MiEscuela Mi escuela es tan hermosa, Pues le tengo un gran amor. Ella es maravillosa, a ella vengo a saber, Pues es como una rosa, Con el agrado de entender. Sus salas son bonitas, A ellas voy con gozo, Pues aprender es precioso, Ya que tiene sus alegrías. Ella es mi corazón, Es como una estrella, Es mi gran pasión, Y siempre será muy bella. La Paz Un valor fundamental para las personas, las familias y las naciones ¿Cómo puede cultivarse este valor desde nuestro interior?
Vivir la fraternidad y la armonía entre los seres humanos son los ideales de paz que más se predican, en contraposición al desastre, la guerra y a todo género de conflictos. Pero la paz no comienza desde fuera, sino desde dentro. No depende
de las decisiones de altos funcionarios sino de lo que llevamos en el interior. La paz es un valor que suele perderse fácilmente de vista. Cuando una nación entra en conflicto con otra y tenemos que vivir sus consecuencias o cuando en la familia los problemas o pleitos comienzan a surgir comenzamos a apreciar el valor que tiene la paz. La paz puede verse a nivel internacional o a nivel personal, pero en cualquier perspectiva debemos entender que no surge como producto de un "no meterse con nadie", con un dejar hacer a los demás para que me dejen "vivir en paz". La calma y tranquilidad tampoco se da, necesariamente, como producto de convivir con personas afines. Las dificultades entre los seres humanos suele ser algo común. Quien no sabe vivir en paz generalmente lo identificamos como una persona conflictiva porque: - Es imposible llegar a un acuerdo, aunque sea pequeño y de poca importancia. - Tiene una marcada tendencia a buscar en las palabras y actitudes un doble propósito, normalmente negativo. - Se siente aludido y agredido ante cualquier circunstancia, y más si esta en contra de sus intereses. - Busca por todos los medios "salirse con la suya" aunque este equivocado. - En el trabajo o los negocios crea dificultades inexistentes. - Discute con facilidad. Vivimos en una época en la que se habla mucho de armonía y paz interior. Sin embargo pocos mencionan que una de las mejores formas de alcanzar estos ideales es mediante el espíritu de servicio hacia los demás. La paz es el fruto de saber escuchar, de entender las necesidades ajenas antes de las propias. Mucho de la paz que podamos vivir con los demás radica en nuestra forma de expresarnos. En algunos momentos tenemos el impulso de hacer notar los errores de nuestros interlocutores sin saber todo lo que tienen que decir, provocando discusiones y resentimientos. Expresar nuestro punto de vista en el momento oportuno, facilita la comunicación y aumenta las posibilidades de superar las dificultades, pues ambas partes se sienten escuchadas. Del mismo modo ocurre cuando se hace necesaria la corrección de una actitud: el disgusto nos mueve a reprender en el momento sin medir las palabras que utilizamos. ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por la excesiva dureza que tuvimos con nuestros subalternos, hijos o compañeros? La pérdida de la paz interior consecuente, se debe a la intolerancia e incomprensión que mostramos, generando una imagen negativa y tal vez altanera de nuestra persona. Por eso es importante pensar con serenidad antes de tomar cartas en el asunto. Una de las grandes fuentes de la paz, o de la guerra, está en la familia. Los esposos deben ser conscientes que al crear el vínculo conyugal, se comienza a dar la fusión de distintas costumbres y formas de pensar. El arte de convivir, olvidarse del afán de dominio y buscar el justo medio entre las diferencias, trae la armonía como consecuencia. En otras palabras: es necesario aprender a conversar y obtener propósitos de mejora concretos que beneficien a todos en la familia. En cuanto a la paz familiar, no olvidemos que todas las actitudes de los padres se reflejan en los hijos, por eso es importante: - No discutir o quejarse de los demás delante de ellos; - Saber sonreír aún en las dificultades;
- Evitar que todos sufran las consecuencias de nuestro mal humor; - Enseñar a disculpar; - Crear las condiciones para hacer agradables todos los momentos de convivencia. De igual manera, en las relaciones de amistad debe procurarse la buena convivencia. En una reunión de amigos que ven un partido de fútbol es fácil ver discusiones que comienzan sobre la decisión que tuvo el árbitro en alguna jugada. En pocos minutos puede crecer la molestia, la palabrería descuidada y al cabo de pocos minutos: fin de la reunión. A veces la paz es así de frágil. Como en todos los valores, se requiere la iniciativa personal para lograr vivirlos. La paz interior surge como un producto del conocimiento propio: aprender a dominar nuestro egoísmo y el deseo de tener siempre la razón; saber escuchar y comprender las debilidades propias y ajenas. Pero sobre todo: pensar en los demás siempre. Cuando esto ocurre conciliamos la paz con nosotros mismos y con nuestros semejantes. Valores Humanos para compartir / Paz
En su forma más pura, la paz es silencio interno lleno del poder de la verdad. La paz es la principal característica de una “sociedad civilizada” y el carácter de esta sociedad puede verse a través de la conciencia colectiva de sus miembros. El reto que se le plantea a la paz se presenta normalmente con la pregunta: “¿Son los seres humanos por naturaleza violentos o no violentos?” Si la respuesta es que son violentos, entonces el concepto de paz deja de tener sentido. La paz se ha convertido en algo tan utópico que la gente ha comenzado a cuestionar su existencia. La paz de la mente se ha convertido en un cliché popular, pero, ¿qué significa? ¿Qué es la paz? La paz es energía, una energía cualitativa que emana constantemente de la única Fuente eterna. Es una fuerza pura que penetra en el caparazón del caos y por su propia naturaleza, automáticamente pone a las personas y las cosas en un orden equilibrado. El propio ser contiene un depósito de recursos vitales, uno de
los cuales es la paz. Reconocer que la cualidad original del alma humana es la paz , significa dejar de buscarla en el exterior. Mediante la conexión con la única Fuente eterna e ilimitada de paz, nuestros propios recursos desbordan con fortaleza silenciosa. La paz, en su forma más pura, es silencio interno lleno del poder de la verdad. La paz está compuesta de pensamientos puros, sentimientos puros y buenos deseos. Cuando las energías del pensamiento, de la palabra y de la acción están en equilibrio, estables y libres de violencia, la persona está en paz consigo misma, con sus relaciones y con el mundo. Ejercitar el poder de la paz abarca el principio fundamental de la espiritualidad: mirar hacia adentro para después mirar hacia fuera con valor, determinación y propósito. El primer paso en este proceso requiere un examen cuidadoso de los propios pensamientos, sentimientos y motivaciones. Al abrir la ventana del ser interno, las personas pueden clarificar y determinar las actitudes y patrones de conducta que son destructivos y que causan caos e intranquilidad . Cómo comienza la falta de paz En un momento dado, las personas dicen que desean tener paz en la mente y al momento siguiente dicen cosas hirientes. Los chismes inútiles esparcen la intranquilidad, al igual que lo hace la ira. La falta de paz comienza con unos pocos pensamientos de ira, contundentes, que después se expresan en palabras, y en algunos casos se intensifican hasta alcanzar proporciones incontrolables de violencia. La gente dice que quiere paz en el mundo, pero ¿qué clase de paz desea? La gente pide la paz, pero ¿quién es responsable de la paz? ¿Puede ser un instrumento para la paz aquel que permanece intranquilo? La autenticidad de la acción depende de la autenticidad de la persona. Actualmente, los políticos se dedican a establecer, promover y resguardar la paz. Se invierte una tremenda cantidad de recursos humanos e investigaciones para restablecer la paz en el mundo. Incluso se otorgan premios a los que hacen una labor por la paz. Se ha enfatizado el valor de la paz precisamente por la gran falta de paz que existe, la cual se ha infiltrado en nuestra vida con mayor profundidad de lo que nos atrevemos a admitir. En su forma más conocida, la falta de paz puede sentirse como estrés y presión debido a las responsabilidades familiares, laborales, sociales y a otras obligaciones. En su condición más grave, la intranquilidad se manifiesta en colapsos, nervios , adicciones, abusos, crímenes, desequilibrios emocionales y otros problemas psicosomáticos. Aunque la ciencia médica ha ayudado a aliviar los síntomas del estrés y la psicología ha contribuido al entendimiento de la psique, sigue existiendo una búsqueda genuina de una espiritualidad funcional y capacitadora que pueda producir en el individuo un estado mental de calma y relajación. Las cualidades internas y el poder del pensamiento de los seres humanos se reconocen rápidamente como herramientas para tratar con el mundo y con sus crecientes demandas. En el proceso de curación, se examina la salud desde una perspectiva integral, asociando ambas energías: la física y la espiritual. Aunque se goce de salud física, los recursos espirituales se aprovechan con el fin de mejorar las habilidades personales y las relaciones interpersonales. La promesa de paz La promesa de paz ofrece esperanza, pero como el mercurio, a veces parece resbaladiza y evasiva. Estamos en una encrucijada de la civilización humana. Por un lado, las cosas se están desintegrando con rapidez. Esto se manifiesta a través de las guerras, las contiendas, los disturbios, las limpiezas étnicas, etc. Sin embargo, por otro lado, una integración casi invisible que implica alternativas y nuevas posibilidades está uniendo las piezas. Restablecer la paz en el ámbito social, económico, político y otros aspectos de la sociedad supondrá contemplarla desde dos niveles: el externo y el interno. La educación para la paz, la resolución de conflictos y todas las iniciativas de paz deben tener en cuenta la conexión fundamental entre los individuos y la paz mundial. Los programas y proyectos deben destacar la paz individual, ofreciendo medios proactivos y prácticos para la consecución de la paz, comenzando por el primer paso: conocerse a uno mismo. La paz es el cimiento, la base fundamental sobre la que se erige una sociedad sana y funcional. La paz es la principal característica más destacada de una “sociedad civilizada,” y el carácter de esta sociedad puede verse a través de la conciencia colectiva de sus miembros. Una civilización puede ser el paraíso o el infierno dependiendo de la conciencia de sus miembros. La conciencia crea la cultura - sus normas, valores, y sistemas - y la conciencia puede transformar la cultura. Finalmente, cuando todas las mentes estén orientadas y estabilizadas en la única Fuente de paz eterna y sincronizadas en todo el mundo, el eco de la paz emitida desde el silencio repetirá, “¡SE DECLARA LA PAZ MUNDIAL!”
Pimpinela Madre Letras: [El:] Querida amiga tu muy bien sabes que a veces a pesar de todo me siento solo. Querida amiga esta carta que te escribo solo es para decirte quiero estar contigo. Querida amiga, a pesar de la distancia aun conservo la fragancia de tu risa y tu alegría. Querida amiga dejaría lo que tengo por sentir solo un momento a tu mano en la mía, por una caricia querida amiga. Madre mía. [Los 2:] Madre ,hoy te recuerdo más que nunca y mi corazón te busca. Madre, te quiero hacer tantas preguntas nada es fácil sin tu ayuda. Madre, porque tu vida fue mi vida ese punto de llegada y de partida, hwo wo wo wo... Madre ,porque seras mientras yo viva el amor que no se olvida. Madre porque a mi lado has sufrido cuando me has visto vencido. Madre es tanto lo que yo te debo y nunca te he dicho te quiero.
[Ella:] Querida amiga, he tardado mucho tiempo en decirte lo que siento por pensar solo en mi vida
[El:] Querida amiga cambiaria lo que tengo por estar solo un momento a tu lado en este día. Por una palabra querida amiga. Madre mía... [Los 2:] Madre hoy te recuerdo mas que nunca y mi corazón te busca. Madre, te quiero hacer tantas preguntas nada es fácil sin tu ayuda. Madre porque tu vida fue mi vida ese punto de llegada y de partida, no no no... Madre porque seras mientras yo viva el amor que no se olvida. Madre porque a mi lado has sufrido cuando me has visto vencido. Madre es tanto lo que yo te debo y nunca te he dicho te quiero. hwo, wo, wo, wo. Madre. Letras: Madre Pimpinela [final]
Principio del formulario EL BUEN SAMARITANO Evangelio según Lucas, capítulo 10 Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?» El hombre contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Jesús le dijo: «¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.»
El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: «¿Y quién es mi prójimo?» Jesús empezó a decir: «Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, dio un rodeo y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: «Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.» Jesús entonces le preguntó: «Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?» El maestro de la Ley contestó: «El que se mostró compasivo con él.» Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.» LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR Evangelio según Mateo, capítulo 13 Ese día Jesús salió de casa y fue a sentarse a orillas del lago. Pero la gente vino a él en tal cantidad, que subió a una barca y se sentó en ella, mientras toda la gente se quedó en la orilla. Jesús les habló de muchas cosas, usando comparaciones o parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron.