Crónica de un hombre animal 200 9 Desde tiempos inmemorables el hombre a utilizado los animales como objeto de bizarras formas de entretención dignificando su género al humillar a un ser aparentemente inferior. El hombre, protagonista de increíbles hazañas y brutales barbaries reducido a un pobre esclavo de su mente retorcida, se entretiene al ver como sus compañeros de habitad los animales sufren a merced de su trato, sin tener en cuenta, que ellos llegaron primero que nosotros y que estas tierras de paisajes que quitan el aliento alguna vez ellos fueron reyes.
Que tanta grandeza se puede encontrar en una práctica que enfrenta al animal y al hombre, pero no en condiciones iguales, donde el único destino que tiene el a animal es la muerte. La aturo maquia es precisamente, una práctica donde no se ven equidades en el combate, donde el toro es sometido a la filosa estaca que engrandece el hombre, es provocado, humillado y todo lo que en el algún día fue grande queda reducido a la burla del público.
La tauromaquia no es la única forma de tortura animal. Los animales, ya son vulnerados, desde que los sacan de su habitad de origen y como si fuera poco son sometidos a brutales tratos por parte de sus dueños que insisten en conservar a animales de estado salvaje en cautiverio ala volverlos domésticos.
De la majestuosidad del león, que algún día fue rey de la selva, ya casi no queda nada los leones hacen parte de los ridículos actos circenses que reduce a la mas mínima expresión el poder que en algún momento pudieron ellos tener. Lo ridiculizan y los convierten en la burla de público sediento de barbarie.
No sería lo mismo si acaso fuera un humano? No se aplican las mismas condiciones? Los humanos aparentemente contamos con el privilegio de ser pensantes, somos superiores porque razonamos. Que ironía. Nada más irracional y característico de un ser carente de pensamiento que maltratar al compañero de espacio, el que le destruimos el ecosistema y no se queja, el que nos suple de necesidades básicas como comida. Que sínica humanidad, y podemos protestar y la cosas seguirán igual.
DIANA CAROLINA HIGUERA MARTINÉZ
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