El uso de productos bioactivos es uno de los principales retos de la agricultura moderna. En este sentido el quitosano representa una alternativa muy promisoria debido a su carácter natural, significativa actividad biológica y facilidad de obtención. El quitosano ha demostrado tener actividad contra un amplio espectro de patógenos, la cual puede ser manifestado de dos formas: por inhibición del crecimiento de patógenos y por la inducción de resistencia sistémica a infección de patógenos. La quitina es un polímero natural que se clasifica dentro del tipo polisacárido. El quitosano es el derivado de la quitina y este tiene como propiedades tales como biocompatibilidad, biodegrabilidad, toxicidad nula, etc Algunos de sus usos son los siguientes:
Se utiliza en cromatografía, como intercambiador de iones y para absorber iones de metales pesados Se emplea en la producción de electrodos puntuales para metales. Se usa en el recubrimiento de semillas, las conserva para su almacenamiento. Es un aditivo para alimentos de animales. Es fungicida; es decir, inhibe el crecimiento de hongos. Este proceso puede ser de dos maneras: el propio compuesto es capaz de actuar frente al organismo patógeno, o puede generar un estrés interno en la planta que hace que esta libere sustancias que le permitan defenderse por sí sola. Es antibacteriano y antiviral.