Ockham

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Filósofo escolástico y escritor polémico del siglo catorce, nacido en o cerca del pueblo de Ockham en Surrey, Inglaterra, aproximadamente en el 1280; probablemente murió en Munich, alrededor del 1349. Se dice que estudio en la Universidad de Merton, Oxford, y tuvo a Juan Duns Scoto por maestro. A temprana edad entró en la Orden Franciscana. Hacia el 1310 fue a París dónde puede haber tenido a Scoto una vez más por maestro. Aproximadamente en el 1320 se desempeñó como profesor ( magister) en la Universidad de París. Durante esta porción de su carrera compuso sus trabajos sobre física aristotélica y lógica. En 1323 él resignó su silla en la universidad para consagrarse a la política eclesiástica.



Ockham ha sido llamado «el mayor nominalista que jamás vivió» y tanto él como Duns Scoto, su homólogo en el bando realista, son considerados como las dos «mentes especulativas más grandes de la edad media», así como «dos de los metafísicos más profundos que jamás vivieron» (C. S. Peirce, 1869). Una importante contribución que hizo a la ciencia y cultura intelectual modernas consiste en el principio de parsimonia en la explicación y construcción de teorías, lo que llegó a conocerse como «Navaja de Ockham». Esta máxima, según la interpretó Bertrand Russell (1946, 462—463), establece que si un fenómeno puede explicarse sin suponer entidad hipotética alguna, no hay motivo para suponerla. Es decir, siempre debe optarse por una explicación en términos del menor número posible de causas, factores o variables.



Pionero del nominalismo, algunos le consideran el padre de la moderna epistemología y de la filosofía moderna en general, debido a su estricta argumentación de que sólo los individuos existen, más que los universales, esencias o formas supra individuales, y que los universales son producto de la abstracción de individuos por parte de la mente humana y no tienen existencia fuera de ella. Ockham es considerado a veces un defensor del conceptualismo más que del nominalismo, ya que mientras los nominalistas sostenían que los universales eran meros nombres, es decir, palabras más que realidades existentes, los conceptualistas sostenían que eran conceptos mentales, es decir, los nombres eran nombres de conceptos, que sí existen, aunque sólo en la mente.







Ockham es también cada vez más reconocido como un importante contribuyente al desarrollo de las ideas constitucionales occidentales, especialmente las de gobierno de responsabilidad limitada. Los puntos de vista sobre la responsabilidad monárquica expuestos en su Dialogus (escrito entre 1332 y 1347) tuvieron gran influencia en el movimiento conciliar y ayudaron al surgimiento de ideología democráticas liberales. En lógica, Ockham trabajó en dirección a lo que más tarde se llamaría Leyes de De Morgan y lógica ternaria, es decir, un sistema lógico con tres valores de verdad, concepto que sería retomado en la lógica matemática de los siglos XIX y XX. En Derecho se atribuye a Ockham, en el contexto de la querella de la pobreza del Papa Juan XXII con los franciscanos, la introducción o invención del concepto de derecho subjetivo, como un poder correspondiente a un individuo (Opus nonaginta dierum). Ello sin perjuicio de que se discuta su previa aparición en Tomás de Aquino o en el Derecho romano.



El postulado fundamental de la teología de Ockham es un interpretación radical del primer artículo del Credo cristiano: Credo in unum Demo, Patrem omnipotente. La posibilidad de formular principios necesarios y de apoyar en ellos demostraciones apodícticas supone que las cosas no sólo son de hecho tal como dicen esos principios y demuestran esas demostraciones (porque sobre puros hechos sólo puede informarnos la experiencia), sino que tienen que ser así; y, si admitimos esto, estamos restringiendo la omnipotencia de Dios. Si Dios es absolutamente omnipotente, carece de sentido especular sobre cómo tienen que ser sus obras; todo es como Dios quiere, y Dios quiere lo que él quiere.

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