La Filosofía nació en Grecia hacia finales del siglo VII a.c. El primer filósofo fue Tales de Mileto, quien pensaba que el agua era el origen de todas las cosas. Los primeros filósofos se preocupaban principalmente por saber qué era el Universo, de qué estaba formado, o de qué procedían todas las cosas.
Pero fue en el siglo V a.C., en Atenas, cuando los filósofos comenzaron a preocuparse por cuestiones relacionadas directamente con el ser humano, empezaron a preocuparse por la ética. Intentan entonces descubrir cómo deben vivir los hombres, cómo pueden organizarse mejor, qué sistema de gobierno es preferible o cómo es posible la felicidad.
Los primeros que empiezan a dialogar acerca de estos temas serán Sócrates y los sofistas. Los sofistas llegaron a Atenas procedentes de otras polis. Se vieron atraídos por el esplendor de la democracia ateniense. Aunque ellos no tenían derecho a participar directamente en el gobierno, sí podían enseñar a los atenienses la manera de destacar en la asamblea. Se convirtieron en maestros de Retórica, enseñando cuál era el mejor modo de hablar en público, cuál era la manera de convencer y persuadir al resto de los ciudadanos. Fueron los primeros profesionales de la enseñanza, cobrando un alto salario. Defendían el relativismo moral, ya que creían que el bien o el mal son diferentes en cada lugar y en cada época.
Algunos sofistas importantes fueron Protágoras, Gorgias e Hippias. Sócrates es uno de los personajes más famosos de la historia de la Filosofía. Él decía que no enseñaba nada, que solamente extraía los conocimientos que ya estaban dentro de las otras personas. Para ello, empleaba el método de la mayéutica. Consistía éste en una serie de preguntas y respuestas entre Sócrates y su interlocutor, mediante las cuales intentaba sacar el conocimiento deseado. Sócrates comparaba su método con el de una comadrona, el oficio de su madre. La comadrona ayuda a otras mujeres a parir hijos y Sócrates ayuda a otras
Consideraba que había una noción del bien que era igual para todas las personas (universalismo moral), y que podía alcanzarse mediante un conocimiento adecuado. Él defendía la teoría del intelectualismo moral, según la cual se llega al bien a través de la sabiduría. El hombre malo es, por tanto, un ignorante. Sócrates fue condenado a muerte, castigo que asumió bebiendo él mismo el veneno mortal.
Sócrates pudo exiliarse lejos de Atenas en lugar de aceptar la pena de muerte. Sin embargo, él pensó que fuera de su ciudad no lograría realizar su auténtica pasión: la filosofía, el diálogo constante con los habitantes de su ciudad. Le dio más importancia a sus ideas que a la vida
Además, sus amigos, cuando él estaba en la cárcel esperando el desenlace de su vida, le indicaron que habían comprado al carcelero y que podía escaparse. Sócrates dijo que no pensaba marcharse, porque aunque el Tribunal se hubiera equivocado, había que obedecer las leyes de la ciudad, ya que sin leyes las personas no podrían convivir ni él hubiera podido desarrollar su vida.