Preparatoria Oficial No. 37 Materia: orientación Alumno: Erick Lucio Solano Gallardo Profesora: Irma Godínez Venegas SICLO ESCOLAR
2009-2010
METAMORFOSIS DEL ADOLECENTE transformaciones a las que el individuo no puede rehusarse y solo debe contentarse con esperar a que todo ello pase. En tal sentido, tenemos por ello a un sujeto “mutante” en donde toda una serie de transformaciones Hablar de adolescencia es situar al sujeto en un tiempo de cambio en la estructura de su personalidad. Los cambios, que a nivel de las estructuras psíquicas se van gestando, tienen su apoyatura en toda una serie de físicas lo hacen “extranjero” en sí mismo y en lo referente a su entorno. Corresponde pensar al sujeto que atraviesa este momento como un ser vivo en plena organización y reorganización estructural permanentes (Crisis).
Duelos del adolecente
Adviene adolecente y por los primeros lazos identifica torios que el niño establece con sus padres. No siendo más que el ser ideal de sus padres, el sujeto es obligado a ser alguien, no reconociéndose corte o separación alguna. A nivel de la adolescencia, se producen ciertos “movimientos” que van a dar lugar a nuevas posiciones y a la adquisición de nuevos ideales ( nuevas metas). Aquí, la estructura no cambia sino que se modifica y el trabajo psíquico que se pone en juego es el duelo. Duelo como aquella reacción que se pone en funcionamiento frente a lo que se pierde y/o perdió de la persona amada. El adolecente realiza tres duelos: Hasta aquí, podríamos plantear un doble nacimiento: primero se nacería para una existencia dentro de la especie y después para vivir, es decir, para el sexo. La existencia estaría marcada por el entorno social al que importantes:
El apoyo de los padres en la metamorfosis Durante el período de latencia, los padres continúan aún en el lugar de ideales pero el sujeto va estableciendo nuevos nexos o alianzas con “otros” semejantes a él, empezando a cuestionar a quienes están en el lugar de ideales. Al ir cayendo los padres de ese lugar, comienza a generarse la búsqueda de nuevas metas. Es la pubertad, desde lo físico, que lo hará semejante a sus padres al otorgarle un cuerpo maduro, pero la adolescencia le aporta otra semejanza: el varón se identifica a su padre como hombre y la mujer se identifica a su madre como mujer. Los adolescentes dejan ya sus imágenes de niños, para ser otros iguales a sus padres. Con el reconocimiento de su genitalidad, unida a la idea de procreación, se ubicarán como dadores a la sociedad de hijos, pasando de ser hijo de sus padres a ser padre de sus hijos (de los suyos propios) pasando sus padres a ocupar la posición de abuelos. Pero la adquisición de tal posición coloca al sujeto dentro de un tiempo de existencia, apareciendo