Esperé un dios en mis días Luis Cernuda
Localización: “Esperé un dios en mis días” pertenece a la obra “Donde habite el olvido” que fue escrita entre 1932 y 1933 cuando Luis Cernuda aún se encontraba en su época de comienzos en su carrera literaria. Luis Cernuda pertenece a una de las generaciones poéticas más importantes de la literatura española, la Generación del 27. Durante esta época estaba activa en España la dictadura del General Primo de Rivera que dura hasta 1930. Al año siguiente se convocaron elecciones en las que salió ganador el Partido Republicano por lo que Alfonso XIII se tuvo que exiliar. Era así como comenzaba el periodo de República que acabaría en 1936 con la Guerra Civil. Durante esta época escribe “Donde habite el olvido”, obra a la cual pertenece el poema analizado en este trabajo. Durante esta época genera una elegía amorosa, además de reivindicar la homosexualidad (recordemos que Luis Cernuda era homosexual y esta fue una de las razones por las que durante la Guerra Civil tuvo que exiliarse).
Análisis del poema: El tema principal en este poema de Cernuda es el vacío, el estar perdido en un mundo sin sentido. El poema se puede dividir en cuatro partes que coinciden con el número de estrofas, una primera que podría actuar de introducción, una segunda que se podría enlazar a una tercera parte y una conclusión muy breve de apenas dos versos. Esa primera parte que arranca en el primer verso y termina en el cuarto comienza con el verso que da nombre al poema, “Esperé un dios en mis días”. Nos deja la idea de que en su vida le falta algo, de hecho en el segundo verso dice “para crear mi vida a su imagen”. Indica que si hubiera tenido ese algo en su vida, hubiera sido todo para ello, más adelante indica que es un amor. Si en su vida hubiera existido un amor, habría vivido por y para él, todo hubiera sido diferente. En la totalidad del poema alude a la falta de amor. En la segunda parte quiere decirnos que no ha vivido feliz, “vivo y no vivo”. Ha dedicado su vida aún joven a pensar y a reflexionar sobre ese
Esperé un dios en mis días Luis Cernuda
vacío (“vacío el cuerpo”) que le causa el no haber encontrado el amor. Nunca ha aprendido a sobrellevarlo, se ha dejado llevar por esos pensamientos que para él no son nada positivos. En la tercera estrofa que compone este poema vuelve a hablar del vacío que tiene, por eso anteriormente he indicado que se podría enlazar con la segunda parte. Aunque efectivamente hablen de lo mismo prefiero verlas por separado ya que cada una tiene algo diferente. Vacío el que abrazan sus brazos, una sombra que ven sus ojos, un sueño al que besar. Es muy intuitivo ese vacío que mantiene la uniformidad, la integridad del poema, la unidad podríamos decir.
Y para terminar nos deja con dos versos con los que nos quiere decir que ha tomado la decisión de no amar más. Lógico y coherente que tome esta decisión tras haber pasado una vida de sufrimiento por no tener alguien a quien abrazar todas las noches o poder besar en cualquier momento.
Este poema nos deja muy claras ciertas estructuras repetitivas, que le valen para mantener la unidad del poema. Usa recursos como el paralelismo, “vivo y no vivo, muerto y no muerto” o “ni tierra ni cielo, ni cuerpo ni espíritu” o en la siguiente estrofa: “Soy eco de algo; lo estrechan mis brazos siendo aire, lo miran mis ojos siendo sombra, lo besan mis labios siendo sueño.” Repite la misma estructura dentro de cada párrafo, el pronombre lo acompañado de un verbo en tercera persona del presente del modo indicativo, junto con el demostrativo mis y terminando con una parte del cuerpo. En general, este poema solo trata el vacío producido por no haber encontrado un amor. Al solo tener una idea mantiene la unidad en sus cuatro estrofas por lo que la organización de ideas es bastante sencilla.
Esperé un dios en mis días Luis Cernuda