Preguntas Sobre Sartre

  • June 2020
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IPA

4° A Historia de la Filosofía Prof. Marta Bayarres 15/05/2008

Integrantes: Antonio Azziz, Lilián Camejo, Jorge Caraballo, Natalia Ferreira, Verónica Hernandez, Seida Lans, Claudio Lassevich, Estefanía Scarppe.

Trabajo grupal correspondiente a “La Trascendencia del Ego” de: Jean Paul Sartre. 1. ¿Cómo es posible una subjetividad sin sujeto desde el marco de la filosofía Sartreana? 2. El Ego refiere al conjunto de las trascendencias y constituye lo psíquico, el objeto trascendente de la consciencia reflexiva. Constituye la totalidad concreta dada a la intuición, un derivado degradado de la consciencia. ¿Cómo se relacionan las categorías de las trascendencias psíquicas (acciones, estados y cualidades) con las fases activa y pasiva del Ego? 1. Sartre parte de la fenomenología de Husserl concibiendo a la consciencia como intencionalidad. La consciencia es puro movimiento hacia lo que no es ella, hacia lo otro, lo que se le presenta, se le muestra. Al ser sólo intencionalidad, Sartre se opone a la idea de una consciencia a priori sustancial: lo que hay es una consciencia no sustancial, “un absoluto no sustancial”. Esto, porque al ir hacia lo otro, al anularse (nihilizarse) radica su ser, su existencia; de este modo se disuelve la dicotomía sujeto-objeto, no hay un sujeto existente, absoluto, que coloque al objeto, sino que el objeto como en sí, ya está y se aparece a la consciencia atrayéndola (ese en sí, no aparece entonces como un contenido preexistente en la consciencia, sino como un objeto trascendente, INTENCIONADO por la consciencia). En este primer estadio Sartre cataloga a la consciencia como pre-reflexiva, es consciencia de lo otro, no posicional de si misma, no hay yo, no hay sujeto; sólo consciencia posicional del objeto. De esto se desprende un segundo estadio, no como anulación sino como superación integradora del primero, al que denomina consciencia reflexiva. Aquí la consciencia es recuperada como lo otro que se aparece a una consciencia reflexionante; esta no es posicional de si misma sino que “su otro” hacia lo que tiende, es la consciencia reflexionada. El desdoblamiento es lo que permite salvaguardar el postulado de la intencionalidad. Es un acto irreflexivo de reflexión, donde la consciencia que se nihilizó se recupera como existente. La consciencia reflexionante es irreflexiva por esto se necesita un tercer estadio que de paso a la reflexión sobre ella misma y por tanto a la existencia de hecho de un Ego. Este estadio queda garantizado por el hecho de que al apresar un pensamiento, el noema (el contenido del pensamiento), surge este yo trascendiendo, como resultado de una unificación de las consciencias que es posible y se construye en el tiempo de manera inacabada.

De este proceso resulta una subjetividad en permanente construcción a posteriori, que prescinde del sujeto fundante, inexistente que atraparía la espontaneidad de la consciencia, y cuya unidad radica en lo dado de la consciencia. 2. En primera instancia, Sartre comienza planteando que el Ego es, la unidad trascendente que contiene los estados y las acciones; y entre ellas, a modo de intermediarios, las cualidades. Estas se dan a la consciencia, como la unificación de diversas manifestaciones, que se expresan como una disposición psíquica, potencialidad o virtualidad capaz de pasar a la actualidad, independientemente de otros factores. La relación de las cualidades entonces con el “estado o acción, es una relación de actualización”. Plantea la noción de estado en el mismo plano que la acción en tanto que se potencian una a otra dando lugar a esa actualización. Plantea también la diferencia entre cualidad y estado; donde este es un en sí (noema) como unidad de espontaneidades y aquella como una unidad de pasividades objetivas. El Ego es para Sastre, síntesis permanente o totalidad de los estados (o acciones), una unidad infinita de lo psíquico. El Ego no es nada fuera de esa síntesis, pero tampoco se reduce a ser un estado o una acción. Plantea un estatus del Ego en tanto que su lugar sería como una especie de horizonte respecto de los estados, horizonte no como existiendo de tras, sino como vislumbre. De esta manera el Ego acompaña a los estados y las acciones para que sean posibles. Sartre plantea el criterio de dubitabilidad del Ego como totalidad trascendente: todo lo que intuimos del Ego, puede ser contradicho por ulteriores intuiciones. “El Ego es la unificación trascendente espontánea de los estados y acciones”, entonces en este sentido existe una relación insoslayable, éstas necesitan del Ego para existir y manifestarse. Y la cualidad estaría dada en tanto que ella le da sentido (califica) la unidad de la consciencia. Y sólo un lazo de carácter “poético”, es el que posibilita la relación del Ego con los estados, cualidades y acciones; en síntesis, para Sastre la relación del Ego con las trascendencias psíquicas, es de carácter creativo o de producción poética. El Ego se revela como creador de estos estados. Pero esta creación se da de manera conjunta al Yo Moi y no de manera separada. Esta creación conjunta es lo que Sartre llama espontaneidad creadora. La fase pasiva del Ego se presenta si concebimos a éste como objeto; y en este sentido sólo sería una pseudo-espontaneidad, se trata de un Ego opaco, entonces no produce nada. La verdadera espontaneidad, debe ser capaz de producir y ser ella misma su propio producto y no otra cosa. Pero he aquí que, en cuanto a la espontaneidad del Ego, ésta se escapa a sí misma, viéndose el Ego sobrepasado: si tomamos como ejemplo al odio, aunque no existe por sí solo, posee cierta independencia del Ego (aunque sea producto del mismo). Existe una relación dependiente constructiva en la que, en la medida en que se produce esa unidad de la consciencia, se da lugar a los estados, luego de ello se constituye el Ego.

Cuando la consciencia le proyecta espontaneidad (actividad) al objeto, es cuando se degrada, y en este sentido deviene en pasiva. La relación que se da entre el Ego y los estados, es que los estados que el Ego produce lo afectan de manera directa cambiando la apariencia del Ego, Sartre propone que el Ego es al mismo tiempo síntesis irracional activa y pasiva, como síntesis de interioridad y trascendencia. La interioridad se da en tanto que la consciencia reflexiva contempla a la consciencia refleja. Y en este sentido la interioridad no se contempla sino que se vive. Entonces el Ego es la interioridad de la consciencia. Pero el Yo Moi sólo puede conocerse por nosotros en la medida en que nos aproximaos y observamos. Siempre teniendo en cuenta que el conocimiento de nuestro Yo Moi depende del punto de vista del otro. Cuando el Ego se degrada, se pierde la intimidad.

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