MANIFIESTO
2
3
5
6
Contratapa
Editorial La reacción de los conservadores
H
ace unos meses, en octubre de 2008, los Estudiantes de la Facultad de Humanidades cambiamos la conducción política de nuestro Gremio, dándonos la nueva mayoría gremial a la Agrupación de Estudiantes 21 de junio. Dijimos en nuestro Programa y en toda la propaganda de campaña previa a las elecciones que el centro de trabajo de la nueva conducción debía estar concentrado en la materialización de la reivindicación gremial del Turno Nocturno Completo por el cual firmaron 1800 estudiantes de nuestra Facultad durante el período de inscripciones del semestre impar 2008. Este logro de movilización gremial se dio en el marco del accionar central de nuestra Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) a partir de su propuesta en la Comisión Sectorial de Enseñanza de la Universidad de la República (CSE) para financiar proyectos que promuevan mayores oportunidades de cursar a los estudiantes que trabajan. Después del triunfo en las elecciones gremiales cumplimos con Nuestro Programa y planteamos el tema en la Mesa Coordinadora del Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación (CEHCE), para luego con todo el Gremio, pedirle al Consejo de Facultad que comenzara de inmediato el tratamiento de los horarios para el semestre impar 2009. Esto consta en las Actas del Consejo de nuestra Facultad. El Decano argumentó que el Consejo todavía no contaba con los “Insumos necesarios” para tratar el tema, ya que los docentes aún no habían elevado su propuesta horaria para el próximo semestre. Seguimos insistiendo pero los “insumos” no aparecieron hasta febrero de 2009, unos días antes de que comenzara el período de reinscripciones para el semestre impar. Por esos días el Asistente Académico del Decano Licenciado Javier Roger nos convocó a la comisión correspondiente para tratar el tema. Aun habiendo mayoría de informes docentes favorables a la duplicación de los cursos como había sido implementado en el semestre anterior, en esa comisión se nos comunicó a los representantes estudiantiles que durante el primer semestre de 2009 no se duplicaría un solo curso. Además se nos comunicó que los proyectos que serían enviados a la CSE no serían para duplicar cursos como en el semestre anterior, sino que el DINERO CONSEGUIDO POR NOSOTROS, a través de la CSE, que había financiado la DUPLICACIÓN DE CINCO CURSOS pasaría a financiar las “Nuevas Modalidades de Enseñanza” que promueve este Decanato.
Cuando trasmitimos nuestra Total Oposición a esa Propuesta el Asistente Académico nos dijo que si queríamos que se siguieran duplicando los cursos deberíamos haber comenzado antes a “construir los consensos políticos” para que esto sucediera. Esto demuestra el desprecio de este Decanato hacia los Estudiantes, cuando hacía CUATRO MESES que habíamos planteado nuestra preocupación por el tema en el Consejo de la Facultad. En su razonamiento político mezquino, este decanato creyó que liquidando la conquista de la duplicación de cursos, los estudiantes le restarían respaldo a su gremio. El decano y sus asistentes académicos no piensan en como mejorar la peor gestión de la historia de la Facultad ni en el fortalecimiento académico de sus disciplinas. Razonan “a la defensiva”, su única cuenta es la regresiva, la de los mediocres que se saben con los días contados y sin ningún proyecto en la perspectiva del largo o el mediano plazo. Creyeron que perjudicando a los estudiantes ganarían tiempo, pero la generación 2009 terminó rápidamente con sus aspiraciones. No podía ser de otra manera, pero la desesperación reaccionaria de los conservadores, una vez más, nubló su razonamiento. Ya los denunciamos públicamente en la Asamblea General del Gremio y las primeras respuestas de movilización se vieron en el acatamiento de dos paros y en la asistencia masiva de los estudiantes a varias sesiones del Consejo de Facultad. Y a los conservadores se los vio nerviosos. Solo hemos logrado la duplicación de dos cursos para el semestre par 2009, pero sabemos que no alcanza solo con un susto, si queremos avanzar hacia un Turno Nocturno completo, solo podremos hacerlo quitando del camino a una administración que ha decidido no ser parte de la solución, sumándose al partido del problema. Se oponen a la duplicación de cursos, aún disponiendo del presupuesto necesario, por que saben que ésta es una reivindicación gremial impulsada por la nueva conducción gremial de la 21 de junio, y saben que para su supervivencia política necesitan de la FALSA CONFRONTACIÓN entre el Orden Docente y el Orden Estudiantil, aunque la misma arrastre a nuestra Facultad por el camino de la disolución. Esta FALSA CONFRONTACIÓN solo puede ser expuesta con movilización y unidad gremial de los estudiantes, demostrando claramente la intencionalidad mentirosa de quienes pretenden hacer terrorismo verbal hablando de “superexplotación” contra los trabajadores docentes en las propuestas estudiantiles.
Los estudiantes proponemos otorgar extensiones horarias, que implicarán aumentos salariales para que algunos docentes dupliquen cursos, y en otros casos realizar llamados a concursos, lo que implica mayor cantidad de puestos de trabajo docente CON FONDOS QUE YA POSEE LA FACULTAD y que este decanato no quiere ejecutar. Algunos quizás tendrían más autoridad moral para hablar si al menos pagaran la cuota de su Sindicato. ¡¡¡Por que hay que lavarse la boquita con jabón pulidor!!! antes de decir que los Estudiantes de Humanidades que trabajan, o desde el CEHCE-FEUU se promueve una política de “superexplotación” contra los trabajadores docentes. Porque estos mismos “bocas sucias” son los que luego defienden el proyecto elitista de este Decanato, para rebajar los contenidos de los cursos de grado para cobrarlos en los postgrados a unos pocos que los puedan pagar. Para esto impulsan modificaciones de Planes de Estudio donde dejan afuera de cualquier consulta al Orden Estudiantil, como han hecho en Filosofía. También creen en forma idealista y reaccionaria que eliminando la asignatura “Introducción a la Universidad” y todo el Semestre Básico Común van a terminar con la tradición combativa de los Estudiantes de Humanidades. Hoy la VERDADERA CONFRONTACIÓN es la que este decanato lleva adelante contra los estudiantes organizados en su gremio. Por eso promueve esta política anti-estudiantil, por eso una de sus primeras medidas fue eliminar el subsidio financiero para las becas de fotocopias que le permitía cursar a estudiantes de bajos recursos económicos. Este decanato no solo promueve una educación elitista para unos pocos, que puedan dedicarse “Full Time” a estudiar, sino que además no le interesa ni siquiera la existencia misma de nuestra Facultad tal cual la conocemos, por eso su administración no ha conseguido prácticamente NADA del significativo aumento de presupuesto que conquistaron la Universidad y la Educación Pública. También es muy claro que esto guarda una directa relación con la política de esta administración, que mantiene a una contadora, cuya gestión fue observada por el Tribunal de Cuentas de la República y la Auditoria Interna de la Universidad, y se negó públicamente a aplicar las correcciones sugeridas por dichos organismos. El Señor Decano José Seoane repite cuatro o cinco veces, las palabras negociación y consenso en cada intervención que realiza en las sesiones del Consejo de Facultad, pero todas las medidas de su administración se basan en (Sigue en página 3)
-
Viene de página 2) la ruptura y la búsqueda de la confrontación entre docentes y estudiantes. Cuando los hechos niegan permanentemente a las palabras cabe solo una categoría política: MENTIRA. Nuestra Facultad necesita una administración que abandone la confrontación anti-estudiantil como táctica y la mezquindad de las antinomias como estrategia, por eso el Decano José Seoane debe renunciar y dejar paso a una transición hacia la próxima administración, que dé respuestas sin demoras a las demandas de la hora. La lógica de la confrontación que un pequeño grupo de Docentes quiso imponerle a la Facultad fracasó en el gobierno de la misma, ahora solo les queda el apego irracional al poder sin proyecto de futuro. Solo les queda un importante aliado: la indiferencia de la mayoría de los docentes de la Facultad, ésta se basa en el temor al desgobierno, la innombrable antinomia, el temor a la persecución política y demás fundamentos históricos del Pensamiento Conservador. No subestimamos la fuerza de esos oponentes, pero una vez más apelamos a la Razón, porque nuestra Facultad de Humanidades es una necesidad de la Cultura Nacional y su fortalecimiento académico no es cuestión de élites, sino de cientos de estudiantes trabajadores que reclaman por su derecho a CURSAR
14 de agosto Solidaridad, Unidad y Lucha
E
ste 14 de agosto conmemoramos el día de los Mártires Estudiantiles. El asesinato de los mártires del 68 fue la consumación del autoritarismo que se había instalado en el país desde 1967 de la mano de Jorge Pacheco Areco. La represión y la violencia ejecutada por el poder gubernamental con el apoyo de las corporaciones económicas expresión de la oligarquía local (Asociación Rural, Cámara de Industrias, Asociación de Bancos, entre otras), significaron la escalada fascista que se estableció en la coyuntura política de la época, convirtiéndose en prólogo del Golpe de Estado de 1973. El día de los mártires estudiantiles así como representa el recuerdo de todas las compañeras y compañeros estudiantes que dejaron su vida en la lucha por las causas populares, es también la expresión del movimiento estudiantil como parte del movimiento popular, pues su unidad y organización es una herramienta indispensable para encaminar a nuestro
país hacia la Liberación Nacional. Esta unidad se debe llevar a la práctica mediante la movilización en torno a los históricos reclamos populares. La profundización de un proyecto nacional, democrático y popular se basa entre otras cosas en la defensa de la soberanía nacional, la integración con los pueblos hermanos de Latinoamérica, en la justicia social, y la solidaridad con los pueblos del tercer mundo que resisten al saqueo imperialista; lo que conlleva a mejoras salariales y respectivas libertades sindicales para posibilitar el acceso a la vivienda, a la educación y a una digna atención sanitaria a aquellos sectores postergados a causa de las políticas fondomonetaristas y neoliberales aplicadas hace mas de cincuenta años. Entre estas reivindicaciones el movimiento estudiantil debe jugar un rol fundamental en los respecta a la educación como parte de un proceso de desarrollo nacional. La consigna educación pública, gratuita, autónoma y cogobernada no debe ser un slogan vacío sino que es la
reivindicación histórica del movimiento popular y por ello del movimiento estudiantil. Una educación al servicio de los intereses nacionales y populares se logra solamente si los directamente vinculados a la misma tienen peso en las decisiones establecidas, sin que los gobiernos de turno tengan injerencia en sus proyecciones. De esta forma se logra una educación al servicio del pueblo, y no aparecen maquillajes que con el fin de “transformar” la educación, traen encubierto planteos de carácter retardatario, imponiendo en esta “reformas” un perfil antidemocrático, rebajando la calidad de la formación en la esfera pública y coartando a los sectores más humildes la posibilidad de formarse debidamente. Si bien el cogobierno no garantiza por sí mismo que esto suceda, sí da la posibilidad que los actores directamente vinculados a la educación puedan organizarse políticamente y poner esta discusión en los ámbitos destinados a ello. En cambio, actualmente esto no sucede en la educación pública nacional (Sigue en página 4)
-
(Viene de página 3)
pues a modo de una nueva Ley de Educación se desplazaron las reivindicaciones populares y primaron las vetustas estructuras de las leyes anteriores, pensemos simplemente en la Ley de Julio María Sanguinetti en 1973, ley cuyo fin era controlar la enseñanza para que no ingresen en ella aspectos considerados por el autoritarismo como “subversivos”. Del mismo modo que hoy algunos pretenden criminalizar la protesta contra esta nueva Ley de Educación, promoviendo procesos judiciales contra nuestros compañeros, por eso la Agrupación de Estudiantes 21 de junio expresa su más amplia solidaridad con los cuatro compañeros procesados. Estos resquicios dictatoriales se presentan de diversas formas en los procesos políticos y socioeconómicos actuales. El movimiento popular, en este sentido ha bregado por desterrar muchos de ellos. El que actualmente nos apela como militantes es hacer realidad el Juicio y el Castigo que se merecen los culpables del terrorismo de estado. El 25 de octubre tenemos una cita ineludible para poder vigorizar la memoria, la justicia y la verdad, en este sentido el movimiento estudiantil junto con el movimiento sindical y las organizaciones sociales tenemos una nueva lucha para dar en torno a la anulación de la ley de caducidad. El voto por el SI en las elecciones de octubre anula la impunidad y posibilita la conformación de un logro democrático trascendental para nuestro pueblo. Nuestro trabajo desde la 21 de junio, a través de la recolección de firmas ha demostrado que es posible comenzar a derrotar la impunidad, por ello redoblaremos esfuerzos para la anulación de esta ley. Lograr esto significa atender lo sucedido en el pasado mediante la aplicación
de la Justicia a los impunes y proyectar el futuro, pues la victoria del SI en el próximo plebiscito será un avance estratégico para nuestro país, en un momento, donde las oligarquías locales se pronuncian por la reacción y el boicot a los gobiernos populares y democráticos que surgen en América Latina. Asistimos en América Latina a un proceso de revitalización de gobiernos populares y democráticos que si bien son heterogéneos, se encaminan hacia la profundización democrática, nacional y popular. La crisis económica mundial atempera el clima político latinoamericano, concediendo espacios para que las oligarquías locales y ciertos cipayos del imperialismo yankee, muestren sus deseos de reacción y desestabilización de los gobiernos con el fin de generar rupturas en el proceso político latinoamericano. En este sentido, las expresiones de la oligarquía argentina, buscando desestabilizar al gobierno, así como la barbarie perpetrada en Honduras mediante el Golpe de Estado al presidente, a causa de su viraje hacia un proceso nacional, así como también la instalación de tropas militares estadounidenses en Colombia; responden entre otras cosas, a los deseos de la oligarquías locales en su búsqueda por revertir las tendencias políticas latinoamericanas y poder incidir directamente en los procesos económicos nacionales. En un clima de crisis económica mundial, podemos decir a grandes rasgos, que el peso de las oligarquías locales y su vinculación a los monopolios imperialistas constituyen un factor desencadenante para gravitar en la escena política y propulsar gobiernos que favorezcan sus intereses, con el fin de obtener ganancias y beneficiar al capital extranjero. En este sentido, Uruguay no es
ajeno a este impulso neoliberal, con la aparición en primer plano de figuras políticas que conforman la nefasta década de los noventa. El candidato a presidente por el Partido Nacional Luis Alberto Lacalle y sus secuaces (por ejemplo el asesor Ignacio de Posadas) entre otros, han cobrado un relevante protagonismo lo que significa que las tendencias reaccionarias neoliberales, que se creían perimidas desde el oficialismo obsecuente, acechan nuevamente en la coyuntura política local. Frente a esta coyuntura en tanto se hace imprescindible mantener la unidad, la organización y la lucha para derrotar el neoliberalismo que aparece con nuevas vestiduras buscando terminar con algunos logros del Movimiento Nacional y Popular (consejos de salarios, libertad sindical, ALUR, mejoras presupuestales, etc.). No obstante estamos convencidos que sí existieron logros, pero estos solamente se pueden profundizar con la movilización del campo popular, y es en este sentido que los estudiantes universitarios no debemos transigir en continuar la lucha contra la oligarquía; pero esto sólo se hace posible si somos consecuentes a nuestras ideas, y generamos en la interna de nuestros ámbitos de discusión, debates fructíferos que nos brinden las herramientas para comprender y transformar los procesos políticos por los que estamos atravesando. Es por ello que en memoria de nuestros mártires estudiantiles, es imprescindible pensar la realidad desde una perspectiva transformadora, aportando desde el campo popular una visión crítica que profundice el fortalecimiento de las fuerzas populares a través de la movilización, como paso esencial para profundizar el proceso político nacional, popular y democrático.
Honduras
C
on inmenso gozo (1) recibieron la noticia del golpe de Estado en Honduras, los grupos conservadores del mundo y sus propagandistas habituales (2). Aunque éstos criticaron retóricamente el golpe, avalaron y justificaron los argumentos de los golpistas, repitiendo que "el Presidente Manuel Zelaya había incurrido en múltiples violaciones de la Constitución al querer organizar un referéndum para mantenerse en el poder" (3). Tales afirmaciones son falsas. El Presidente Zelaya no vulneró un sólo artículo de la Constitución (4). Ni organizó ningún referéndum. Ni deseaba prolongar su mandato que termina el 27 de enero de 2010. Su intención era organizar una consulta, no vinculante (es decir un simple sondeo o una encuesta de opinión), preguntándoles a los ciudadanos: "¿Está usted de acuerdo que, en las elecciones generales de noviembre de 2009, se instale una cuarta urna (5) para decidir sobre la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que emita una nueva Constitución de la República?". O sea, se trataba de una pregunta sobre la eventualidad de hacer otra pregunta. Ningún artículo de la Constitución de Honduras le prohibe al Presidente la posibilidad de consultar al pueblo soberano. Es más, suponiendo que una mayoría de hondureños hubiese contestado positivamente a esa demanda, la "cuarta urna" sólo se hubiese instalado el 29 de noviembre de 2009, día de la elección presidencial, a la cual -en virtud de la Constitución vigente- Manuel Zelaya no puede de ningún modo presentarse. Entonces, ¿por qué se dio el golpe? Porque Honduras sigue siendo la "propiedad" de una quincena de familias acaudaladas que lo controlan todo: poderes ejecutivo, legislativo y judicial, principales recursos económicos, jerarquía de la Iglesia católica, medios de comunicación de masas y fuerzas armadas. La mayoría de sus gobiernos han sido tan corruptos y tan sumisos a los intereses de las empresas extranjeras que, para designar a Honduras, el humorista estadounidense O. Henry acuñó el término "República bananera" (6). En 1929, queriendo explicar lo fácil que era comprar a un congresista, Samuel Zamurray, alias "Banana Sam", presidente de la Cuyamel Fruit, empresa rival de la United Fruit, afirmó: "Un diputado en Honduras cuesta menos que una mula". Al final de los años 1980, el Presidente José Azcona del Hoyo admitió el sometimiento de Honduras a la estrategia de Estados Unidos confesando: "Un país tan pequeño como Honduras no puede permitirse el lujo
de tener dignidad". Y un grupo de empresarios llegó a proponer que pasara a convertirse en un Estado Libre Asociado de Estados Unidos, como Puerto Rico... La relación económica con la gran potencia norteamericana es de dependencia casi absoluta; hacia allí va el 70% de sus exportaciones (plátanos, café y azúcar); y de allí llegan unos 3.000 millones de dólares que envían a sus familias 800.000 hondureños emigrados. Y el capital principal (40%) de las fábricas maquiladoras (de mano de obra barata) en zonas francas es estadounidense. Hace 30 años, al vencer la revolución sandinista en Nicaragua, Washington decidió convertir Honduras en una suerte de portaaviones para combatir militarmente a las guerrillas revolucionarias en Guatemala y El Salvador, y apoyar a la "Contra" antisandinista. Una de las primeras medidas consistió en implantar una "democracia controlada" en Tegucigalpa. En 1980, hubo por primera vez "elecciones libres"; un año después fue elegido Roberto Suazo Córdova quien dio paso a una era siniestra de terror, "escuadrones de la muerte", "desapariciones" y eliminación de activistas de izquierdas. En tales circunstancias se promulgó la Constitución de 1982, actualmente vigente. Una Constitución redactada por los principales grupos económicos que desean mantener para siempre a su favor uno de los repartos de riqueza más inequitativos del mundo, con el 60% de los habitantes por debajo de la línea de pobreza y más de un tercio por debajo de la línea de pobreza extrema. Un país empobrecido, en el que la tasa de desempleo se sitúa en torno al 30%. Eso es lo que ha querido transformar el Presidente Manuel Zelaya. Perteneciente a una de las grandes familias latifundistas de Honduras y miembro del Partido Liberal, el mandatario trató de reducir las desigualdades. Aumentó el salario mínimo un 50%; detuvo la privatización de empresas públicas (energía eléctrica, puertos, sistema de salud) y se pronunció a favor de una mayor participación ciudadana en las políticas públicas. Y esto, aun antes de acudir a Petrocaribe en 2007 y de integrar el ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) en 2008. La poderosa oligarquía se escandalizó y trató a Zelaya de "traidor a su clase". Aunque él afirma: "Yo pensé hacer los cambios desde dentro del esquema neoliberal. Pero los ricos no ceden un penique. (...) Todo lo quieren para ellos. Entonces, lógicamente, para hacer cambios hay que incorporar al pueblo" (7). El itinerario intelectual de Manuel Zelaya y su "conversión" a una concepción
progresista de la sociedad son ejemplares. En el ejercicio del poder, constata que "el Estado burgués lo componen las elites económicas. Están en las cúpulas de los ejércitos, de los partidos, de los jueces; y ese Estado burgués se siente vulnerado cuando yo empiezo a proponer que el pueblo tenga voz y voto" (8). Y viene a descubrir esta idea revolucionaria: "La pobreza no se acabará hasta que las leyes no las hagan los pobres" (9). Es mucho más de lo que pueden soportar los "dueños" de Honduras. Con el apoyo de viejos "halcones" estadounidenses -John Negroponte, Otto Reich- traman entonces el golpe del 28 de junio que ejecutan las Fuerzas Armadas. Todas las cancillerías del mundo lo han condenado. Porque la época de los "gorilas" ya ha acabado. Y ha llegado la hora de los pueblos. Notas: (1) "Con inmenso gozo" se titulaba el mensaje de Pío XII, el 16 de abril de 1939, en el que se congratulaba por la victoria de Franco en la Guerra Civil. (2) Mario Vargas Llosa, "El golpe de las burlas", El País , 12 de julio de 2009; y Álvaro Vargas Llosa, "Zelaya, el gran responsable del golpe", CNN en español , 1 de julio de 2009. (3) El País , 1 y 5 de julio de 2009. (4) Francisco Palacios Romeo, "Argumentos de derecho constitucional primario para una oligarquía golpista primaria", Rebelión , 3 de julio de 2009. (5) En las elecciones generales se colocan tres urnas: la primera para designar al Presidente, la segunda a los diputados y la tercera a los alcaldes. (6) En su novela Cabbages and Kings , 1904. (7) El País , 28 de junio de 2009. (8) Ibídem . (9) Ibídem . Ignacio Ramonet Le Monde Diplomatique 5 de agosto de 2009
El desafío de la razón: Manifiesto para la renovación de la historia
"
Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo; se trata de cambiarlo." Los dos enunciados de la célebre "Tesis Feuerbach" de Karl Marx inspiraron a los historiadores marxistas. La mayoría de los intelectuales que adhirieron al marxismo a partir de la década de 1880 -entre ellos los historiadores marxistas- lo hicieron porque querían cambiar el mundo, junto con los movimientos obreros y socialistas; movimientos que se convertirían, en gran parte bajo la influencia del marxismo, en fuerzas políticas de masas. Esa cooperación orientó naturalmente a los historiadores que querían cambiar el mundo hacia ciertos campos de estudio fundamentalmente, la historia del pueblo o de la población obrera- los que, si bien atraían naturalmente a las personas de izquierda, no tenían originalmente ninguna relación particular con una interpretación marxista. A la inversa, cuando a partir de la década de 1890 esos intelectuales dejaron de ser revolucionarios sociales, a menudo también dejaron de ser maxistas. La revolución soviética de octubre de 1917, reavivó ese compromiso. Recordemos que los principales partidos socialdemócratas de Europa continental abandonaron por completo el marxismo sólo en la década de 1950, y a veces más tarde. Aquella revolución engendró además lo que podríamos llamar una historiografía marxista obligatoria en la URSS y en los Estados que adoptaron luego regímenes comunistas. La motivación militante se vio reforzada durante el período del antifascismo. A partir de la década de 1950 se debilitó en los países desarrollados -pero no en el Tercer Mundo- aunque el considerable desarrollo de la enseñanza universitaria y la agitación estudiantil generaron en la década de 1960 dentro de la universidad un nuevo e importante contingente de personas decididas a cambiar el mundo. Sin embargo, a pesar de desear un cambio radical, muchas de ellas ya no eran abiertamente marxistas, y algunas ya no lo eran en absoluto. Ese rebrote culminó en la década de 1970, poco antes de que se iniciara una reacción masiva contra el marxismo, una vez más por razones esencialmente políticas. Esa reacción tuvo como principal efecto -salvo para los liberales que aún creen en ello- la aniquilación de la idea según la cual es posible predecir, apoyándose en el análisis histórico, el éxito de una forma particular de organizar la sociedad humana. La historia se había disociado de la teleología. Teniendo en cuenta las inciertas
perspectivas que se presentan a los movimientos socialdemócratas y socialrevolucionarios, no es probable que asistamos a una nueva ola de adhesión al marxismo políticamente motivada. Pero evitemos caer en un occidentalo-centrismo excesivo. A juzgar por la demanda de que son objeto mis propios libros de historia, compruebo que se desarrolla en Corea del Sur y en Taiwán desde la década de 1980, en Turquía desde la década de 1990, y hay señales de que avanza actualmente en el mundo de habla árabe. El vuelco social ¿Qué ocurrió con la dimensión "interpretación del mundo" del marxismo? La historia es un poco diferente, aunque paralela. Concierne al crecimiento de lo que se puede llamar la reacción anti-Ranke, de la cual el marxismo constituyó un elemento importante, aunque no siempre se lo reconoció acabadamente. Se trató de un movimiento doble. Por una parte, ese movimiento cuestionaba la idea positivista según la cual la estructura objetiva de la realidad era por así decirlo evidente: bastaba con aplicar la metodología de la ciencia, explicar por qué las cosas habían ocurrido de tal o cual manera, y descubrir wie es eigentlich gewesen [cómo sucedió en realidad]. Para todos los historiadores, la historiografía se mantuvo y se mantiene enraizada en una realidad objetiva, es decir, la realidad de lo que ocurrió en el pasado; sin embargo, no parte de hechos sino de problemas, y exige que se investigue para comprender cómo y por qué esos problemas -paradigmas y conceptos- son formulados de la manera en que lo son en tradiciones históricas y en medios socio-culturales diferentes. Por otra, ese movimiento intentaba acercar las ciencias sociales a la historia, y en consecuencia, englobarla en una disciplina general, capaz de explicar las transformaciones de la sociedad humana. Según la expresión de Lawrence Stone el objeto de la historia debería ser "plantear las grandes preguntas del por qué". Ese "vuelco social" no vino de la historiografía sino de las ciencias sociales -algunas de ellas incipientes en tanto tales- que por entonces se afirmaban como disciplinas evolucionistas, es decir históricas. En la medida en que puede considerarse a Marx como el padre de la sociología del conocimiento, el marxismo, a pesar de haber sido denunciado erróneamente en nombre de un presunto objetivismo ciego, contribuyó al primer aspecto de ese movimiento. Además, el impacto más conocido de las ideas marxistas -la importancia otorgada a los factores económicos y socialesno era específicamente marxista, aunque el análisis marxista pesó en esa orientación. Esta se inscribía en un movimiento
historiográfico general, visible a partir de la década de 1890, y que culminó en las décadas de 1950 y 1960, en beneficio de la generación de historiadores a la que pertenezco, que tuvo la posibilidad transformar la disciplina. Esa corriente socio-económica superaba al marxismo. La creación de revistas y de instituciones de historia económico-social fue a veces obra -como en Alemania- de socialdemócratas marxistas, como ocurrió con la revista Vierteljahrschrift en 1893. No ocurrió así en Gran Bretaña, ni en Francia, ni en Estados Unidos. E incluso en Alemania, la escuela de economía marcadamente histórica no tenía nada de marxismo. Solamente en el Tercer Mundo del siglo XIX (Rusia y los Balcanes) y en el del siglo XX, la historia económica adoptó una orientación sobre todo socialrevolucionaria, como toda "ciencia social". En consecuencia, se vio muy atraída por Marx. En todos los casos, el interés histórico de los historiadores marxistas no se centró tanto en la "base" (la infraestructura económica) como en las relaciones entre la base y la superestructura. Los historiadores explícitamente marxistas siempre fueron relativamente poco numerosos. Marx ejerció influencia en la historia principalmente a través de los historiadores y los investigadores en ciencias sociales que retomaron los interrogantes que él se planteaba, hayan aportado o no otras respuestas. A su vez, la historiografía marxista avanzó mucho en relación a lo que era en la época de Karl Kautsky y de Georgi Plekhanov, en buena medida gracias a su fertilización por otras disciplinas (fundamentalmente la antropología social) y por pensadores influidos por Marx y que completaban su pensamiento, como Max Weber. Si subrayo el carácter general de esa corriente historiográfica, no es por voluntad de subestimar las divergencias que contiene, o que existían en el seno de sus componentes. Los modernizadores de la historia se plantearon las mismas cuestiones y se consideraron comprometidos en los mismos combates intelectuales, ya sea que se inspiraran en la geografía humana, en la sociología durkheimiana y en las estadísticas, como en Francia (a la vez, la escuela de los Anales y Labrousse), o en la sociología weberiana, como la Historische Sozialwissenschaft en Alemania federal, o aun en el marxismo de los historiadores del Partido Comunista, que fueron los vectores de la modernización de la historia en Gran Bretaña, o que al menos fundaron su principal revista. Unos y otros se consideraban aliados contra el conservadurismo en historia, aun cuando sus posiciones políticas o
(Sigue en página 7)
(Viene de página 6) ideológicas eran antagónicas, como Michael Postan y sus alumnos marxistas británicos. Esa coalición progresista halló una expresión ejemplar en la revista Past & Present, fundada en 1952, muy respetada en el ambiente de los historiadores. El éxito de esa publicación se debió a que los jóvenes marxistas que la fundaron se opusieron deliberadamente a la exclusividad ideológica, y que los jóvenes modernizadores provenientes de otros horizontes ideológicos estaban dispuestos a unirse a ellos, pues sabían que las diferencias ideológicas y políticas no eran un obstáculo para trabajar juntos. Ese frente progresista avanzó de manera espectacular entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970, en lo que Lawrence Stone llama "el amplio conjunto de transformaciones en la naturaleza del discurso histórico". Eso hasta la crisis de 1985, cuando se produjo la transición de los estudios cuantitativos a los estudios cualitativos, de la macro a la microhistoria, de los análisis estructurales a los relatos, de lo social a los temas culturales. Desde entonces, la coalición modernizadora está a la defensiva, al igual que sus componentes no marxistas, como la historia económica y social. En la década de 1970, la corriente dominante en historia había sufrido una transformación tan grande, en particular bajo la influencia de las "grandes cuestiones" planteadas a la manera de Marx, que escribí estas líneas: "A menudo es imposible decir si un libro fue escrito por un marxista o por un no marxista, a menos que el autor anuncie su posición ideológica. Espero con impaciencia el día en que nadie se pregunte si los autores son marxistas o no". Pero como también lo señalaba, estábamos lejos de semejante utopía. Desde entonces, al contrario, fue necesario subrayar con mayor energía lo que el marxismo puede aportar a la historiografía. Cosa que no ocurría desde hace mucho tiempo. A la vez, porque es preciso defender a la historia contra quienes niegan su capacidad para ayudarnos a comprender el mundo, y porque nuevos desarrollos científicos transformaron completamente el calendario historiográfico. En el plano metodológico, el fenómeno negativo más importante fue la edificación de una serie de barreras entre lo que ocurrió o lo que ocurre en historia, y nuestra capacidad para observar esos hechos y entenderlos. Esos bloqueos obedecen a la negativa a admitir que existe una realidad objetiva, y no construida por el observador con fines diversos y cambiantes, o al hecho de sostener que somos incapaces de superar los límites del lenguaje, es decir, de los conceptos, que son el único medio que tenemos para poder hablar del mundo, incluyendo el pasado. Esa visión elimina la cuestión de saber si
existen en el pasado esquemas y regularidades a partir de los cuales el historiador puede formular propuestas significativas. Sin embargo, hay también razones menos teóricas que llevan a esa negativa: se argumenta que el curso del pasado es demasiado contingente, es decir, que hay que excluir las generalizaciones, pues prácticamente todo podría ocurrir o hubiera podido ocurrir. De manera implícita, esos argumentos apuntan a todas las ciencias. Pasemos por alto intentos más fútiles de volver a viejas concepciones: atribuir el curso de la historia a altos responsables políticos o militares, o a la omnipotencia de las ideas o de los "valores"; reducir la erudición histórica a la búsqueda -importante pero insuficiente en sí- de una empatía con el pasado. El gran peligro político inmediato que amenaza a la historiografía actual es el "antiuniversalismo": "mi verdad es tan válida como la tuya, independientemente de los hechos". Ese antiuniversalismo seduce naturalmente a la historia de los grupos identitarios en sus diferentes formas, para la cual, el objeto esencial de la historia no es lo que ocurrió, sino en qué afecta eso que ocurrió a los miembros de un grupo particular. De manera general, lo que cuenta para ese tipo de historia no es la explicación racional sino la "significación"; no lo que ocurrió, sino cómo experimentan lo ocurrido los miembros de una colectividad que se define por oposición a las demás, en términos de religión, de etnia, de nación, de sexo, de modo de vida, o de otras características. El relativismo ejerce atracción sobre la historia de los grupos identitarios. Por diferentes razones, la invención masiva de contraverdades históricas y de mitos, otras tantas tergiversaciones dictadas por la emoción, alcanzó una verdadera época de oro en los últimos treinta años. Algunos de esos mitos representan un peligro público en países como India durante el gobierno hinduista, en Estados Unidos y en la Italia de Silvio Berlusconi, por no mencionar muchos otros nuevos nacionalismos, se acompañen o no de un acceso de integrismo religioso-. De todos modos, si por un lado ese fenómeno dio lugar a mucho palabrerío y tonterías en los márgenes más lejanos de la historia de grupos particulares nacionalistas, feministas, gays, negros y otros-; por otro, generó desarrollos históricos inéditos y sumamente interesantes en el campo de los estudios culturales, como el "boom de la memoria en los estudios históricos contemporáneos", como lo llama Jay Winter. Los Lugares de memoria obra coordinada por Pierre Nora, es un buen ejemplo. Reconstruir el frente de la razón Ante todos esos desvíos, es tiempo de restablecer la coalición de quienes desean ver en la historia una investigación racional sobre el curso de las
transformaciones humanas, contra aquellos que la deforman sistemáticamente con fines políticos, y a la vez, de manera más general, contra los relativistas y los posmodernistas que se niegan a admitir que la historia ofrezca esa posibilidad. Dado que entre esos relativistas y posmodernos hay quienes se consideran de izquierda, podrían producirse inesperadas divergencias políticas capaces de dividir a los historiadores. Por lo tanto, el punto de vista marxista resulta un elemento necesario para la reconstrucción del frente de la razón, como lo fue en las décadas de 1950 y 1960. De hecho, la contribución marxista probablemente sea aun más pertinente ahora, dado que los otros componentes de la coalición de entonces renunciaron, como la escuela de los Anales de Fernand Braudel, y la "antropología social estructural-funcional", cuya influencia entre los historiadores fuera tan importante. Esta disciplina se vio particularmente perturbada por la avalancha hacia la subjetividad posmoderna. Entre tanto, mientras que los posmodernistas negaban la posibilidad de una comprensión histórica, los avances en las ciencias naturales devolvían a la historia evolucionista de la humanidad toda su actualidad, sin que los historiadores se dieran cabalmente cuenta. Y esto de dos maneras. En primer lugar, el análisis del ADN estableció una cronología más sólida del desarrollo desde la aparición del homo sapiens en tanto especie. En particular, la cronología de la expansión de esa especie originaria de África hacia el resto del mundo, y de los desarrollos posteriores, antes de la aparición de fuentes escritas. Al mismo tiempo, eso puso de manifiesto la sorprendente brevedad de la historia humana -según criterios geológicos y paleontológicos- y eliminó la solución reduccionista de la sociobiología darwiniana. Las transformaciones de la vida humana, colectiva e individual, durante los últimos diez mil años, y particularmente durante las diez últimas generaciones, son demasiado considerables para ser explicadas por un mecanismo de evolución enteramente darwiniano, por los genes. Esas transformaciones corresponden a una aceleración en la transmisión de las características adquiridas, por mecanismos culturales y no genéticos; podría decirse que se trata de la revancha de Lamarck contra Darwin, a través de la historia humana. Y no sirve de mucho disfrazar el fenómeno bajo metáforas biológicas, hablando de "memes" en lugar de "genes". El patrimonio cultural y el biológico no funcionan de la misma manera. En síntesis, la revolución del ADN requiere un método particular, histórico, de estudio de la evolución de la especie humana. Además -dicho sea de pasobrinda un marco racional para la elaboración de una historia del mundo. (Sigue en contratapa)
(Viene de página 7) Una historia que considere al planeta en toda su complejidad como unidad de los estudios históricos, y no un entorno particular o una región determinada. En otras palabras: la historia es la continuación de la evolución biológica del homo sapiens por otros medios. En segundo lugar, la nueva biología evolucionista elimina la estricta diferenciación entre historia y ciencias naturales, ya eliminada en gran medida por la "historización" sistemática de estas ciencias en las últimas décadas. Luigi Luca Cavalli-Sforza, uno de los pioneros pluridisciplinarios de la revolución ADN, habla del "placer intelectual de hallar tantas similitudes entre campos de estudio tan diferentes, algunos de los cuales pertenecen tradicionalmente a los polos opuestos de la cultura: la ciencia y las humanidades". En síntesis, esa nueva biología nos libera del falso debate sobre el problema de saber si la historia es una ciencia o no. En tercer lugar, nos remite inevitablemente a la visión de base de la evolución humana adoptada por los arqueólogos y los prehistoriadores, que consiste en estudiar los modos de interacción entre nuestra especie y su
medio ambiente, y el creciente control que ella ejerce sobre el mismo. Lo cual equivale esencialmente a plantear las preguntas que ya planteaba Karl Marx. Los "modos de producción" (sea cual fuere el nombre que se les dé) basados en grandes innovaciones de la tecnología productiva, de las comunicaciones y de la organización social -y también del poder militar- son el núcleo de la evolución humana. Esas innovaciones, y Marx era consciente de eso, no ocurrieron y no ocurren por sí mismas. Las fuerzas materiales y culturales y las relaciones de producción son inseparables; son las actividades de hombres y mujeres que construyen su propia historia, pero no en el "vacío", no afuera de la vida material, ni afuera de su pasado histórico. Del neolítico a la era nuclear En consecuencia, las nuevas perspectivas para la historia también deben llevarnos a esa meta esencial de quienes estudian el pasado, aunque nunca sea cabalmente realizable: "la historia total". No "la historia de todo", sino la historia como una tela indivisible donde se interconectan todas las actividades humanas. Los marxistas no son los únicos en haberse propuesto ese objetivo -Fernand Braudel también lo hizo- pero fueron quienes lo persiguieron con más tenacidad, como decía uno de ellos, Pierre Vilar.
Entre las cuestiones importantes que suscitan estas nuevas perspectivas, la que nos lleva a la evolución histórica del hombre resulta esencial. Se trata del conflicto entre las fuerzas responsables de la transformación del homo sapiens, desde la humanidad del neolítico hasta la humanidad nuclear, por una parte, y por otra, las fuerzas que mantienen inmutables la reproducción y la estabilidad de las colectividades humanas o de los medios sociales, y que durante la mayor parte de la historia las han contrarrestado eficazmente. Esa cuestión teórica es central. El equilibrio de fuerzas se inclina de manera decisiva en una dirección. Y ese desequilibrio, que quizás supera la capacidad de comprensión de los seres humanos, supera por cierto la capacidad de control de las instituciones sociales y políticas humanas. Los historiadores marxistas, que no entendieron las consecuencias involuntarias y no deseadas de los proyectos colectivos humanos del siglo XX, quizás puedan esta vez, enriquecidos por su experiencia práctica, ayudar a comprender cómo hemos llegado a la situación actual. Eric Hobsbawm Revista Electrónica de Estudios Latinoamericanos
Proclama del Semestre Básico Común
L
a convocatoria a este festival a sido por una razón, la de tratar de hermanarnos en la lucha e integrarnos todos los estudiantes de esta casa de estudios para que los problemas que existen nos conciernan a todos, y que la búsqueda de las soluciones q comenzó para los de ciclo básico por los turnos nocturnos no exima a los demás estudiantes de las otras licenciaturas a encontrar soluciones para hacer una facultad mejor, mas democrática, mejor cogobernada y con mejor autonomía. La movilización comienza para la generación 2009 hace 2 meses cuando todos los compañeros nos dimos cuenta que era imprescindible un turno nocturno para todos los estudiantes, máxime para aquellos que trabajan. Reconocemos que esta lucha viene de hace tiempo en la facultad, y al ingresar esta nueva generación y constatarse de que existía esta injusta imposición tomamos al problema como nuestro, el cual hizo que apareciera nuestra rebeldía y nuestra combatividad que esta en lo mas hondo de nuestro ser. Esta fuerza se vio plasmada en la convocatoria a las asambleas dada por el centro de estudiantes de esta facultad,
nosotros como básico nos dimos cuenta de lo difícil que era el problema, pero eso no hizo mella a la hora de lograr una solución concreta ya desde la primera asamblea, la cual fue con quórum. Con esta resolución de la asamblea fuimos hasta el consejo sabiendo que el mismo en los otros dos ordenes tenia mucha resistencia a esta resolución dada por los estudiantes. Pero la sorpresa fue aun mayor cuando nos percatamos que el decanato esta ajeno a los intereses de los estudiantes y no ha tenido la voluntad política de solucionar el problema , olvidando entre otras cosas que fue estudiante , sin mencionar a los demás ordenes que con la mayor dejadez se olvidan no solo que fueron estudiantes sino que pertenecen a la facultad. Gracias a esta movilización se pudieron lograr ciertas soluciones pero no han sido sino por otra cosa que la propia movilización de todos los estudiantes enucleados en el centro, esto nos hace creer de que por encima de los problemas de presupuesto como los locativos con la movilización y la voluntad de todos se pueden lograr grandes cosas. Y que se entienda que ser estudiantes no es solo venir a clases y buscar una buena
nota es también participar tomar los problemas del los compañeros como propios, y que esa preocupación no sea solo dentro de la facultad sino que traspase las paredes y sea compartida con el resto de la sociedad, somos estudiante dentro y fuera de la facultad. Y QUE ESTA LUCHA QUE RECIEN COMIENZA PARA NOSOTROS SEA SOLO EL COMIENZO SEA UNA HERENCIA PARA LAS DEMAS GENERACIONMES QUE VENDRAN, QUE LA DEMOCRATIZACION DE LA EDUCACION SE DE EN LOS HECHOS Y NO SOLO DE PALABRA. FUERZA COMPAÑEROS QUE ESTA LUCHA RECIEN COMIENZA. Y COMO DECIA UNA FRASE DEL MANIFIESTO DE CORDOBA: ¨….LOS DOLORES QUE QUEDAN SON LAS LIBERTADES QUE FALTAN…¨ ¡VIVAN LOS ESTUDIANTES! Proclama leída por los compañeros del semestre básico organizados en el Centro de Estudiantes, durante el festival del 17 de julio.