Ojalá [060608][Bogotá] El término “Ojalá” viene del árabe “Iaw sha’a Allah” que significa “si Dios quisiera”.
Una sola cobija es suficiente esta noche, -piensamientras acomoda la almohada sobre la sabana. Desenvuelve la cobija sobre si a la altura de su cuello y con las dos manos hace un círculo alrededor de él mientras se acuesta con la cara hacia arriba y los pies extendidos casi tocando la pared. Con la luz recién apagada la vista no es capaz de percibir reflejo alguno y mientras los ojos se acostumbran, se estremece a propósito para estirar los músculos y los dedos de sus pies. Lentamente una luz empieza a emerger por la persiana. Que quieta esta la luz esta noche, parece que la calma se ha tomado la ciudad y ni siquiera las bombillas se atreven a romperla. Qué será de los aullidos y las uñas contra los tejados, qué será de los radios que entretienen el sueño de los vigilantes, qué será de los borrachos extraviados con injurias de botella, qué será de los amantes recién bañados que entran a hurtadillas, qué será de los teléfonos inoportunos, qué será de ti… extraño tu voz en mi cabeza, -piensa para sí mirando a la penumbra-. Muy pronto la postura le es incomoda porque su espalda se arquea involuntariamente y se tensa como negándose a creer que esta acostada. Levanta las rodillas pero eso oculta de su vista el reflejo en pentagrama de la luz filtrada. Todo menos esa luz, -murmura-, acomodándose del lado
izquierdo y echándose por completo la cobija sobre la cara. Sus rodillas, una encima de la otra, las acerca hacia su pecho hasta formar una ele y la palma de su mano izquierda alcanza para entrar entre sus muslos; la punta de su pie derecho intenta pasar por debajo del tobillo izquierdo y lo logra, asemejando una inconclusa escalera en espiral de piel. Su mano derecha ahora reposa bajo su cuello con la palma hacia la almohada y sintiendo la respiración muy cerca de su brazo. A veces nos olvidamos de respirar, -piensa de nuevo-, pensamos, hablamos y hacemos sin saber que mientras eso, respiramos demasiado poco. Lo suficiente como para no desfallecer pero no tanto como para que cosas tan simples como el aire nos den pausa. Y así, sin más, dejamos al cuerpo cada vez con menos pausas. Miramos por mirar como por no caernos, oímos por oír como por no olvidar quien somos, tocamos por tocar como por no aislarnos, vivimos por vivir como por no rendirnos… y nos preocupa la hora sin preocuparnos mejor del tiempo que aún nos queda. Cierra los ojos, deja caer un poco el brazo derecho sobre su torso a medida que su cuerpo se rinde a la tibieza. Sus pies están aun fríos como todas las noches en que ha llovido sin cesar toda la tarde. Mañana será un largo día, ojalá más largo que todo lo que me toque hacer. Ojalá la fila del banco no colme mi paciencia… Ojalá la paciencia no colme mis impulsos… … Ojalá los impulsos no colmen mi razón… … … Ojalá la razón no colme mi tristeza… … … … Ojalá estés ahí para recordarme que debo… respirar… con… calma… Ojalá.
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