Tratamientos térmicos del acero Un tratamiento térmico o TTT se define como un proceso o conjunto de operaciones aplicando cambios térmicos de una manera brusca o no produciendo unos cambios en la estructura interna de manera que adaptamos el acero a nuestras necesidades.
¿Qué conseguimos con estos cambios?
Nuestro objetivo es modificar las características mecánicas del material; por ellos los cambios se verán reflejados solo a nivel microestructural sin alterar la composición química.
¿Qué características podemos modificar?
1. Tenacidad, se define como la capacidad que tiene el material para absorber energía sin rotura; es decir la resistencia al impacto 2. Dureza, se define como la resistencia que presenta el material a ser rallado o a que otro material penetre sobre él. 3. Desgaste, se define como la resistencia que ofrece el material a erosionarse una vez que entra en contacto con otro material friccionándose ambos. 4. Maquinabilidad, se define como la resistencia que opone un material a ser mecanizado por arranque de viruta.
¿Tipos de tratamientos?
Recocido: se calienta el acero hasta aproximadamente 850ºC y pasa a enfriarse lentamente, normalmente se enfría en contacto con el aire.
Este tratamiento tiene unas ventajas que son un aumento de la elasticidad, facilita el mecanizado por lo que será menos costoso mecanizar piezas con este acero, además nos afina el grano. Nos elimina las tensiones internas que pudiera tener el material de fragua o al realizar un trabajo en frio sobre este. El principal inconveniente seria que nos disminuye la dureza y en determinados casos esto puede ser un hándicap.
Normalizado: una vez tenemos el acero calentado a una temperatura superior a la de austenizacion se deja enfriar en contacto con el aire. Su objetivo es homogeneizar el material de manera que evitamos las tensiones internas, afinar el grano y ordenar el carbono dentro de la estructura interatómica.
Revenido: se suele aplicar a piezas previamente templadas, necesitamos calentar la pieza a una temperatura por debajo de la crítica. El objetivo es minimizar la dureza y resistencia además de eliminar las tensiones creadas previamente en el temple, por ultimo mejoramos la tenacidad quedando un material en líneas generales muy completo pues tenemos una dureza y resistencia deseada.
Temple: en este caso calentamos la pieza hasta austenizarla y la enfriamos rápidamente obteniendo martensita. Nuestro objetivo no es otro que aumentar la dureza y la resistencia mecánica. Este proceso origina unas tensiones internas elevadas de manera que posteriormente habría que realizar un revenido.
A este proceso le afectan los siguientes aspectos:
Tamaño: a medida que aumentamos el grosor necesitaremos aumentar el tiempo de calentamiento para tener toda la pieza austenizada
Composición química: las aleaciones favorecen el temple.
Tamaño de grano: nos afectará en la velocidad crítica del temple de manera que para un grano grueso tenemos una mayor templabilidad
Medio de enfriamiento: dependiendo del fluido en el que enfriemos el acero podemos obtener una velocidad superior o inferior a critica lo cual influye en la formación de la martensita; normalmente se usa agua, aceite o baño de sales.
La imagen anterior vemos que es un gráfico donde la ordenada corresponde al tiempo y la abcisa a la temperatura; vemos como dependiendo del tratamiento
la temperatura a la que habrá que calentar el acero variará siendo el revenido aquel que necesita menor calentamiento y el temple el que más.