“los cambios más importantes de mi vida
se han producido en momentos en los que yo pensaba que todo estaba perdido…”
– Máximo Pradera
Reconociendo la Voz del Maestro
Un joven había estado escuchando en su
parroquia una enseñanza sobre escuchar y obedecer la voz del Señor… Entonces el joven no pudo evitar pensar:
- ¿Dios habla con la gente todavía?
Después de la reunión, salió con unos amigos
a cenar y comentaron el mensaje. Varios de ellos contaron cómo Dios los había guiado en diversas oportunidades. Ya eran las 10:00 de la noche cuando el joven
emprendió el regreso hacia su hogar…
Mientras iba sentado en el auto comenzó a
orar: “Dios, si todavía hablas con la gente, por favor háblame a mi. Yo te voy a escuchar. Voy a hacer todo lo que pueda por obedecerte”.
Mientras manejaba por la calle tuvo un
pensamiento extraño… se le ocurrió que debía parar y comprar un litro de leche… pero dijo en voz alta: - “¿Dios, eres tu?” Como no obtuvo respuesta, siguió camino
hacia su casa pero nuevamente le vino el pensamiento: - “Compra un litro de leche”
El joven recordó de la Biblia cómo el pequeño
Samuel no reconocía la voz del Señor y acudía a pedirle ayuda a Elí y entonces dijo: “Está bien, Dios, por si acaso eres Tu, voy a comprar la leche”.
No parecía una prueba muy difícil de
obediencia, la leche siempre es útil pensó. Se detuvo, compró la leche y siguió camino hacia su casa. Ya cuando estaba pasando por una calle sintió
un impulso que le sugería: “Dobla en esta esquina”.
“Esto es una locura”, pensó , y siguió su
camino. Pero de nuevo tuvo la sensación de que debió haber doblado en aquella esquina. En la siguiente intersección dobló y volvió a
la calle en que había sentido ese impulso y dijo: “Esta bien Señor, así lo haré”.
Siguió varias cuadras y sintió que tenía que
parar. Se estacionó y miró a su alrededor, estaba en
una zona que no era de las mejores de la ciudad, pero tampoco de las peores. Todos los negocios y las casas estaban cerrados y la gente parecía que se había ido a dormir. De repente volvió a sentir algo…
“Anda y dale la leche a esa gente de la casa de enfrente”. El joven miró la casa… estaba tan oscura, que
daba la impresión de que estaba abandonada… Se intimidó y regresó a su auto diciendo:
“Dios esto es de locos, esa gente debe estar durmiendo. Si los despierto se van a enojar
Nuevamente sintió que tenía que ir… y dijo:
“Está bien Dios , si eres Tú, voy a ir y les voy a dar la leche. Si Tu quieres que quede como un loco, está bien. Quiero ser obediente… supongo que eso servirá de algo… pero si no me contestan rápido… ¡Me voy!
Cruzó la calle y tocó el timbre… y se percató
de que venían ruidos de adentro… Un hombre le gritó:
“¿Quién es usted? ¿Qué quiere?”.
La puerta se abrió antes de que el joven
pudiera salir corriendo… y se asomó un hombre que parecía que recién se había levantado de la cama y con una mirada extraña, muy molesto le preguntó: - “¿Qué quiere?” El joven tímidamente sacó la botella de leche
y le dijo: - “Aquí tiene, esto es para usted”.
El hombre impactado, tomó la leche y entró
apresurado. Tras él, una mujer le esperaba intentando calmar el llanto de un niño que llevaba en brazos. El joven vió al hombre, quien con los ojos
llenos de lágrimas, tomó al niño y le dijo con voz entrecortada …
“Estábamos orando… tuvimos que pagar muchas cuentas este mes y nos quedamos sin dinero. No teníamos dinero para comprarle leche a nuestro bebé. Estabamos pidiéndole a Dios que nos ayudara a conseguir leche y comida”.
El joven sacó de sus bolsillos todo el dinero
que tenía y se lo puso en la mano al hombre. Dió media vuelta y se regresó a su auto llorando… Entonces, el joven comprendió, que si se sabe
oír la voz de Dios abriéndose camino en medio de tantos ruidos, se puede descubrir que …
DIOS TODAVÍA NOS HABLA. ¿Tú puedes escucharlo? Presta atención… a esa voz que habla dentro de ti. Reconéctate… con Dios.
Porque Él no deja de hablarnos… aunque nosotros muchas veces no sepamos escucharle en medio de todos los ruidos que nos rodean. Dios está ahí para ti.
¡Descúbrelo!
Ésta historia está basada en el relato que aparece en el libro: Ver la Vida con Ojos Nuevos de Gustavo E. Jamut
Parte de la amplia colección de este autor que encuentras
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