PRUDENCIA Virtud: La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas. El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios. Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las potencias del ser humano para armonizarse con el amor divino. Hay cuatro virtudes que son las que orientan el comportamiento de todas las demás virtudes, las llamamos las virtudes brújulas o cardinales. Estas son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Ellas son las que marcan el norte de nuestra vida, las que nos orientan en todo nuestro quehacer virtuoso. Virtud quiere decir fuerza, mientras más virtuosos somos, tenemos mayor capacidad de permanecer firmes en el servicio de hacer bien el bien, y cuando la virtud ya ha sido adquirida nos brota el obrar de esa manera porque es un hábito que vamos adquiriendo. La madre de las virtudes cardinales es la prudencia. La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. Es la prudencia quien guía directamente el juicio de conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar. • ¿Qué se necesita para ser prudente? Reflexiona: Esfuérzate por pensar bien sobre lo que vas a hacer. Posee valores: Para ser verdaderamente prudente, tenemos que tener nuestros valores muy bien establecidos, Conoce criterios rectos y verdaderos: Si soy cristiano, he de conocer los criterios que Jesucristo quiere que yo viva en mi vida, para que las decisiones que tome sean conforme a ellos. Acrecienta tu fuerza de voluntad: Sucederá que conoces qué valores son los que te acercan a Dios, los criterios que el mismo Dios te da, pero, ¿cómo decidir conforme a ellos si tienes una voluntad débil que se deja vencer por las tentaciones? ¿Cómo vas a decidir luchar en contra del pecado si tu voluntad es de papel? Y cuando las pasiones te ataquen, ¿cómo guardarás la serenidad para reflexionar si tu voluntad es débil? • Los Beneficios de la Prudencia: El ejercicio de la prudencia permite alcanzar los objetivos que nos proponemos. La prudencia, que enseña a tomar decisiones, le proporciona al ser humano el dominio de sí mismo. Ayuda también a identificar las situaciones que son convenientes y las que no lo son. Ayuda a pensar antes de actuar -autocontrol-, lo que impulsa a la persona a medir las consecuencias de las acciones. Otra consecuencia de ser prudentes es que facilita la convivencia. Si bien todas las virtudes favorecen el trato con los demás, la prudencia es una de las protagonistas. Ser prudente es expresar las palabras que son, en los momentos que son; lo que impide hacer mella en las relaciones interpersonales. Sabemos que una determinada expresión en un instante crítico, es como una chispa en un pajar. Pero hay algo importante. La prudencia no sólo consiste en abstenerse de actuar; también es saber proceder cuando el bien así lo requiere. Por eso es equivocado calificar esta virtud de debilidad, cobardía e hipocresía. La prudencia se relaciona con otras virtudes: tolerancia, discreción, sensatez, cautela, sabiduría, madurez, discernimiento, mesura, compostura, templanza, tacto, precaución, equilibrio, ecuanimidad, entereza, serenidad. Todas ellas facilitan el desarrollo personal y la interacción social. • Las desventajas de la imprudencia Cuando se procede de forma imprudente, los perjuicios no tardan en aparecer, “si lo vemos bien, notaremos que la mayoría de nuestros desaciertos en las decisiones, en el trato con las personas o en la expresión de nuestras opiniones, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información. El valor de la prudencia nos hace tener un trato justo hacia los demás y edifica una personalidad segura, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes nos rodean.” *Catholic.net •
CITAS BIBLICAS:
El hombre prudente ve el mal y se esconde, los simples siguen adelante y pagan las consecuencias. Proverbios 27,12 "«Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca." Mt 7,2425 "«Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas." Mt 10,16