“¡Pauten sin miedo, carajo!”, se escuchó en la oficina la voz de un hombre joven, una exclamación profusa e impaciente que retumbó por toda la casa. La queja provenía de Ricardo Rojo, coordinador de un grupo de jóvenes a quienes les encargó producir a destajo memes, videos y mensajes para intentar desvirtuar la imagen del entonces candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador. “¡El dinero no es de ustedes, así que métanle!”, gritó nuevamente Rojo, acompañando ahora la instrucción con un furioso puñetazo en la mesa, relató uno de los presentes. Rojo se había irritado al saber que su brigada de trolls —quienes hasta ese momento habían pagado seis mil pesos, a lo más, por cada posteo que deseaban viralizar en las redes para
debilitar la campaña del tabasqueño, que ya aparecía como puntero en la mayoría de las encuestas— no prosperaba. “Recuerden —dijo Rojo a los jóvenes antes de marcharse—: Tenemos presupuesto ilimitado”, recordó la fuente. A partir de ese momento, el equipo de Rojo llegó a pagar hasta 50 mil pesos por cada mensaje en Facebook, Twitter e Instagram que resaltara una mala mueca de López Obrador, un arranque contra algún adversario, un exabrupto de alguno de sus colaboradores o una liga de una noticia falsa, describió el informante.
En ese paquete entraron, por ejemplo, las millonarias propiedades que le achacaban, sus supuestos nexos con Nicolás Maduro o sus presumibles vínculos con el narcotráfico. Todos, temas construidos por ellos mismos. Uno de los integrantes de ese equipo —a quien llamaremos Miguel Ángel para conservar su anonimato— además de su testimonio mostró a este semanario recibos de nómina, fotografías, correos electrónicos y mensajes que permiten reconstruir distintos momentos de los 18 meses que trabajó este grupo, el cual tenía el objetivo de mostrar la peor cara de López Obrador y así incidir en la elección presidencial. ejecentral hizo contacto con las personas mencionadas en la trama antiAMLO para conocer su punto de vista y ejercer su derecho de réplica. Los que respondieron fueron las empresas Coppel y Grupo México, cuyos representantes dijeron que se abstendrían de opinar. Los intelectuales Enrique Krauze y Fernando García Ramírez también contestaron a este medio y rechazaron haber participado en el plan.
Lo mismo pasó con el empresario Ricardo Rojo, la ex aspirante presidencial por la vía independiente, Margarita Zavala, el empresario Alejandro Ramírez Magaña, de Cinépolis, quienes negaron estar implicados. Al cierre de esta edición no había contestado el exdiputado panista Jesús Ramón Rojo Mancillas. Aunque el nombre Germán Martínez aparece como parte de la confabulación, el ahora director del IMSS asegura que no tuvo nada qué ver.
Autores intelectuales Miguel Ángel contó que, a mediados de 2016, dos años antes de las elecciones presidenciales, un grupo de empresarios e intelectuales se pusieron de acuerdo para lanzar una campaña negativa contra Andrés Manuel López Obrador, quien era entonces presidente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y figuraba como el único candidato que, con seguridad, aparecería en la boleta electoral. Francisco Agustín Coppel Luken, presidente y director general de Grupo Coppel; Alejandro Ramírez Magaña, director general de Cinépolis y entonces presidente del Consejo Mexicano de Negocios, y Germán Larrea Mota-Velasco, presidente del Consejo de Administración de Grupo México, proveyeron los recursos para financiar la campaña contra el tabasqueño, informó Miguel Ángel, quien tuvo acceso cotidiano a las reuniones de planeación y elaboró contenidos que él mismo califica como perniciosos contra López Obrador y sus colaboradores. La fuente mostró a este periódico conversaciones por chat donde recibía las instrucciones de los adversarios del aspirante morenista, además de documentos, entre ellos los recibos que la empresa Coppel le expidió por el pago de sus servicios, los cuales contienen todos los datos fiscales de la empresa. Miguel Ángel reveló que los encargados de concebir sitios de internet y perfiles de Facebook como Populismo Autoritario, Napoleopez y Prensa México —todos ellos con tratamientos adversos al hoy Presidente de la República—, así como de reclutar al personal que elaboraría los materiales, fueron el historiador Enrique Krauze, director de la revista Letras Libres y de Editorial Clío, y el crítico literario Fernando García Ramírez, brazo derecho de Krauze, cercano al empresario Coppel y actual columnista del diario El Financiero. Para echar a andar la estrategia que buscaba descarrilar las aspiraciones de López Obrador se habilitó como centro de operaciones la casa ubicada en la calle de Berlín, número 245, en la colonia Del Carmen, alcaldía de Coyoacán, en la Ciudad de México, aunque también había células trabajando en Guadalajara, Jalisco. Miguel Ángel dijo a ejecentral que los empresarios que patrocinaban el plan y Enrique Krauze jamás pisaron la sede de Berlín, pero sostenían reuniones mensuales en unas oficinas localizadas en Santa Fe, al poniente de la Ciudad de México. Los nombres aportados por Miguel Ángel coinciden con los consignados por Tatiana Clouthier en su libro Juntos Hicimos Historia, en el que revela los resultados de sus propias investigaciones sobre el origen de la página PejeLeaks.org y la campaña cibernética contra López Obrador.
Línea de tiempo. Color verde, acciones de AMLO | Color rojo, acciones de la Operación Berlín.
El diseño digital
La operación digital se preparó desde diciembre de 2016, pero vio la luz el 23 de marzo de 2017, cuando se lanzó el primer perfil antiAMLO en Facebook, “Napoleopez”, y a partir de entonces surgió el resto. La fuente narró que Fernando García Ramírez tenía bajo sus órdenes a tres colaboradores que fueron cuidadosamente seleccionados. Sus labores esenciales eran monitorear diariamente y en todo momento las noticias sobre López Obrador, concebir informes que quebrantaran la reputación del tabasqueño y su equipo; así como elaborar guiones para que la granja de trolls los difundieran diariamente por plataformas digitales.
De manera paralela, relató Miguel Ángel, Agustín Coppel le encargó a Jesús Ramón Rojo Mancillas, exdiputado panista, coordinar los esfuerzos para integrar un equipo de expertos en internet que pudieran generar productos viralizables y, de esa manera, detonar una opinión desfavorable para el actual jefe del Ejecutivo federal. “Si la estrategia requiere denostar sistemáticamente al líder de Morena —le ordenó Coppel a Rojo Mancillas— entonces eso haremos”, contó la fuente. Para que la maniobra llegara a buen puerto, dijo Miguel Ángel, Rojo Mancillas convocó a Ricardo Rojo, quien puso al servicio del proyecto la experiencia y el personal de su empresa, Expertaria, la cual dice especializarse en “monitoreo, análisis y estrategias de comunicación en redes sociales”. Dicha agencia sería la encargada de pagar los sueldos a la rama cibernética del proyecto antiAMLO. Todos, tanto los intelectuales reclutados por García Ramírez como
los trolls de Ricardo Rojo, trabajaron cubriendo turnos matutinos y vespertinos en la casa de Berlín entre noviembre de 2016 y hasta marzo de 2018. “Hubo ocasiones en que se trabajó de noche”, detalló Miguel Ángel. Posteriormente, García Ramírez y sus tres subordinados salieron del domicilio para tener juntas itinerantes en cafés o, incluso, en la propia casa del crítico literario, ubicada también en la alcaldía de Coyoacán. El motivo de que ya no se presentaran esos personajes clave en la casa de Coyoacán, fue la renuncia de Germán Martínez Cázares al PAN —ocurrida en marzo de 2018— y su posterior adhesión a la campaña de López Obrador. El temor de los conspiradores, dijo la fuente, era que Martínez Cázares delatara la operación contra AMLO. Miguel Ángel aseguró que Germán Martínez y Margarita Zavala —quien al principio había manifestado su interés de competir por la candidatura del PAN rumbo a los comicios presidenciales de 2018— llegaron a reunirse con los empresarios e intelectuales, apoyando incluso la maniobra para minar la imagen del hoy mandatario. “Si Germán abre la boca y nos delata, nosotros tenemos cómo demostrar que a él también le pagó Coppel por sus servicios”, dijo García Ramírez para tranquilizar a sus colaboradores, contó la fuente.
Germán Martínez sí reconoce que asistió a la casa de Berlín, pero por invitación de compañeros panistas, quienes preparaban la campaña contra Delfina Gómez, candidata de Morena al gobierno del estado de México y rival de la panista Josefina Vázquez Mota. Sin embargo, Germán Martínez aseguró que se enfrentó con varios de sus correligionarios, se alejó, y nunca se enteró de una operación antiAMLO. Ricardo Rojo fue más reacio a cambiarse de casa. El encargado de la operación cibernética mudó a una parte de su equipo a The Place, un coworking ubicado en la calle Xicoténcatl 120, colonia Del Carmen, en Coyoacán. Ahí, una célula capitaneada por Sergio Navarro, íntimo amigo de Ricardo Rojo, continuó elaborando y editando contenidos, dijo Miguel Ángel.
La cita con Krauze Los intelectuales de “alto rendimiento” que se encargarían de investigar a López Obrador y confeccionar los temas que infundirían miedo entre los ciudadanos contaron con el visto bueno de Krauze. El historiador —acompañado siempre por el crítico literario— ya había hecho un ejercicio similar en las elecciones de 2006, con el proyecto Lupa Ciudadana, que sometía al análisis de especialistas la viabilidad de las propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República, entre ellos López Obrador. “En aquella época cometieron una imprudencia: trabajaban en las instalaciones de Letras Libres. Esta vez no sería así. No querían exponerse ni dejar rastros”, detalló la fuente. La cita con Miguel Ángel ocurrió el jueves 3 de noviembre de 2016, a las 18:00 horas, en el restaurante Maison Kayser, ubicado en el Centro Comercial Oasis, en Coyoacán. Faltaba un año para el destape formal de los candidatos a la Presidencia de la República. Era buen tiempo para comenzar a preparar “la función”, como solían llamarle. El director de Letras Libres vestía pantalón de gabardina, saco negro y una camisa de cuello alto. García Ramírez, quien no dejaba de mover las manos frenéticamente, portaba un suéter café, pantalón color caqui y llevaba en la mano un dispositivo Kindle. El historiador habló sobre liberalismo político y económico. Intercambiaron puntos de vista sobre la novela El Zarco de Ignacio Manuel Altamirano; así como de las aportaciones intelectuales de Emilio Uranga como ideólogo del PRI. “Glosó profusamente a Daniel Cosío Villegas y a Gabriel Zaid”, describió el que sería uno de sus empleados en la operación contra López Obrador. Así pasaron algunos minutos, hasta que, finalmente, hablaron de política y la carrera hacia el 2018. “¿A quiénes ves en el escenario?”, le preguntó a rajatabla el historiador al futuro recluta. “Le respondí que probablemente Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Margarita Zavala y, desde luego, López Obrador”, relató la fuente. Al escuchar el nombre del político tabasqueño, Krauze inhaló profundamente. Sin ocultar su desencanto por el tabasqueño, con su voz gruesa, preguntó: “¿Qué piensas de López Obrador?” Para ese momento, Miguel Ángel ignoraba que se encontraba en medio de un examen, el cual definiría si tenía potencial para convertirse en una especie de mercenario de la propaganda política, sino que albergaba la falsa expectativa de formar parte de las filas de Letras Libres e incursionar en proyectos editoriales o de investigación. Con tal de congraciarse con el empresario cultural, describió la fuente, retomó algunos juicios que Krauze había planteado en su famoso ensayo “El mesías tropical”, por lo que calificó a
López Obrador de megalómano y obsesionado con el poder. “Sabía que el escritor había demonizado al personaje y que le gustaba el sensacionalismo biográfico”, explicó. La empatía de Krauze surgió de inmediato. “No podemos permitir que López Obrador llegue a la Presidencia”, soltó. Agregó que “la democracia liberal estaba atravesando por una severa crisis” y que “un político intolerante y explosivo no podía colarse a la Presidencia de la República”. Y repitió varias veces su eslogan de batalla: “Andrés Manuel es un peligro para México”. Antes de terminar la charla, Krauze le comentó al examinado que estaban buscando formar un grupo de intelectuales de “alto rendimiento” para un trabajo editorial que sería intenso durante los meses por venir. “Me preguntó que si deseaba incorporarme. Y yo, emocionado y pensando que me sumaría a sus huestes intelectuales, le respondí que sí”, detalló. Después se reuniría con García Ramírez, que sería su jefe durante los siguientes 18 meses.
La trama rusa El armado de la campaña antiAMLO comenzó en diciembre de 2016, cuando los investigadores y el equipo cibernético ya estaban instalados en Berlín 245, una fría y vieja casona de mediados del siglo XX. El inmueble estaba dividido en tres grandes espacios: uno donde se instalaron los jóvenes reclutados por Expertaria —entre ellos hackers, trolls, creadores de memes y videos, y expertos en redes sociales— quienes además contaban con un estudio de televisión en la planta superior; otro, habilitado como sala de monitoreo —además de una audioteca con entrevistas y discursos pronunciados por López Obrador desde el año 2000—; y uno más para oficinas y cubículos donde trabajaban los encargados de hacer las pesquisas. En cuanto hubo luz verde, Expertaria se encargó de incubar perfiles apócrifos y páginas de repudio contra López Obrador en plataformas como Facebook, Twitter e Instagram. De acuerdo con Miguel Ángel, cerca de 100 empleados—entre publicistas, diseñadores, editores de video y community manager— se encargaban de procesar cerca de 20 guiones diarios que, en cuestión de minutos, se traducían en videos y memes contra la causa del tabasqueño. “En dichas páginas se descargaban las iras, las fobias y las consignas más descabelladas contra el candidato de Morena”, describió Miguel Ángel. Uno de los primeros encargos que recibieron los reclutas fue hacer perfiles de la gente cercana a López Obrador. La instrucción era encontrar algún vínculo, por frágil que fuera, con Venezuela, Cuba, Nicaragua o cualquier cosa que oliera a dictadura o totalitarismo, dijo la fuente. En una de las paredes de las oficinas de Berlín había pegado un cartelón con la leyenda “la otra mafia del poder”, en el cual aparecía la foto de López Obrador, rodeada de círculos concéntricos. En el primer círculo estaba Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del candidato; los tres hijos mayores de López Obrador, además del asesor Julio Scherer Ibarra, el vocero César Yáñez y el empresario Alfonso Romo. En un segundo círculo figuraban Yeidckol Polevnsky, en ese entonces secretaria general de Morena; Ricardo Monreal, entonces delegado en Cuauhtémoc; Claudia Sheinbaum, su eterna aliada; Martí Batres y Héctor Díaz Polanco, dirigente de Morena y presidente de la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena, respectivamente. Todos ellos eran objetivos prioritarios. Miguel Ángel narró que muy al principio de 2017, uno de los investigadores propuso hacer un “reportaje” sobre la intervención rusa en las elecciones en México. Su argumento fue que la ola de noticias sobre la injerencia del régimen de Vladimir Putin en los comicios de Estados Unidos y las pesquisas que se realizaban en ese momento a integrantes de la campaña de Donald Trump harían creíble que México, por su posición geográfica, era susceptible de una amenaza similar.
Fue el propio García Ramírez quien desechó la propuesta por resultarle inverosímil y difícil de sustentar. Sin embargo, a finales de marzo de 2017, tuvo que cambiar de perspectiva. La idea de la trama rusa había seducido al director de Letras Libres y éste instruyó a García Ramírez poner manos a la obra. “Dice Krauze que debemos hacer algo sobre Rusia”, dijo García Ramírez a su grupo, según Miguel. La fuente dijo que los únicos datos que podían hacer creíble la supuesta trama de Moscú era que el articulista del periódico La Jornada, John Ackerman, asesor de López Obrador en temas internacionales, era colaborador del canal de noticias Russia Today (RT). Algún directivo de RT tuvo la idea de llamar a Ackerman “nuestro hombre en México”, pese a que RT tiene colaboradores locales en cada país donde se transmite su señal.
El segundo dato era una versión —en ese momento, sin comprobar—, de que computadoras de San Petersburgo habían ingresado de manera masiva al sitio del INE www.votoextranjero.mx. El resto de la argumentación se cocinó en las oficinas de Berlín con inferencias, datos sueltos y declaraciones ambiguas de autoridades de Estados Unidos, refiere la fuente de ejecentral. “Nuestro trabajo era hilar esos indicios y redactarlos de tal manera que dieran la apariencia ser investigaciones periodísticas. Y nos comprometían a que todo embonara”, aseguró Miguel. Al final, el tema se desinfló, puesto que el propio canal RT, en un video donde le responde puntualmente a García Ramírez, se mofó de la hipótesis, además de que el embajador ruso Eduard Malayán la consideró hilarante. Incluso, el entonces vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez, y el entonces canciller Luis Videgaray, garantizaron que los comicios estaban blindados de cualquier influencia externa.
La puntilla al invento de la trama rusa la dio el propio López Obrador con un video subido a sus redes sociales el 18 de enero de 2018, en el que, con ironía, dice estar en las costas de Veracruz esperando el “submarino que nos traerá el oro de Moscú”. Risueño, el candidato dijo: “Ya ven que ahora soy Andresmanuelovich”.
Tatiana los descubre La mañana del miércoles 6 de febrero de 2018, la avenida Morelos, de la Ciudad de México, desde Balderas hasta Reforma, amaneció tapizada con carteles promocionales del sitio de internet PejeLeaks.org. Dos meses después, estaban por toda la ciudad. En redes sociales, los usuarios reportaban que las avenidas Constituyentes, Insurgentes, Bucareli, Chapultepec y Tlalpan también habían sido revestidas con la propaganda. Pegados en postes y árboles, los pendones cubrían varios kilómetros y en ellos aparecía una fotografía caricaturizada de López Obrador con los logotipos de Facebook, Twitter, YouTube e Instagram. Era un portal de internet que, según explicaban sus creadores, “responde a la necesidad de poner a López Obrador bajo el reflector, estableciéndose como una plataforma que documenta y pone en evidencia, a través de investigaciones periodísticas, su faceta más oscura y desconocida”. El sitio, que emitió el último tuit el 4 de julio de 2018, mencionaba que “numerosos ciudadanos han arriesgado su seguridad para proporcionarle a PejeLeaks información inédita que demuestra la corrupción, el nepotismo y los conflictos de interés de López Obrador, su familia y sus colaboradores”. Por tanto, no proporcionaba datos de las personas que administraban la página, alegando motivos de seguridad. Los trabajos no venían firmados, era todos anónimos. Tatiana Clouthier, ex coordinadora de la campaña de López Obrador, afirma en su libro de reciente aparición Juntos Hicimos Historia, que “más indagaciones me llevaron a descubrir que la página de PejeLeaks había sido comprada en Panamá, operada desde Los Ángeles, California, y su financiamiento provenía, como se había contado, de empresarios mexicanos. Más tarde descubrí que se trataba de trabajos que Fernando García Ramírez, mano derecha de Enrique Krauze, le encargaba”. En su texto, Clouthier asegura que “Enrique Krauze ha prestado servicios a los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, realizando metódicos y persistentes ataques contra López Obrador. En los últimos 10 años, Krauze ha recibido el apoyo financiero del Grupo Coppel y, en particular, de Agustín Coppel”.
Tampoco podemos olvidar, agrega en su libro la hoy vicecoordinadora de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, que “en 2012 y 2016, las campañas del empresario cultural recibieron del gobierno federal más de 162 millones de pesos mediante contratos de adjudicación directa”. El libro refiere que si bien PejeLeaks.org era el portal más conocido de la mancuerna empresarios-intelectuales, no era el único escaparate de internet que tenía el objetivo de golpear la imagen pública de López Obrador. El equipo reunido en Berlín “trabajaba infatigablemente difundiendo sus fake news en redes sociales como Instagram, Twitter y, sobre todo, en Facebook”. El texto señala que además de PejeLeaks, algunas de las páginas donde los trolls de Berlín difundían sus memes, videos e investigaciones eran:
Facebook.com/PopulismoAutoritario Facebook.com/Napoleopez Facebook.com/mexicoprensa Facebook.com/PoliticMeme Facebook.com/injoportable Facebook.com/MexicanosHartosDelPRI
Por otra parte, añade Clouthier en su libro, “no era casual que los temas se repitieran en varios artículos periodísticos. Otro de los cometidos que tenía el equipo Krauze-García Ramírez era realizar ‘investigaciones especiales’ que posteriormente eran publicadas, en formato de artículos de opinión, por diferentes columnistas” caracterizados por su pensamiento antilopezobradorista.
La rutina en Berlín 245 Durante año y medio, los trabajos en el centro de operaciones de Berlín 245 comenzaban a las 8 de la mañana y concluían a las seis de la tarde, de lunes a viernes; con excepción de aquellos días en que la información era abundante y obligaba a extenderse hacia las noches, o laborar los días domingo, como ocurrió con dos de los tres debates presidenciales, explicó Miguel Ángel. Los tres investigadores cercanos a García Ramírez —Ricardo Sevilla, Gabriel García Jolly y Rubén Cota Meza—, llegaban a las 8 de la mañana para monitorear los medios de comunicación e identificar puntos vulnerables de López Obrador, su campaña o sus colaboradores, para después elaborar una especie de “adelantos informativos” con posibles notas, videos o memes que metieran el pie al candidato morenista. Miguel Ángel relató que a las 9 de la mañana, los tres investigadores acudían a la oficina de Fernando García Ramírez, quien cada día llevaba a esas juntas las instrucciones de Enrique Krauze y los temas que éste deseaba impulsar. Tanto las directrices del intelectual como las aportaciones del equipo de investigadores se traducían en órdenes de trabajo que, en cuestión de minutos, debían plasmarse en noticias, comentarios, videos o imágenes que mostraran a un abominable López Obrador. Al salir de esa junta, García Ramírez se reunía con Ricardo Rojo y Sergio Navarro, quienes analizaban los guiones y el material escrito que generaban los investigadores para después hacerlos estallar en redes. Pero no todo era parodia o despotricar contra el enemigo. También había trabajos más sofisticados, como el que se le encargó a un equipo de especialistas para identificar un presunto plagio en el que habría incurrido López Obrador en su libro Del esplendor a la sombra: la República restaurada, en el que supuestamente refritea párrafos íntegros de las obras de Luis González y González, El liberalismo triunfante, y de Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. Miguel Ángel reconoce que “muchas de las cosas que nos encargaban las teníamos que forzar, nunca hubo anomalías plenamente verificadas; en muchos casos caíamos en fake news, pero teníamos que hacerlo, esas eran las instrucciones” y asegura que mucho del sustento para esas supuestas investigaciones se apoyaban en inferencias o en comentarios de los articulistas más críticos de López Obrador. En el caso de la investigación sobre el plagio de las obras de Cosío Villegas y de González y González, los investigadores hallaron algunas citas sin comillas y párrafos parafraseados, pero el texto de López Obrador, escrito en 1988 y reeditado en 2015 con el nombre El Poder en el trópico, es en esencia original.
Prueba de ello es que, según Miguel Ángel, para el segundo debate presidencial, el equipo de Berlín le vendió la “exclusiva” del plagio tanto al equipo de Ricardo Anaya, candidato del PAN, como al de José Antonio Meade, aspirante del PRI, pero ninguno de ellos se arriesgó a abordarlo, y la historia, “como un cohete cebado, tuvo que ser consignada, sin más remedio, en un desangelado artículo publicado por García Ramírez en El Financiero, el 26 de junio de 2018”. Uno de los personajes a los que diferentes testigos vieron en la casa de Berlín fue Fernando Rodríguez Doval, ex vocero de Ricardo Anaya, quien en entrevista lo negó enfáticamente. Con el propósito de que la campaña de lodo contra el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia no quedara en la simple chunga en redes sociales, los cerebros de la estrategia abrieron perfiles de Facebook, como Historia Novelada, en los que también se hablaba de literatura, cine y series de televisión. El propósito era generar comunidad de internautas, para después inocularles el mensaje de miedo y aversión hacia el hombre de Macuspana.
Nexos con Anaya Fernando García Ramírez, personaje que trabaja con Enrique Krauze desde hace más de 25 años, era el enlace entre los grupos que operaban en la casona de Berlín y los empresarios que patrocinaban el esfuerzo para desvirtuar la candidatura de López Obrador, reiteró Miguel Ángel. De acuerdo con el testimonio de otra de las personas que estaba bajo sus órdenes durante los días de la campaña presidencial, García Ramírez mantenía una relación estrecha con Agustín Coppel, a tal grado que el empresario iba personalmente por él al aeropuerto cuando el crítico literario viajaba a Culiacán, Sinaloa, sede del emporio y territorio al que acudía, al menos, una vez al mes. Para demostrar el nivel de afecto que Coppel le tenía, García Ramírez comentó entre su equipo que, cuando se aproximaba el fin de las campañas y el plan antiAMLO llegaba a su término, el empresario le pidió que siguiera trabajando para él. “Ponme aquí cuánto quieres ganar, me dijo Agustín (Coppel)” le contó García Ramírez a su equipo, según el informante. Pero al mismo tiempo, subrayó Miguel Ángel, García Ramírez tuvo acceso al cuarto de guerra de la campaña de Ricardo Anaya, candidato de la coalición formada por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano. “Anaya está muy contento con el trabajo que estamos haciendo”, solía decirles el columnista de El Financiero a los operadores de Berlín. Lo cierto es que ellos jamás tuvieron acceso directo a quien fuera candidato de la coalición Por México al Frente. Miguel Ángel compartió con ejecentral un correo electrónico enviado por García Ramírez desde la dirección
[email protected], en el que les incluyó un documento aprobado por el equipo de campaña de Anaya, y el cual contiene cuestionamientos para atacar a López
Obrador durante los debates televisivos y que, presuntamente, lo exhibirían ante el público. Las preguntas fueron elaboradas en los cubículos de Berlín 245. Cabe precisar que fue a través de ese correo que este periódico hizo contacto con el columnista “Afirmas que combatirás de frente la corrupción. Pero tú siempre has estado rodeado de corruptos. Desde que eras jefe de Gobierno, la gente ha visto a tus operadores recibir dinero en tu nombre: Bejarano, Ímaz, Sosamontes, Eva Cadena… Y tanto peca el que mata a la vaca como el que le detiene la pata. Cuando los descubren, afirmas que es un complot. Has desdeñado al Inai diciendo que es una ‘burocracia fifí’ y que la Ley 3de3 es ‘una tomadura de pelo’. No crees en la transparencia, contigo va a aumentar la corrupción. ¿Ésa es la honestidad que tanto predicas?”, dice uno de los planteamientos. “Tú eres el responsable de la candidatura de José Luis Abarca en Iguala y, por tanto, corresponsable de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Tú llevaste a Rigoberto Salgado a Tláhuac, cuya campaña fue financiada por el narco. Ahora ofreces una senaduría a Napoleón Gómez Urrutia, acusado de hacer mal uso de 55 millones de dólares que pertenecían a los mineros. ¿A qué otros asesinos y criminales piensas ofrecerles curules y puestos de gobierno?”, reza otro de los cuestionamientos. “Algunos de tus colaboradores más cercanos —como Yeidckol Polevnsky y Héctor Díaz Polanco— han reconocido su admiración por las dictaduras de Cuba y Venezuela. Tú mismo has dicho que te parece mejor la democracia venezolana que la mexicana, a pesar de la represión a la oposición en ese país, y que Fidel Castro es uno de tus héroes. ¿Estás utilizando la democracia para instaurar una dictadura en México?”, señala otro de los 13 ataques.
Fin de la función La estrategia para torpedear la candidatura de López Obrador declinó en mayo de 2018, cuando faltaba un mes para el cierre de las campañas y en momentos que las encuestas colocaban al tabasqueño como el inminente ganador de los comicios. Krauze fue el primero en tirar la toalla, dijo Miguel Ángel. En una reunión con los patrocinadores de la trama, el director de Clío dijo que dejaba el proyecto, que su salida del país era inevitable y que se refugiaría en Nueva York. “Pasaré seis meses en México y los otros seis en Estados Unidos”. Germán Larrea, refiere la fuente, secundó la decisión de Krauze y se retiró del proyecto. El único que se mantuvo hasta el final fue Agustín Coppel, quien habría dicho que pondría el dinero que aportaba Grupo México “y hasta más”. Lo último que se supo de los habitantes de la casa de Berlín es que dentro de sus oficinas continúan trabajando para Expertaria, y alimentan las cuentas de Populismo Autoritario (104 mil seguidores), Prensa México (39 mil), Política Meme (142 mil) e Injoportable (94 mil fans), en la plataforma de Facebook, para darle seguimiento a esa “masa crítica” que no comulga con el gobierno de López Obrador. Ahora la meta de la operación Berlín es sobrevivir un sexenio, hasta se vislumbren los perfiles de los futuros candidatos a la Presidencia de la República.