Creatividad
asterisco 2007
UN COMIENZO PERFECTO
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… Por ser cierto, no hay nada más sincero que ahora, Cuando levantamos el brazo bajo el peso del tiempo Y vemos (casi palpamos), Los segundos desbocados de cada instante En firme desfile hacia no sé qué horizonte engañoso Que también tiene algo de broma. Días de sombra tras las puertas, Vida de muchas vidas y de muchos momentos Que como hojas se vuelven ya amarillos Y tiemblan cuando están a punto de caer. Quizá me ha llegado el turno de escoger. Al mañana recibiré como se debe, Como ese hijo que arrepentido vuelve a casa Solo para marcharse un rato después. Os dejo con la gratitud de quien espera haber hecho todo bien Una vez contados sus errores. Y si la memoria no me falla, Quizás recuerde a todos los que una vez se cruzaron en mi camino Y no merecieron desaparecer. Estoy dispuesto para lo que me toca de la vida, Y aunque con escasa preparación, Lo que termina en los pasillos, puertas y ventanas, Hojas de papel y carteras Ha de empezar en un nuevo aviso De que todo está aún por comenzar. Vosotros que conocéis el secreto de lo más posible, Los que ahora me estáis escuchando Pues ya he trazado mi marca sobre lo difícil. Vosotros que no desperdiciáis vuestra sabiduría, Sino que la vendéis como mercancía exacta, Seguid escuchando. Vosotros que me habéis regalado un día de exuberancia Y otro de miseria Cuando aun no me había puesto en pie O gritado siempre lo mismo. Vosotros, pues, tan familiarmente extraños Recibid lo que nos han dado y será nuestro Aunque lo merezcamos o no. Así pues, todos vosotros, los que me conocen Y los que faltan todavía por saber quién soy, Os enseñé todo lo qué sé y os ayudé en cuanto pude: mirad ahora este final como un comienzo perfecto. Para todos mis compañeros y alumnos. Miguel García Fernández Jefe del Departamento de Administración
Creatividad Aquellas brumas anegaron mi alma, ya no salen de ella, ya no saldrán jamás.
ASTERISCOS TRANSVERSALES
Pedro Páramo
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Aquel día sintieron frío. El color violáceo de sus pies hablaba de su miedo. El terror corría por sus espinazos porque aquel día los habían visto. ¡Sí, habían visto a aquellos hombres delgados y oscuros que acaso ni siquiera eran hombres !. Que llegaron allí con el hielo. Cuando el viento del norte les comía las entrañas, habían venido aquellos otros para acabar con los pocos hijos que la tierra les dejó. Y ya ni las piedras más ásperas daban cobijo a su pánico. Porque aquellos extraños llegaron para quedarse. Con sus historias y sus símbolos. Con los recuerdos de sus muertos que ellos nunca llegarían a comprender. Para acabar con miles de años de vivir sobre la tierra. De la tierra de sus ancestros. De esa misma tierra de la que conocían tan bien su sabor. La tierra en la que acaso ya atisbaban que iban a yacer para siempre ellos mismos y sus hijos. Los hijos que nunca llegarían a ser hombres. Allí. Al sur. Tan al sur. Enfrente de las últimas rocas que dan al último mar. El frío. Los recién llegados. El miedo. La nostalgia y la tristeza. Los hijos que ya nunca irían a dejar.
asterisco 2007
(Pío Baroja, Fantasías Vascas)