Mi Show De Truman

Desde que vi la peli del Show de Truman, me quedé con la mosca detrás de la oreja y empecé a observar a las personas con las que el azar me ha hecho compartir mi vida: las próximas, esas que veo cada día en la puerta del cole de los niños, en el trabajo, en el pueblo, en la familia; y las lejanas, esas que los medios de comunicación ya se encargan de aproximar. He ido agudizando mis sentidos y ya he aprendido a diferenciar a esos seres que forman parte del atrezo de la vida, que yo llamo “figurantes”, de nosotros, los “Truman”, incluso podría aventurar que son un 30% de la población. Parece ser que los malévolos guionistas de esto que llamamos vida, van colocando a ese grueso de actores en los diferentes lugares y situaciones según el plan elaborado, cuya finalidad todavía no conozco bien. Igual los disemina por parques, mercados, aeropuertos, rotondas, etc, como personajes individuales anónimos, que los acumula detrás de una bandera o pancarta, tanto en manifestaciones a favor de no sequé tipo de familia, como a favor de ETA, o los hace ir a votar de forma alternativa cada cuatro años para hacernos creer eso del bipartidismo. También creo que alguna vez los han utilizado para rellenar alguna iglesia, boda, convento o mitin del Partido Comunista. A los infiltrados en los entornos próximos, se les puede diferenciar por lo conjuntado de su caracterización, ya que todos los elementos que conforman su personaje van a juego, utilizando unas pautas de interpretación muy marcadas. Sirvan los siguientes como ejemplo: Ese abuelito de los pantalones grises, jersey de punto fino, chaqueta, a veces corbata y/o boina, con garrote, que cuando habla le tiembla la voz y parece enojado. Ese individuo que conduce su coche tuneado emitiendo ruido estridente con las ventanillas bajadas, que cuando habla se le entremezclan las palabras, mueven compulsivamente la cabeza y la mano derecha, con un especial interés en que veamos sus calzoncillos, sus tatuajes y su teléfono móvil. Pero, hay muchos más, como la rubia pija que te cruzas cada día en el gimnasio, el odioso compañero de trabajo, la vecina cotilla que llama a sus hijos gritando por la ventana, la verdulera de la esquina, el fantasma del marido de tu prima, los contertulios de las teles y radios, el informático peludo que te repara el ordenador, los empleados del Corte Inglés, el peluquero mariquita, el hijo facha del tendero, el mecánico de la Nissan y las manchas de su mono, tu psicoanalista argentina, y el sexi boy de la despedida de soltera de tu amiga ( ya viste que eso no era normal),son algunos ejemplos más. ¡No os habéis parado a pensar nunca que individuos tan estereotipados no pueden ser fruto del azar!

Estoy convencido que alguno de los infiltrados no tan próximos, o si, son: los Fraga, Fabra, Camps, Aznar, Bush, Berlusconi, Dinio, Yola, Jesulin, Pantojas, Cachulis, que como podéis comprobar van alternando momentos de más y menos protagonismo, para no quemarse. Y otros que eliminaron, bien por falta de audiencia, bien por temas económicos, como Franco, Lola Flores. Y otros en trámites de desaparecer como Fidel Castro, que por lo visto no acaba de llegar a un acuerdo con el finiquito. Alguna vez que me he cruzado con alguno de ellos he intentado acercarme a su oído para informarle que sabía lo suyo, para intentar descubrir la persona de debajo del personaje, para llegar a descubrir el porqué de la situación, pero los muy cabrones más que actores parecen soldados bien entrenados; y en todas las ocasiones han conseguido darle la vuelta a la situación y ponerme en evidencia delante de otros “Trumans” como yo. No sé cómo acabará esto, quizás soy demasiado desconfiado, puede que, los todopoderosos guionistas, simplemente tengan como objetivo darle chispa a la vida, evitar la homogeneidad que por naturaleza tenemos los habitantes de este gran tablero de juego y contribuir a que la película sea más entretenida.

Siempre nos quedará rezar .

Sergio Gallart