viviendo.en.lo.secreto.del.Eterno Regresando al estado original. Hoy veremos una gran verdad que probablemente la sabemos pero que también es muy probable que la hayamos olvidado. Esta verdad está en las escrituras y es muy repetitiva. Desde el antiguo testamento se menciona esta verdad. La verdad es esta: “Jesús dejo todo lo que era, tenia y disponía como Hijo de Dios. Jesús sentado en su trono de Justicia, gobernando la creación de su Padre. Jesús, fue partícipe de la creación en el Génesis. Jesús, escucho cuando Dios creó las galaxias, las estrellas, los planetas, los mares, las bestias del campo, del mar y todo ser viviente que ahora existe en nuestro planeta llamado Tierra”. Aquí unos versículos que resaltan esta verdad: El profeta Isaías declara:
Isaías 6:1 El año de la muerte del rey Uzías, vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; las orlas de su manto llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban.3 Y se decían el uno al otro: Santo, santo, santo es el Señor *Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria. El profeta Daniel declara:
Daniel 10:4 El día veinticuatro del mes primero, mientras me encontraba yo a la orilla del gran río Tigris, 5 levanté los ojos y vi ante mí a un hombre vestido de lino, con un cinturón del oro más refinado. 6 Su cuerpo brillaba como el topacio, y su rostro resplandecía como el relámpago; sus ojos eran dos antorchas encendidas, y sus brazos y piernas parecían de bronce bruñido; su voz resonaba como el eco de una multitud. 7 Yo, Daniel, fui el único que tuvo esta visión. Los que estaban conmigo, aunque no vieron nada, se asustaron y corrieron a esconderse. 8 Nadie se quedó conmigo cuando tuve esta gran visión. Las fuerzas me abandonaron, palideció mi rostro, y me sentí totalmente desvalido. Estos versos comprueban que Jesús, el Hijo de Dios ya estaba sentado en el trono a la diestra del Padre gobernando sobre todas las galaxias. Jesús fue desde el principio, el ya estaba con su Padre mientras creaba todas las cosas con el poder de su palabra. Jesús fue testigo de la creación de todas las cosas que existen, visibles e invisibles. Todo fue creado por el y para él. Aquí el apóstol pablo nos lo hace saber:
Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, 16 porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. 17 Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente.
Así que, con estos versículos podemos ver la verdad de quien era Jesús antes de venir a morir a la tierra por toda la humanidad y por mí. Jesús, estaba ya allí sentado, con toda la autoridad puesta sobre él, ya que estaba sentado a un lado de su Padre. Podríamos imaginarnos a Jesús sentado, viendo que la creación de su Padre no le ama ni le honra como el esperaba. El Padre solo quería mostrar su amor, mostrar su favor para con todo lo creado. Esto, Jesús lo llego a ver. Jesús pudo ver y sentir lo que había en el corazón del Padre. Puedo ver que esto es una de las razones principales por la cual mando a su Hijo Unigénito, y así el Hijo pudo responder y soportar la muerte que le esperaba.
julio.22.2009
No hay duda que El Padre envió a su Único Hijo a la tierra para la salvación de su creación:
Juan 3: 16 Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo *unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. Este verso nos dice que alguien fue el ENVIADOR y otro fue el ENVIADO. El Padre Envió a su único Hijo y el Hijo fue el único Enviado. Esto también nos dice que Jesus vino solo para unir la creación con su creador. Jesús solo quería unirnos con su Padre para que le conociéramos, le amaramos y le obedeciéramos. Veamos otro verso:
Marcos 14:35 Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora.36 Decía: “Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.” El apóstol declara:
Filipenses 2: 8 Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Aquí vemos que Jesús, obedeció hasta la muerte. Vemos que Jesús, se hizo hombre, no vivió como Dios, vivió como Hombre pero como Hijo que conocía a su Padre que estaba en los cielos. En pocas palabras, Jesús dejo TODO y todo significa que dejo su grandeza, majestad, poder, dominio, autoridad, TODO. El se despojo así mismo de él, para hacerse un simple y sencillo mortal.
Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Jesús vivía en constante comunión con su Padre, ya que era notorio en los Evangelios, donde Jesús siempre aparta un tiempo del día para tener comunión con su Padre. El vivía para estar en contacto con su Padre, y le dolió mucho el momento en el Padre le abandono y le dejo por el pecado que estaba sobre él en la cruz del calvario. Yo me pregunto: ¿Que le dolió más a Jesús?, ¿El haber sufrido físicamente el maltrato de parte de los soldados romanos o el abandono de su Padre en esa cruz? Jesús verdaderamente le dolió mucho cuando el Padre le dejo y le abandono, simplemente, los ojos del Padre apuntaron en otra dirección diferente de Jesús y eso fue lo que nunca había experimentado Jesús. Pero la buena noticia aquí esta: Jesús regreso a su ESTADO ORIGINAL, sentado a la diestra de su Padre, para seguir gobernado sobre todas las cosas. Veamos los siguientes versículos: Jesús oro al Padre para regresar al estado original de comunión e intimidad en el que él estaba con su Padre:
Juan 17:1 Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti, 2 por cuanto le diste autoridad sobre todo ser humano para que dé vida eterna a todos los que tú le has dado. 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera. 5 Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera.
Aquí podemos ver que Jesús solo quería glorificar a su Padre, el vivía cada segundo, cada respirar, cada paso, cada pensamiento, cada palabra, cada acción, todo, para glorificar a su Padre. También podemos ver que al final del verso 5, Jesús le dice a su Padre que lo regrese a su estado original, a su lugar de origen, a su trono donde el inicialmente estaba. ¿Y qué creen? El Padre escucho y así lo hizo. Otro verso donde comprueba que Jesús regreso a su estado original, su trono, a la diestra de su Padre:
Hechos 7: 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. 56 — ¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios! Aquí Esteban nos declara el status actual del Hijo de Dios, de Jesús. Estaba de pie en su trono, estaba parado, esperando para recibir a su hijo Esteban. ¿Recuerdan Isaías 6? Isaías 6:1 El año de la muerte del rey Uzías, vi
al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; las orlas de su manto llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban.3 Y se decían el uno al otro: Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.
Aquí se confirma la palabra de Dios, y se confirma esta gran verdad. Que Jesús dejo todo por amor y obediencia. El apóstol pablo declara:
Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, 16 porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. 17 Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente. 18 Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero. 19 Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud 20 y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz. Jesús fue un claro ejemplo de cómo hay que glorificar al Padre, siendo obediente hasta la muerte y muerte de cruz cumpliendo y terminando la obra o misión que le fue asignada por su Padre. Así es una manera de glorificar al nuestro Dios, nuestro Padre que está en el cielo. Desde el inicio, desde el principio de la creación Jesús estuvo allí, junto al Padre. No es que Jesús haya sido creado en el principio sino que él estuvo en el principio, en el inicio de todas las cosas y aun asi, dejo TODO. Por dos simples razones: 1.- Por amor 2.- Por obediencia Así que, esta es mi oración:
Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.
VISION. Julio 17, 2009. Ultimo día en congreso en Puebla, “Hablemos de Jesús”
“Estaba de rodillas postrado a un costado del trono del Padre y del Hijo, solo pude ver los pies de Jesús y del Padre, no mas, solo sus pies. De repente, el Rey se puso de pie, se guardo silencio TOTAL, y allí estaba yo, postrado con el rostro a tierra y solo de reojo pude ver sus pies hasta las rodillas. Después pude ver como la ropa de Jesús se deslizaba sobre su cuerpo y caía hasta el piso, esta ropa llena de luz, llena de poder, irradiando santidad, caía, solo caía a sus pies. Y de repente el Padre sin ponerse de pie levanto un brazo con otra manta, otra ropa que se la extendía a Jesús, y Jesús sin dudarlo extendió su mano y la tomo. Esta manda que el Padre le daba estaba oscura, opaca, llena de hoyos, muy sucia, muy difícil comparada la otra manta que Jesús usaba. Y después de esto vi una brecha de terracería que conectaba del trono de Dios a la tierra y después Jesús se ponía la manta que el Padre le daba, y en eso Jesús voltea a los ojos del Padre y luego a la tierra y le dijo: “Padre yo voy, yo iré, lo hare por ti” y en eso el Padre asentó su cabeza como aprobando la decisión de su Único Hijo y de repente, Jesús bajo su mirada y me miro y sin palabras me dijo: “Por ti, solo por ti” y en ese momento continuo su camino por la brecha de terracería que apuntaba hacia la tierra. “Jesús, se trata de ti, y de nadie más. Padre permíteme conocerte, amarte y obedecerte hasta la muerte
como lo hizo Jesús. Espíritu Santo precioso, transfórmame como lo hiciste con Jesús, que dejo todo, doblo todo su ser en obediencia y humildad. Jesús ¿qué otro Rey como tú?, qué dejo todo para servir, dejo su reinado y majestad, que vino y nació en un simple pesebre donde el animal defecaba y descansaba, que entre triunfante en un burro, que vivió con pecadores, extendió misericordia con prostitutas que las veía como hermanas, que amo y abrazo a los leprosos, y sobre todo, me amo, me perdono, me sonrió y me acepto. Jesús, te quiero conocer. Padre por amor a tu nombre hazlo. En el nombre de Jesús” Amen.