LOS MISTERIOS EN LA VIDA DE CRISTO Refiriéndose a la vida de Cristo, el Credo habla solo de los misterios de la Encarnación (Concepción y nacimiento) y de la Pascua. No dice nada explícitamente de los misterios de la vida oculta y publica de Jesús (CIC 512) Todo en la vida de Jesús es signo de su Misterio, a través de sus gestos, sus milagros y sus palabras, se ha revelado que “en Él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente” (Col 2,9). Su humanidad aparece así como el “sacramento”, es decir, el signo y el instrumento de su divinidad y de la salvación que trae consigo. (CIC 515) Toda la vida de Cristo es revelación del Padre
VIDA DE JESÚS. RECAPITULACIÓN DE TODO La vida de Jesús abarca toda la humanidad bajo una sola cabeza. Cristo como Cabeza y sus creyentes, como miembros, pertenecen a un mismo Cuerpo, son una Persona Mística. En la vida de los cristianos se repite todo lo que Jesús vivió: llorar y alegrarse, tener sed y hambre, asistir a un banquete de bodas y cortar espigas. Pero no solo la vida de cada cristiano, sino la vida de toda la Iglesia, ha recibido la forma de toda la vida de Cristo.
HISTORIA DE LA CONTEMPLACIÓN DE LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE JESÚS San Ignacio de Antioquía, habla sobre los misterios de la vida de Jesús que ocurrieron en el silencio de Dios, cuando fundamenta la humanidad de Jesús, la Virginidad de María, su alumbramiento y la muerte de Jesús. A Ireneo le interesa más que nada la salvación humana integra. Para ello tiene que defender la verdadera humanidad de Cristo. Para Orígenes y la escuela de Alejandría los misterios de la vida de Jesús tienen una significación pedagógica para la Revelación. San Agustín concibe con claridad y perfección la importancia teológica que tienen en su triple dimensión; como revelación de Dios, Redención y Recapitulación. En la Edad Media, Bernardo de Claraval influyo en la contemplación de los misterios de la humanidad de Cristo. El amor del corazón es en cierta manera de carne, porque Él ha inflamado el corazón del hombre más hacia el Cristo corporal y hacia aquello
que Cristo ha obrado y mandado en carne. Se centra principalmente en el misterio de la Ascensión. Por otro lado los Ejercicios de san Ignacio de Loyola se inspiran en la vida de Jesucristo. Hugo Rahner, más cercano en el tiempo a nosotros, hace el primer bosquejo de una teología de la vida de Jesucristo. Cada detalle y la totalidad de esta vida la lee él como revelación, como suceso salvífico y como forma original permanente de nuestra vida cristiana. Nos indica que toda la vida cristiana está fundamentada en una conformación sacramental con la vida terrenal de Cristo. En el Concilio Vaticano II en el capítulo 22 de la Gaudium et Spes y en el Catecismo de la Iglesia Católica nos hablan de una Cristología orientada a los misterios de la vida de Jesús.
LOS MISTERIOS DE LA VIDA OCULTA DE JESÚS Los misterios de la vida Cristo, desde el momento de la Encarnación, no son mera preparación para la Redención, sino que son ya en sí mismos realidad de salvación pues constituyen una unidad salvífica con el misterio pascual. El acto mismo de la Encarnación tuvo ya un sentido redentor y una eficacia salvífica para mostros.1 Mateo nos informa de la huida de Egipto, de la muerte de los inocentes en Belén, de la vuelta de Egipto. Lucas del reencuentro del niño de doce años en el templo. El resto de la vida oculta de Jesús la ha condensado en dos versos: “y volvió con ellos a Nazaret y les estaba sujeto… Pero Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres (Lc 2,51-52). De estos datos podemos deducir que Jesús, durante 30 años, llevo una vida que pasaba desapercibida. Jesús obedeció a José y a María, se sometió a la Ley voluntariamente para superar así la desobediencia de los hombres con su obediencia (Rm 5,15). La vida oculta de Jesús en Nazaret es una vida de trabajo.
LOS MISTERIOS DE LA COMUNIDAD DE JESÚS Jesús desde siempre se encuentra en comunidad, llama a sus primeros discípulos. Todo se funda en su Palabra. Lo que Jesús anuncia con imágenes y parábolas comienza a realizarse concretamente en la comunidad que se reúne junto a Él. La comunidad de Cristo
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F. Ocariz, L. Mateo-Seco y A. Riestra, El Misterio de Jesucristo (Eunsa, Pamplona 32004) 396.
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no es una fase previa a la preparación de la misión propiamente dicha. Su servicio apostólico está completamente apoyado en “estar con Él”.
EL BAUTISMO El bautismo de Jesús fue no solo u comienzo solemne y una preparación inmediata para su vida pública, sino también una realidad de salvación por su unión indisoluble con la cruz y la resurrección. El bautismo de Jesús es uno de los momentos culminantes en que aparece su relación con el Espíritu Santo y con la santidad. Desde el inicio de su vida pública Jesús acompaña su anuncio del Reino de Dios con numerosas “acciones, milagros y signos” (Hech 2,22). Con ellos reivindica Jesús su mesianidad, utilizando un lenguaje real-simbólico propio de los judíos de su tiempo. Las obras de Jesús intentan moverá a los hombres a la fe, confirman que Él es el enviado del Padre. Los signos suceden frecuentemente solo después de que los hombres s e lo piden y han puesto su esperanza y su fe en Él. Los signos no se corresponden siempre con las expectativas. Pero también esto es típico para el anuncio del Reino de Dios. A pesar de que los milagros son signos certísimos (Vaticano I), no siempre se puede ver en ellos un argumento evidente que manifieste en ellos la acción de Dios. Uno de los signos de Jesús es acercarse a los pecadores.
EL MISTERIO DE LA LUCHA DE JESÚS CON SATANÁS El señorío de Dios, que se hace efectivo en la obras de Jesús, hace retroceder el señorío de Satanás. Este es el sentido de la expulsión de los demonios. La forma como Jesús supera a Satanás la indica ya el pasaje de las tentaciones, al comienzo de su vida pública, en el que la obediencia de Jesús es central. Jesús se encuentra solo en el desierto, ahí recapitula y se experimenta toda la situación de Israel en la alianza con Dios. Lo que Israel no ha cumplido, aquello en lo que ha fallado, tiene que ser ahora experimentado y completado otra vez por Jesús. Jesús es obediente, y en esto consiente su victoria sobre el enemigo. La lucha contra Satanás no se realiza con alarde de poder, sino escondida, allí donde Jesús esta a solas con y ante Dios. Consultando a la Suma, encontramos la enseñanza de santo Tomas sobre las tentaciones de Cristo. Para proporcionarnos auxilio contra las tentaciones. Por esto dice para que así venciesen nuestras tentaciones con las suyas, lo mismo que aniquilo nuestra 3
muerte con la propia. Segundo para nuestra precaución a fin de que nadie se tenga por seguro e inmune a la tentación. Por lo que también Él quiso ser tentado después del bautismo. Tercero para ejemplo, esto es, para enseñarnos el modo de vencer las tentaciones del diablo. Cuarto para infundir en nosotros la confianza de su misericordia.2
TRANSFIGURACIÓN Los ángeles cantan el pobre nacimiento de Jesús. La voz del Padre revela al Hijo cuando se humilla en el bautismo. El Padre glorifica al Hijo cuando este emprende el camino hacia Jerusalén para morir allí. En la Transfiguración, la divinidad de Dios se les manifiesta con toda claridad a los tres apóstoles. Durante su vida terrenal, esta divinidad quedaba oculta bajo la debilidad de su carne humana. La transfiguración no cambio nada del ser de Jesús ni le añadió nada sino que dejo aparecer algo que estaba ya presente en el pesebre. Para Tomás la Transfiguración es Trinitaria. Aparece la Trinidad entera: “el Padre en la Voz, el Hijo como hombre, el Espíritu Santo en la nube luminosa”3
LA MUERTE DEL SEÑOR La muerte de Cristo no fue uno de los posibles términos de su vida terrena, sino la meta terrena prevista que consumaba su acción redentora, pre-ordenada por Dios y querida también por la voluntad humana de Jesús.4 La muerte de Jesús se relaciona en la escritura con el hecho de que fue entregado. Fue entregado por Judas a los judíos, fue entregado por Pilato a los judíos. El mismo se entregó. Estas entregas están en dependencia y son un fruto de la entrega que el Padre hace de Él a los hombres. 5 Jesús fue crucificado y los evangeliod narran con brevedad la muerte de Jesús. Se cumplen en su muerte las características esenciales a toda muerte humana: separación de cuerpo y alma.6
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Cfr. S. Th. III, q. 41, a.1. Cfr. S. Th. III. q 45, a.4. 4 Ocariz, Mateo-Seco y Riestra, El Misterio… 407. 5 Ocariz, Mateo-Seco y Riestra, El Misterio… 414. 6 Ocariz, Mateo-Seco y Riestra, El Misterio… 419. 3
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