SÁBADO 7 DE JULIO DE 2007
REPORTAJE DEL SÁBADO
B5
INDUSTRIA DEL LITIGIO Indemnizaciones por daño:
Empresas chilenas
pagan $115 millones por cada empleado que muere en el trabajo Los abultados dineros involucrados hicieron proliferar rápidamente a los denominados “cazadores de ambulancias” y “abogados del resbalón”.
En Estados Unidos, las indemnizaciones ascienden en promedio a US$ 1,5 millón por trabajador. Y en el caso de que sea mujer, a US$ 1,25 millón.
PABLO OBREGÓN CASTRO
L
os muertos quintuplicaron su precio en los últimos diez años; una muerta vale menos que un muerto; el dedo de un gerente puede costar lo mismo que la pierna de un obrero; un muerto en México es más caro que uno en Chile... y uno en Chile es más caro que uno en Argentina. En estos términos, resulta tosco y grosero. Pero así nomás es. Las demandas por responsabilidad patronal civil se masifican rápidamente y obligan a plantearse las cosas con toda frialdad. Florecen los cazadores de ambulancias, y los abogados del resbalón merodean por los pasillos de hospitales para captar viudas de ojos llorosos. ¿Y las empresas? A algunas las toman por sorpresa, mientras que otras se blindan adecuadamente con costosos seguros de responsabilidad civil patronal.
Con quota litis En Chile, los abogados pueden negociar a voluntad su retribución, lo que da pie al denominado pacto de quota litis puro, el que supone que el cliente se compromete a pagarle al especialista únicamente un
La era del consumidor Junto con la mayor capacidad de organización de los consumidores —y en este caso de los trabajadores—, surge toda una pujante industria del litigio, que ayuda a elevar drásticamente el número de demandas por muerte y accidente grave. Y que ayuda también a las aseguradoras a disfrutar de una apetitosa oportunidad de hacer buenos negocios.
ENTRE 1995 Y 1998 , las empresas pagaron un promedio de $25 millones por cada trabajador muerto. Hoy, el promedio se eleva a $115 millones. Según estadísticas proporcionadas por Marsh Corredores de Seguros, entre 1995 y 1998 las empresas pagaron un promedio de $25 millones por cada trabajador muerto en Santiago, Valparaíso, Concepción y Antofagasta. En 2000, el promedio se elevó a $115 millones. ¿Suma? los muertos quintuplicaron su valor en menos de cinco años.
Cazadores de ambulancias Los últimos diez años fueron testigos de un cambio cultural dramático en estas materias. Tal como advierte Gloria Claro, directora de Marsh Corredores de Seguros, antes las familias no demandaban. Recibían lo que les pagaba la mutual, y listo. “Yo creo que la gente se sentía honrada de tener al gerente de la empresa en la iglesia y las coberturas patronales se gatillaban, con mucho, una vez al año. Ahora, en cambio, siempre se demanda”, dice. Entre otros catalizadores de este cambio, destaca todo un grupo identificable de abogados que llaman a la familia de las víctimas a la usanza de los denominnados cazadores de ambulancias, que en Estados Unidos trabajan con una clase especial de
ley que se llama Ley del Agravio. Un escalón más abajo, operan los abogados del resbalón, cuyo negocio es conseguir casos de daños corporales de menor importancia y cerrarlos rápidamente —hacen su beneficio a partir del alto volumen de ventas y no ponen tanto esfuerzo en cada uno de los casos que enfrentan. ¿Dos anécdotas? En las páginas amarillas de Miami aparecen algunas completas
con los servicios de los abogados del resbalón. Y, además, un jocoso estudio publicado por la prensa local mostraba que los abogados del agravio habían superado a los médicos como los profesionales más deseados por las madres si pudieran escoger a sus potenciales yernos. Buenos partidos. Otro gallo cantaría si en ese país —y en Chile— no operara la quota litis como forma de pago predilecta por algunos abogados. En Inglaterra, por ejemplo, se derogaron estos pactos de honorarios y se reemplazaron por horas-hombre. Como consecuencia directa, las demandas colectivas casi desaparecieron, pues se hicieron poco rentables para los abogados. Como contraparte, se podría decir que estos pactos de honorarios son la única forma que tienen algunas familias para acceder a los servicios de un abogado.
De dólares y pesos Reconózcase o no, el negocio es muy bueno. Las cifras publicadas por Limits of Liability 2006 indican que un muerto en Estados Unidos cuesta en promedio US$ 1,5 millón. Y en el caso de una mujer, cues-
Las compañías pagan primas de hasta US$ 12 mil Para hacer frente a esta floreciente industria del litigio, las empresas se protegen comprando seguros de responsabilidad patronal. La prima se paga de acuerdo a los ingresos de la compañía y, según Limits of Liability 2006, Brasil y México son los países más caros de la región, mientras que Argentina, Bolivia y Perú destacan entre los más baratos. En los dos primeros, las empresas pueden protegerse hasta por US$ 1
millón pagando una prima única de US$ 12 mil, mientras que en el grupo de los mercados baratos hay que pagar sólo US$ 6.000. ¿En Chile? Cerca de US$ 9.600 en promedio, cifra que puede elevarse considerablemente en las industrias más riesgosas. A estos seguros complementarios se agrega la prima obligatoria que todas las empresas deben pagar al sistema de mutualidades, la que se compone de una cotización básica
general del 0,95% de las remuneraciones imponibles, y de una cotización adicional diferenciada en función de las estadísticas de accidentes. Las mutualidades recalculan las primas dependiendo del grado de siniestralidad de las organizaciones afiliadas y, en esa línea, el mejor negocio para las empresas es la prevención. Cuando ello no ocurre, algunas se protegen del encarecimiento enviando a sus empleados a centros médicos no autorizados.
porcentaje del resultado del juicio. El pacto de quota litis estricto está prohibido en toda Europa, salvo en España. En este último país, la Confederación de Abogados Jóvenes da una dura pelea
para que este mecanismo sea finalmente derogado, por considerarlo atentatorio contra la dignidad de la profesión, pudiendo llegarse a vías censurables de captación de clientela.
ta US$ 1,25 millón. ¿Por qué la diferencia? Porque las indemnizaciones por muerte o invalidez se calculan de acuerdo a lo que la víctima dejó de ganar a causa del accidente (lucro cesante). Y como en promedio las mujeres ganan menos, la indemnización que se le paga, en este caso al viudo, es ostensiblemente menor. La misma diferencia se da entre obrero y ejecutivo. Si muere un jornalero de la construcción, su viuda recibe bastante menos que la viuda de un ejecutivo. Guste o no, así opera el negocio...
JUNTO CON los denominados “cazadores de ambulancias” y “abogados del resbalón”, surge toda una pujante industria del litigio. Además, “es más caro un inválido que un muerto, puesto que hay un tipo más que reclama: el que queda vivo más toda la familia. En promedio, cuestan $145 millones”, dice Gloria Claro, de Marsh. Con todo, el abogado laboralista de Berg Consultores, Huberto Berg, está convencido de que para las empresas es mejor negocio implementar medidas de prevención que blindarse con una serie de costosos seguros: “aunque haya responsabilidad del trabajador, siempre va a ser natural culpar a la empresa. Además, ahora más que nunca las personas se muestran preocupadas de perseguir las responsabilidades ajenas, no las propias. Y si a eso se agregan los cazadores de ambulancias... ”.
A perdedores El empleador pierde el 90% de los casos que enfrenta por daño civil patronal. Por ello, la suscripción de seguros aparece como una necesidad prioritaria para las empresas que desarrollan actividades riesgosas. Tal como advierte el abogado de la firma consultora Legaltec, Manuel Carvallo, “es muy difícil probar la exposición culpable del trabajador. Por eso, aunque la tasa neta de accidentabilidad ha bajado, aunque las empresas invierten en prevención, los juicios por daño civil patronal aumentan”.