Maria Antonieta

  • June 2020
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María Antonieta, Ia reina frívola

Glalnoffett lagull[tlna Criada enWenay casada alos 15 años con elrq galo Luis WI, A,Iaña Antonietn de Habsburgo iivió

atodo trapo enlq cofteversallesca, ajena a los aires de cambio que apitabnn Francia. H cinehapuesto de

nnda

sLi

fasclnante vida y su trdgica eiecución. Un marido consentidor Las relaciones enue Maía Antonieta y Luis lül -derecha- fueron distaÍtes. Ella

prefería la compañía de su cámara de cortesanos. con ouienes se divertía en el palacio del Trianon -€ba¡e-, conslruido por odefl del rey como regalo para ella.

muy

63

,

'$el

,i, 'i.4 l,

La primera fashion

victin

lvlaria Antonieta tenia pas¡ón por la ropa y su mod¡sta mademoiselle

Veladas muy bien afinadas

Bertin era uno de los personajes

Su or¡gen v¡enés marcó la afic¡ón musicalde la reina. Arriba, lecc¡ón de música en el Dalac¡o de Versalles. cuyos salones albergaban numerosas obras de arte -a la derecha-.

más solic¡tados de la corte. turiba una pareja a la moda en versalles.

c| ina. Con r-rn riLpiclo moi imic¡tir cl r elclrrgo colocl cl errelpo clc 1r

lcina soblc e clesiiir-tallcin i a a conclLrcil r

ni.'ta al cadalso esui esrallcntc a las puolers dc la Concierl:erie. Ilace nLte\ e nte scs quc lran c]ccutado a su nrarichr, al ic\ (te Trlrnfl¡ LLlls ,\\ l. \ |]t.L\ clc un año quc la cLcstrlrracl¡ r'eina no pisa la callc. Ahor* cluc pucclc

no-*, que han acuciickr cn masa

para

asistil a h tjccLrcirir

clc l¡r odiacla "au-rtr-iaca , nrote cLcspecli\o cllle lc

han ¡lLcsto pol su linlijc

r

icnús.

Enlrc ollas imputlcioncs \lar í¿r Antonicui lra siclo acrrsacla clc conspilal conlle la Rer olución, de

prlctical inccsto cot

Lrno clc

sLrs

hijos, de despilfarlal slrIrr¿\ rrillonar-ils cle las

clel EsLado r pucblo, cicspLrú-s de desi clal al .rrbajaclr aulli-iuco rLc

tlliicional

los plancs clc

64 muy

alc¿r-,,

a su

canpañ¡ clcl cjór'cirir

Una rez

plazr: ';\'iia la Rcpirblicrl

cionrLcla

hacc|lo cs prccisamt'nte el clir se ñalaclo para sLr clccapitacitln. La conritira -'e pone cn nurchr cLunclo las campanas clc la clitecllal clc Nonc-Danrc ¡r¡rran las oncr'de l¡r marrna dc csf tfisfu r g|ishcco 1l LIL' ()aLLlLlr! rle I /yl Lr llcgada cic \laría Anronicra a la plaza cle la RclolLrcirin, actLr¡l pLnzr clc la Conco|cLc. di:parl r'l elictrorizacio r occr'ír¡ cle los palisi-

l¡ tabl¡.

sLr

cabcza quecla lijr ai inlcr-nal apalato, la cLrchillu biija r la dccapitr. Un glito r-esuera cor hrelza cn la

cnrlcta qrLe \la¡ía Anto-

\licntlas Il

llllcc\. Ll l|lL)lrn.rl l.r lrl rorlrl('

muerlc pol cl clclito clc alta t|aicirin a la pat|ia. nacLo a

Lno dc los lcclacloles dc

la-s

miLlliplr's cacetilias qlrc pr olifL'r'iur cn París por aqucllos ticnrpos clcscril¡e el caldcaclÍsinlit lnbiente clue se viic cn la plaza clc ia RciolLLcirjl r al¡-edecloles: Los pucstos callcieIos qut toclcan cl caclalso r cnclen

panccillos, limonaclas r fnrtos sccos. I:l bLrllicio clccc cuanclo l¡i colriti\li clllL'rc(mrpaña a la ¿r¡rl¡¿l-

qtzsa se cLiliue a la uLrillotina. Arinclll! Llnos pocos -\c nllfan angllslla dos, los \ er{ilLlL'los i¿¡l¡s ¿rrl¡r¡l¿s s.'

poncn dr pLrntillus para clisllurar del e.rpccráculo. A li¡ clc cuelttlis, no toclos los clías pLreclen c0r'r¡cnr

Reina del rococó Salonc¡to de lvlaría Anton¡eta en el palacio de Fontainebleau, amueblado en estilo rococó, cuyas formas recargadas y abundancia de adornos encantaban a la reina de Francia.

plar cónro rruclc run leina . Algo atur-dida, pcrr con la rri|acla ¡i f|cntc, \iar ia Antoriel¡ baja

cLcl

clrlo r

-.Lrbe

sin ar

LrcLa

los

pelclaño-s de rracLcla clel patÍbulo.

.

el rerclugo nrueslra lu

cabcza srnglantc, cipricblo tnar' clcciclo lanza al aire -\LLs gon os ro jos r cnrblemas l-icolorcs. CrrancLo la gcntc rbarclonr la plaza. cl r cr.

duqo calga cl c¿rcllls con l¿i s¡n griclta cabezn cntrc las piclnlLs rr-r LLna carrctilh. El ata¡ltd ch iv'ia¡ía Anrcnicta cs r..'sacLo con cal r ii ¡ r

inlojado

a LLna tosa aonrL'ir-r.

Aquella reina había nacido el 2 de noliembre de 1755, veinticuatro horas antes de que se pr"odujera el brutal terremoto que de|astó Portugal. Años después, aJgunos cronistas afirmaron que esa coincidencia fue una clara señalde cuiíl iba a ser su trágico final.

pudiera ser debida a un impedimento físico de su marido, que durante años se nesó a someterse a una sencilla opei'ación quirurgica. Incluso la madre de MarÍa Antonieta, la podercsa María Teresa de Austria, le escribió canas

acusándola de su indolencia por no intentar consumar el acto conrugal con el futurc rev de Francia. Ella tulo que soportal a solas todo aquello, sin poder confesar abiertamente lo que en realidad estaba

ocuriendo en su alcoba.

Hija de los emperadores aus-

sin carácter, torpe v apático. Ajena a la obligada discreción que imponía su mngo, la reina organizó a su alrededor una camarilla de cortesanos con los que se entretenía en el nuevo palacio del Trianon, cuva construcción ordenó Luis XVI como regalo a su Jolen esposa.

niacos, la arrhiduquesa María Antonieta tenía 12 años cuando fue elegida par"a casame con el futuro Luis XVI de Francia apenas 15 cuando se con\,irtió en su esposa. cSremonil ngqgr3l se celebró el f1 to oe maYo 0e | / /u en et patacro de Versalles. Sólo los nobles tuvieton acceso a la capilla que mandó

l

O Conportamiento voluble para escándalo de su madre

constn:ir Luis XI\¡ en el palacio. Una lez que el azobispo de Reims

Con el paso del tiempo, el feliz cañíctel infantil de la reina dio pa-

bendijo lós anillos de-boda l finalizó el acto religioso, el delfín de

so a un compofian'riento hedonista,

Francia 1' María Antonieta salieron de la capilla para que el pueblo, que acudió en masa a la boda, pudiera contemplarlos. Como en otms ocasiones históricas, las calles de ParÍs quedarcn semivacías. Venalles r,olrió a ser el centrc del mundo. Por sus pasillos v patios deambuiaban más de ,:l.000 sin ientes ata\riados con fastuosa librea. Los establos cobijaban 2.000 caballos. En las ricas estancias recargadas de pan de oro, mármoles, espejos l candelabros de plata desfilaban

las damas v caballeros de la alta nobleza vestidos con los ropajes más refinados del continente. En aquel grandioso escenario la pare-

ja inició de mala manera su recién estrenado matrimonio.

O l{inglún

s¡ÉÍno de actiy¡dad en el lecio conyuÉlal

Durante siete largos años no ocurrió absolutamente nada en el

Finalmente, tras muchas dudas cavilaciones, e) delfín se operó l logró cumplir con su obligación de engendrar un sucesor pam la Corona francesa. Pero los años de abstinencia pasaron factura. Poco a poco, María Antonieta fue distanciándose del rev, un hombre

r

conrmlso vvoluble que escandalizó a un importante sector de la corte. Su madre, Maria Tercsa de Austria,

comenzo a prcocupase porla conducta de María Antonieta: "Temo su excesiva julentud, el exceso de halago en tomo a ella, su lentitud

.>

Míili,ii¡3iifi,l: rables biografías, libros y peliculas. La última de ellas, dirigida por Sofia Coppola, retrata la llegada de la joven

archiduquesa austr¡aca a Versalles, aunque elude su trág¡co final en la guillotina. El filme ha servido de excusa para que las boutiques de Paris vendan

prendas insp¡radas

en el "revolucionario" vestuar¡o que ¡mpuso la mujer de Lu¡s XVl. El tirón también ha sido apfovechado por la empresa que regenta las tiendas y l¡brerías de los museos públicos franceses para crear una colección dedicada a la re¡na que ¡ncluye juegos de café y chocolate de porcelana

de Limoges, telas de Moutet, Ias copas de champaña planas que según la leyenda fueron diseñadas con el molde de uno de sus senos, réplicas de perlas barrocas de cr¡stal trans" Parente y espectaculares colgantes de cristal de Lalique. Estas joyas hacen justicia a las piezas originales que pertenec¡eron a María

lecho conrugal. Pese a sus repetidos intentos. el delfín de Francia

Antonieta. La famosa pastelería Ladurée se ha sumado al reyival pon¡endo a la venta los pastel¡tos favoritos de la reina. Asimismo, los gestores del palacio de Versalles han dec¡d¡do restauraf el pequeño Trianon, el palacete que Luis xryl regaló a su esposa, que Incluye un jardín inglés y una pequeña granja.

I

TINTI

fl-acasaba estrepitosamente con ia joven austriaca. La impotencia del fu¡uro Luis X\¡I se debía a un pequeño problema físico que el

.r24 MAI

,ITST

A

i

embajador espanol, uno de los me-

jor informados en París, desleló

".t

en una carta secrcta a la cone de

Maddd: "El frenillo sujeta tanto el prepucio que no cede a la

ducción y causa un dolor

intro-

lilo

en por el cual se retrae Su Majestad del impulso que conviniera". é1,

!*

Durante años, la reina debió

>rq

sentirce mu\. frustrada, va que en

aquella Francia todos daban por sentado que la culpa recaía en la insolente austriaca. Nadie pensaba que la falta de descendencia

l¿,

defeda, ca¡tef de Maña Núútiú, ditigd6 por Sofa Coppola y prota. gonizada por Kisten Dunst -sobre eslas línes-. La pelíctla ha puesto de moda en el mundo a la ftmosa ausÍiaca que reinó en la corte de Franc¡a.

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C|P?|IA

mqy

65

El sueco Von Fersen fue su capricho amoroso más duladero r

su falta de senddo de la seriedad, os encalgo, porque confio plenamente en los, cuidar de que no cai-

\

ga en malas manos , escfibió NiarÍa Teresa al conde trlercr, al que nombro consejero de su hija. Pero poco pudo hacer el conde para eli-

lar la tendencia nalural dc la reina al despilfarro v a la conpra de costosísimas jolas, una debilidad

que la hizo nrerecedora del mote de 'Señor¿ déficit". En su biografía sobre la archiduquesa austriaca, el sran no\elista r ienés SLeian Zu eig hizo un des' car-nado retrato del

natlinronio

leal: "Luis X\-I es un esposo ideal, que, a pesar de su carácter ahonaI

dol siempre

paga las cleudas de su

mujel r

pemite todo, al final

se 1o

ejército que eniió Flancia a Anéfica para combatir a los ingleses. De esa loma, Fenen corló el hilo de 1a peligrosa relación antes de que estallara el escándalo en la co¡te. Pero el apuesto galán r ohió a Parjs en iunio de 1783, tras cuah'o anos

incluso sus amanres". En r"ealidad,

el rer no fue en nodo alsuno un comudo ridículo l paré¡ió. Él renía conocimiento de las rclaciones er¡ramatlimoniales de su mujel sobre todo las que man¡uro con el aris¡ócm|a sueco Arel r on Felsen, qr,Le lue el capricho amoroso más

de r oluntario erilio. En aquella época comenzaron las relaciones más Íntimas. En su indolencia, María Antonie' ta nunca ilnasinó que más allá de

dumder o de la reina.

O Escapadas nocturnas Gon adulterio incluido Hurendo del triste lecho conrl-

gal, l{aría Antonjeta efectuaba

I

los ricos palacios de París se erten-

día una ciudad enorme, niserable l plagada de pobles. \adie le d¡o que los graneros de Francia esta-

ban racíos. Pero 1o cierlo es que ella nunca hjzo preguntas sobre asuntos tan 1ed10sos. "La reina es la más despreocu-

pada de las despreocupadas, la más despilfalradora de las despilfarradoras, la más tie[lamente galante r conscientemente coqueta entle las n]ujeres gaiantes \ coqueras". escribió Zrr eig. No sor-

prende que una de las personas

fiecuentes escapadas noctumas a París. En una de ellas conoció a Fersen. Tr"as una tomrentosa lelación que empezó a lelantar sospechas en lesalles, el jolen sueco decidió alis¡a¡se a toda prisa en eJ

nás influlentes de la corte fuera ntadentc¡iielle Bertin, la modista que prcsperó gracias a los fanlásticos modelos que confeccionó

n¡r¡ 1¡ rein¡ del rn¡n¡Á"

Aquella primela diseñadora de moda puso en pie una gran tienda

il

en la rue Saint-Honoré, que aún

PaÍs vive tlempos de canb¡o soc¡al

hor

Esla acuafela de Naudet muastra una festa populaf en la paris¡m plda de la Revolución -actual olaza de la Concord¡e- a fines del sido )Ulll.



i1:

El asunto del collar María Antonieta lanza un candelabro

durar¡te el proceso qüe sufrió por una estafa cometida en su nombre en tomo a una joya. Aunque era inG cente su reputac¡ón se resifrtió.

cs la calle de la alta costu¡a en Paiís. Sobrr elponalón de enrrada destacaba un canel que anrLnciaba su calidad como proleedora de la corte. La roracidad de la rtina caló en las conesanas: todas querían lucir los fanlisticos modelos ideados por ]a modista, que plonto tu\o un ejército de costu-eras r boldadoras para cumplil los numerosos encal: gos que lecibía de la cone r las familias nobles de la capital.

O Un coche de seis caballos a disposición del péluquero El mismo érito social anollador de la reina, Léonhard, que todas ias mañanas i iajaba en coche de seis caballos desde Par'ís a Venalles pam poner en pie aquellos ertralagantes ) altísinos peinados que impedían eJ paso natural de las danas a tra\'és

disfiltó el peluquero

de las puertas.

Luego linieron los escarceos amorosos de Maía Antonieia con jó\'enes aristócr?tas, los bailes de máscalas noctumos, su afición al teatro \ el asunto del collal escándalo que le salpicó directamente. Ocurrió que una actriz que se hizo pasar por la condesa de \hlois, en connirencia con un grupo de

impostores, logró conlencel al

Dos suizos en bandos opuestos Las ideas del ginebrino Rousseau izquier da-sobre elcontrato social imDulsaron la Revoluc¡ón francesa. Su Daisano Necker -€rriba- tue ministro de finanzas de Luis )ü1, Dero la oleada revolucionaia le forzó a dimitir.

66

msy

cardenal Rohan de que la reina )e conleÍiía en protegido si le regalaba una costosajora. Su eminencia car'ó en el eneaño r apalabró el dichoso collar con un jorero de París, aunque no abonó )a prtciada jola. Una noche le hicieron creer a Rohan que una prostituta disfiazada con lujoso lestuario era la reina. Cruzó con ella unas breles

Parte de la nobleza. los

pueblo llano se volvielon contra ella

Er 14 de jutio de 1789 20,000 hombres tomaron el penal de la Bast¡lla -¡zquierda-. El 4 de agosto, la Asamblea Nacional -aüiba- abolió los privilegios y derechos feudales,

Fechas histéricas,

palabras sin adr ertir el engaño. Días después, el cardenal entrc'gó el collal a la suprLesta condesa de \¡alois, que de innrediato huró con

el botín. Eljovero pensó en todo nromento que el caldenal Rohan había sido el mediador de la corte en Ja compra del collar, r'pol eso acudió a Velsalles para cobrar el importe de la taliosa mercancía. Una lez destapado el escándalo, se supo que María Antonieta nada tcnía que ver-con aquella pandilla de delincuentes. Sin embargo, aios después, los molucionados recordaron elasunto v lo rúilizarcn con¡'a Ia reina crLando fue sometida a juicio por la Conrención.

a

El dinero enüado a América de¡ó el pais en bancalrota

En lealidad, el pecado de Marja

Antonieta fue el de toda r,rna generación de nobles absolutistas, incapaces de pelcibir las nuelas corrientes que agitaban el país. Una burguesía inteligente, que se había inshuido acelca dc sus dere' chos en las oblas de Jean-Jacques Rousseau, adlitió que la posición de poder político l las finanzas fi'ancesas se renían abajo. La bancarrota que sufría cl país, debida en paÍe a las altas sunas de dinero que en|ió Francia al continente americano para aludar a las colonias inglesas duiante la guena de independencia, hacla necesario un cambio mdical de rumbo político. Los burgueses, una parte de la

l el pueblo llano se loh ieron contra NIaría Antonieta, una nob)eza

mujer todopoderosa que ejercÍa una ncfasta influencia en un rer carente de personalidad. En j785, todos los gmpos hostiles a la rcina esperaban la señaidelinitila para actua[ Cuatro años después, el 1 1 de julio de 1789, el rcr destituvó al ministr¡ de finanzas Necker, el

único que en esos n'lomentos turbulentos habría podido solucionar los grales problemas económicos que suhía Flancia. Finaln-,ente, el 14 de julio, 20.000 hombrcs toma-

68

müy

natalina de Habsbur-

\,go,

archiduquesa, n¡eta del emperador Carlos I de Austria y licenc¡ada en Cienc¡as Políticas por la Univers¡dad de Lova¡na (Bélgica), es la autora de una rec¡ente biogfafía de su antepasada Maria Anton¡eta (La Esfera de los Libros. l\4adr¡d, 2006), en la que presenta la cara más humana de la re¡na de Franc¡a. "No he quer¡do hacerjusticia con ella. Sólo la he mirado con compasión", dice en respuesta a las preguntas de MIJY INTERESANTE.

-Historiadores y biógrafos han descr¡to a Maria Antonieta como una mujer frívola, cruel y voluptuosa. ¿Cree que es iusto ese retrato? -Toda persona que estudia ser¡amente una materia h¡stór¡ca sabe que los maniqueísmos no se corresponden con la vida real. Yo intuia que la real¡dad de María Anton¡eta era mucho más ampl¡a de s¡gnificados y s¡gnificantes de lo que las considerac¡ones

extremas parecian querer probar. S¡ no, ¿cómo expl¡car el perenne ¡nterés que historiadores y lectores de todas las cof¡entes y clases sociales han man¡festado por ella en el curso de dos siglos? -La Convenc¡ón llegó

incluso a acusafla de pfacticar incesto con uno de sus hijos... -lMaría Anton¡eta fue

tas, provocaron que el juez acusara a Maria Antonieta de la peor de las ¡nfamias que pueden caer sobre una madre: el incesto. En su afán por calumniar a María Anton¡eta, los revolucionar¡os cons¡guieron herir en lo más profundo de su ser a esa ffágil madre y arru¡narle sus últ¡mos momemos.

la pr¡mera en observar el carácter extravert¡do de su querido hio, el

delfn Luis,

y su

ten-

dencia a inventar hlstorias. "lvl¡ hüo -€scribió la soberana

a lMadame de Touneles muy ind¡screto, fác¡lmente rep¡te lo que ha

oídodeciryamenudo, s¡n ment¡r, añade lo que su imaginapion le da a entender. Ese es su ma-

yor defecto y desde luego hay que corregirlo". Mezclando realidad y ficc¡ón, el pequeño Luis, impulsado por eltemor o el deseo de complacer a su preceptor, reveló algunos detalles sobre la re¡na. Estas palabras,

infant¡lmente indiscre-

-Los revolucionarios düeron que Maria Anto" n¡eta pref¡rió traicionar a su pais antes que apoyar la revolución, -El 20 de abril de 1792, Lu¡s )ff| se vio obligado a f¡rmar una declaración de guerra contra el Rey de Hungría y de Bohem¡a, su sobr¡no. Cuatro d¡as antes, l\4aría Anton¡eta había desvelado al embajador austriaco el plan de campaña del ejérc¡to revolucionar¡o

hasta donde elle esiaba informada. Nunca consideró aquel acto como una traición, pues ella sólo conocía una máxima: qu¡en lucha por el rey y la monarqura n hace por una buena causa. Ella misma se sentía soberana antes que reina de Franc¡a. Ni por un ¡nstante su alma se adh¡rió al nuevo movim¡ento o al país que veneró la bandera tr¡color. La reina festejo con su esposo Luis XVI el avance de las tropas austriacas hacia París en 1792 como una v¡ctoria personal. -¿El objet¡vo de su libro es hacer justicia? -No. Tras leer las numerosas obras que existen sobre la reina comprendí que el máximo que hab¡an concedido los h¡storiadores a lvlaría Antonieta era mostrarla a través de los ojos de la justicia. Pero la justicia es fr¡a. Ser sólo justos con ella me parec¡a totalmente insufr c¡ente en relación a la traged¡a que le tocó vivir. Reflexionando sobre algo que había aprend¡do en el estud¡o de las mujeres de mi dinastía, me d¡ cuenta de que la única virtud que supera a la just¡c¡a sólo pod¡a ser la p¡etas. Analizar al personaje de lvlaría Antonieta m¡rándola con compasión me ofrecía la oportunidad de presentarla al ledor con toda la riqueza de mat¡ces intelectuales y

afedivos.

Ju4ados por alta traición

nsrcn de las lullerías En su

En 1792 la pareja real fue encarcelada por

la Convención revolucionaria. A la izquierda, Luis )ff| oye m¡sa antes de ser ejecütado el 21 de enero de 1793. Maria Antonieta permanec¡ó pfesa unos meses, fue sometida a iu¡c¡o por un tribunal popular

acoso de una multitud

enfelvorizada só a Luis

XVI r a Nlaía Antonieta

de apo¡'ar ai ejército inlasor para hacer fi'acasar la Relolución, cosa que no lograron. Animados por la

-derecha- yfinal. mente condenada a muene.

lictoria,

15.000 hombres marcha-

ron hacia elpalacio de las Tullerías. Las masas penetraron en tromba

por las puertas. María Antonjeta

ron al asalto ia Bastilla, el odiado penal de París. Unas horas después, la cabeza de su gobernador ei narqués Belnard de Launar, bailaba pálida en la pLlnta de una pica. El duque de Liancoun cotrió a galope tendido hacia \¡e¡salles. Una tez en palacio, logró que los sin ientes despenalan a Luis X\-1. "¿Es esto una reiuelta?", preguntó el somnoliento rer de Flancia. El mersajero le corrigió: "No Sirc, esto es una rerolución". La Asamblea Nacjonal suprimió las serr idumbres personales r las justicias señoúales, lo que conller ó la abolición del Égimen absoiutista. Asinismo, los rei olucionalios instaurartn la igualdad en los im' puestos, en el acceso a los cargos públicos

r

Coraje en la hora final María Antonieta afrontó con

-'---.--.f+,..= I, ji ti ri r,'

lll.tl

gfan valor su muerte en la gu¡llotina el 16 de odubre de 1793 y se nego a confesarse,

quedó confinada en un rincón. Alguien dispuso una mesa para protegerla de los hombres l mujeres que ia contemplaban desafiantes.

El "monstruo", la "austriaca", la "Señora déficit" les miraba con espanto. Pero nadie la atacó. "\4\o aún, pero es un milagro. Este día ha sido terible", escribió atemorizada a su amante A\el lon Fenen.

O Napoleón en el escenario de su imperial futuro Hubo un per:onaje que contempló desde el erterior la entrada de la multitud en las Tullerías. Era el

jolen Napoleón Bonaparle, un oficial cono que se hallaba sin empleo en aquellos momentos. Aquel dÍa de furia popular, Napoleón tulo el raro pririlegio de asistir como testigo accidental al asalto del palacio que é1 iba a habitar años después.

anie Jajusricia. Temien-

Se habría burlado si un ridente Ie hubiela deslelado que en un futu-

do lo que se alecinaba, muchos nobles r aristóclatas que seguÍan aporando 1a monarquia absolutista abandonaron Francia.

ro no

nul

lcjano él se con\

ertiía

en ei emperador de Francia.

Poco después, la Com ención

O Hu¡da a valennes y

condenó al re¡ a muerle, sentencia sumarisima que fue ejecutada el 21

detención en las Tulletías El 20 de iunio de 1791, Luis X\] hur'ó de la capital con su familia, aunque el periplo duró poco tiempo ¡a que ftreron detenidos en \hlennes r detueltos a ParÍs, donde

de enero de 1793. N4aría Antonieta fue decapitada el 16 de octubre. Su inroluntario papel en la historia la

permanecieron bajo custodia en el palacio de las Tullerías. En aquellos días de zozobm, Fersen loliió a Paús pala otganizar el rescate de la fan.rilia leal fi¡ncesa. El aristócmta sueco se las ingenió

Cuando se enfientó a la guillotina, aquellareina mediocr-e que fue incapaz de ganarse el canno oe su pueblo alcanzó su dimensión trágica e histórica \' se conrirtió en un personaje de le¡enda.

para entrar en el palacio, donde pudo estal una r ez más cr,,n su amada. Pero Fenen no pudo llelar a cabo su plan r tulo que abandonar- la capital con la filstración de dejar a su amada Marja Antonieta

70 muy

conrinió en una mujer denostada por unos \ ensalzada por otros.

Rehabilitación pública.

el zl de enero de 1815, tras la restauración monárqu¡ca en Francia, los cuerpos e,\humados de LuisXVly Maia Antonieta fuefon transpoftados con gfan pompa para ser entefrados en saint-Denis,

en manos de los relolucionarios. Fue la ú)tina rez que la rio. En septienbre de 1792, tres años después de la toma de la Bastilla, un ejército conbinado de Prusia r Austria, al que se habían unido

eriliados monárquicos hanceses, llegó con facilidad a las inmedia-

Feman¿lo Coltnen

ciones de Paús. Pero los rei olucio-

rtF

narios lograron derrotarlos en

rcina. Stefa. ZweiE. Ed. Debate. BaTetan¿. 2003.

\/almr: Tras la proclamación de la Repúb1ica francesa, el pueblo acu-

E r?E?tizl-

Maia Airoñieta, Esplendot y tuaÉedia de una

_

En

tnlenet _

ffi

os | ftI 99 | e.lg 9 - O 2 5 7 - o 71 tha I e s. ¿ ¡@. e sl¡ dI R in ti@h,htñi, H¡staña de la Reñluc¡óñ F6ncee.

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