que realizan los encajes de bolillos. Los días soleados son ideales para 29
Laxe. Iglesia de Santa María
Ría de Corme y Laxe
Pedro. Desde As Grelas conviene acercarse hasta Borneiro para recorrer el castro de A Cibdá, siglo II a.C.
Su acantilada geografía se abre al mar y los vientos atlánticos entre la Punta Roncudo y el cabo da Insua do Laxe.
En el Chan de Borneiro se ubica el dolmen de Dombate. El valor extraordinario de su origen megalítico se completa con las pinturas y grabados de su interior, sitúandolo entre los monumentos megalíticos más importantes y antiguos del continente.
Laxe abriga su importante puerto pesquero en una amplia ensenada, mientras sus calles más típicas se despliegan en su derredor y junto a una playa de bellas dunas. La casa do Arco del siglo XV es la más singular de sus viviendas por el arco que, sobre una calle, comunica dos edificios. Cercana a la cumbre del monte Cornaceiras, junto al que se resguarda la población, se ubica la ermita de Santa Rosa da Lima cuya fiesta se celebra, con gran afluencia de romeros, el 30 de agosto.
De nuevo junto a la ría se abandona pronto su margen para dirigirse desde A Cabana hasta Cesullas. En sus inmediaciones está la ermita de San Fins do Castro, rodeada por un hermoso bosque de abedules. El 1 de agosto tiene lugar su romería, en la que se quema la figura de O Santo da Polbra o el afilador. Junto a la ermita, de bello rosetón, mana
A partir de Laxe la costa rocosa se abre entre playas solitarias como las de Rebordelo y San 30
una fuente a la que se atribuyen propiedades contra las verrugas. Ponteceso recibe su nombre del puente sobre el río Anllóns, denominado éste de diversas maneras como Ceso. Frente al puente se conserva la casa hidalga de Eduardo Pondal. Excepcional poeta gallego autor del poema Os Pinos adoptado como himno gallego. El monte Branco, así denominado por las blancas arenas que el viento empuja contra él, situado en las inmediaciones de Cospindo, es un excelente mirador de la ría y del estuario del río Anllóns. Esta desembocadura, con su espectacular barra de dunas, es un espacio natural de gran valor ecológico denominado ensenada de A Insua. Antes de iniciar la visita de Corme Porto, una de las villas más hermosas de toda la Costa da Morte, conviene acercarse hasta una singular piedra del valle de Gondomil, la Pedra da Serpe. En ella se contempla
una serpiente alada tallada en época desconocida, aunque se asocia al periodo romano y a cultos ofilátricos celtas. Próximo a la boca de la ría se congrega el núcleo marinero de Corme estructurado en la falda de un monte con recoletas y empinadas calles. Los pescados recién extraídos del mar se convierten en delicias de su mesa. Al final de su puerto, atravesando un túnel, una pequeña carretera conduce hasta el faro de la Punta Roncudo, extremo oriental de la Costa da Morte y el final de esta ría. Sus rocas batidas bravíamente por el mar son excelentes para el percebe. Las blancas cruces sobre las rocas recuerdan a los mariscadores o percebeiros muertos en tan arriesgada faena. Los percebes de este lugar son considerados los más sabrosos; por ello son celebrados en la Fiesta del Percebe de Roncudo durante el mes de julio.
Ría de Corme
El Golfo Ártabro Al noroeste de Galicia se extienden cuatro rías: A Coruña, Betanzos, Ares y Ferrol como una huella de un gigantesco ser prehistórico. Síntesis de campiña y mar en un territorio histórico que, originariamente, estuvo poblado por los ártabros. Desde entonces una personalidad propia se ha ido marcando en sus gentes y paisajes entre señoríos feudales, monumentos y nostalgias del mar. Villas labriegas y marineras, ciudades neurálgicas y un clima de aires mediterráneos, creador de un mundo subtropical al borde del Atlántico, son parte de sus tesoros.
Ría de A Coruña Definida alrededor de la desembocadura del río Mero la ría de A Coruña tiene una marcada personalidad. Desde el medievo los caminos galaicos han recorrido sus orillas vinculando gentes y tierras. La ciudad de A Coruña, asentada al abrigo de una península, es referencia obligada de esta ancha ría. Cuenta la leyenda que el rey Gerión luchó con Hércules y al vencer éste, enterró su cabeza en el mismo lugar y edificó sobre él la torre, que fue el origen de la ciudad.
A Coruña. Calle Real
La misma que los romanos denominaron Brigantia conviritiéndola en una urbe comercial cuyo faro es desde entonces referencia de la noche marina. El paso por la Puerta Real (1) es obligado para introducirse en el casco antiguo, donde piedra y galerías luminosas definen un agradable espacio urbano, donde abundan los anticuarios. La iglesia de Santiago (2) muestra en su estilo románico la huella compostelana, presumiendo de ser el edificio más antiguo de la ciudad y el lugar de reunión de los representantes del concejo durante el medievo. El Concejo de la Ciudad se congregó con
A Coruña. Torre de Hércules
posterioridad en la plaza de la Harina. Esta es hoy el conjunto monumental de las plazas de la Constitución y Azcárraga (3). La casa de la condesa Emilia Pardo Bazán es un destacado edificio del siglo XVIII convertido en Real Academia Galega y Museo Pardo Bazán (4). La obra de esta insigne escritora aún resuena entre la belleza romántica del jardín de San Carlos (5), ubicado panorámicamente frente a la bahía coruñesa. En su centro se encuentra la tumba de Sir John Moore, marino británico muerto en la batalla de Elviña contra las tropas napoleónicas.
a A Coruña
a hermosas de toda la Costa da Morte, conviene acercarse hasta una singular piedra del valle de Gondomil, la Pedra da Serpe. En ella se contempla una serpiente alada tallada en época desconocida, aunque se asocia al periodo romano y a cultos ofilátricos celtas.
excelente mirador de la ría y del estuario del río Anllóns. Esta desembocadura, con su espectacular barra de dunas, es un espacio natural de gran valor ecológico denominado ensenada de A Insua.
Antes de iniciar la visita de Corme Porto, una de las villas más
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Este breve paseo urbano no puede evitar la visita del castillo de San Antón (6). Baluarte defensivo de la ciudad que vigiló las invasiones de la ría desde el siglo XV, en la actualidad acoge el museo Arqueológico e Histórico. La Torre de Hércules (7) es el edificio más emblemático y el faro en activo más antiguo del mundo en funcionamiento. Una incomparable vista del golfo Ártabro y sus cuatro rías se contempla desde su esbelto promontorio.
A Coruña. Castillo de San Antón
Es la vinculación entre la ciudad moderna o Pescadería y la ciudad antigua o Alta. Culminan la visión coruñesa las galerías acristaladas de las avenidas de La Marina y Montouto (9). Una excelente solución arquitectónica para aislar la vivienda y beneficiarse de la luz que perfila entre brillos la visión más cosmopolita de esta ciudad marítima. Al fondo de la ría se encuentra O Burgo, pueblo con bello puente medieval restaurado tras ser dinamitado, hace dos siglos, por las tropas de John Moore evitando el avance francés.
La amplitud de la plaza de María Pita (8) aloja el Palacio Municipal, donde resuena el museo de los Relojes, y recuerda, con su denominación, a la heroina coruñesa que defendió la ciudad de la flota inglesa comandada por Drake.
En Cambre se localiza una joya del románico rural gallego como es su iglesia de Santa María. Construida durante el siglo XII tuvo gran
A Coruña. Dársena y galerías de la Marina
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Rías de Ares y Betanzos El paisaje suave de la comarca de As Mariñas delimita una ría cuyo perfil se quiebra a su vez en dos pequeñas rías cerradas. La benignidad de su clima y las aguas de los ríos Eume, Lambre y Mandeo hacen que huertas y viñedos lleguen hasta la misma orilla del mar. Por tradición el arte y la historia se han detenido en esta geografía, poblada densamente desde el medievo.
Betanzos. Terrazas
influencia medieval en la comarca. En su interior se conserva la Hidria de Caná, una enorme vasija de piedra traída de Jerusalén por un peregrino.
Tras visitar la iglesia de Santa María, una de las obras más puras del arte románico gallego, situada en la población de Dexo, la costa sigue una extensa línea de playas. Lorbé invita a una parada deliciosa para degustar exquisitos mejillones en su puerto.
En la turística población de Santa Cruz se localiza el museo dos Oleiros que reúne una excelente muestra de la cerámica tradicional española. Cuatro playas excelentes hacen de la localidad de Mera uno de los rincones más frecuentados de la ría. Situada frente a A Coruña ofrece una excepcional vista de la ciudad iluminada al amanecer.
Se abandona la ciudad en dirección a Sada, un puerto pesquero y deportivo de los más atractivos de esta costa. Haciendo honor a su actividad más tradicional, la captura de sardinas, se celebran el 18 de agosto las sardiñadas. En sus proximidades se hallaron numerosos restos celtas como el castro Agra das Arcas. Saliendo de esta población hacia A Coruña se localiza el Pazo de Meirás, cuyo origen data del siglo XIV. 36
La antigua villa de Betanzos, una de las capitales del Antiguo Reino de Galicia, se asienta al fondo del largo estuario del Mandeo. En la plaza de O Campo se celebra un variopinto mercado de productos agrícolas y es el centro neurálgico de esta villa de soportales, viejos balcones y galerías. Adornada por la escultura de los próceres García Naveira y una réplica de la fuente de Diana de Versalles en ella se encuentra el convento de Santo Domingo, del siglo XVI. Desde él se lanza la noche de San Roque un globo aerostático de papel pintado con escenas de la vida local. Cercanas a la plaza se encuentran las iglesias de Santa María de Azougue y de San Francisco. Esta última es la más importante y ostenta la representación de un jabalí, símbolo de los Andrade, señores feudales de este territorio; en su interior se contempla el relevante sepulcro granítico de Fernán
Pérez de Andrade. La iglesia de Santa María, construida por los marinos en el siglo XII, conserva un valioso patrimonio de orfebrería, tablas flamencas y esculturas góticas. No es aconsejable abandonar Betanzos sin visitar el parque de O Pasatempo. Un capricho ilustrado compone su conjunto de fuentes, jardínes y esculturas como una especie de enciclopedia fantástica llena de detalles singulares y rincones artísticos. Entre los productos más típicos de la zona se encuentran el vino de Betanzos y los instrumentos musicales típicos gallegos. La carretera se ciñe a la suavidad costera para llegar a la población de Miño. Un tranquilo lugar de veraneo por su excepcional playa Grande, el mayor arenal de la comarca. La subida al monte Breamo merece la pena para disfrutar, además de su preciosa iglesia Betanzos. Iglesia de San Francisco
de San Miguel, de una hermosa vista de las cuatro rías del golfo Ártabro.
Pontedeume. Castillo de Andrade
Pontedeume del excelente paraje natural de la fraga del Eume. Uno de los bosques atlánticos más interesantes del continente envuelve con robles, abedules y acebos el monasterio de Caaveiro que conserva, entre sus ruinas, un magnífico ábside románico.
En sus faldas los romanos fundaron Pontedeume. La villa que fue solar de los Andrade guarda la presencia de este fuerte señorío en la Torre del Homenaje que, abriendo su factura defensiva a la ría con ventanas góticas, es el único resto del señorial palacio del Conde. Saborear el tradicional pulpo á feira, cocido en las pulpeiras u ollas de cobre y condimentado con aceite y pimentón, se puede realizar durante O Feirón, mercado semanal de productos comarcales que tiene lugar las tardes del sábado en el casco antiguo.Una quincena de kilómetros, río arriba, separan
Volviendo a la población sobre el río Eume, un viejo puente permite atravesarlo en dirección a Cabanas. En la otra orilla el cruceiro del Areal marca hasta donde se extendieron los 79 arcos de este puente construido en el siglo XIV por los Andrade. En la actualidad sólo 15 ojos abren sus vanos a las aguas. El pueblo de Redes, el rincón más pintoresco de toda la ría. 38
Sus casas marineras se asoman al mar mediante pequeños muelles individuales con escaleras propias. Despide el recorrido el núcleo de Ares, al que dan fama sus coloristas alfombras elaboradas con flores para celebrar la festividad del Corpus Christi.
Ría de Ferrol Se alarga desde la desembocadura del río Xubia, entre el cabo Prioriño y la Punta do Segaño. Su forma de embudo confinada por una boca estrecha y un interior abierto en varias ensenadas la convierten en uno de los mejores puertos naturales del mundo. Ceñida a la ensenada homónima luce su belleza marinera la villa de Mugardos. Sus casas abiertas en coloridas balconadas o blancas galerías componen un bello conjunto arquitectónico junto a la playa de Raso. En esta villa, con carácter real concedido por Felipe III, tiene merecida fama su dedicación al pulpo.
Desde ella y dirigiéndose hacia el extremo más occidental de la ría se encuentra el castillo de A Palma. Utilizado actualmente como prisión militar, fue concebido como baluarte defensivo junto al castillo de San Felipe, situado en la otra margen de la ría. Una carretera local conduce desde el castillo hasta el monasterio de Santa Catalina que ofrece espectaculares vistas de la ría. En un agradable entorno cercano a la abrigada cala de Chanteiro, en Punta Segaño, está la ermita de Chanteiro, donde se venera a la virgen de la Merced con una popular romería durante el lunes y martes de Pentecostés, agradeciendo que protegiese la comarca de la peste del siglo XV. El tímpano románico, con una sencilla talla de la virgen, es su elemento más excepcional.
Ría de Ferrol
Alrededor del puerto se localiza O Ferrol Vello, el barrio más antiguo. La iglesia de San Francisco, levantada en el XVII sobre un convento franciscano tres siglos más antiguo, vincula ambos barrios. Al igual que la anterior, la capilla del Socorro también luce un sobrio aspecto neoclásico. Su puerto comercial, deportivo y pesquero vertebra la actividad de sus calles. Entre sus manifestaciones culturales más destacadas se encuentra la Semana Santa. Declarada de Interés Turístico al poseer sus procesiones magníficos pasos religiosos creados, en su mayoría, en el siglo XVIII.
Ferrol. Catedral de San Julián
En toda esta comarca denominada Ferrolterra no deja de sentirse una marcada influencia de la ciudad de Ferrol. En su recorrido, más que lo notable de su monumentos, atrae su diseño: una muestra excelente del urbanismo neoclásico impulsado por Carlos III en el siglo XVIII. Su historia no se concibe sin vincularse a continuas batallas navales por su conquista, dada su estratégica posición. El estilo racionalista se impone en el centro de la ciudad o barrio de A Madalena. En sus calles dispuestas en perfecta cuadrícula lucen galerías acristaladas entre fachadas modernistas. La plaza de Armas marca su centro y la del Marqués de Amboage compite en dimensiones con aquella.
Pasada a A Graña, bordeando la costa, se encuentra el castillo de San Felipe. Situado en el área más estrecha de la ría es un excelente mirador de la misma. Un poco más adelante las vistas desde el promontorio del cabo Prioriño despiden el recorrido por la ría ferrolana. Desde él se divisan vistas extraordinarias como la cercana playa de Doniños y su laguna costera bajo la que una historia legendaria sitúa una ciudad sumergida.
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Las Rías Altas Situadas al norte gallego se despliegan rías pequeñas de poblamiento medieval y aislamiento secular que las ha hecho vivir extrayendo atúnes del mar y comerciando con los países bálticos. Sus costas agrestes y acantiladas abren paso a sus interiores calmados de suaves perfiles y ondulados arenales. El océano en ellas sigue siendo bravo y el viento salado, pero ello no impide que se desplieguen algunas de las más hermosas rías gallegas, conservadas con excelencia por su alejamiento del turismo masivo. Cedeira
Ría de Cedeira Acogiendo las aguas del río Condomiñas se extiende en dos brazos lamidos por los arenales de San Isidro al este y Vilarrube al sur. Cedeira, situada en la desembocadura del río, vive de la pesca y marisqueo; actividades que aportan los ingredientes indispensables de su afamada cocina. La arquitectura tradicional con sus omnipresentes galerías blancas puebla sus empinadas calles donde se respira el aire salobre. Encomendada a Santa María del Mar, su iglesia parroquial luce un estilo gótico tardío albergando una imagen renacentista de la virgen del Parto y otra con detalles barrocos de la virgen de la Velilla. En las proximidades de Cedeira se encuentran los espectaculares acantilados de Punta Candelaria y muy cerca San Andrés de Teixido. Rodeado de las casas de piedra de esta aldea, se yergue el santuario de San
San Andrés de Teixido. Ensenada
ésta flota, se cumple. Unas extraordinarias figuras hechas de miga de pan cocido y coloreadas por los vecinos son uno de los recuerdos más típicos de la población. En la carretera entre ambas poblaciones se encuentra la desviación hacia O Curro da Capelada, donde se celebra, el último domingo de junio, A Rapa das Bestas, una fiesta tradicional con raíces prehistóricas. Entre ambiente festivo los caballos semisalvajes de la Serra da Capelada son llevados en manada a los curros, marcados y cortadas las crines. Con la suelta final se inicia la fiesta condimentada con vino y pulpo.
A Rapa das Bestas
Andrés de Teixido. Lugar de numerosas leyendas cristianas y paganas donde han de peregrinar en vida todos los humanos, de lo contrario lo harán muertos en forma de animal. Por ello, en la peregrinación al santuario no se pisa ni el animal más pequeño, como las hormigas. Siguiendo el ritual después de rendir devoción a San Andrés hay que descender a la fonte do Santo que, según la leyenda, mana bajo el altar, pedir un deseo lanzando una miga de pan en la fuente; si
Ría de Ortigueira Desde la ría de Cedeira los acantilados se suceden con bravía imagen hasta llegar a la ría de Ortigueira. El mirador 42
de Vixía de Herbeira es un impresionante otero natural, ofreciendo la visión de los 624 metros de los acantilados más altos de Europa.
Ría de O Barqueiro Se clava en el mar estableciendo el límite entre las provincias de A Coruña y Lugo esta agraciada ría de colorido marinero y valle fértil creado por el río Sor.
El cabo Ortegal y la punta Estaca de Bares, las dos atalayas más septentrionales de la península, marcan los límites de esta ría. Su alargado perfil es confinado por la Serra da Capelada al oeste y enfrente la Serra Faladoira. Un ambiente de marisma acoge en su apacible interior las aguas de los ríos Mera y Baleo.
Al doblar la Estaca de Bares se localiza el pintoresco puerto de Bares, una pequeña población marinera enriscada junto a la playa. De gran interés arqueológico es su escollera o peirao datada en la Edad del Bronce. Sus grandes piedras redondeadas y los restos hallados en derredor la vinculan con una ruta comercial fenicia.
Casi en mar abierto se sitúa el pueblo pescador de Cariño. Rodeadas de imponentes acantilados las arenas de su playa lucen aún más hermosas. El pasado celta de la población de Ortigueira mantiene sus raíces en danzas populares y numerosos hallazgos castreños. Ganadera y marinera luce bellos edificios en su barrio de O Ponto, de arquitectura modernista y melancolías indianas.
O Barqueiro goza también de un pintoresco ambiente en su apretado núcleo marinero que trepa su blancura ladera arriba desde la solitaria playa de Area Longa. Ortigueira. Cabo de Ortegal
El norte penínsular de Estaca de Bares con el viejo faro, el primer parque eólico del país y un observatorio de aves migratorias, marca un magnífico término de esta ría considerada entre las más bellas de la geografía galaica. 43
Siguiendo la plácida orilla de este río se encuentra, en Ribeiras do Sor, envuelto por infinidad de azaleas y doscientas especies de camelias, el pazo Torre de Lama. Las silenciosas aguas del Sor pobladas de truchas, anguilas y reos acompañan un recorrido a contracorriente, como el que hacen por estas aguas cristalinas los salmones, para descubrir el Ponte do Porto de posible origen romano.
de la comarca salen de su iglesia románica de Santa María. Cercana a la calle Rosalía de Castro, de gran tipismo guardado entre casas señoriales, se encuentran la iglesia y convento de San Francisco, declarados Conjunto Histórico Artístico. Una carretera conduce desde este monumento a la cumbre del monte San Roque, donde se divisa una imagen magnífica de la ría. Entre sus eventos más populares se distingue la fiesta de carnaval del Entierro de la Sardina y el mercado de los jueves que reúne los productos regionales.
Desde O Vicedo se despliega una península frente a la que se contempla la isla Coelleira, un importante refugio de aves.
Ría de Foz Ría de Viveiro
Estrecha y pequeña más que ninguna esta ría más parece un estuario labrado por el río Masma. Su principal población es Foz cuyo nombre de raíces fenicias “boca” menciona la angostura de la ría. Es un núcleo de gran atractivo turístico puesto que hermosas playas jalonan su litoral. Una agradable excursión por la costa occidental que se despliega desde la ría traslada hasta el conservado asentamiento celta del castro de Fazouro. Desviándose en Cervo se llega hasta Sargadelos. En un encantador paraje de esta localidad se
En la ría más grande del Cantábrico se hacen al mar las aguas del río Landro. La población de Viveiro se ubica en su desembocadura, siendo la ciudad más importante de toda la comarca de A Mariña. Desde sus orígenes celtas esta villa ha tenido gran actividad comercial ligada a su puerto e industria textil y pesquera. De su muralla medieval conserva tres puertas, siendo la Porta do Castelo la más notable ostentando los blasones locales. Las procesiones de Semana Santa más destacadas
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ubica una industria cerámica cuyas piezas son el símbolo gallego contemporáneo. Por iniciativa del marqués de Sargadelos se creó, en el siglo XVIII, esta industria de siderurgia y loza que levantó los primeros altos hornos de España.
Ría de Ribadeo La más oriental de las rías gallegas vincula naturalmente el territorio galaico con las vecinas tierras asturianas en la otra orilla. En esta ría profunda con aspecto de estuario, vertebrada por el río Eo, su población principal es Ribadeo. Luce su aspecto señorial desde la cercana cumbre del monte Santa Cruz donde se celebra una popular romería el primer domingo de agosto, declarada de interés turístico porque exalta la gastronomía y música tradicionales. El marqués de Sargadelos fue el impulsor moderno de esta ciudad cuyo edificio más sobresaliente es el
pazo modernista de los hermanos Moreno. Desde su puerto de Porcillán, de origen romano, hay un agradable paseo caminando hasta el faro de la isla Pancha situado en la entrada de la ría, pasando por las ruinas del castillo de San Damián. Al regreso nada más gratificante que deleitarse con los delicados productos del mar extraidos en la ría como berberechos, almejas y ostras que, con salmones, truchas y anguilas del Eo, protagonizan la gastronomía local. Sin olvidar los exquisitos dulces elaborados por las monjas del convento de Santa Clara. El último tiempo conviene dedicarlo a As Catedrais uno de los arenales más hermosos del litoral gallego. Sus rocas trazando arcos naturales, que semejan una catedral, componen un paisaje mágico y cambiante con las mareas culminando este recorrido frente al mar abierto.
Viveiro
El sabor gallego también se aloja en la empanada; rellena de cualquier vianda es alimento satisfactorio a todo paladar.
Ocio y espectáculos Gastronomía
La riqueza de las tierras ganaderas, lindantes con las rías, nutre la mesa de carnes rojas y tiernas de primera calidad. La leche y el queso dejarán su sabroso recuerdo gastronómico. El cerdo es una fuente alimenticia básica ligada tradicionalmente a la cultura gallega. La huerta, pródiga en su oferta, protagoniza su presencia culinaria con las patatas gallegas o cachelos, las únicas con denominación de calidad, y los grelos; ambos son elementos indispensables para el sabroso caldo gallego.
Las rías, un paisaje que es comunión entre tierra y mar, ligan su arte culinario, no podría ser de otro modo, a los productos de las aguas, tanto dulces como marinas. Su atractivo sobrepasa los tópicos vinculando la variedad con la excelencia de sus mariscos principalmente, aunque los pescados no desmerecen su compañía, con merluzas, rodaballos, lubinas y lenguados entre otros. Los fondos de las Rías Baixas son el rincón abrigado y selecto para que moluscos exquisitos como las ostras, almejas, zamburiñas y berberechos crezcan con rapidez entre arenas. El símbolo jacobeo, la vieira, envuelve su delicado sabor con una elaborada preparación. Los mejillones penden de las bateas para convertir con humildad la mesa gallega en un placer del paladar. Los peñascos del agreste norte galaico son ideales para que los percebes aferren su jugosa figura. Las aguas más batidas por el mar son el caldo para las langostas, cigalas, centollos y nécoras mientras que las aguas frescas de los ríos son las preferidas de peces singulares como la lamprea y suculentas anguilas y angulas, así como por salmones y truchas. El sabor del mar gallego lo ostenta el pulpo, su más sencillo representante pero el más popular, por supuesto elaborado a feira, de la manera tradicional. El sabor inconfundible de la sardina y la delicada lubina personalizan la mesa marinera de las Rías Altas, mientras que el congrio condimenta unos sabrosos guisos.
Para elegir entre tantas dulzuras como aguardan a los postres nada mejor que tomar la tarta del patrón, la de Santiago y un digestivo trago de queimada, el licor más casero y estimulante del paisaje galaico. El mimo con que se cultivan los vinos gallegos, cinco de ellos con denominacione de origen, tiene representantes excelentes a orillas de las rías más meridionales. Con la denominación de origen de Rías Baixas se engloban vinos de calidad de la provincia de Pontevedra elaborados principalmente con la uva albariña.
Pulpo a feira
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Deportes náuticos
tradicionales dan lugar a las ferias y mercados donde se reúnen los productos agrícolas y ganaderos; así como a fiestas tan espectaculares como A Rapa das Bestas, de gran popularidad. Excelente manera de adentrarse en la cultura gallega es recorriendo sus innumerables museos. Los provinciales concentran lo más valioso de su historia, mientras que otros muestran específicamente detalles para comprender un poco
Deportes Las rías son caminos que conducen sin fronteras al mar. Sus puertos deportivos, abrigados estratégicamente por su geografía, son el medio que las vincula a los aficionados a los deportes naúticos. Las regatas de vela, el windsurf y la pesca submarina ofrecen el disfrute en contacto con las rías. Los aficionados al descubrimiento del paisaje con otros ritmos tienen en las rías excelentes oportunidades de practicar el senderismo, piragüismo, rutas a caballo y con bicicleta de montaña.
A Coruña. Museo del Hombre
mejor la cultura gallega. Tal es el caso de museos de ilustres gallegos como Emilia Pardo Bazán, Ramón del Valle-Inclán o Rosalia de Castro. Algunos muestran elementos exclusivos como el de las Laudas Gremiais de Noia, el museo flotante de la Carabela Pinta o el de la Fábrica de Cerámica de Sargadelos. Entre sus museos más modernos y destacados en el panorama divulgativo mundial se encuentran la Casa de las Ciencias y el DOMUS o Museo del Hombre, ambos ubicados en A Coruña.
La práctica del golf se puede llevar a cabo durante todo el año en los campos de A Coruña, Vigo, isla A Toxa y Domaio a pie de costa. Los pescadores fluviales tienen en las truchas y salmones de los ríos gallegos un excelente reto.
Actividades culturales Galicia es tierra de numerosas fiestas arraigadas en la religión y en sus cultos más ancestrales e imaginativos. Todo el año tienen lugar celebraciones, abundando en verano. La marcada actividad marinera fundamenta algunas de las más vistosas y suculentas como las sardiñadas. Las actividades más
Una intensa actividad cultural tiene lugar en las principales ciudades de las rías a lo largo de todo el año.
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Datos útiles
Ferrol (A Coruña) Almirante Fernández Martín 981 35 67 20. Fax 981 35 67 21 E-mail:
[email protected] Pontevedra. Barón, 19 986 85 58 00. Fax. 986 85 21 95 E-mail:
[email protected] Ribadeo (Lugo) Amador Fernández, 7 982 12 88 25 E-mail:
[email protected] Santiago (A Coruña) Plaza do Obradoiro, 1 981 58 22 00. Fax. 981 56 30 94 E-mail:
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Prefijo telefónico internacional 34 Información Turística Turespaña 901 300 600 www.tourspain.es TURGALICIA Sociedade de Imaxe e Promoción Turística de Galicia 981 54 25 00 www.turgalicia.es e-mail:
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TURISMO RURAL Central de Reservas de TURGALICIA 981 54 25 27
Oficinas de Turismo A Coruña. Dársena de la Marina. 981 22 18 22 Ferrol. Rúa Magdalena, 12 981 31 11 79 Lugo. Plaza Maior, 27-29 (Galerías) 982 23 13 61 Pontevedra. General Gutiérrez Mellado, 1, bajo. 986 85 08 14 Ribadeo. Plaza de España 982 12 86 89 Santiago. Rúa do Vilar, 43 981 58 40 81 Vigo. Estación Marítima de Transatlánticos. 986 43 05 77 Vilagarcía de Arousa. Avda. Juan Carlos I, 37. 986 51 01 44
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