Personajes

  • November 2019
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  • Pages: 3
Dulce Venganza

Personajes: Sra. Ofelia Juan Ana Acto I Las luces se van encendiendo poco a poco. Al iluminar todo el escenario, se puede ver que la acción esta situada en el living de una casa de buena posición. Hacia el lado derecho del escenario, esta sentada en una mecedora la Señora Ofelia, una anciana de unos 90 años y la dueña de la casa. En sus piernas tiene a Federico un poodle. De fondo se escucha un tango puesto en un tocadiscos. Mientras acaricia al perro. Va bajando la música. Entra Ana. Ana: ¿Me mando a llamar señora? Sra. Ofelia: Efectivamente. Ana: ¿Gusta de algún servicio señora? Sra. Ofelia: No, solo quería conversar con usted. Ana: ¿Qué pasa señora? ¿Necesita que bañe a Federico? Sra. Ofelia: No, Federico esta perfectamente. Ana: Entonces, estoy a su servicio ¿Qué necesita? Sra. Ofelia: Siéntese por favor. Ana: ¿Perdón? Sra. Ofelia: Le dije que se siente. (Ana se sienta tímidamente) Ana: Señora, si me mandó a llamar por la vajilla que quebré por error el otro día, de verdad, no fue mi intención, solo tenía las manos resbalosas, pero en serio, si me lo quiere descontar del sueldo, yo podría… (La anciana ríe)… Disculpe señora, ¿Pero que puede ser gracioso? Sra. Ofelia: Si tuviese que despedir personal por cada vajilla quebrada, estaría sola hace mucho tiempo o quizás muerta. No te preocupes, no me doy cuenta ni que cosa compran en esta casa (ríe). Que divertido es conversar con la servidumbre, nunca lo había experimentado, si hubiese sabido eso antes, los abría sentado en mi mesa hace mucho tiempo, es muy aburrido comer sola… ¿No es cierto?… ¿he?... Ana: Ana, mi nombre es Ana Sra. Ofelia: (Ríe) ¿Ana? Que lindo nombre Ana, tantos años viviendo contigo y no saber tu nombre. Ana: Bueno señora, dígame, ¿Para que soy buena? Sra. Ofelia: ¿Para que soy buena? Ana: O sea, perdón ¿Para que me mando a llamar? Sra. Ofelia: Comprendo. Bueno, necesito tu ayuda. Ana: ¿Mi ayuda? Sra. Ofelia: Si, pero no solo tu ayuda. Te explico. Yo soy una persona sola, mi vida es esta casa que me la dejaron por herencia y Federico, mi dulce compañía. Pero para el problema que tengo, Federico no es de gran utilidad, y pensé que ya que viven en esta casa tu y ese jardinero me podría ser de gran utilidad. Ana: ¿Usted me esta hablando de Juan? Sra. Ofelia: ¿Juan? Ana: El jardinero. Sra. Ofelia: ¡Ha, si Juan! Ana: ¿Entonces porque no esta el aquí? Sra. Ofelia: Es que no sabia su nombre. Ana: ¿Quiere que lo llame señora? Sra. Ofelia: Si fueras tan amable (Ana sale y la anciana queda sola en escena, habla con su perro). No Federico, no tienes que tener miedo, tenemos bastante poder, tú y yo solos en la cima del mundo (besa al perro y entra Ana con Juan, el jardinero, viene bastante sucio y poco presentable, pero a pesar de todo se saca su chupalla para saludar a la señora)

Juan: Buenas tardes ¿Para que me llamaba señora? ¿Necesita que le adorne algunas flores dentro de la casa mi dama? Sra. Ofelia: (Ríe) Que divertido ser empleado, siempre están a la merced de sus señores, como que no tuviesen otra cosa que decir (Ríe y a la vez los imita) “¿Señora me necesitaba para algo?” (Juan y Ana se miran confundidos) ¡Ha, perdón!, siéntese por favor joven. Juan: ¿Como? Sra. Ofelia: Que se siente (Ana le da un golpe en el brazo) Ana: Que se siente nos dijo la señora (La señora pone a Federico en un almohadón de seda) Sra. Ofelia: Perfecto, ahora que estamos todos bien sentados, relajados, les tengo una propuesta. Les explico (Se levanta la manta que tiene en las piernas y saca una hoja y se las muestra). Ana: “Elija o el perro o su casa” ¡Por Dios y la virgen santa Sra. Ofelia! ¿Le han hecho algo? ¿La han llamado por teléfono? ¿Quiere que llamemos a la policía? Juan: ¡Sra. Ofelia! ¡Esta amenazada de muerte! Bueno, no usted, el perro por suerte. Sra. Ofelia: A si es, me están amenazando, pero no hay porque temer. Ana: ¿Pero como no señora? Sra. Ofelia: No hay que temer porque ustedes me van a ayudar. Juan: ¿Ayudarla? ¡Ha no señora!, yo puedo ser muy hombrecito pa mis cosas, pero cuando se trata de bala, ahí si que me pongo chucaro. (Le da un golpe en la cabeza) Ana: Deja que termine la señora hombre Sra. Ofelia: Bien, estos que me han mandado el anónimo yo los conozco. Son los empresarios que trabajaban para mi padre. Yo era hija única y heredera de todos los bienes de mi padre. Cuando ellos mataron a mi padre y a mi madre, Tuve que quedar sola en esta casa, Junto a Gertrudis, la sirvienta de años de mi padre, ella me cuido hasta mi adolescencia. Ya a la edad de los 15 años, la mataron y solo me quedo de ella una perrita llamada pelusita la cuál han trascurrido generaciones y generaciones hasta llegar Federico. Así fue, luche toda mi niñez juventud y adulces para no dejarles ni un solo centavo a esos mal nacidos. Y hoy me amenazan a mí, saben que Federico es mi única compañía y esta casa que tanta historia tiene. Ana: ¡Señora por Dios que terrible! Juan: Aun no entiendo para que nos llamó mi dama Sra. Ofelia: Ellos no conocen con la gente que vivo, yo les hice creer que tenía una familia numerosa y que ellos iban a heredar toda la fortuna. Pero ya el cuerpo no me da para mentiras, yo estoy vieja niños y no quiero que esto se pierda. Juan: ¡Perdóneme damisela, pero yo no toy pa juegos de encapuchados. Yo, renuncio ahora y hoy día mismo. A mi me da miedo eso de las pistolas, yo soy gente de bien y me da requete harto miedo andar jugueteando con eso. ¡No señora! Ana: Cállate pailón no ves que la señora se pone nerviosa Sra. Ofelia: No te preocupes hijo, yo no quiero exponerte a nada. Solo quiero que te hagas pasar por mi hijo. Juan: ¡¿Por su hijo?! Ana: ¡¿Por su hijo?! Sra. Ofelia: Si y tu por su esposa. Ana: ¡¿Por su esposa?! Sra. Ofelia: Por su esposa. Aparte de Federico son lo único que tengo y me doy cuenta hoy, el último día de mi vida. Han trabajado años para mí y es injusto que se vayan sin un buen pago. Solo les digo que defiendan la honra, nada mas (La señora toma a Federico, se lo pone en las piernas y mientras lo acaricia va cerrando los ojos y la luz se va apagando).

Acto II Han pasado 2 días de la muerte de la señora. Se encienden las luces lentamente. Ana y Juan muy bien vestidos se toman un café, ríen y disfrutan de su fortuna. Ana burlándose. Ana: ¡Federico! ¡Federico! Juan: (Ríe) Le haces igual como lo llamaba la vieja. Ana: Somos fantásticos cariño, ya no daba un día mas fingiendo ser la sirvienta buena de la Sra. Ofelia. Juan: ¿Y yo? (Ríe) El huasito humilde de provincia Ana: Eres un genio mi vida, jamás se me hubiese ocurrido hacer eso, sin menos trabajo somos dueños y señores de la fortuna que tanto quisimos. (De repente se siente un disparo y golpes en la puerta) Juan: ¡¿Qué pasa, que pasa?! Ana: ¡¿Un asalto mi amor?! Voz en Off: Salgan con las manos en alto los tenemos rodeados.

Apagón

Katherine Peñailillo Teatro II Cristian Figueroa Dramaturgia

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