Es un alivio estar por fin acá. Pensé que nunca iba a llegar este día. Hacía tiempo que tenía ganas de venir, pero todavía no me sentía preparado. Mis compañeros siempre se asombran cuando les digo que hasta ahora nunca había visitado un psicólogo. Usted ya sabrá cómo es esto. Parece que es inconcebible que un estudiante de psicología no vaya al psicólogo. Es casi una formalidad en su vida profesional. Pero yo no quería que fuese solo eso. No podía convertirse solo en eso. Creo que esto debe ser visto como algo trascendental en la vida del psicólogo. Si Freud mismo, se analizaba a sí mismo, ¿Cómo no vamos a analizarnos nosotros? Esto no puede ser tomado a la ligera, Dr.! Llevo años preparándome para este momento. Desde aquel día en que escuche la palabra “represión”, supe que algún día iba llegar este momento, y tenía que estar preparado para él. He pasado noches enteras desentrañando los misterios de La Transferencia. He buscado la esencia última de las pulsiones. He memorizado capítulos enteros de “La Interpretación de los sueños”. Creo que usted coincidirá conmigo en que estoy más que preparado para comenzar. Si usted me permite, creo que lo más razonable sería empezar por algún sueño. He estado pensando cual sería el más adecuado, y debo admitir que no fue tarea fácil. Si de verdad quería encontrar que fue lo que hizo que no resolviera completamente mi Complejo de Edipo (pues ambos sabemos que si lo hubiese completado correctamente, no estaría aquí), debía elegir un sueño verdaderamente potente. Pues bien, como le decía, ha sido difícil pero lo he encontrado. Es un sueño de hace unos 6, 7 años, cuando todavía ni sabía lo que era la psicología. Era un niño pequeño. Estaba en medio de un cuarto vacío. Solo había un objeto en el medio del cuarto: un palo naranja; fino en la parte de abajo y más ancho en la parte de arriba. Básicamente, un falo. Me acercaba lentamente hacia él y lo tocaba con placer. Pero a los pocos segundos, miles y miles de abejas salían de las paredes y comenzaban a atacarme. Luego de eso, me desperté. No se preocupe por anotar Doctor! Yo ya tengo la respuesta. A la hora de elegir el sueño, me di cuenta en seguida de que significaba eso. Recordé casi instantáneamente una vez que, teniendo cuatro años, mi madre entró en la cocina y me encontró tocándome el pito. Asustada por eso, y cumpliendo con su función de censuradora de mis instintos libidinales, me dijo que parara de tocarme, que me crecerían pelos en las manos y, al ver que yo seguía, me revoleo una zanahoria que tenía al alcance de la mano. El falo naranja de la habitación, no hay duda. Se preguntara ahora que eran esas abejas. Pues bien, yo se lo diré. Mi madre tenía en ese momento un vestido de grandes flores, de esas en que las
abejas aman pasar el rato. De ese vestido a las abejas del sueño, la psique llega en un solo paso, no hay dudas. Sé que pensara que a los 4 años uno es muy chico, que es difícil recordar algo con tanta exactitud. Pero usted sabe cómo funciona esto de las huellas mnémicas. En fin, queda aún dar el gran paso. El problema en la resolución de mi Complejo de Edipo. Creo que también es claro, está contenido en el mismo trauma que provoco el sueño. Ese mismo día en que mi madre me revoleó la zanahoria, cambio mi devenir psíquico para siempre. La masturbación interrumpida por aquella mujer que debía ser mi objeto de deseo causo que ya no la desee. Tuve lo que podríamos llamar una separación adelantada del primer objeto de deseo. Sin embargo, creo que ese mismo hecho que provoco la enfermedad, dio también la cura. Ese día dejo en mi dos grandes problemas: por un lado, la falta de deseo de mi madre por adelantado. Por el otro, al estar yo tocándome la cabeza del pito, sentí un sentimiento de culpa que hizo que tuviera que reprimir mi placer de tocarme la cabeza. Podríamos pensar que esto fue también un problema grave, pero no lo fue. De hecho, estoy convencido de que esa fue la cura. Luego de ese hecho ya no podía “tocarme la cabeza”. Necesitaba reemplazarlo con algo para no tener que reprimir ese placer por siempre. Creo que fue a causa de eso que encontré la psicología. Al no poder “meterme con mi cabeza” decidí “meterme con la cabeza de los otros”. Por medio de la sublimación llegue a encontrar un placer enorme en La Psicología. Y fue ella quien me permitió encontrar mi problema durante el Complejo. El día de la zanahoria fue el causante de todos mis problemas, pero fue también el causante de la cura de mis problemas. ¡Es simplemente fascinante! ¡Es verdaderamente fascinante! Lo he hecho excelente verdad, Doc.? Ya puedo decirle Doc, no? Creo que estamos trabajando muy bien juntos. Siento que La Transferencia se está dando correctamente. No lo siente también usted? Creo que ya estamos en condiciones de cerrar la sesión. Hemos logrado resolver perfectamente mi problema Edípico. La semana que viene ya podremos resolver el problema del asesinato paterno. ¿Qué rápido que avanza esto, verdad? ¿No le dije yo que ya estaba preparado?