Navidad Prohibida Montevideo

  • July 2020
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  • Pages: 7
Amoa oú jhina. Amoa oú ape. ..............(Aquel viene para acá) En el horizonte se recortaba una polvareda de galope. El jinete azotando al equino, parecía flotar en su montura. Ahora ya estaba cerca. Hasta sus facciones se distinguían. Desmontó antes de que el caballo se detuviera. Doña Ángela.....Doña Ángela, su hija se ha escapado. !! Moderador Un momento. Pare !.......pare ! Que es esto ? El contramaestre del buque, situado en la popa, bajo el toldo, creyó que podía empezar su relato. Pero fue apercibido. No es así amigo. -Como sabe que es su turno ? -Porque el que está a mi lado habló la ultima vez. –se defendió Pereira-. -En eso tiene razón. Pero el cuento ha de ser navideño. Y a flote. Recuerde el reglamento. -Mi historia se encuadra, señor. Mi historia es a flote. Moderador:-Señores, presento la siguiente anécdota navideña. La trae el contramaestre Pereira, apresuradamente y a caballo, pero –bueno- colabora !! Comience Pereira. Es decir: continúe Ud. Bueno. Estamos en mi pueblo. Gral. Artigas. Un capataz le trajo la noticia a Ángela, la mamá de mi novia. Ella vivía en una estancia que le quedó del último divorcio. Gabriela, mi novia, se la pasaba de un lado a otro, tratando de quedar bien con los padres. El reglamento dice que hay que ser breve. Tengo tiempo de contar como nos conocimos ? En la época en que les cuento, se usaban mucho unos transmisores receptores llamados “Banda ciudadana”. Los que conocen recordarán marcas como ICOM o uno más barato: Cobra.

Al ponernos de novios con Gaby, ella compró un par de Cobras (yo no hubiera tenido ese dinero) y nos comunicábamos todo el tiempo. Cuando salí a navegar fue muy útil este elemento para mantenernos en contacto. En mis continuos viajes, hice muchos amigos a través de la frecuencia. Gente amable que uno no conoce, y que, aún así, termina queriendo como hermanos. (Acá el señor Almirante me dijo que conoce, a través de Tocorré, lo que eso significa). Nosotros seguimos adelante con el noviazgo gracias a esa radio. A través de ella quise romper el lazo con Gaby debido a las famosas diferencias sociales. -Tu perteneces a otro mundo. Ustedes son millonarios. -Y ? –me respondía siempre ella, clavándome amorosa sus ojos claros, interrogantes-. -Si algún día nos casamos, viviríamos en Asunción y tendrás que andar en colectivo. Lo harías por primera vez en tu vida. -No solamente voy a andar en colectivo, también voy a cocinar para vos, voy a planchar, lavar los platos y cuidar los seis hijos que tendremos, como si nada. -Despierta Gaby. Esas conversaciones siempre terminaban con el barco saliendo por la bahía de Asunción. Y eso es bueno. La llegada del barco dispara volcanes y la salida acalla discusiones. Radio a bordo. En el sistema de CB (Citizen Band) que trabaja en una frecuencia alta, especial, todos utilizamos apodos. Nombres de guerra. Yo era “Pescador” y mi novia “Esmeralda” (la bauticé así, por sus ojos). Con la radio a bordo me hice de muchos amigos en Montevideo. Esta es una ciudad con gente afectuosa y miles de radioaficionados. Me venían a buscar mis amigos taxistas, para ir a almorzar a la casa del colega “Cóndor” que siempre nos hacía los asados.

Mi suegro, ustedes lo adivinaron, me odiaba. Era encargado de negocios en Uruguay y yo en mis paseos, evitaba siempre el encuentro. El príncipe y el mendigo casi se encontraron un 14 de mayo en la “Casa Paraguaya”. Pensé que si me descubría allí me dispararía munición gruesa. Sucede con los romances, que cuando más oposición encuentran, cuando hay más resistencia y obstáculos, los salmones del amor, se empecinan en subir la corriente. Y vaya si lo logran !!. A pesar de pisar suelo y ser, apenas un campesino sin tierra, mi amor por Gaby se disparó a las cumbres. Por que es que el corazón no tiene un encargado de negocios en el cerebro. ? Un túnel que sirva para hacer correr la coherencia por la vena cava. Gaby, en esos meses de invierno cayó en mis manos. Me entregó la última de sus resistencias y le importó muy poco el consejo de sus padres. En un cumpleaños, en Encarnación, me dijo: “Quiero que nos casemos ya”. Y poniéndome un dedo sobre mis labios, agregó con rabia: “O nos escapemos hacia la libertad”. Un hilo de sangre corrió en mi brazo. Lugar donde hizo énfasis en la última frase al tiempo que clavaba sus bien cuidadas uñas. Alguien más escuchó su plan y a los pocos días el padre la vino a buscar. Se la llevó a Uruguay. Faltaba una semana para Navidad. Llorando Gaby tuvo que explicar en el viaje, que esa cajita que llevaba era para hablar con las amigas. -Yo soy radioaficionada. Lo recuerdas ? -No sé si tienes autorización para usar frecuencias en Montevideo. –argumentó el diplomático padre-. -Además, padre. Por qué me traes así, a la fuerza casi, tengo comprados varios regalos para la nochebuena de mis amistades de Asunción. Y quería saludar esa noche a mamá. -Lo harás hija, por teléfono. Pero tu sabes bien por que te traigo. Te aparto de ese sabandija.

Y Gabriela lloró todo el camino. Hubiera podido regar los secos viñedos a la vera de la ruta. Pero el padre sintonizó FM para ignorarla. Al pasar algunos días, Gaby en el balcón escuchó perfectamente. -Esmeralda, aquí pescador....cambio. -Pescador donde estás ? Le expliqué a ella que estábamos llegando muy cerca de ahí. Vengo, le dije, a pasar Nochebuena anclado, frente al cerro de Montevideo. -Tengo todo pensado, amor –contestó ella-. -Qué ? -Allá voy. Mi mochila está hecha desde ayer. Saltaré el balcón, como en las películas. Allá voy. -Gaby..no !!! Pues Gabriela puso en movimiento a toda la red. Cóndor no durmió organizando el escape. Estaba feliz, como si fuera el mismo el del encuentro amoroso. En mi barco también se pusieron alertas. Conocían a Gaby y lo que era capaz de hacer. El diplomático vagaba por las tiendas, haciendo las compras de ultima hora para la Navidad que estaba ya encima. Este regalo para el embajador, este otro para el Canciller, y no hay que olvidad a los colegas que me regalaron el año pasado. Su chofer, le hacía notar algunos olvidos. Cuando el lujoso auto estuvo cargado, el conductor insistió: Falta el regalo para su hija señor !! 2 La carta Gabriela sabía del poderío de su padre. Lo primero que iba a hacer al notar el escape, era, no solamente llamar a la policía sino algo más serio. Encargar a la Prefectura que pare esa embarcación!! Entonces escribió:

----------------------Querido padre: Habiendo cumplido los 18, tengo ya la visión de las cosas del mundo. Si sumo todo eso a lo que me enseñaste, puedo poner en mi valija el manual de ética y sobrevivencias. Para lo que voy a hacer ya soy madura. Para lo que no voy a tener, soy humilde. Tengo una misión que cumplir conmigo misma. Al darme cuenta que desde que amo, respiro la mitad, si él está ausente, voy en su busca para darle a mis pulmones aire completo. Al tener yo bajo mis pies, medio planeta solamente, lo busco a él para que mi mundo sea total. De mi entorno, sólo veo la mitad. También rio a medias. Y de los pares opuestos, que me enseñaste, solamente diviso una columna. Padre: amor es, tener la capacidad de respirar por los pulmones del otro. Y si mi amado no está conmigo....boqueo. Me ahogo. Sólo quiero repetir lo que tú ya hiciste. Buscar mi destino amando a alguien. Cuando en tu juventud te uniste a mi madre, lo hiciste con el ímpetu que dispara ahora esos mismos cohetes hacia mi luna. Lo tuyo fue un gran amor. También lo fue el de ella. Voy a hacer lo mismo. Sólo hay un cambio en mis planes. No divorciarme jamás. Y en eso ya te supero. No pego un portazo al irme. Al contrario padre, querido, cierro despacio mi puerta agradeciendo todo lo que por mí hiciste. Al igual que a mi novio, te amaré siempre, en el otro rincón que tiene el corazón para albergar las cosas nobles. Sólo una cosa más requiero de ti en esta vida: antes de tomar el teléfono para denunciar mi partida, piensa, y bájalo de nuevo. Déjalo donde estaba. Piensa en que esta es tu oportunidad de darme un regalo enorme. Y los regalos verdaderos no son materiales. Son, al contrario, jirones del corazón en noble ofrenda. Dame eso. Dame el amor que yo sé, que sientes por mí, en una sola entrega silenciosa. Sal a la medianoche navideña al balcón y mira debajo de nuestra estrella, Alnilám, la del cinturón de

Orión, el guerrero. Y concéntrate un rato en mi. Sabrás por las estrellas y el fresco aire del río, que ahora si....soy feliz. No le pongas riendas a mis trineos. Hoy tu silencio es tu regalo. Padre amado: Feliz Navidad

Los radioaficionados se dieron cita en la escollera montevideana, llegando a cubrir casi dos muelles. Gabriela llegó en taxi gratis, saludando como una reina. No les importó la prudencia del silencio para evitar que la Prefectura note algo anormal en su zona y todos gritaban su nombre y el mío. Faltaban apenas 45 minutos para las 12 de esa nochebuena y nadie iba a su casa. Con la oscuridad como cómplice “Delfín”, un colega de la red que trabaja con las lanchas del puerto, se arrimó para llevar a Gaby hasta el barco anclado. Allá, estaba yo con el corazón en la mano, viendo sin ver lo que pasaba. Mi equipo de radio estaba colapsado con los colegas uruguayos que me felicitaban. Otro me transmitía como en el fútbol lo que iba aconteciendo. -Llega el taxi –decía- baja la novia. Hermosa !! Es divina !! Que pudo haber visto en vos “hdp”. Que pudo haber visto en vos ? -Callate y pasame con ella. –ordené-. -No puedo botija, ya está subiendo a la lancha. Está apurada. Faltan minutos para la navidad hermano. Que tengas buen viaje. Yo me voy. Cambio y fuera. Over and out. La lancha llegó y al agradecer a mi colega de radio que estaba al timón me di cuenta que él iba a llegar tarde a su casa para las felicitaciones de rigor. Rechazó –no obstante- mi invitación a subir. -Llegaré tarde a casa amigo, pero bien vale la pena. Felicidades.

Gaby saltó con agilidad por la borda. Quedó parada mirándome. Un leve vaivén sacudió el buque. Ella se atajó de un pasamanos y me dijo: -Es el golpe que marca la frontera. Ahora soy feliz, de este lado de la vida. No te acerques a mí todavía. Quiero mirarte más. Mirarte con hambre, con codicia. Que se grabe en mi a fuego la intensidad de este momento. -Desobedezco reina mía tan fría orden y te abrazo. Te abrazo así con ruda fuerza de los mares. Recuerdo que el beso duró tanto, que comprometió la puntualidad navideña que el mundo calculaba ya en ese momento. Los fuegos artificiales dudaron en su significado. Nacía el Niño, es cierto y tal vez por su poder infinito nacíamos nosotros al mismo tiempo. Gaby solo pudo apartar sus labios de los mios para poder decir en el último segundo que quedaba: FELIZ NAVIDAD AMADO MIO

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