Overclocking es un término inglés compuesto que se aplica al hecho de hacer funcionar a un componente del ordenador a una velocidad superior a su velocidad de diseño original. Literalmente significa "subir el reloj". El componente al que habitualmente se le aplica esta técnica es el procesador, pero también es útil para acelerar la memoria, tarjetas de vídeo y los dispositivos PCI, entrando en este último grupo el acceso a los discos, ya que sus controladoras, tanto las IDE como las SCSI van conectadas a ese bus. El comportamiento del mundo de la informática viene definido por la “Ley de Moore”, que afirma que la potencia de los procesadores se duplica cada 18 meses. Hoy en día la rápida evolución tecnológica y los planes comerciales de las empresas nos hacen creer que nuestro ordenador se ha quedado "anticuado" al poco tiempo de comprarlo. Por anticuado no nos referimos a que el micro “se vuelva viejo”. Un micro va a funcionar durante toda su vida a la misma velocidad, la velocidad del micro no va disminuyendo a medida que pasa el tiempo. Lo que ocurre es que las nuevas aplicaciones cada vez demandan mayor potencia del procesador y ello nos lleva a preguntarnos si necesitamos más potencia de la que tenemos. Cuanta más potencia necesitemos, más podrá hacer el overclocking por nosotros. El overclocking puede hacer que nuestro ordenador rinda más con un coste mínimo. De esta manera, podremos retrasar la compra de un equipo nuevo, y comprar uno mejor que el que teníamos planeado por el mismo precio.