Partes de una flor
Dentro de las partes de una flor y sus funciones, hay que destacar su estructura más característica, que suele ser de forma circular. Las partes principales son las siguientes: El rabillo que sostiene la flor es el pedúnculo. La parte donde se asienta la flor, que es un ensanchamiento del pedúnculo, se conoce como tálamo floral o receptáculo. El perianto lo componen los dos verticilos estériles: corola y cáliz. En la parte exterior se sitúan los sépalos, parecidos a hojas, cuya función es proteger a la flor cuando es solo un capullo, y que juntos forman el cáliz. La corola está compuesta por los pétalos, de fuertes colores, que atraen a los insectos que polinizan las flores. Estos se forman después de los sépalos. En el centro se encuentra el carpelo, que lo forma un estigma pegajoso, el estilo y una zona ligeramente hinchada que se denomina ovario, dentro de la cual se encuentra elóvulo, conteniendo la ovocélula. Constituyen los órganos femeninos de la flor (gineceo). Alrededor del estigma están los estambres, constituidos por un rabillo con un saco polínico encima, que al madurar produce gran cantidad de pequeños granos de polen. Constituyen los órganos masculinos de la flor (androceo).
El relieve de América tiene dos unidades claramente diferenciadas: las cordilleras alpinas del oeste y las grandes llanuras de los escudos continentales. Dentro de estos escudos, en el extremo oeste, se elevan pequeños relieves de tipo apalachense, producto de antiguas cordilleras muy erosionadas. Las grandes cadenas montañosas forman un cordón que recorre de norte a sur el oeste del continente, muy cerca de la costa. Son montañas jóvenes, producto de la orogenia alpina que se encuentran en el límite entre las placas tectónicas que forman América. Estas grandes cadenas son, de norte a sur: * Montañas Rocosas * Sierra Madre * Andes