Reflexionar

  • June 2020
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Alarmismo, resignación o previsión ante las catástrofes volcánicas: Catástrofe en espera PARA REFLECCIONAR Por Redacción Oriente Informativo Digital (*) La cadena de movimientos sísmicos que se vienen sucediendo últimamente al interior del complejo volcánico Nevado del Huila en Páez Cauca, localizado, en la zona de la comarca de Tierradentro, en el nororiente del Cauca, nos traen a la memoria a los residentes entrados en años, y en particular a los Paéces, aquellos otros movimientos sísmicos, ya históricos, como el terremoto de 6.4 grados en la escala de Richter habida en Páez, en 1994, la erupción en el complejo volcánico Nevado del Huila y posteriores avalanchas de lodo: la del 18 de abril del 2007 y la erupción del 20 de noviembre de 2008, es decir, diecinueve meses mas tarde. Los estamentos que tienen a su cargo el seguimiento y estudio de la actividad volcánica y sísmica en general, en nuestro complejo volcánico, nos han sorprendido por las contradictorias informaciones que han venido suministrando y publicando al respecto. Mientras a nivel nacional a través de los mas influyentes medios de comunicación radiales, escritos y televisivos están alertando a nuestra comunidad y a los organismos de socorro, aquí, principalmente en Belalcázar “no pasa nada” . En lo que sí coinciden es en el origen volcánico de los movimientos sísmicos registrados al interior del complejo volcánico. Mientras que unos técnicos hacen referencia a una irrupción de magma que, de continuar la actividad sísmica, puede dar lugar a una próxima erupción en el plazo de días o semanas, otras personas le quitan hierro al asunto y ven más remota la posibilidad de tal erupción volcánica. En todo caso, los citados movimientos sísmicos y la polémica que han dado lugar, han tenido la virtud de movilizar a la clase política local, regional y nacional, despertándola de un cómodo letargo, que se han venido reuniendo con el fin de actualizar planes de contingencia civil y de evacuamiento. De las contradicciones no se han librado tampoco los llamados líderes y medios de comunicación locales. Unos se han esforzado en tranquilizar a la población y, sobre todo, para que no se alarmen y espanten los visitantes, y otros, como la autoridad tradicional (Cabildos Indígenas) de Páez, se toman más en serio la puesta a punto de los planes de evacuación, para, llegado el caso, saber a que atenerse. En una región volcánica como la nuestra, y más aún teniendo en cuenta que la actividad volcánica no ha cesado, lo normal sería que la población estuviera puntualmente informada al respecto. Llegados a este punto, convendría recordar también la polémica suscitada alrededor de la actividad en el también complejo Volcán Nevado del Ruíz, a propósito de alertas tempranas o advertencias hechas a la comunidad, y que hacían referencia al riesgo de un gigantesco deslizamiento, en una ladera del Nevado, de magnitudes catastróficas. A los 20 años del desastre son varias las lecciones que se han aprendido y aplicado en Colombia para prevenir desastres naturales de una mejor manera, y en lo posible para mitigar sus efectos bajo el presupuesto de que habitamos un medio ecosistémico geológicamente complejo y apenas en vía de exploración, donde los modelos de la planeación racional han resultado históricamente exitosos por el número de fracasos, sobretodo por desconocer las variables culturales y naturales que han condicionado el medio ambiente de este país, con sus deficiencias de desarrollo y sus profundos contrastes, y por su aplicación sin considerar como sujeto de decisión y desarrollo a la propia comunidad. En 1985 luego de 11 meses de inequívocas señales de reactivación del Volcán Nevado del Ruiz y a los pocos días de haber concluido la elaboración del mapa de amenazas, la comunidad no pudo mitigar los efectos de unos 100 millones de metros cúbicos de lodo que en raudos flujos descendieron desde los 5270 m hasta encontrar los primeros poblados a más de una hora de distancia en Ríoclaro y Chinchiná, o a unas dos en Armero y Mariquita. Calificados expertos de varios países, después de recopilar la información sobre los antecedentes y de conocer los hechos, coincidieron en denominar esto como una catástrofe anunciada, mientras aquí unos y otros rompían sus vestiduras amparados en la imposibilidad de predecir el comportamiento de un volcán, para decir que la suerte padecida por tantos, fue culpa de la indómita naturaleza. La propia sabiduría popular ya ha juzgado que no fue esta la naturaleza del desastre.

En nuestro caso el peligro reside, además, en que ocurra una nueva erupción del pico Central, y que arroje su contenido sobre el flanco oriental que da al río Símbola algo nada extraño si se tiene en cuenta que las imágenes captadas por Ingeominas dan cuenta de la acumulación de material Magmático (DOMO), según los cálculos de Ingeominas, la última erupción en el Volcán Nevado del Huila que se registró en 2008, desplazó material por el río Páez en una magnitud aproximada de 300 millones de metros cúbicos. Los investigadores contemplan dos posibilidades seguras de que el pico central se desplome: Que haya una erupción y que el peso de la sobrecarga de lava induzca la ruptura del edificio volcánico. O, simplemente, que el incremento de temperatura generado aumente la presión del magma acumulado entre las grietas de unas rocas, que son impermeables, y que esta presión desencadene la catástrofe. «Este peligro es mucho más real que el hecho de que caiga un asteroide. Esto no sólo sería una catástrofe para los habitantes de Páez, sino para la gente que habita sobre toda la cuenca del río Páez hasta su desembocadura en el río Magdalena en el departamento del Huila, en donde muy seguramente causaría el desbordamiento del principal afluente colombiano, afectando entre otras poblaciones, la ciudad de Neiva. Muy diferente es la posición de algunas muy respetables personas respecto que salen al paso de tales declaraciones: «Con una reiteración que ya se hace sospechosa han aparecido informaciones alarmistas sobre una supuesta catástrofe de dimensiones planetarias que tendría su origen en el desplome del flanco occidental del pico central. Este deslizamiento gigante originaría represamiento del río Páez por varias horas y desencadenaría en una gigantesca avalancha que aniquilaría poblaciones como Belalcázar que se encuentra a menos de cincuenta metros sobre el nivel del río, la Ciudad de Neiva y otras poblaciones del departamento del Huila. Tan catastróficas premoniciones ya aparecieron el año pasado en comentarios de supuestos de personas que dicen tener una visión mas allá de lo que cualquier parroquiano posee, que presagian una erupción volcánica y avalancha, viendo al Volcán Nevado del Huila y a Belalcázar como centro de un colapso de características apocalípticas.... Desde el 16 de octubre de este año se cambió de alerta amarilla a Naranja, con unas declaraciones del instituto Ingeominas, en donde se advierte del incremento de la actividad volcánica. Todo esto, que parece ciencia ficción o locura milenarista proviene no de unos iluminados, sino de científicos profesionales, de un centro de investigación relacionado con el estudio de desastres naturales. Se sugiere que el Volcán Nevado del Huila no es peligroso, porque disque no presenta características explosivas. » Lo que llama poderosamente la atención es el escapismo, de la clase dirigente local y regional. En los análisis de unos y otros se pasa por alto el hallazgo de los científicos respecto a la aparición de grietas producida en el proceso de la erupción del volcán del Huila desde abril de 2007, así como de una gran capa magmática que no para de crecer, y que llaman “Domo” de lava, lo cual representa un riesgo añadido, realmente peligroso, que no se había conocido en otras erupciones históricas. Por otro lado, muchos se centran en el potencial riesgo que afectaría a las riveras de sus respectivos ríos por el efecto de una gigantesca avalancha producida, como queda dicho edificio volcánico, por el eventual deslizamiento de la ladera oeste del Pico o Cumbre Central, ignorando, por activa y por pasiva, las consecuencias que tal fenómeno representaría para el Municipio de Páez y la cuenca abajo en su conjunto. Aunque, naturalmente, debemos ser los habitantes de esta zona los que nos preocupemos de lo que nos concierne, parece ser, que más preocupados están quienes residen fuera de nuestro territorio, que ni nosotros mismos. Uno, ciudadano de a pie, francamente, no sabe a que carta jugar. Eso sí, el instinto de conservación nos hace reflexionar sobre las posibilidades humanas de afrontar los riesgos derivadas de la actividad volcánica. No sólo en cuanto a la planificación de la evacuación de zonas afectadas por erupciones o, incluso de terremotos, sino también a la posibilidad de poder modificar el curso de los acontecimientos con acciones concretas. Respecto a la reubicación de Belalcázar dentro o fuera del municipio a que se hizo referencia después de la erupción del 20 de noviembre de 2008, y que después misteriosamente fue echada para atrás por el mismo Gobierno que la propuso, no sería descabellado pensar que en caso de erupción podría ocasionar una explosión efecto caldera-, que propicie el derrumbamiento del Volcán y posteriormente genere una gran avalancha que arrasaría con todo a su paso. Cabría preguntarse si la dirigencia política local esta tan aferrada a este territorio, pensando en ser alcaldes quizá de un posible camposanto. Entonces, por que no pensar en intentar desalojar Belalcázar mediante un eficaz proceso de reubicación para, al menos, evitar que resultados como los que se vivieron en 1994 en nuestro territorio, o como ha ocurrido en otros lugares del país. Este Podría ser un ejemplo nacional de previsión a seguir ante fenómenos y catástrofes similares, en lugar de esperar resignadamente lo que se nos venga encima..

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