RESUMÉN HISTÓRICO SOBRE "LA VIDRIERA"
Acercamos al Pinar de la Vidriera es ponemos en contacto con un paraje de majestuosa naturaleza, pero también puede servimos para perdemos por los senderos de la Historia. Porque hablar del pasado de esta finca podría comportar el encontrar muchos de estos senderos históricos por los que hay que hacer un esfuerzo para no adentrarse: la Historia de la comarca en la que se ubica, la casa de Alba, los recursos, las costumbres ... Apelaremos a la curiosidad de quienes se acerquen a estas letras para que se adentren en ellos por otros medios (siempre habrá alguna publicación al respecto), y nos ceñiremos aquí lo más posible al ámbito de esta finca y el edificio conocido como La Vidriera.
Es escasa la documentación exclusiva con respecto a esta propiedad, apareciendo solo referencias en algunos textos de historia local o sobre el trabajo del vidrio. Quizás en los archivos privados de la Casa de Alba si que abunden las menciones de lo que fue una de sus posesiones, pero otra documentación no tenemos hasta que aparecen las escrituras del Registro de la Propiedad de Huéscar.
Para introducimos en el tema podemos partir de la firma el 25 de julio de 1488 de las capitulaciones entre los Reyes Católicos y la población musulmana de Huéscar. En general, las capitulaciones pretendían ahorrar a los ejércitos cristianos esfuerzos, bajas y tiempo en su camino hacia Granada, al ofertar condiciones muy ventajosas a los habitantes de las ciudades sitiadas si se entregaban sin resistencia. Los antiguos pobladores de Huéscar quisieron aprovecharse de ello, pudiendo así quedarse en sus casas y tierras, ahora como vasallos mudéjares de la Corona castellano-aragonesa, sin tener que cambiar sus modos de vida y evitando un enfrentamiento más dentro de la convulsa guerra de Granada. Se incluía la promesa de que la ciudad jamás sería dada en señorío, perteneciendo siempre a la Corona Real, es decir, a la condición de realengo.
Pero se trataba de una pura maniobra política por parte de Fernando el Católico, que pronto incumplirá su promesa. En 1495 entrega a su cuñado don Luis de Beaumont, Conde de Lerín y Condestable de Navarra, cabeza del bando beamontés (el favorable a la política castellana en aquel reino), el señorío y marquesado vitalicio de Huéscar, en compensación por la pérdida de sus extensos estados de Navarra. Fue el introductor en la zona, junto con sus repobladores, de la devoción a las Santas Alodía y Nunilón y de ciertos rasgos culturales peculiares.
Las protestas no se hicieron esperar, pero la medida se justificó como transitoria, y a la muerte
del Condestable en 1508 el territorio de Huéscar se prepara para la vuelta a la condición de realengo establecida en sus capitulaciones, lo que la pondría fuera de las manos de ningún señor. Así su concejo obtiene, por Merced de la Reina Juana la Loca, la gestión de sus montes, pastos yaguas, además del título de ciudad. Pero en 1513 se le concede la ciudad y su territorio en señorío a Don Fadrique Álvarez de Toledo (II Duque de Alba) por su buen hacer en la campaña de conquista del Reino de Navarra. Este señorío incluía la pequeña alquería de la Volteruela (Puebla de Don Fadrique), Castilléjar y Benamaurel.
Los miembros del concejo, pertenecientes aún a la clientela navarra del Condestable, y la gente del pueblo pretendieron hacer valer desde un principio sus derechos, oponiéndose a los enviados ducales. Tres duros levantamientos antiseñoriales entre 1516 y 1521, estando el último enmarcado dentro de la rebelión comunera, el rechazo de la ciudad a formar parte del mayorazgo de la casa de Alba desde 1523, la negación a pagar la alcabala 1 durante toda la centuria, y otros casos, son muestra de las tensiones entre concejo, población y Duque. En 1560 se llega a una concordia, ratificada y llevada a efecto por don Antonio Álvarez de Toledo en 1589 con mediación de Felipe II, por la que se obtiene lo que ya concedió la reina Juana: el concejo gestionará los recursos del territorio. Además se suprimían desde 1560 las alcabalas a excepción de la de las carnicerías.
El Señorío del duque es por tanto jurisdiccional y no territorial: nombraba a alcaides y regidores y cobraba las rentas de la alhóndiga, las tercias del diezmo eclesiástico, y la alcabala que pagaban los
forasteros y los carniceros, pero no tenía la propiedad, excepto de la alcazaba y una porción de monte que se reservó para sí en la firma de la concordia. Esta fue la que pasó a conocerse como Pinar del Duque, cercano a la que ya por entonces era conocida como Puebla de don Fadrique por haberle concedido este una Carta Puebla -cosa que hizo para ganarse así partidarios frente a los siempre rebeldes y exigentes vecinos de Huéscar-. Estos terrenos que añadió a sus mayorazgos consistían en una gran extensión forestal, pero mínima si 10 comparamos con 10 que quedaba en manos del concejo oscense, que además obtenía permiso para talar y vender 8000 pinos de su sierra
Pero, ¿de dónde sale la denominación Pinar de la Vidriera? Pues bien, parece ser que en el siglo XVI el vidrio estaba muy de moda entre la nobleza tanto más cuando esta era la que estaba en posesión de grandes extensiones madereras, materia prima indispensable para la fabricación del citado material. Así don Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos y señor de Castril, es el promotor de la creación de un horno de vidrio en esta localidad en tomo a la fecha de 1504, vidrio que pasará a ser muy
1 Impuesto indirecto que gravaba a todos los bienes comerciados y que comprendía entre un diez y un cinco por cien del valor vendido
apreciado posteriormente. Se trataba de objetos de uso corriente: garrafas, botellas, "lenguas de vaca” 2, para llevar en faltriqueras, fruteros, morteros ... 10 que no impidió que se fabricaran algunos objetos decorativos de cierto lujo, como son las conocidas jarras castrileñas. Sea porque Don Antonio Álvarez de Toledo, V Duque de Alba, viera lo rentable del negocio de su vecino o por no ser menos que éste, decide él también crear su propio taller. No le faltan en su pinar los recursos madereros para mantener el horno siempre a alta temperatura, y parece que tampoco arena silícea, que era sacada de allí mismo (posiblemente del lugar conocido por La Nablanca). La zona, a pesar de 10 que pueda parecemos ahora, no estaba mal comunicada, ya que pasaba por allí el camino a Madrid y no quedaba lejos el de levante, donde además había importantes plantaciones de halogetum sativum, la planta de donde se sacaba la sosa para la fusión y maleabilidad del sílice.
Así que desde 1620 en los documentos aparece ya la mención de un "horno vidriero" en el lugar conocido hoy por La Vidriera, donde según algunos se apreciaban hace poco restos de fundición de vidrio. Popularmente se cree que el nombre le viene de la extracción de arena para una vidriera de la Puebla, pero se trata de una confusión, ya que es la misma de la que hablamos.
En el siglo XVII los documentos ya no hablan del Pinar del Duque, sino del Pinar de la
Vidriera. La producción de este debía ser semejante a la del horno de Castril: objetos para uso de cocina, depósito ... de los que no queda ni rastro. Pero posiblemente hicieran también obras decorativas semejantes a las llenas de filigranas de Castril, de las que no queda constancia. Probablemente esta producción durara poco más de un siglo, pero los datos son escasos. Lo único claro es que en 1752, en el catastro de la Ensenada ya no figura en la localidad ningún beneficio por horno de vidrio.
Andando el tiempo y pasada la guerra de la Independencia (1808-1814), la Puebla de don Fadrique separa su término de Huéscar, generándose conflictos territoriales por algunas zonas como son la Dehesa del Horcajón y el Pinar de la Vidriera. Este último queda dentro del término de Huéscar, pasando la primera al de Puebla, pero estando en propiedad del ayuntamiento oscense.
Ya tenemos otra causa de la supuesta rivalidad tradicional que arrastraban estos dos pueblos. Vimos anteriormente que por un lado Huéscar se oponía abiertamente a la gestión del duque, mientras que este favorecía el asentamiento en Puebla de sus partidarios. A esto ahora se unirán cuestiones territoriales y simbológicas, ya que comparten a sus Santas Patronas cuya ermita está en la Dehesa del
2 Las lenguas de vaca eran una especie de petaca de forma oval que llevaban colgadas en faltriqueras o fundas de esparto y se destinaban al transporte de aguardientes, aceites u otros líquidos.
Horcajón, perteneciente al Ayuntamiento de Huéscar a pesar de estar en término de Puebla de don Fadrique. Hoy podemos decir que tal rivalidad entre los vecinos de una y otra localidad, si es que verdaderamente existió, ahora es agua pasada y queda quizá como algo meramente pintoresco y teatral a la hora de entregarse a sus patronas en una espectacular romería.
En 1873 se inscribe el inventario de la finca en el registro de la propiedad, lo que nos proporciona abundantes datos a la hora de su cuantificación. Abolidos en España los mayorazgos3 y reintegrados a la corona los derechos y diezmos durante el periodo liberal, Don Jacobo Luis Francisco Pablo Fitz James y Bentimiglia Álvarez de Toledo, Duque de Alba parece preocuparse por la integridad patrimonial cuando en Noviembre de 1868 se reúne con una junta de acreedores y se establece que una comisión tasará las posesiones de la finca conocida como Pinar de la Vidriera. Esta establecerá "de unanimidad y proindiviso" la propiedad para el citado Duque, y a su hijo primogénito el Duque de Huéscar Carlos María Isabel Stuart y Portocarrero, como inmediato sucesor. Se consigue la no disgregación de la finca mediante el uso de la fórmula proindiviso, pero esto quiere decir que los acreedores tienen derechos sobre la propiedad. En la tasación aparece como finca rústica en su mayoría de monte alto y bajo de pinos y encinas, y el resto tierras de cereales y pastos (se especifica secano de segunda y tercera calidad), con corta porción de riego, que en suma conforman 6264 hectáreas. Las lindes citadas: Royo Frío (sic.), Barranco del Oso, Fuente del Puntal, Cueva de la Cadena, la Losa, etc. vienen a coincidir con la porción Norte del término de Huéscar, quedando al Este el de la Puebla de don Fadrique, al Norte el de Nerpio, perteneciente ya a la provincia de Albacete, y al Noroeste y Oeste el termino de Santiago-Pontones, y todo unido al Sur por el pasillo de la Losa. Varias casas-cortijo habitadas por labradores quedan dentro de este patrimonio: tres en la Hoya del Espino, otra en la Molata del Hinojo y "otras seis casas cortijo en las llamadas de la Vidriera, de dos cuerpos de alzada sobre la planta de setecientos sesenta y seis metros, quinientos diez y seis centímetros cuadrados, en fábrica de mampostería y en buen estado de conservación [ . .] destinadas cuatro de ellas para habitación de labradores y dos para la de los guardas". Ya no se cita nada sobre el horno de Vidrio. El valor tasado en las tierras del pinar, más el importe de los diezmos reintegrados por el estado en títulos al tres por ciento (deuda pública) y el importe de algunas ventas realizadas ascendía a 174.400.669 reales y 97 céntimos. Como dato curioso la finca aparece gravada con una hipoteca de 550.000 ducados a favor de la Emperatriz de Francia, la granadina esposa de Napoleón III Eugenia de Montijo.
La finca ha permanecido mucho tiempo formando parte del patrimonio de la Casa de Alba, pero 3 En el derecho castellano era una vinculación del patrimonio familiar de la nobleza, que tenía que pasar íntegramente al primogénito, evitando así la disgregación de la gran propiedad. Su abolición se dio por un decreto en 1836, como complemento a las medidas desamortizadoras de Mendizábal.
llega el momento de asistir a un cambio curioso de propietario. Según se cuenta por los pueblos de la comarca a modo de leyenda, hace ya muchos años que un mulero que realizaba servicios para la zona del pinar -popularmente conocido por esto como "el Reventao"- se hizo con la finca mediante un curioso trato. El hombre, tras conocer bien la explotación, se desplazó a Madrid, se puso en contacto con un representante del señor Duque y obtuvo permiso para realizar cortas de madera en la propiedad. Debió de ser muy fino, ya que en el trato no solo entró la compra de la madera de los pinos, sino también el área que marcaran estos en su caída. Algunos afirman que también entraba en el trato la porción de terreno que señalara el vuelo del hacha en su trayectoria.
No sabemos si el negocio fue en estos términos verdaderamente, pero lo cierto es que el 19 de Diciembre de 1894 el Pinar es vendido por los herederos del Duque de Alba (sus hijos Carlos María Isabel y María de la Asunción Stuart y Porto carrero ) junto con otras dos propiedades, la Posada de la Alhóndiga de Huéscar y un almacén de Maderas, a Don Miguel Bañón González, vecino de Santiago de la Espada y más tarde afincado en Puebla, que debe ser por tanto el supuesto "Reventao". Y lo cierto es que la venta se hace por un precio irrisorio: un millón de pesetas. Debemos tener en cuenta la anterior tasación en reales citada que equivaldría a unos cuatro millones trescientas mil pesetas. De este millón el señor Bañón paga doscientas mil pesetas, y el resto se entregará en plazos de la misma cantidad que obtendría de la venta de traviesas de madera. Para obtener la cantidad de doscientas mil pesetas se considera que ha de cortar cien mil traviesas, así que si no consigue este aprovechamiento se le concede una prorroga de un año con recargo de un 4% de intereses más mil pesetas para gastos administrativos.
En el acuerdo entre los representantes de los propietarios y el de Bañón (Rufino González Bañón) se pone de manifiesto la preocupación de los primeros por la conservación de la riqueza forestal del paraje y se estipula un reglamento de explotación. No se deben de sacar más de cien mil traviesas al año, y si se hace, su beneficio pasará integro a los anteriores propietarios en concepto de adelanto de pagos. De los beneficios de otros materiales como "viguetas, madera murciana, postes telegráficos" se deducirán dos terceras partes en concepto también de adelanto de pagos. Por tanto, hasta que no se realizara el pago de la hipoteca, Miguel Bañón apenas obtendría beneficios de su negocio. Entrarían dentro de las condiciones de la hipoteca cualquier otro negocio u obra que se realizara en relación con la finca, especificándose en concreto contratos con la "Compañía del Ferrocarril de Madrid a Zaragoza y a Alicante". Esto nos evoca un contexto histórico más amplio: el de la España que se halla aún en proceso de titubeante industrialización y expansión del ferrocarril, para el cual eran destinadas las traviesas mencionadas.
Sea por que era difícil alcanzar las cantidades de madera propuestas para adelantar los pagos, o porque si se alcanzaron, los beneficios no se dedicaron a reducir la deuda, Miguel Bañón no canceló su hipoteca hasta el 12 de Enero de 1900. Pero mucho debió de prosperar "el Reventao" cuando en 1903 cuenta entre sus amigos a Don Álvaro de Figueroa y Torres, Conde de Romanones, insigne figura de la vida política española que fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1901, y reputado hombre de negocios. Este intercederá ante el Banco de España para que se le concediese crédito a Bañón durante cinco años, para lo cual tendrá que renunciar a su vecindad en Puebla de Don Fadrique para domiciliarse en Madrid y poder cumplir los trámites burocráticos. Para afianzar su alianza con Romanones, que le cancela el pago del primer millón, y para que este tenga por seguro que no tendrá que poner nada de su bolsillo, Bañón hipoteca en la ya citada cantidad a favor del Conde, su pinar. Más tarde lo volverá a hacer a favor de Romanones y del Marqués de Mejorada del Campo, con los que se había endeudado en cantidades menores.
Como vemos nos encontramos ya con un Bañón inmerso afanosamente en sus negocios madereros y relacionado con personalidades trascendentales de nuestra Historia. Y así nos seguiremos encontrando a sus igualmente activos herederos, los cuales con el paso del tiempo modifican las características de la gran propiedad. Para 1930 han tenido lugar varias segregaciones de la heredad principal a manos de la familia, lo que la reduce al sitio citado de la Vidriera, donde se hallaban las dependencias mencionadas anteriormente, ya muy remozadas, a la manera del gran caserón con capilla que ahora podemos apreciar y en cuyas puertas, talladas en madera, podemos leer las iniciales de Miguel Bañón.
Por esta época otro hecho histórico nos acerca a la finca, esta vez teniendo poco que ver con los negocios, pero digno de ser mencionado aquí. En las listas de fallecidos del campo austriaco de Gusen, aparece Antonio Vico Martínez, muerto el 31 de Octubre de 1942 y que figura como nacido en Pinar de la Vidriera, de la provincia de Granada. Tuvo que ser algún hijo de trabajadores de la finca marcado por los terribles sucesos de la época: la Guerra Civil y el dramático exilio, ya que los que salieron a Europa huyendo de la represión de posguerra se encontraron con la II Guerra Mundial, de dramáticas consecuencias para muchos de españoles que engrosaron los nombres de los terribles campos de concentración.
Finalmente una nueva etapa histórica comienza para este bello paraje, que seguía en manos de la familia Bañón cuando en 1991 es adquirido por la Comunidad Autónoma Andaluza, con el edificio de la Vidriera y 1400 hectáreas, para revitalizarlo, pero esta vez ya no con el negocio maderero, sino
con otro más sostenible y que viene de manera prometedora a renovar la economía de la comarca en la que se localiza: el turismo rural. Apelando, como ya se hiciera al principio, a su curiosidad, invitamos desde aquí a que descubran la comarca.
FUENTES Y BIBLIOGRAFIA: -GEA GIL, A, Castril de la Peña. Guadix, 1998. -GONZÁLEZ ALCANTUD, J.A, "Las Santas de Huéscar. Territorio y símbolo religioso" en Gaceta de Antropología nº 4. Universidad de Granada, 1985 . -GONZÁLEZ BARBERÁN, V., "Resumen histórico sobre la vidriera de Castril'" en Serie especial de sellos sobre
artesanía española. Granada, 1988. -Libro 28 de Escrituras del Registro de la Propiedad de Huéscar, finca 2117 -RUBIO LAP AZ, J., Arte e historia en Puebla de don Fadrique. Diputación de Granada, 1993 - V.V.A.A, Uskar. Revista de Información Histórica y Cultural de la Comarca. Varios números. Huéscar. -V. V. A. A, Granada. Tomo II. Diputación provincial de Granada. José Julio Martínez Valero Licenciado en Historia por la Univ. Granada Huéscar (Granada)