Psi Punset - Cuando El Cerebro Se Emociona

  • November 2019
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Entrevista CON Michela Gallagher Michela Gallagher es profesora de psicología en la Universidad norteamericana Johns Hopkins. Además de estudiar el papel de las emociones en el aprendizaje y la memoria, también investiga los efectos del envejecimiento en el cerebro. “la amígdala, en el sistema límbico, es la fuente de las emociones y puede directamente controlar el comportamiento de una forma automática, pero también interactúa con el cortex cerebral, nuestra parte más racional, y es por eso que el cortex puede llegar a tomar decisiones sobre nuestras emociones”

Eduard Punset: La sabiduría convencional dice lo siguiente – corrígeme si me equivoco –: que lo que importa es el número de neuronas, y que para que se produzca una disminución no patológica en la capacidad cognitiva tiene que suceder lo mismo que para la patológica, como en el caso del Alzheimer: que las neuronas se destruyan. Y de repente apareces tú y dices que has estado estudiando esto y que no es así. Lo importante, por lo menos en la disminución no patológica de la capacidad cognitiva, son las substancias químicas que contribuyen a la comunicación de una neurona con otra. Si esto es así, por supuesto hay muchas cosas que cambian. ¿Es así? ¿Y qué es lo que va a cambiar? Michella Gallagher: Tienes razón al decir que en los últimos años se ha producido un cambio fundamental, un cambio total en la forma de pensar sobre el fundamento de los cambios cognitivos que se dan al envejecer las personas. Antes se creía que al envejecer, no importa cómo, se perdía sustancia cerebral, disminuía el número de neuronas. Yo empecé a estudiar esta cuestión con la esperanza de que fuera verdad, pero los resultados fueron tan sorprendentes para mí

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como para la mayor parte de la comunidad científica. Al utilizar ciertos métodos muy cuantitativos, que permiten contar millones y millones de células – se trata de métodos que no existían cuando Ramón y Cajal estudiaba el cerebro –, se vio que individuos adultos en una edad muy avanzada -incluso en organismos que tienen problemas de memoria, (dejando aparte la enfermedad de Alzheimer) - tienen el mismo número de neuronas que los más jóvenes. De hecho, no hay ningún cambio en el número de neuronas, por lo tanto tiene que haber otro fundamento que explique estas diferencias en la cognición. Eduard Punset: Por ejemplo, la pérdida de la memoria. ¿Qué sucede, entonces? ¿Es que las neuronas, a esta edad, se comunican peor entre sí? Michella Gallagher: Bueno, sí. Hoy creemos que los problemas de memoria, cuando la gente envejece, son problemas funcionales que se dan en la comunicación entre neuronas. Eduard Punset: Tú tienes el convencimiento de que envejecer será algo diferente. Michella Gallagher: Sí , creo que se trata de una revolución, realmente. Pero sólo hemos empezado a darnos cuenta de lo que realmente tenemos que hacer. Quiero decir que hoy día hay más preocupación respecto a las patologías asociadas al envejecimiento, y tienen razón de estar preocupados. El Alzheimer vacía la mente y destruye la vida de una persona. Pero si se llega a vencer el Alzheimer con un buen tratamiento, y creo que esto sucederá, es posible que todavía nos quede alguna reducción de la capacidad de hacer las cosas normalmente. Y una de las analogías que suelo utilizar es que la gente al envejecer ya no pueden leer con tanta facilidad el listín telefónico ¿verdad?. Esto sucede con bastante 2

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frecuencia; y si vas al médico y dices: “ya no puedo leer esto tan bien como antes” y el médico dice: “bueno es lo normal de la edad, ya puede irse”. Eso es muy poco satisfactorio. Creo que lo que esperamos es algo así como eso que llamamos gafas bifocales, o gafas de leer, pero para el cerebro, algo que nos permita hacer ajustes para mantener la capacidad de leer el listín de teléfono, de recordar los nombres de las personas, y de continuar funcionando. Eduard Punset: Micaella, Goleman y otros científicos y periodistas han dicho repetidamente que todavía tratamos nuestras emociones de manera muy equivocada. De hecho lo hacemos de la misma manera que lo hacían nuestros antepasados hace 60.000 años. ¿Ha habido algún progreso en este campo? ¿Estamos descubriendo nuevas maneras de tratar nuestras emociones? Michella Gallagher: Yo creo que sí... Los sistemas del cerebro se han desarrollado a través de la evolución para tener una gran capacidad de adaptación. De manera que hay ciertos aspectos de la emoción – reacciones a las cosas que suceden en el entorno – que son fuertes y casi automáticas, y no dejan mucho tiempo para pensar. Esto en muchos casos forma parte de la adaptabilidad porque se necesita una reacción inmediata para evitar el peligro... Eduard Punset: El pelear... Michella Gallagher: Sí, la lucha por los propios derechos... estos tipos de situación. Éste es un sistema que se ha estudiado muy bien. De hecho unos sistemas que están muy bien estudiados son los sistemas que generan el miedo y la defensa cuando hay que enfrentarse al peligro. Pero en la actualidad cada vez más nos vamos dando 3

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cuenta de que estos sistemas no están aislados por completo, y que hay conexiones entre estos sistemas y los del pensamiento, los sistemas corticales que median la cognición. Y los dos pueden interaccionar con las emociones de manera muy eficaz. Eduard Punset: Pero hace algunos años, por ejemplo, aquí en este programa hablamos con Joseph LeDoux Michella Gallagher: Es un buen amigo mío. Eduard Punset: ... que tu conoces bien de Nueva York, y LeDoux, en esa época por lo menos, decía que... en la práctica es como con los ordenadores: donde el sistema límbico, la amigdala – algo que tu conoces bien ya que eres una gran especialista en esto – y el cortex intentan conectarse entre ellos, no tomes drogas le diría el neocortex al sistema límbico, no seas tonto; y el sistema límbico iría por su cuenta como si hablaran lenguajes diferentes ¿todavía están tan separados el uno del otro? Parece ser que tu sugieres que no se encuentran tan separados el uno del otro. Michella Gallagher: Sí, y creo que quizá hace unos años, cuando LeDoux estuvo aquí, estas conexiones estaban menos estudiadas de lo que lo están ahora, y el tema de la conferencia que impartiré en este congreso creo que es una prueba muy buena de que la amígdala – esta semilla de emociones que puede directamente controlar el comportamiento de una forma automática – también puede interactuar en la formación del cortex, y en cómo el cortex puede llegar a tomar decisiones sobre las emociones. Eduard Punset:

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... qué tipo de experimentos... Michella Gallagher: Luego hablaremos de esto. Bueno, déjame que te dé un ejemplo obtenido de la vida cotidiana donde creo que este sistema actúa. Digamos que estás caminando por la calle a mediodía y estás pensando dónde ir a comer. Ves un restaurante y recuerdas que la última vez que comiste ahí la comida no estaba demasiado buena. Lo recuerdas. De hecho casi puedes recordar el gusto de la comida que comiste ahí. Y luego hay otro restaurante en el que también recuerdas la última vez que comiste y que era delicioso. Recuerdas los entrantes y el vino que era magnífico, y dices: aha! y vas a este restaurante. Has tomado una decisión entre algo que no era muy bueno y algo que era maravilloso. Y de hecho en mi conferencia hablo de cómo la amígdala ayuda al cortex a establecer en el cerebro los recuerdos relacionados. Y en realidad estos recuerdos no están en la amígdala, se forman en el cortex. Es decir, hablaré sobre qué pistas al ver el restaurante están asociadas con lo que previamente se ha experimentado con la ayuda de la amígdala. Si no se tiene amígdala no se pueden hacer estos tipos de relaciones. Y son representaciones mentales, no son un simple comportamiento inducido, y son enormemente importantes cuando estamos a punto de actuar, no inducidos a actuar: De manera que hacemos elecciones basadas en este tipo de información. Eduard Punset: Micaella una última pregunta que no es una pregunta sino una reflexión, y me gustaría saber qué piensas de éllo. Desde la calle, cuando se observa el comportamiento del cerebro – para expresarlo con palabras corrientes – se tiende a pensar que el cerebro es un gestor estupendo de procesos automáticos: respirar, digerir, etc. Todos estos procesos de los que se encarga tan bien el cerebro. Pero cuando miro a mi alrededor, en efecto todo esto es maravilloso, y lo han hecho algunos cerebros. Pero el odio, las guerras, los desastres, la humillación, la tristeza... Entonces se tiende a pensar que el cerebro no es tan buen gestor de procesos

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no automáticos. Procesos en los que se debe decidir si se toma esto o no, o si la mato o no, o si voy o no voy allí. La gente de la calle puede pensar que el cerebro no es tan bueno gestionando estos procesos como los otros que son automáticos. ¿Tienes confianza en el cerebro? Michella Gallagher: Creo que el cerebro creció con el cuerpo, y se ha desarrollado para obtener toda la información que necesita para hacer estas operaciones homeoestáticas de manera que es un dispositivo perfecto, o casi perfecto. En ausencia de enfermedades podemos respirar, controlamos el corazón y nos hemos desarrollado como organismo biológico con toda la información que necesitamos. Pero en el mundo exterior... en primer lugar nuestra evolución es lenta, y nuestro mundo ha cambiado de una manera enorme, incluso a lo largo de mi vida y a mi alrededor. Además el cerebro tiene una capacidad limitada y no somos tan maravillosos como nos creemos... y en este momento no somos conscientes de todos los factores sobre los que si tomamos una decisión, habrá un impacto posterior. De manera que primero de todo existe un vacío en la inteligencia , si quieres llamarlo así, por parte del cerebro en la capacidad de ocuparse de toda la información y del mundo, y es simplemente eso. Eduard Punset: ¿Es así? Michella Gallagher: Sí, y lo otro es que desde mi punto de vista una parte de esta complejidad es que las decisiones conllevan beneficios y costes, que no están presentes en nuestra fisiología interna, y por lo tanto es posible que algunas decisiones que hemos tomado por algún motivo tengan otras consecuencias... Algunas de las cosas que aparentemente no funcionan bien en el mundo es debido a esta característica de enorme complejidad. Lo que a mí me preocupa es cuáles son las funciones del cerebro realmente aberrantes que

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causan la brutalidad y la monstruosidad,... y cómo pueden la experiencia y las influencias sociales contribuir a hacer que nuestro cerebro produzca más bien que mal en nuestras decisiones. Pero creo que tenemos que ser humildes cuando pensamos en nuestra inteligencia.

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